Sometiendo a Betina, la nieta de mi amigo – Parte 1

Betina es una pequeña que está en quinto grado de la escuela primaria. Por demás cariñosa y ahora descubrí que cuando crezca será sin duda una mujercita ninfómana. .
Las niñas pequeñas son mi debilidad. Desde que desvirgué a mi nieta, no pierdo oportunidad y trato de tener sexo con cuanta niña pequeña ande por casa.

Betina es hija de Juanita, mi hija mayor. Mi esposa y yo la cuidamos a diario, ya que la madre trabaja desde temprano hasta bastante entrada la tarde en un supermercado zonal. A veces llega tarde en la noche. Es madre soltera, ya que estaba por casarse, quedó embarazada y el muy cabrón se fue del pueblo dejándola sola frente a la vida con una preñez avanzada, por lo que no se podía practicar el aborto. Es así como Betina llegó a nuestra casa.

Es igual a su madre, alta para su edad, con una hermoso cuerpecito lleno de redondeces, por ejemplo sus nalgas parecen dos huevos de avestruz. Sus pechitos recién están comenzando a hincharse, y tiene una boca muy generosa de labios gruesos, que invitan a ponerle la verga en ellos.

Yo a mis 50 años guardo una buena forma física, todavía juego paddle y algo de futbol los fines de semana. Mi esposa es una hermosa gringa mezcla con italiano por lo que es de tez blanca con pelo renegrido y unos hermosos ojos verdes. Y por suerte luego de 21 años de casados, todavía tenemos muy buen sexo y variado. No me puedo quejar. Mi esposa Lotte es adicta a mi verga, es que con 23×5,5 de carne en barra, ella se divierte mucho, inclusive siempre nuestras relaciones terminan con una buena porción de pija en su culo. Y ni hablar cuando a veces a la pasada se le ocurre darme una mamada, no importa la hora o el lugar. A veces vamos al supermercado y a la vuelta detenemos el coche en una zona poco concurrida y ahí nomás la gringa me mama la verga con unas ganas bárbaras.

Mis andanzas en el sexo en casa eran bien conocidas y bien recibidas. Por ejemplo cuando desvirgué a Juanita ella tenía 9 años. Ya contaré como sucedió en un relato aparte. Solo aclaro que ella lo consintió y su madre estaba presente y ayudó,  seguimos teniendo sexo hasta hoy en día, al menos dos veces por semana con mi hija.

Volviendo a Betina, y su desvirgue. Mi esposa Lotte  venía viendo que mi nieta crecía y se convertiría en una hermosa jovencita, por lo que decidió que ya era hora de que su abuelo tomara cartas en el asunto y comenzara a prepararla para su pubertad y juventud. Esa tarde las vi hablando medio a escondidas. Betina escuchaba con mucha atención a su abuela, cada tanto me echaban unas miradas y supuse que estarían hablando de mí, pero nunca sospeché de qué se trataba. Luego de la merienda, viene mi esposa y me comenta que una de sus amigas, está bastante enferma e irá a visitarla, que volverá tarde ya que tiene que tomar el tren hasta el otro pueblo. Que me haga cargo de Betina y la atienda bien. Eso me generó cierta intriga ya que siempre he tratado a mi nieta con todo el amor y cariño posible. Luego de preparar su bolso mi esposa se fue. Quedamos con mi nieta los dos solos en casa. Mi nieta desapareció por un rato, de pronto aparece vestida con su piyama. Me invita a ver TV. Bueno convengamos que no tenía otra cosa que hacer por lo que nos sentamos en el sillón del living. Comenzamos a ver una película de terror, pronto la niña estaba sobresaltada, tanto que se arrimó a mí y me abrazó. Y la sorpresa fue que pude sentir sus pezones por sobre la tela de mi camisa, estaban duritos, eso elevó mis hormonas un poco, con lo que mi verga se inflamó generando un bulto en mi entrepierna. Mi nieta se estira en el sillón y apoya la cabeza en mi falda, y casualmente su carita queda al lado de mi palo ya duro. Haciéndose la tonta pone la mano bajo su cabeza pero con la palma sobre mi pija, la que inmediatamente cobró vida propia. Se terminó de hinchar y mi nieta no se perdía ni un centímetro de mi poronga, disimuladamente la apretó suavecito un par de veces. Yo acariciaba su cabecita, luego su cuello, bajé mis manos hasta sus tetitas y se las apretaba suavecito, notando como crecían sus pezones, luego ella empezó a suspirar y a apretar ya mas fuerte mi verga. Y la verdad es que no lo esperaba pero si la cena era mi pequeña nieta, ella tendría su morcillón. Con el pretexto de ir al baño, pasé por la habitación, me cambie el pantalón por el del piyama y sin calzoncillo. Lo que hacía que mi tripa se notara más todavía. De paso busqué el lubricante que guardo siempre en mi mesita de luz y con el en la mano volví al living donde mi nieta estaba esperando sonriente. Me paré frente a ella y bajándome el pantalón le muestro mi verga, en realidad se la puse frente a  la cara. Betina la tomó con sus manitas, la olfateó, tocó y acarició mis testículos, y emite su opinión, abuelo es muy grande tu pito. Eso me intrigó, como sabía ella que había penes más grandes o más pequeños. Entonces le hice la pregunta de rigor, Betina, has visto otros penes? A lo cual mi nieta bajando la vista medio con verguenza me confiesa que Jaime, el primo de una de sus amigas, se lo mostró una vez en casa de su amiga. Y que también vio el pene del padre de Juancho, la otra tarde cuando estuvieron en casa, que fue al baño y Enrique estaba  orinando con la puerta abierta y ella entró para hacer pis, entonces se la vio, pero que no es ni la mitad de grande que la mía. Eso me puso muy contentos.

Betina no soltaba mi verga, viendo eso simplemente le pedí que la besara y me la chupara. La niña no se hizo rogar, abrió grande su boca y se metió la cabeza y un pedazo de verga, claro que es una muy buena verga para una niña de 9 años. Pero convengamos que ponía muchas ganas y esfuerzo, pronto mamaba bastante bien, con poquitos consejos pronto me estuvo dando una gloriosa mamada, pero no podía quedar así. La hice pararse en el sillón así quedamos a la misma altura, le saqué su piyama dejándola totalmente desnudita. Que hermoso cuerpecito tiene. Me aproximé y comencé a besar y a morder sus pechitos, puse mis manos en sus nalgas e intenté meter medio dedo en su ano, pero estaba muy cerrado y sequito. Me agaché un poquito y metí mi lengua en su rajita, encontrando pronto su clítoris durito e inflamado. Chupé por un buen rato su vaginita introduciendo lo más adentro posible mi lengua, luego tomé una buena porción de gel lubricante con mi dedo mayor y lo unté en su ano, eso permitió que mi dedo mayor ingresara suavemente hasta la mitad, mi nieta gimió y se puso colorada, suspiraba fuerte y gemía suavecito mientras yo masturbaba su clítoris con la lengua y sodomizaba su culito con un dedo, que luego fueron dos ya entrando en todo su largor.

De pronto  en medio de un gritito y un gemido largo siento como sus fluidos inundan mi boca, se le doblaron las piernas y quedó arrodillada en el sillón, acababa de tener un gran orgasmo. No lo dudé, era el momento, la levanté y la acomodé de panza sobre el sillón, en posición de perrito, entonces tuve una hermosa visión de su conchita inflamada y brillante por sus jugos, su agujerito trasero, rosadito y abiertito, semi dilatado. Unté mi verga con gel y puse bastante en su culito. Tomé mi verga por el tronco y se la acomodé entres sus gorditos labios vaginales y haciendo presión sostenida la verga inició su camino hacia la virginidad de Betina. Se quejaba un poquito, pero estaba muy excitada, pronto llegué a su himen, pero no me atreví a penetrarla de golpe, no quería hacerla sufrir, la una porción de mi verga en su cueva, metí el dodo gordo en su ano y me dediqué a estimular su esfínter, el que pronto estaba bien dilatado y ya aceptaba dos dedos completos, para mientras Betina ya relajada, había aceptado el grosor de mi tripa, entonces sin previo aviso, empujé fuerte e invadí su conchita hasta el fondo llevándome su virginidad, gimió fuerte y me grita que se la saque, que le duele mucho, que es muy gruesa, no haciendo caso a sus ruegos, una vez que la cabeza de mi verga topo con su cervis, me quedé nuevamente quietito, seguí masturbando su culo, pronto la niña ya no se quejaba, solo gemía suavecito, suspiraba y trataba de acomodar su concha a mi verga. Nuevamente se relajó y me permitió comenzar a moverme, se la sacaba en parte y se la metía cada vez más adentro. Pero solo entraba media verga. No importaba ya que por el grosor la estimulaba muy bien. Pronto se hamacaba como una loca, ella era la que salía al encuentro de la tripa, y yo ya tenía tres dedos en su dilatado culo. Su conchita muy lubricada apenas contenía el grosor de mi pija, pero ella lo disfrutaba, ya que seguía moviéndose y saliendo al encuentro de la tripa, pronto estuvo ya al borde de acabar nuevamente, entonces la cogí más fuerte y profundo, alcanzó así su segundo orgasmo. Yo estaba ya muy caliente y no iba a permitir que se me pasara la ocasión de penetrar ese culito infantil. Así es que le saqué la verga y apoyé el glande en su agujerito trasero, puse más gel en toda mi verga y sin preguntarle nada, presioné la cabeza de mi pija en su ano y lo penetré de una, entró con dificultad pero al estar bien lubricado la verga se fue deslizando hasta la mitad. Ella lloraba en silencio, apretaba un almohadón, y soportaba lo que el abuelo le hacía estoicamente. Aceleré mis movimientos en ese aterciopelado túnel, y en cinco o seis entradas, acabé con potentes chorros. Finalmente esperé que mi verga se achicara para sacársela y no hacerla sufrir más. Betina quedó desparramada en el sillón, yo me fui a lavar al baño. Detrás mío apareció mi nieta caminando con algo de dificultad, mi leche y sus fluidos corrían por entre sus piernitas. Vino y me abrazó de atrás. Y me agradeció la cogida. Y entonces me dijo que habían hablado con la abuela y que ella estaba de acuerdo en que yo fuera el primero en cogerla. Y que debía seguir teniendo sexo contigo hasta que me haga grande. Eso me haría bonita y hermosa. Pues entonces hija le dije, dentro de un rato volveremos a tener sexo. Y mientras se metió a ducharse desnuda frente a mi, se pavoneaba mostrándome su culito y su conchita,  que trajo como resultado que mi verga vuelva a ponerse dura. Volvimos a tener sexo, y a partir de ese día, prácticamente día por medio tengo sexo con mi nieta.