Sorpresa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La verdad, nunca pense que algun dia fuera a ocurrirme lo que a continuacion les platicare.
A mis 27 años, madre de una hermosa nena de cinco y con una vida economica son mayores problemas, pues mi marido, abogado muy prestigiado en nuestra ciudad, gana muy buena plata, aparte de ser poseedor de una magnifica herencia familiar.
Pues bien, tras ocho años de casada, mi vida comenzaba a ponerse aburrida, con mi hija en el jardin de niños y mi marido en su oficina, pasaba toda la mañana echa una estupida, dando ordenes a la servidumbre para que la casa estuviera aseada, la ropa limpia y en su lugar y la cocina lista para la hora en que Homero llega a casa.
Un dia tuve la ocurrencia de comentar a mi marido que me diera la oportunidad de trabajar, por un lado para desaburrirme, por otro para practicar la carrera de Relaciones Publicas que estudie y, finalmente para ganar mis propios centavos que me quitaran la pena de estarle pidiendo a cada rato hasta para las cosas mas simples.
Para mi sorpresa, no hubo rechazo a mi peticion, sino al contrario.
Llame a Laura, mi antigua compañera de estudios, para que me orientara por donde orientar mis solicitudes.
En la prepa de mi marido estan requiriendo una sub directora y creo que tu serias una estupenda opcion, me dijo y yo puse manos a la obra.
Vestida de manera sencilla me presente con Faustino, hermano de Laura, quien lo habia puesto sobre aviso, de manera que ya me esperaba.
Los tramites fueron de lo mas sencillo y a los tres dias deberia reportarme a trabajar.
Como cualquier mujer que se precie de serlo, mi arreglo personal era inmejorable y, como consecuencia mi belleza (perdonen mi falsa modestia) saltaba a la vista con cualquiera de mis atuendos.
Lo mismo si vestia de traje sastre, que con faldas debajo de las rodillas o en "jeans", mis largas y torneadas piernas eran inocultables y mucho menos mis pechos, que sin ser muy grandes, yo se muy bien que a cualquier hombre se le antojan.
Ello me acarreo algunos problemillas con mis compañeros de trabajo, muchos de los cuales se sienten galanes y no tardaron en pretenden llevarme a la cama.
Yo amo a Homero y ademas lo respeto, por lo que a ninguno hice caso.
Pero si mi cuerpo causaba desasosiego entre los adultos, para los chamacos de la prepa, con edades de los 15 a 18 años, no quiero imaginarme cuantas masturbadas provoque.
Y uno de mis alumnos mas apasionados por mi era Martin, buen mozo, de 16 años, alto, buen cuerpo, muy simpatico, gran conversador, pero demasiado chamaco para mi.
A toda hora y con cualquier pretexto, Martin se acercaba a mi para decirme mil y un piropos, los cuales al paso de los dias aumentaban de tono.
Un buen dia, Martin rebaso todos los limites y me pregunto asi, a boca de jarro: ¿A poco tu marido te hace totalmente feliz en la cama como para que nunca lo engañes?
Y es que no les habia comentado que Homero es mayor que yo 16 años, aunque no se le nota, pues se cuida mucho y hace bastante ejercicio.
"Claro que si, muchacho tonto, pues que te piensas", le contesto.
Solo para recibir como respuesta un "podria jurar que nunca te ha dado tanta leche como yo te daria si me das la oportunidad", dicho lo cual bajo su mano derecha hasta la entrepierna, solo para hacerme mirar que su bulto ya estaba por reventarle el pantalon.
"Ni una palabra mas. Te me largas o te acuso ante el director", le grite y lo corri de mi oficina.
Esa misma tarde, Martin se apersono en mi casa y me dijo: "se que tu marido esta de viaje y estas sola, porque tu niña se llevo tu suegra. ¿quieres probar que lo que te dije es cierto"?.
No se que me paso, pero le abri la puerta y lo deje pasar.
Martin no perdio tiempo y, como buen chamaco inexperto, inmediatamente me comenzo a besar con besos mas bien alocados, sin hacerme sentir nada con esos contactos.
Pero al mismo tiempo metio las manos debajo de la camiseta que yo portaba, sin sosten, de modo que enseguida comenzo a masajearme mis pechos y a pellizcar los pezones.
Yo estaba paralizada, pero nada hacia por impedir sus caricias cada vez mas obscenas.
Un pocos segundos yo estaba totalmente desnuda, recostada en el sofa de la sala con su verga metida en mi boca y dandole unas mamadas sin chiste, pero que le tenian su garrote completamente duro.
Al poco tiempo, sin avisar siquiera, eyaculo en mi boca tal cantidad de semen que me fue imposible contenerlo en su totalidad.
Era cierto lo que me habia dicho. ¡Que cantidad de leche lanza este muchacho!
Pero la verga la seguia teniendo completamente erecta y, sin darme tiempo a reponerme de la sorpresa, me abrio de piernas y se metio en mi vagina que estaba bastante mojada.
Igual que con la mamada que le habia dado, Martin no tardo mucho en sentir llegar la leche ala punta de su verga y, sacando el aparato, me lanzo cinco o seis chorros de leche sobre mi estomago.
Cayo encima de mi y me dijo: Que. Te cumpli o no?
La verdad es que no habia tenido siquiera oportunidad de calentarme y, si acaso, habia tenido un orgasmo cuando tuve su verga dentro de mi, por lo que, en venganza conteste:
"Es cierto, lanzas mucha leche, pero no tienen ni pizca de talento para seducir y tu verga no es para impresionar a nadie. Para verga, la de mi marido".
Y era cierto.
La verga de Martin, si bien es de tamaño no despreciable, sus siete u ocho pulgadas nada tienen que ver con las 10 de Homero.
Dicho lo cual, Martin procedio a volverse a vestir y, con la misma prisa con que habia llegado, se marcho, con un "a’i nos vemos".
Yo me meti a bañar y lavarme mi cara, vagina, estomago y piernas que habian quedado todas pegajosas por la abundante leche de Martin.
No bien acababa de secarme el pelo cuando el timbre de entrada anuncio que alguien estaba enfrente.
Era Martin, acompañado de un moceton mayor que el, pero que no llegaba a los 21 años, mas bajo, pero mucho menos parlanchin, bastante serio.
"Invitanos a pasar", dijo Martin y sin esperar respuesta, se metio a la casa y el otro muchacho, llamado Manuel, detras de el.
Como la primera vez, Martin no tuvo la minima delicadeza y sin mayores preambulos dijo:
"asi que mi verga no tiene comparacion con la de tu marido", dijo y ordeno: "Manuel, enseñale la tuya".
Y el muchacho, serio, serio y muy obediente, se bajo la cremallera del pantalon y vaya aparato que me mostro.
Si bien andaba por las 10 pulgadas que mide la de Homero, era bastante mas gruesa y con una cabezota impresionante. Circuncidado de tal forma que dejaba el glande bastante atractivo.
Y ahora fui yo la que tome la iniciativa.
La tome con las dos manos e inmediatamente comence a basarle la cabezota primero y luego cada centimetro de tranca.
La vena que corre a lo largo de su verga era en verdad impresionante y sensual. La recorri con mi lengua de arriba abajo y de abajo a arriba varias veces, y cada vez que llegaba a la cabeza le daba ligeros mordiscos, mientras en la base cogia las enormes bolas que lo acompañaban para darle tremendas succionadas.
Mientras yo procedia a la mamada, Manuel me masajeaba los senos y Martin, tras haberme despojado de mi bata de dormir, le daba atencion a mi chocho, dando de lenguetazos lo mismo en el clitoris que en los labios externos de mi vagina y tratando de meterme un dedo en el culo, a lo que yo me oponia.
Al poco rato, con el enorme falo de Manuel estupendamente erecto, los lleve hasta mi recamara, donde tumbe a Manuel en la cama y yo me le subi encima. Cogi su enorme verga por la punta con una de mis manos y la coloque justamente en la entrada de mi vulva que ya para entonces babeaba del liquido que habia derramado en los dos orgasmos que habia tenido mientras lo mamaba.
En tres ligeros sentones logre meterme el tremendo aparato hasta el tope y comence a cabalgar alegremente, dandome un gusto que jamas habia sentido, mientras Martin aprovechaba para ponerme su verga en la boca para que la succionara.
Manuel me tomaba de la cintura como para que en cada bajada que me daba, su estaca se hundiera mas, lo cual era imposible, pero me hacia llegar al cielo.
Martin, como lo habia hecho la primera vez, no tardo mucho en lanzarme sus chorros de leche en la garganta, mientras yo tenia otros dos orgasmos montada en Manuel.
Mis gritos, suspiros y jadeos animaron a Martin a colocarse detras de mi, pero yo no me di cuenta hasta que senti un dolor desgarrador en mi trasero.
El muy bruto, sin lubricarlo, me habia perforado el culo, lo cual nunca jamas me habia hecho mi marido.
Me habia desflorado mi agujero negro.
Por mas que intente zafarme de esa dolorosa violacion, entre ambos me mantuvieron bien sujeta e inmovilizada y solo ellos bombeaban cada uno en su respectivo agujero.
Del dolor pase al placer.
De veras. Que delicia senti a los pocos minutos con un aparato tan grande como el de Manuel dandome placer por mi vagina, mientras la verga de Martin dejaba de producirme dolor para provocarme una sensacion jamas imaginada.
Asi me mantuvieron, como el jamon de un sandwich durante varios minutos.
Martin fue en primero, como era obvio, en eyacular y lo hizo dentro de mi culo, mientras Manuel tardo unos segundos mas para rellenar mi otro agujero con su leche.
Para ese entonces, yo habia perdido la cuenta de cuantos orgasmos llevaba, pero seguia encantada, cogiendo como nunca jamas lo habia hecho.
Manuel se dio cuenta de que yo queria mas verga y me cambio de posicion.
Me puso en cuatro patas, se dio un salivazo en la mano y embarro la punta de su lanza para ensartarme por el culo.
Si me dolio, aunque no como cuando Martin me desfloro mi hasta entonces intocado ano.
Podria jurarles que ese tremendo pedazo de carne de Manuel estuvo entrando y saliendo de mi culo no menos de 20 minutos, diciendome entre ambos las palabras mas obscenas, con lo cual increiblemente mas me excitaban.
A Martin se le habia vuelto a poner dura su verga y volvio a ponermela en la boca para que la mamara, lo cual ya hacia yo con verdadera satisfaccion, pues sabia que la cantidad de leche que me daria como premio era bastante y ya me gustaba.
Asi lo hizo, al tiempo que Manuel saco su estaca de mi culo, me dio vueltas y sobre mis tetas me lanzo su leche.
Los tres quedamos rendidos, tirados en la cama y abrazados entre si.
A partir de entonces, Martin me visita cuando sabe que mi marido sale de viaje, pero no siempre va con Manuel.
En proxima ocasion les platicare de las veces que han sido tres las vergas de las que he disfrutado al mismo tiempo.
Hasta entonces.
Autor: Anonimo
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