Sofía Ardiente Volcancito, Cap. 12 ¨*¨Gran Final¨*¨
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
Antes de comenzar la narración de este último episodio, voy a permitirme presentar a los protagonistas de este relato, a petición de su autora, mismos que intervinieron en esta saga por orden de aparición en los capítulos narrados y qué, con este llegó a su conclusión final:
• Sofía “Volcán”, la dueña y autora del relato.
• Don José “el iniciador, protector y guía” de las nenitas.
• Ariel Aleida la escritora y parte actora del relato en todas sus partes.
• Sandra “la marginadita” por don José.
• Tania, aparece en el anterior y este último capítulo del relato.
• Las trillizas ahijadas de don José provenientes de Noruega.
• Sexigaleno confeccionador, corrector de estilo y plasmador de los eventos en todo el relato en general.
Por indicación y autorización expresa de la autora Sofía y de la escritora Ariel Aleida, le dedican este relato en general a Dulce13, quien es una exitosa chica de relatos muy ricos haciendo alusión a sus títulos “Mi tío me dio lechita a los 6 años”, “Mi primer beso” y “Al cine con mi abuelo” y a petición de mi persona Sexigaleno a una gran dama que se encuentra en la república de Chile, quien es MariaCristina nombre de su perfil en esta comunidad (cris), quien es también una gran escritora de relatos de esta página, a la que hago alusión a sus exquisitas tramas de “El Circo” y “El Desfile” ambos de muy buena calidad y de gran peso morbo-erótico; también a mi estimado amigo y gran escritor de esta comunidad al padrearturo3, a mí buen amigo y excelente relatador adalberto1979 a manumorbid, consorte, Dexss, unicornio, migueliyo, fooruki, renegadomonti, lobocaliente1, damiangay, calido69, xxchiapas, montonero, y otros más que se escapan de mi memoria, mismos que motivaron a Aleida a continuar escribiendo hasta estos momentos, y por lo consiguiente llegó a su final, por lo que paso directo a la continuación que relataré de esta manera:
“ “ “ > > > Recordando un poco el capítulo 11, de las hazañas de don José con su princesa Sofía, con la curvilínea Aleida y con la pequeña Tania, las cuales se daban sus encuentros ocasionales, pero muy intensos, sólo a Tania la comenzaba a preparar con una calma y paz de fraile franciscano, a la que también de manera ocasional, le disponía largos minutos los cuales se convertían en trabajos extremadamente delicados, ya que por decir, don José es un hombre que sabe, por su vasta experiencia, cómo tratar a esas delicadas novatas en capullo en flor, no se desespera en ningún momento y no deja que existan avances forzados, mismos que las nínfulas comienzan solas a desear en esos momentos la inicial penetración, pero el da pauta a que esto no suceda, ya que a esa tierna edad, misma que actualmente tiene Tanía, es un riesgo fatal, pero vámonos de lleno al desenlace final de esta trama que culmina en este capítulo < < < “ “ “
Del día, en que don José se dio a entrenar o jugar sexualmente con Tania en la mesa de ping-pong, y de haberla llevado a los alrededores de la alberca, para que el sol secara el semen que le había tirado encima y hacerla vestir, diciéndole que no se bañara, ya que quería, que a Aleida le llegara a su nariz y por la noche el aroma de semen que despediría el cuerpo de Tania, y así fue, ya que comparten la misma habitación, pero en camas distintas, pero el olfato fino de Aleida se hizo notar al acostarse, ya que ambas chiquillas se cambiaban las ropas, por sus respectivas pijamas, en eso dice: Aleida >> ¿oye Tania a que hueles?, que no te bañaste hoy, >>¡sí manita en la mañana antes de que llegara tu papi José!, ¿Por qué?, >> uff es que me hueles a semen de mi papi, ¿Qué hiciste con él o que te hizo?, >> a, pues me llevo a jugar un rato allá en el saloncito de ping-pong, y pues me echó su caldito en mi pancita y en mis pechitos, ¡me los embarró bien en todo el cuerpo!, y me llevó al sol a que se me secaran y me hizo vestir así, >> a que mi papi, tan cabrón, ya le dije que no debe de jugar contigo así, ya que eres muy chiquita, ¡pero veo que a ti te gusta jugar eso!, ¡ya que no me dijiste nada de lo que hiciste con mi papi!, >> ay manita, no te enojes, es que me habla tan bonito y me sienta en sus piernas y pues me dan ganitas de que tu papi juegue conmigo, ¿pero si tú no quieres, pues ya no me dejo?, >> no es eso Tania, es que debes de ser cuidadosa, ya vez qué, pa’ galeno me recomendó mucho que estuvieras tranquila, y seguro ahora que venga le vas a platicar eso, ¿verdad?, >> pues ya sabe, ya le dije de esos jueguitos y me regañó, y a ti te reganó Sandra, ¿verdad?, >> sí, pero mejor vete a dar un baño, sino mañana te vas a levantar oliendo a mí, ja, ja, ja, >> ¿cómo que a ti?, ¿pues que me vas a hacer tú Aleida?, >> ¡¡¡tonta vas oler a Sirena Ariel!!!, ja, ja, ja, >> ah sip ji, ji, ji.
Pasadas un par de semanas en que S-g, se encontrara en el viejo continente, por cuestiones meramente profesionales y su acompañante la linda Sandrita, ambos independientemente de su congreso, se daban a visitar y a divertirse en lugares desconocidos para los dos, departían juntos las comidas, paseos, pero siempre S-g al tanto de lo que sucedía en su casa, por lo que llamaba hasta tres veces al día a su país México, al igual Sandra lo hacía a través de su correo con Aleida o con Sofía a cada rato, con el fin de saber, cómo andaban las cosas por allá, entre platicas con Aleida le comunica que Tania, ya se va a quedar con ellas en casa de don José, por cuestiones familiares y que ya las hermosas trillizas ahijadas de don José, ya habían llegado y se quedarían hasta diciembre de este año, ellas son Noruegas, pero residen por intercambio cultural en Ontario, Canadá, porqué este semestre no habrá enseñanza de idiomas en la escuela a la que asisten en ese país del norte y decidieron venir a México a visitar a su padrino, el cual no veían desde la edad de los 5 años a la fecha en que hoy tienen las tres, ¡catorce añitos!, entre las seis chiquillas residentes en la casa era una romería todas las noches desde que llegaron, ya que la pequeña alberca de la casa, todas las noches había juegos, música y hasta uno que otro vino bajo en alcohol, las seis nenas, hasta altas horas de la madrugada se la pasaban riendo y divirtiéndose a su edad.
Entre una de esas tantas noches de juegos y diversión, don José se encontraba en la sala de su casa, viendo los canales aburridos de su sistema de cable, y una voz a su espalda le dijo en el idioma noruego, ¡obvio yo no parlo ese idioma!, pero lo transcribo así: Padrino vengo por unas sodas de uva, para nosotras, -si hija pasa por ellas, están en la nevera las traje hace rato, ya veo que les gustan mucho, ¡tómalas, las que quieran!, -sí padrino, ¿oiga que se escondió ahí?, señalando al centro de la bermuda, la cual se le divisaba el bulto de su órgano sexual en la posición que estaba sentado, ¡ah mi niña es mmm, bueno mi pene!, -¡ay padrino pues que enorme se le ve!, -sí ahijada es de buen tamaño, ¿bueno tu como tus hermanas ya conocen lo que es un hombre desnudo, no?, – sí padrino allá en noruega, bueno usted ya sabe, que iniciamos muy chicas con nuestro abuelo, el papá de mi mamá, después de que usted se vino aquí a México, ¡sería cómo a los 8 años!, – bueno Sonja que te parece si les llevas sus bebidas a todas y te vienes a sentar conmigo y me platicas eso, que las inicio desde muy “peques”, -sí padrino yo ya me choqué de estar en la alberca, mejor me vengo con usted y platicamos, ¡regreso!
Sonja-
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Ya padrino, ya regrese, ¿dónde me siento?, estoy mojada del traje de baño, ¿me siento en la alfombra?
J.
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No hija cómo crees, luego en la alfombra hay hormigas, que no vez que Tania come muchas golosinas dulces y esos animalillos, buscan la azúcar, ¿mejor siéntate en mis piernas, sí?
Sonja.
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¿Ay padrino, lo voy a cansar ya peso mucho?, creo, más que Aleida, pero sí un rato, cuando se canse de cargarme, me dice y me bajo, para que no le lastime sus piernas, ok.
J.
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Está bien Sonja yo te digo, ¡vente encima de mí!, uy, que bien estas de maciza hija, pareces de esas chicas que hacen pesas, estas bien dura del cuerpo, uy que rica estás bebé, ¿bueno cuéntame de eso que me decías?
Sonja.
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Pues si padrino, ¡escuché!, mi abuelo una de esas tardes frías en noruega, nos llevó a cortar leña, para la chimenea, fuimos las tres Keira, Keila y yo con él, ya de regreso le pusimos la leña adentro de la chimenea, nosotras andábamos con los abrigos de piel y abajo unas licras hasta los tobillos, para aguantar el frío de esa temporada, pero la leña no encendía porque estaba mojada y que le dice a Keira, que fuera a traer combustible con una vecina y Keila fue a preparar unos cafés, mientras yo agachadita acomodaba la leña.
J.
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Sí, ¿pero el dónde estaba tú abuelo?, o te estaba observando que hacías.
Sonja.
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Pues no sé, pero en eso sentí que me abrazó y me sentó en sus piernas, cómo ahorita estoy encima de las suyas y me metió su mano entre los botones del abrigo y me masajeaba mi ardillita mucho, yo al principio no sentía nada, hasta que entró Keira con el combustible, que no vio nada, pero se imaginó creo yo, ya que hasta chapas rojas me salieron de esa tocada de ardilla que me dio mí abuelo.
J.
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A que cabrón viejo caliente, y ¿Keila no entro?, no vio nada, ya que estaba calentando café, y tú no le decías nada al abuelo, o te gustaba lo que te hacía, antes de que llegará Keira con el combustible.
Sonja.
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Pues no sé padrino, yo sentí que me regué de mis orines un poco, ¡cuando me tocaba!, ya luego que fui al árbol a hacer mi necesidad, noté que estaba muy babosita de mi ardillita, y me espanté, ya que nunca me había pasado eso, hice chis y me limpié, pero en la noche sentía ganas de que me tocara mi abuelito.
J.
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¡Sí claro te excitó por haberte tocado!, y tú no sabías nada de eso, ¿y qué hiciste esa noche?, ¿te tocaste tu solita, o fuiste a ver a tu abuelo a su cama?
Sonja.
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Pues me quede en mi camita y como Keira y Keila, estaban bien dormidas en sus respectivas camas, me tocaba como me hizo mi abuelo horas antes, hasta que sentí unas gotitas de chis que mojaban mi calzón y pijama, en eso me dio cómo mareos y un sueño, y no desperté hasta pasado el mediodía siguiente.
J.
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Pues ha de ver sido sorpresivo eso que hiciste sola, ¿y te acuerdas como te masajeabas tu solita en la oscuridad de tu cuarto?, ¿me enseñarías para ver, cómo te hacías, sí?
Sonja.
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Ay padrino me da pena, vayan a entrar las demás ¡y yo enseñándole como me hacía y me sigo haciendo todavía eso!, ¿bueno déjeme ver que hacen y regreso?
J.
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¡Orale, llévales otras sodas de vino de uva!, para que se sigan quedando allá, no te tardes convéncelas de que sigan jugando allá afuera, ¡no te tardes!
Sonja.
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Ya padrino, se van a quedar en la tienda de campaña afuera todas, ya se toman la soda y ya se van a dormir ahí, espere mientras le sigo contando, ¿o ya quiere verme en esa acción?, de tocarme mi ardillita.
J.
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Pues vente encima de mí, te abrazo y me enseñas, mira siéntate aquí en mi pene, vas a sentir bonito entre esas nalgotas güeras, mmm
Sonja.
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Bueno, ¡se lo voy a apachurrar, no respondo si lo lastimo!, ay padrino está usted muy enorme de ahí, parece que tiene un envase de esos refrescos desechables que venden aquí en México.
J.
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Ay hija, no exageres apenas alcanza un poco de tamaño lo que pasa que no traigo calzón, por eso lo sientes así, pero un día lo veraz y te va a gustar, ¡eso acomódatelo bien entre las nalguitas!, ahh, ¡qué rico te acomodaste!
Sonja.
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Pues sí padrino, le decía que me di manita caliente en mi ardillita esa noche, ¡mire me hacía así, fíjese!, primero me la pasaba encimita en lo gordito frotándomela en círculos y luego le daba a la zanjita dedito de arriba, para abajo, ¡mire le hacía así!, hasta que sentía gotitas que no podía detener y me hacía mojarme mis calzoncitos y mi pijamita.
J.
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A caray, ¿pero lo sigues haciendo?, ahora de más grande, ¿me dejas tocártela un poco?, es que se te marca muy bonita ¡tú ardillita! con el traje de baño, ¿sí?
Sonja.
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¿A, poco se le antoja tocarme padrino?, pues sí quiere tóqueme así me desahogo un poco, ya tiene como medio año, que no hago sexo, desde que llegamos de noruega a Canadá, es más ninguna de las tres hemos hecho nada, ¿me deja agarrarle yo también su pene?
J.
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Sí, acarícialo encima de la bermuda, mientras yo te acaricio la vaginita, ahh, ahhh, que ricas manos ¡dale caricias suaves!, mira a todo lo largo, y lo aprietas con tus dedos, ahhh, ahhhhh
Sonja.
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Si padrino sii, ¡qué rico esta su pene, se le siente bien ancho!, ahh, ahhhh, y de buen calado, ahhh, padrino, ¿porque no me lleva a un cuarto y le mamo su pene?, ahhh, se antoja mordérselo, ¡vamos a un cuarto!, las chamacas ya no entraran, ya cerré la puerta de cristal.
J.
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Bueno vente vamos a mi recamara, ahí estaremos más a gusto, ahhh, ya suéltamelo y así te mamo yo también esa ardillita, que está bien calientita, ahhh, ahhhhh, ¡vamos, nena!
Sonja.
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Sí, padrino ¡vamos!, así me enseña su penesote, ¡uy hasta se le mueve de lado a lado al caminar!, y yo sin probar nada de carnita, desde hace medio año.
J.
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Je, je.
Je, ya veraz Sonja, la vas a pasar bien, ¡mañana me mandas en la noche a otra de tus hermanas!, para platicar con ellas también, mientras esta noche disfrutaremos juntos.
Sonja.
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Ahh, sí padrino sii, pero ahora yo quiero sentirlo, amm, me imagino que Aleida y Sofía se han de pasar las noches con usted las dos juntas y a lo mejor hasta Tania, ¿verdad?
J.
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Mm, pues sólo Sofía es la que duerme conmigo, Aleida es muy chillona, casi siempre me deja a medio acabar, y Tania no, ¡aún es muy chica de edad!, le falta mucho para que aprenda, además es casi hija adoptada de S-g.
, ya a fin de Agosto se la lleva a su casa, a vivir allá con Sandra, es a quien no conoces, pero las dos vivirán a su lado.
Sonja.
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Ay padrino ¡qué bello pene tiene!, y bien grueso, a poco esto le da a sus pupilas, ji ji ji, ¿no cree, que es muy grande para ellas?, sí a mí me da hasta miedo de pensar en tenerlo un ratito dentro de mí, pero sí deme un poco de su carne, ¡mi ardillita quiere sentir el roce de sus avellanas!
J.
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Sí, vente acomódate encima de mí, para que vayas sintiendo lo bueno de mi pene, ahhh, eso así, asii, ve acomodándote solita, eso es, estás muy calientita del bollito Sonja, ahhh, y que hermoso se te ve ese tatuaje de rosa encima del monte venus, ahhh, ahhhh, ahhhhhh
Sonja.
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Sí, ahhh, me lo hicieron en Canadá hace un mes, cómo no nos salen pelos en las ardillas, pues las tres nos tatuamos encima de las gorditas, ahhh, ahhh, padrino, ohhh, ohhhhh, que rico se siente su carne gruesa en mi agujerito mmmm, mmm, y eso que es sólo un poco de usted, dentro mío, ahhh, ahhh, ahhhhhhh, ¡me gusta su penesote padrino!, ahh
J.
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Pues se te ve a ti muy bonita la ardillita así adornada, ahhh, ahhhh, ¡qué rico mojas Sonja!, ahhh, ahhhhhh, sigue penetrándote solita, hasta que sientas todo adentro, ahhh, ahhhhh
Sonja.
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Siiiiiiiii, ahhhhhh, ahhhhhhhh, ¡ya entro todo!, ahhh, ahhhhh, ya siento sus pelos en mi cola, ahhhh, ahhhhh, ¿por qué se queda quieto?, ¡cójame!, ahhhh, ¡muévase!, ahhhhhhhh
Al escuchar José esa invitación de parte de Sonja, comenzó a darle con sutileza los clásicos movimientos coitales de entrar y salir de ese estuche que manaba abundantes fluidos femeninos, los cuales al roce del pene en el interior, salían cómo si estuviera dentro de un recipiente de mantequilla o crema, ya que los efluvios de esa chica eran completamente viscosos, mismos que hacían un sonido muy envolvente al oído de José, ambos acoplados a más ritmo se daban intensamente, hasta que en un descuido de Sonja, fue puesta de espaldas a la cama y de misionero José la penetraba con fuerza, hasta levantarle ambas piernas rubias a sus hombros, para seguirla penetrando más, hasta verter un contenido considerable de semen, dentro de Sonja, la cual cómo buena receptora de esa cascada, ella se desbordó por tercera ocasión en un mar orgásmico que mojaba a ambos amantes de esa noche, la chica no se quejó en ningún momento de lo vasto de José, se entregó, como toda una mujer, toda la noche, pero sin hacer sexo anal, ya que siempre opuso resistencia a hacer esa acción.
Al día siguiente, todas las chicas incluyendo a don José se daban a ingerir un opíparo desayuno a base de unas ricas arracheras adornadas con quesos asados, cebollas a la parrilla y enchiladas, que don José pidió a un restaurante y que se los llevaran a domicilio, fue una mañana esplendida la que pasaron esos siete elementos sin salir de casa, don José trasnochado de la noche anterior se dio a tomar una siesta matutina, para estar en forma y reponer energías, por lo que se pudiera ofrecer más tarde con sus apetecibles ahijadas, las cuales eran idénticas de rostro y facciones, así como de estatura y cuerpo.
Serían eso de las 6 de la tarde, en que la traviesa Aleida y la princesa Sofía invitaron a las demás a ir a tomar una nieves clásicas en ese puerto, por lo que subieron al recién estrenado auto de Sofía, menos una de las trillizas iría, ya que se quedaría a esperar una llamada de sus padres, desde el país de Noruega, ella sería Keira, ya que andaba con fluido nasal y la nieve le caería mal, por lo que decidió quedarse, con la compañía de don José, por lo que Sofía, Aleida, Tania, Sonja y Keila, se fueron a pasear en ese auto nuevo y a las respectivas nieves del “güero, güera”, a un costado del malecón del puerto, mientras Keira se daba a platicar con don José en casa, de una manera muy caliente, ya que la chiquilla se explayó platicando sus hazañas y de cuando su abuelo noruego la desvirgo, en una cueva cerca de la casa donde vivían, no pasarían más de 10 minutos y la llamada ya entraba de sus padres, con quienes habló lo necesario y decirles que estaban bien en México, con su padrino y unas chicas que viven en la casa; don José saludó brevemente a sus compadres, mientras abrazaba de la cintura a Keira y le pasaba la mano por su culito macizo y sin sentir Keira fue volteada de espaldas y a la vez José se la pegó a su bulto masculino, para darle unas frotadas en la zanja de la cola, mientras hablaba, una vez terminada la conversación Keira ya se frotaba sola en la pija de José de una manera muy sensual, ya que andaba con una faldita corta de tela suave y pues entre frotada y frotada, el pene cubierto por el pantalón de José se metía perfectamente entre esos globos de carne de su ahijada, a la que llevo al sofá de la sala, la acomodó suavemente a modo que ella quedara recargada con sus brazos en el respaldo de ese mueble.
Para subirle esa faldita y darle unas lamidas a esas nalgas güeras, duras y apetitosas, a las que lentamente fue retirándole la tanga de una sola pierna, la acomodó a modo de estar en una posición perfecta para él y cómoda para la chica, a la cual le comenzó a pasar la cabeza de su glande por toda su rajita rubia, muchas veces hasta encontrar la puertita delantera, a la que presionaba pausadamente, mientras la chica desesperada se daba a gemir con intensidad.
Keira.
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Ahhh, ahhhhhhhh, ahhhhhhh, ¡padrino despacio por favor está muy grande su pene!, sí me entra, ¡pero con cuidado métamelo!, ahhh, ahhhhhhh, ahhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhh
J.
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Tu déjate mamita, si le entró bien a Sonja anoche, a ti también te cabe, ahhhh, ahhhh, no te aprietes aflójate, ahhh, eso es, así, ya va, ahhh, ahhhhhhhh, ¿sientes cómo te entra?
Keira.
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Si padrino sii, rómpame la ardillita, de una vez, ahhh, ahhhhh, ahhhhhhh, siga, sigaaa, ahhh padrinoooooooo, ahhhh, ahhhhh, que rico su pene me llena ahhhh, ahhhhhhhhh,
J.
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¡Claro que te llena hija!, siente que rico perno te comes, ahhh, ahhhh, ¡ya te lo metí todo!, ahh, ahhhh, ¿te gusta así?, tenerlo dentro de ti, ahhh, ahhhh, alza la colita, ahhh
Keira.
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Síii, padrino, ¡no me lo saque, cójame bien!, ya tiene meses que no lo hago, me va a sacar mis jugos, ahhhh, ahhhh, siga padrinito, sigaaaaaaaa, ahhhh, ahhhhhhhhhhhhh, ahhhhhh
J.
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Claro que le sigo, ahhh, ahhh, ¡qué rica panochita apretadita!, ahhhh, ahhhhhh, ¡pero que hermoso hoyito veo aquí!, ahhh, ahhhh, ¿me dejas poner ahí mi pene?, ahhh, ahhhhhhh
Keira.
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Ahhh, padrino, no, por favor ahí nooo, ahhh, ahhhh, ¡déjemelo dentro de mi ardillita!, mi culo noo, ahhh, ahhhh, padrinitoooooooo, ohhhh, ohhhhhhhhh, me estoy viniendooooo, ahhhh, ahhhhhhh, ahhhhhhhhhh, ya pare, padrinooo, ahhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh
En eso de que la chiquilla alcanzaba el éxtasis de su enorme orgasmo, don José aprovecho que Keira puso su cabeza en el asiento del mueble por el agotador esfuerzo a que estaba siendo sometida, y empuño su miembro, para dirigirlo a ese anito rosado al que le pasaba el glande y a la vez lo presionada con fuerza, con el fin de penetrar analmente a esa chamaca, que se ofrecía exquisitamente en esa posición, hasta que por fin de tanto insistir logró meter el glande perfectamente ampliando la estrechez de ese anito, por lo que Keira se daba a suplicar la no intromisión, en ese templo trasero inviolado.
Keira.
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No padrinooo, noooo, nooooo, por ahiiii, nooooooooooo, por favor, nooooo, ayyyy, ayyyy me lastima, ayyyyy, ayyyyyyy, ayyyyyy, no, sáquelo, noooo, eso noooo, nooooooooooo
J.
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Ahhhh, ahhhhhh, ya hija, deja estar así con ese poquito que entró en tu culito, ahhh, está bien ajustadito, ahhh, ahhhh, ¡no te aprietes el dolor pasa!, ahhh, ahhhh, no te muevas, ahh
Keira.
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Ayyy, padrino, ¡me duele mi culo!, sáquelo, ayyy, ayyy, me está abriendo mucho, ayyyy, ayyy, ayyyyy, pare padrino pare, por favor por ahí noooo, ayyyy, ayyyyy, ayyyyyyyyyyyyyy
J.
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Mira Keira, ¡párate yo te ayudo y así de pie se te pasa el dolor!, ahhh, ahhhh, eso es, ahhhh, ¡ahora trata de caminar muy despacio!, ahhh, yo te sigo, iremos así pegaditos, para la alberca, ahhh, ahhhhhhhhh, despacio, veraz que cuando lleguemos al pasto, ya no sientes dolor, ahhh, ahhh, y hasta te va a gustar tenerme dentro de esa colita carnuda,
Keira.
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Ayy, ayyyy, mejor nooo, ayyyy, duele, me abre mucho, ayyyyy, ¡pero vamos!, a ver si se me pasa, ayyy, ayyyy, despacito padrinitooo, despacitooo, ayyy, ayyyyy, siento que entra más
Ya una vez alcanzado el lugar indicado y don José penetrando la colita carnuda de Keira, poco a poco iba introduciendo más su miembro, hasta estar ya pegado completamente a las frondosas nalgas de su ahijada, que no paraba de gritar, de una manera suave, pero intensa, José se dio a dar un mete-saca profundo sacaba casi hasta el glande y lo volvía a introducir muchas veces, ya la pequeña Keira había dejado de gritar, de su boca salían pausados gemidos que envolvían el ambiente acompañados por el trinar de los pájaros que llegaban a descansar a los árboles de esa casa, así parada la llevó sin despegarse de ella a sentar a un banco de la barra de cantina que tiene al frente de la alberca, la hizo sentar pasando sus nalguitas afuera del diámetro de descanso de ese mencionado banco y a la altura de ella, sentada y el parado detrás de ella, se dio a penetrarla con intensidad, la chiquilla recargada en sus brazos en la barra y su cabeza ladeada, medio observaba esa potente primera penetración anal, hasta que sintió los chorros de esperma que vertió José en ese túnel ajustado al cual sin despegarse le siguió dando, por un poco más de tiempo, hasta acabar nuevamente dentro de los intestinos femeninos receptores de dos descargas continuas y que por primera vez bañaban sus entrañas de una manera copiosa y desbordante, hasta caer desguanzada en la barra de esa cantina.
Pasadas esas acciones con Keira, la llevo al sanitario, la ayudo como siempre todo un caballero, a limpiarse previo baño de agua helada en su cola, ya por experiencia sabía lo que tenía que hacer le dio sus pastillas y la dejo un rato, para posterior llevarla a su cama y ponerle esa crema anestésica mágica que actuaba como milagrosa, y antes de que llegaran las demás, ambos se encontraban en un sofá de la sala viendo un programa televisivo, sin que se sospechara nada de lo ocurrido, por lo que las dejó ahí platicando y se retiró a su recamara, a tomarse su famosa pastilla azul, ya que la iba a necesitar esa noche ya sea con su princesa Sofía o con Keila, la otra ahijadita que era las más juguetona de las tres, pero con antecedentes de que era una fierecilla en la cama.
A la hora de la cena los siete integrantes de esa “familia” se dieron a degustar unos antojitos que pidieron a un lugar de Veracruz denominado “samborcito”, rico y reconocido por sus tradicionales tapadas de nata, tostadas, empanadas, etc.
, los cuales degustaron todos, pero entre juegos de manos Keila y Tania derramaron un refresco que le fue a caer exactamente en el centro del pantalón a don José, que entre carcajadas decía que era su noche de suerte, ya que el líquido había caído con una exactitud milimétrica en su bragueta y obvio al absorberse en la tela, se sintió mojado, hasta los testículos, pero una mano amiga se hizo presente y con un trapo trato de secar lo mejor posible ese accidente, pero esa mano era de su ahijadita Keila, quien al estar limpiando, notó la hombría de su padrino y como en cámara lenta pasaba el trapo de arriba abajo, hasta que sintió cómo ese órgano sexual crecía al ser tocado, ya que la famosa pastilla “azul”, ya estaba en sus efectos primarios, palpó su dureza, su tamaño, y exclamo: uff, padrino, ¡séquese su penesote!, se le va a hormigar con el dulce y todas las chamacas a las carcajadas por la cara de expresión que había puesto Keila, ya que ella no había notado que su padrino es bien dotado por la naturaleza, en eso se levantó de su silla don José y se retiró a su recamara a darse una ducha, para quitarse el dulce del refresco, en eso ya entraba desnudo al baño, cuando de repente aparece Sofía y le dice que se van a jugar “juegos de mesa” en el jardín, y que van a estar hasta tarde, por lo que se salió de ese lugar Sofía y se fue al encuentro de las demás que ya esperaban en una mesa con sombrilla de jardín.
Acabado de darse su ducha don José se tendió desnudo en su cama con los pies en el piso y desnudo completamente, cuando de sorpresa se abre la puerta de su recamara, y la silueta de su ahijadita Keila se hace presente, >> padrino perdón no creí que estaba encuerado, ¡qué pena, ya me voy!, >> pasa hija que no te de pena, ¡ya me lo sentiste abajo en el comedor!, ya que pena puede haber, >> pues sí, es que vine a traer unos memoramas para jugar con Tania, pero me dio curiosidad y pase para disculparme por lo que hicimos Tania y yo, >> a no te fijes son juegos que a veces se salen de control, pero ya me bañe, para que no se me suban las hormigas, je je je, >> bueno padrino gracias por perdonarme, ¡oiga que grande tiene su pene!, >> sí hija es grande, no quieres tocarlo un poco, ¿antes de que te bajes a jugar?, >> ay padrino, pero, este, , , bueno sólo un poco, >> sí tócalo bien muévelo con las dos manitas de arriba abajo, ahhh, >> ay padrino que rígido lo tiene, ¡parece de palo ese penesote!, >> ahhh, ahhhh, que lindas manitas, ahhh, ahhhh, no es de palo es de carnita, como tu ardillita güera, ahhh, >> sí padrinito es de carnita, pero dura eh, ¿oiga padrino cree que me quepa su pene en mi ardillita?, >> claro que sí, ahh y bien que te lo puedes comer, ahhh, ahhhhh, ¿quieres sentirlo?, >> sí padrino, sii, sólo espere, deje llevar este juego y les digo que me dio sueño y regreso, ¡espere!.
Keila.
–
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Ya padrino, a ver déjeme seguir agarrando su pene, ahh, que rico, se le hincha de la cabezota, ¿me deja mamárselo?, déjeme hacérselo, ¡cómo se lo hacía a mi abuelo de chiquita!, ahhh
J.
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–
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Bueno dale bonito en la cabecita con mucha lengüita, ahh, ahhhhh, sigue, sigue, ahhhh, ahhh, que rico mamas hija, ahhh, ahhhh, ¿quién te enseño a mamar así?, ahhh, ahhhhhhh
Keila.
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Yo aprendí solita con paletitas de bolita, ahh, ¡a poco le gusta padrino!, ahhh, ahhhh, que le pase la lengüita como si fuera alitas de mariposa, y ahora mire, amm, amm, amm, amm
J.
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–
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Ahhhhhhhh, síii, siiii, sigueee, yo también quiero mamar la ardillita, ahh, ahhhh, pónmela encima y tú para abajo y nos mamamos los dos a la vez, ahhhh, ahhhhhhhh, ahhhhhhhh
Keila.
–
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Sí padrino, cómo quiera, ¡súbame mi faldita!, ahhh, ahhhh, no padrino no me quite mi tanga, ahhh, ahhhhh, hágala a un ladito ahhhh, ahhhh, ahí me va a conocer mi ardillita rubia, ahhh, ahhh, uyyyyyy, que rico me mete su lengua, ahhh, ahhhh, ahhhhhhhh, masss
Ya una vez acomodados ambos cuerpos se dieron a darse unas exquisitas lengüeteadas que se convertían en chupadas intermitentes, los gemidos femeninos de la chiquilla se escuchaban cómo música de ángeles en los oídos de José, que lo tenían excitado al máximo, ya que sus gemidos masculinos se convertían en resoplidos de algún animal, ya que la temperatura de ambos en esos momentos era intensa, en eso llegó el momento en que José puso a Keila en la posición de perrito y el situándose por atrás de ella, y blandiendo su tolete, se dio a pasárselo en toda la rajita rubia, y de vez en cuando se lo pasaba en ese anito rosadito, pero lo enfundó lentamente en ese estrecho orificio vaginal, hasta llegar a introducir completamente su masculinidad en esa chica rubia, la cual se quejó de la penetración, pero sólo al principio, ya que una vez encajuelado el tronco en esa vaginita receptora, se escuchaban gemidos intensos de ella, que no eran de dolor, eran de éxtasis total, ambos cuerpos al unísono se encontraban en el viaje coital, mientras José empujaba dentro, ella alzaba más su colita, con el fin de que el pene llegará más a profundidad en esa vaginita de muñeca, y como un manantial en desierto, se daba una fluidez de aromáticos jugos cristalinos emanados de esa catorce añera, que no paraba de moverse al ritmo que le imponía José, en ese acto copulatorio morboso, por ser ella una preadolescente y el un viejo de casi 75 años, pero con un vigor que le daba esas mágicas pastillitas azules a la que él ya se había acostumbrado a usar antes de alguna buena relación sexual, con sus niñas.
Ya una vez que Keila alcanzo un par de orgasmitos, él retiro su hombría que estaba en ese estuche cálido y se dio a pasarlo lentamente en el anito rosado de la chica, haciendo una presión suave, pero firme, hasta que logró punzar y hacer abrir ese ojito trasero que se le movía y le dificultaba la penetración, pero hasta ahí logró meter José su glande, ya que por el esfuerzo de hacer acabar a Keila y la poca intromisión en su anito, no aguantó las sensaciones que le daba el esfínter anal femenino y se vació regándole todo el contenido espermático en las nalgas, espalda y fuera de su ardillita de la nena, que era en esos instantes una fuente de calor intensa.
Los días pasaban y los encuentros se continuaban a diario entre sus ahijadas y su princesa Sofía, quien no lo dejaba ya sólo con ellas, ya que en lapso de menos de una semana don José perdió peso corporal, se le notaba pálido e inapetente para los alimentos, pero con un apetito voraz por sus ahijadas a las cuales a las tres chiquillas ya las había desvirgado analmente y se estaban haciendo adictas a los actos anales por las noches con él, su princesa Sofía contribuía a que las chicas le dieran placer las tres a la vez y ella sólo de espectadora ya que dejaba que las tres lo hicieran juntas con él y en algunas veces ella interactuaba con ellas en las que las espectadoras eran Aleida y Tania, quienes desde un mueble de la recamara observaban y escuchaban los ataques de él hacia las trillizas o viceversa de ellas hacia él, mientras las espectadoras la tierna Tania se daba sus masajes en su partecita de niña y Aleida igual se daba con una manita una buena masturbación, hasta alcanzar sus orgasmitos intermitentes y con la otra mano le daba dedito a Tania, la cual se dejaba hacer hasta terminar en un torrente de lluvia dorada y entre temblores de cuerpo terminaba casi desmayada, ambas niñas no entraban en los juegos de la carne que se daban entre las trillizas, Sofía y don José, ya que comenzaban desde las 9 de la noche y terminaban al escuchar el trinar de los pájaros en el jardín, para caer exhaustos los 5 elementos participantes, casi todas las noches, mientras Tania y Aleida se retiraban a su recamara a higienizarse y dormir hasta pasado el mediodía, aunque en algunas ocasiones entre estas tiernas damitas de tanto ver y escuchar ellas mismas terminaban haciéndose sexo a base de tocamientos, oral y de frotes muy eróticos, hasta sentirse satisfechas entre ellas y desnudas dormían abrazadas y muy pegaditas de sus cuerpos, habían creado entre las dos una fuerte relación de amor, cariño y comprensión sin rayar en el lesbianismo, machorrísmo o bisexualidad, ya que las dos son mujercitas al cien por ciento, pero muy unidas y hasta el día de hoy se cuidan y se protegen mutuamente, procurándose ambas chiquillas.
Bien mis estimados amigos de la comunidad, compañeros de relatos, y lectores que nos hacen el favor de visitarnos, hasta aquí llegó la culminación de este relato, la cual se fue poniendo interesante en cada capítulo de la saga, quiero agradecer a nombre de la autora, la escritora, los mensajes que les hicieron llegar tanto a mi perfil, cómo al de Aleidita, ya que los mismos la motivaron a continuar cada uno de los doce episodios, los cuales yo Sexigaleno fui perfeccionando uno a uno, para ponerles los toques principales, de mi parte, no me queda más que agradecer a todos sus buenos comentarios y sus calificaciones que tuvieron bien hacerles a todos los capítulos que culminaron con este episodio final.
Hasta pronto mi bella comunidad regresaré pronto con otro relato de mis grandes amigas que existen en mi camino y que son auténticas y reales sus palabras que plasmo de ellas.
F I N.
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