Soy una putita
A mi marido le gusta que relate mis experiencias aca, de otras vergas que me comi.
«Apenas entré puso una almohada en el piso. Me sorprendió, sonreí, me
acomodo la pollera. Me saco las zapatillas, las medias. Saque un lápiz labial y
me lo repaso. Se que que le gusta que le deje todo bien marcado con rojo. Me
arrodilla sobre la almohada. Se desabrocha el cinturón y el primer botón del
pantalón. Le empiezo a tocar la pija atrapada en el boxer. Meto la mano y la
saco, bajo el boxer hasta que el elastico queda justo debajo de los testículos.
Esa poronga está ahí, ansiosa esperándome. Empiezo a chupar las bolas. A
lamerlas. Las dejo marcadas con mis labios. Agarro la pija y la empiezo a
chupar desde la base. Lamo desde abajo hacia arriba.
«Sin manos», me dice. Le gusta como uso mi boca. Si hace falta me dirije la
cabeza. Le gusta verme así. Complaciéndolo. Juego con su glande en mi boca.
Lo lamo y lo chupo. Pero no solo chupo la punta, me la meto completa. Hasta
lo mas profundo de mi garganta que puedo. Llenándosela de pintura de labios
con cada pasada. Le encanta. Me mira. Entrecierra los ojos. Gime. La verva se
le pone cada vez más dura, brillante. Entra y sale de mi boca al ritmo que el
marca. Agarro sus nalgas mientras chupo y lamo. Le clavo mis uñas, lo
rasguño. Sostiene mi cabeza con sus manos para que no pueda echarme
demasiado atrás. Me empieza a coger la boca. Cada vez más fuerte. Me
encanta ponerlo asi. Su pija dura y palpitante en mi boca me da indicios de que
esta por acabar. Me agarra del pelo y me dice «Te voy a acabar». Me quedo
mirándolo a los ojos. Su estallido inunda mi boca al punto que su leche me
escurre por la comisura de mis labios. Abro la boca para mostrarle toda su
leche y me la trago. Me ofrece su pene de nuevo para que termine la tarea y lo
termine de limpiar con varias lamidas. Me relamo. Me levanto. Agarra mis culo
con fuerza. Primero sobre la pollera luego debajo de ella.
Uno de sus dedos busca mi culo. Mete el dedo ahi. Me da vuelta. Mete su
mano buscando mi concha que está mojada y caliente. Me pajea. Me empieza
a apoyar la pija en el culo, bien acomodado entre las nalgas, para que sienta
como crece de nuevo como se le empieza a parar de nuevo. Empieza a
besarme, lamerme y morder mi cuello. Tiro mi mano para tras y siento esa
verga dura de nuevo. Yo no daba más. Quería que me cogiera. Me apoya sobre
una mesita de luz y así en 4 me empieza a garchar. Para de golpe, se inclina
sobre mi, me deja al descubierto las tetas y me dice al oído «Te quiero así. Toda
putita para mi»
Eso me volvió loca. No hizo falta que me cogiera mucho más para hacerme
acabar gimiendo como una loca.»
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