Solo Cafe
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por TypeWrite.
I
Había sido menester entonces viajar en auto, pues la distancia con el hogar de aquellos parientes así lo precisaba.
El motivo del viaje no era otro que una francachela en plan de una divertida convivencia invernal acompañado de la familia.
Crecí en el ceno de un clan maternal muy unido, crecí con mis primos -quienes también asistirían a la fiesta- como un hermano mas de diferente madre. Así de unidos.
Últimamente no les había visto tanto como de mas joven, cuando nuestras madres nos juntaban casi cada fin de semana para explotar nuestra imaginación en juegos de días ya olvidados.
Ahora no me interesaba en absoluto tener que ver algo con mi estirpe, pero de igual manera quedarme solo en casa a intentar absorber y computar materia fecal televisiva me apetecía poco.
No hace mucho que una fuerte ruptura de termino amoroso me había deprimido bastante, mi casa ahora estaba muy callada y sola. Era por mi gata Plutón que no me había vuelto loco entonces. Muchas veces extrañaba su tierno cuerpo plegado sobre el mio, extendido sobre la cama, entre el cielo y la tempestuosa mar de mis placeres orgasmicos. Esas malditas -y disculpas pido por el anterior adjetivo- veces tenia que sofocar las aurales llamaradas del deseo en fantasías y vídeos de etéreos e hiperbóreos personajes lejanos a mi. Muchas veces para acercarles usaba como fetiche a cierta profesora de la adolescencia, a arcaicos intereses aún sin caducar y en especial a ella.
Pero estaba cansado de ello, fueron 6 difíciles meses de silencios nocturnos.
La noche se deslizo poco a poco penetrando cada vez mas el horizonte situado en el poniente del inmenso bosque. Siendo sincero pensé un sinnúmero de momentos en bajarme a rentar un cuarto de hotel y quizá hasta llamar a una chica de "aquellas" para pasar la noche y no tener que perturbar con mi visita al inmemorial clan, pero recordé haberlo prometido por teléfono momentos antes de partir. Pobre ingenuo.
II
Ya arribando resolví escapar de la celebración y buscar un buen bar. Sentir un poco de lastima por mi embriagarme, llevar a una chica al hotel local y correrla de la habitación cerca de la media noche para llorar por aquella de nombre que no me permito pronunciar. Cosas de rutina. .
Funesta fue la hora al descubrir un abarrotamiento en las habitaciones dejando el total de 0 disponibles para mi. Perfecto. Ahora tendría que dormitar congelado en mi auto o apretado, muriendo en bochorno por la proximidad de borrachos y quien sabe que otras infamias familiares de olores menos agradables que su propia presencia.
En fin, llegue atendí todo tipo de amabilidades, hable con piedras sobre mis futuros proyectos en mi fracasada vida de "autor", escuche a imbéciles discutir con idiotas entre otros pendejos por el fútbol mujeres y así sucesivamente.
Llego la última, hora en que ni el mas habido devorador de etílico podría seguir despierto. Ningún problema para un *insomnista adicto a la cafeína que no había se alcoholizado esta vez.
-Solo café.-Repetí como perico cada invitación para abordar una borrachera segura.
Escape a las molestas tías y tíos extra-amables argumentando haber encontrado cierto lugar en un hotel cercano, pero no tanto para asistir a un seguro y nefasto recalentado. La verdad dormiría en el auto a unas pocas calles en cierto baldío propiedad de un primo.
Afuera de verdad hacia frío, encendí un cigarrillo para compensar la temperatura y proseguí al viejo auto que mis ingresos podían pagar.
En el camino oí ciertos pasos que me seguían, el pueblo era muy seguro pero la actual economía me hizo volcar esta afirmación de inmediato una vez se escucharon acercarse con mayor velocidad.
-No tengo nada. -Dije claro- ni quiera trabajo.
-¿Que? -Respondió cierta voz femenina ya conocida-
Se trataba de mi prima, hija de una hermana de mi madre y por lo tanto directa.
-Hola.-Articule aliviado-.
-Hola…bla…bla…bla…problemas con mi esposo…bla…vine sola…bla…bla…¿Puedo quedarme contigo en el hotel?…bla…bla y bla -Dijo-.
No tuve problema alguno, en principio porque era de aquellos pocos familiares que no pretendía evitar completamente y pues no parecía tener mucho que envidiar a una deliciosa figura la prima.
Quizá la altura, pero con respecto a lo demás se defendía y no daba a que desear.
Indudablemente no quería estar solo en un auto así que de inmediato se callo explique aquel desperfecto con la habitación.
-¿Que frío no te parece? Pero juntos podríamos calentarnos-Eso fue lo mejor y mas sugestivo que dijo en toda la noche hasta ese momento-.
Obviamente no tuve problema.
Demostré lo aprendido en la niñez abriendo la puerta, ofreciendo la chaqueta y poniendo atención a múltiples inquietudes suyas.
Ella menciono que le agravada estar con alguien que no pretendía penetrarla cada hora como su nuevo ex esposo. Yo simplemente no sabía como salir de ahí.
Paso una eterna hora de ¿Te separaste? ¿Como te sientes?
Me abrazo fuerte casi durmiendo.
Aproveche las amplias redes del tacto extendidas por mi piel para suscitar excitantes fantasías en mi cabeza concernientes a su cuerpo.
Era tarde pero la noche siempre es joven. No me sentí excitado por su tacto como en la temprana adolescencia me ocurría cada vez que sucedía un contacto tan directo con una señorita. A pesar de estar duró no me apetecío otra cosa que dormir.
III
Despertar cada 10 o 20 minutos era usual para mi, pero no con la siguiente visión.
Mi prima se contoneaba contra mi cuerpo repitiendo el nombre de su ex. A lo menos alguien tenia un buen sueño hoy. Estimulo mi sexo de sobremanera, gemí y ello la despertó. Se sonrojo al instante y se aparto a la esquina del auto.
No le dije nada, solo que me había despertado con su movimiento, ella estaba apenada. Mojada pero con mas vergüenza que ganas de coito como era de esperarse.
No hablo mucho después, pero siguió prendida. Ardía internamente en un deseo que el alcohol y la abstinencia le plantearon esa noche.
Siempre he sido un fan de los juegos de palabras y no seria la excepción aquella bochornosa ocasión. Después de todo que tenia que perder.
-Tengo hambre. Quiero un café.
-No se te antoja algo -Mencionó con ese tono pícaro mientras se daba la vuelta y desabotonaba despacio la ligera blusa que llevaba.
-Solo café.
Apenas la bese muy llanamente cuando se retiro de mi y alejo sus prohibidas intenciones.
-No.
-Si ¿Acaso no dices que ya no lo amas?
-Si…pero no contigo.
-Si. Conmigo y ahora. Tu has empezado. Además, estamos solteros.
-Ssi.
Titubeo ahí y en los primeros tímidos besos. Que fácil fue persuadirle. Que fácil fue persuadirme.
Empezó lento, como todo lo bueno. Tímidos besos de jóvenes recién escapados de la infancia, prosaicos susurros de jóvenes adultos y ardientes respiraciones de entendidos en esto.
-Quiero ver tu sexo. -ordeno-.
Parecería que mi carácter es fácil de corromper, sin embargo complacer es algo que se debe antes de si quiera pensar en ser complacido. En especial al hablar de una dama.
Baje el pantalón, se asomo mi pene y empezó un suculento viaje guiado por sus manos. Arriba y abajo, de vez en cuando sus labios con discretos besos a la punta, a veces una lengua a temperatura que introducía se en mi conducto.
Se retiro sin dejarme acabar, era mi turno.
Lento pero no perezoso me asome entre sus piernas que pintaban muy bien. Bese la entrepierna y deslice mi lengua desde el abdomen al muslo y ahí buscaba sus labios hinchados.
Mismos en los que me sumergí para bucear a lo largo del coral de su órgano en busca del rincón de su placer. Pronto, antes de lo pronosticado me tope con este, el clitoris ya despierto.
Lo chupe y a costa de un sabor no muy confortable disfrute del sexo oral incestuoso que entonces se me presentaba.
Se derramaron sus jugos es mi asiento trasero pero tampoco la hice terminar aun cuando ya le había introducido múltiples dedos en el orificio y había jugueteado con tu ano y mi boca.
Le gusto este servicio oral, al parecer.
Pero era momento de dar paso a las ligas mayores. Fuera a la totalidad de la ropa, hola pezones durillos y cuerpos vestidos solo con piel.
Ella se subió de inmediato, no me dejo ni calcularlo. Se sentó y se penetro vagamente a ligeros intervalos para examinar bien que cosa le iba entrando.
-Buen tamaño.
-Gracias.
Que otra cosa podía decir.
Salto durante un rato, había aprendido a hacerlo muy bien con aquel explotador de esposo que tenia. Solo que al principio llegó a incomodarme un poco con la posición. Gracias a su altura casi ni roso el techo con da brinco pero el auto esta hecho para otra clase de poses y el perrito era la predilecta, no podía faltar esta vez.
La gire, me escupió en en sexo y prosiguió. Yo bombeaba y ella ayudaba no sólo recibiendo sino también aplicando lo suyo.
No acabe yo primero, fue ella y eso me sorprendió. No me lo compenso hasta tiempo después. Solo se arrimo a mi cuerpo ubicado tras ella mientras gemía como una posesa y acabo.
Se hecho a mirar mi sexo y acariciarlo. Jugóo con el varios minutos. Después de un rato decidió masturbarlo frente a sus ojos de gata en celo. Acabe en sus pechos y abdomen. Mi cemen salio en un intervalo de 6 disparos con menos intensidad una después del otro.
Dormimos así. Desnudos.
Por la mañana volvió a darme una paja, quizá recompensandome por quitarle las ganas, yo me encargue de sus rígidos pezones esta vez. Definitivamente agradecido por lo mismo.
Pasado el alba me dijo.
-¿Te apetece desayunar algo?
-Solo café.
No volví a la reunión. En cambio ella si. Volví a casa, a veces la veo pero no tenemos coito. Me basta decir que con una de sus noches me siento agradecido. Aunque no estaría mal una mas en el viejo auto café.
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