Soy viuda 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Nos quedamos en la cama, sentía mi ano palpitar, me dolía, pero estaba tan feliz de como ese hombre chingado el culo, estaba abrazada a él y sentia su leche saliendo de mi ano.
«Te gusta la comida mexicana?», le dije pasando mi lengua por sus labios.
«Me gusta la mexicana que me acabo de comer», me dijo mordiendo una de mis tetas, haciendo que me ría a carcajadas.
«Ésta mexicana está para que te la comas cuendo quieras», le dije subiéndome sobre él y lo empecé a besar.
Nunca me imaginé que me sintiera tan cómoda como me siento con Eduardo.
Me gustaba sentir su piel contra la mía, sus manos acariciando mi cuerpo.
Empecé a hacerle cosquillas, lo mordia, me sentia una niña feliz en sus brazos, él me coge de los brazos y me hace dar vuelta, quedando sobre mí, me empieza a morder la tetas, el cuello, yo me reia e intentaba safarme de él, sentía su verga pasar sobre mi panocha, me empezó a dar chupetones, yo le decía que no, que no me marque, hasta que siento como me empieza a meter la verga en la panoche, fue como si me hubieran dado una descarga eléctrica.
«Si, marcame bien, hazme todos los chupetones que quieras, que todos sepan que mi macho me marca», empecé a gritar abriendo todo lo que pude mis piernas, disfrutando como la verga de Eduardo me entraba en la panocha.
«Chinga a tú mexicana, chingala bien, como buen macho que eres», le gritaba sintiendo su verga entrando y saliendo de mi panocha.
«De quien es esta puta mexicana?», me decia Eduardo chingando con fuerza mi panocha, haciendo que grite cada vez que me la metía bien adentro, haciendo que mis tetas se muevan para todos lados, «tuya, esta puta mexicana es tuya, mi macho argentino», gritaba y no podía dejar de jadear disfrutando de como Eduardo me chingaba.
«Date la vuelta, ponete culo para arriba», me dijo sacando su verga.
Enseguida me puse como él me dijo.
Me dio dos palmazos que me hizo gritar, como me gustaron y me metió toda su verga hasta el fondo de mi panoche.
«Pégame, dame fuerte en las nalgas», le grite sintiendo su verga entrando y saliendo de mi panocha.
Empecé a gritar de gusto, sintiendo como me daba fuertes palmazos en las nalgas, las sentía calientes, me quemaban, pero le pedía que me siga castigando, «por el culo, chingame por el culo», le gritaba abriendo mis nalgas.
El grito que di cuando me la metió fuerte y de una sola, creo que hasta en la calle se habrá escuchado.
«Ese es mi macho, ese es mi macho», gritaba sintiendo con que fuerza me chingaba el culo, la sacó y me la volvió a meter en la panocha, yo solo podía gemir de placer, «mmmmmmm,uffffffff, mmmmmmm, ufffffffff», era todo loque salía de mi boca mientras Eduardo me chingaba la panocha y el culo.
Yo estaba en medio de la cama, en cuatro y Eduardo chingando mi culo, hasta que no se como hizo y la sacó de mi culo y cuando me quise dar cuenta me estaba chingando la boca, yo miraba sus ojos verdes, mientras él moviendo su pelvis metía y sacaba su verga de mi boca.
Yo solo queria su leche, me daba igual donde.
Hasta que da un fuerte gemido y siento como salían chorros de leche de su verga llenando mi boca.
Que delicia de leche, con que gusto la tragaba, pasaba mi lengua por susus verga limpiando toda la leche que podía haber quedado.
«Hay mi amor, que bien me chingas, que delicia de leche que tienes, pensar que con mi difunto esposo no podía hacer nada de esto», le dije, acurrucandome entre sus brazos.
Nos quedamos dormidos un buen rato.
Me levanté y Eduardo no me dejó poner nada, me dijo que le gustaba que anduviera desnuda en la casa, preparé algo de comer, nos duchamos, y seguimos en la cama, yo estaba tan satisfecha, tan relajada, hacia mucho tiempo que no me sentía así.
«Te quedas a dormir conmigo?», le dije, «va a ser todo un placer Lupita», me dijo, seguimos viendo tele en la cama, abrazados los dosdos, yo pasaba mis pies por sus belludas piernas.
No se que hora serían cuando nos dormimos abrazados y desnudos.
Me despierto a la noche y lo miraba dormir, que hombre tan atractivo, me gustaba, me gustaba como me chingaba, me volví a abrazar a él y seguí durmiendo.
Como a las diez de la mañana me despierto, me levanto despacio y fui a hacer el desayuno.
Estaba desnuda en la cocina cuando siento que Eduardo me abraza y cuando me apoyo contra él, siento su verga dura contra mis nalgas, «hay papito, que rica verga», le dije moviendo mi culo contra su verga.
«Y que vas a hacer para que se me baje?», me dijo manoseando mis tetas y restregando su verga contra mis nalgas.
Me doy la vuelta, le beso los labios y agacho mi cuerpo, empezando a chupar su verga y siento como me mete dos dedos en el culo.
Mientras él no dejaba de moverlos yo se la chupaba cada vez más fuerte.
Habré estado unos veinte minutos chupando su verga, hasta que como la noche anterior, me lleno la boca de leche, que yo tragué con mucho gusto, él sacó sus dedos de mi culo y se los metió en la boca.
Desayunamos y le dije si quería ir a algún lado, que yo lo invitaba.
Yo tengo una buena pensión de viudedad, aparte tengo tres propiedades en alquiler, plata no me falta como le dije a Eduardo.
Ese hombre me encanta, no se si no me estoy enamorando, y tampoco me importaría que esteconmigo por lo que tengo, mientras me siga chingando así como lo hace, no me importa pagar marido.
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