Sucedio en Hamburgo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Girly.
Se había marchado a Hamburgo, Alemania, desde hacia precisamente tres meses, y yo me había quedado en mi ciudad. En ese mensaje, me decia que si quería, podía ir allá y quedarme con el. Acepte, ya que no tenía nada planeado y no había nada que quisiera más que estar con él.
Unos días después, llegué al aereopuerto allá y el fue a recibirme. Era tarde, cerca de las 11 de la noche y yo ya ansiaba verlo. Me recibió con un ramo de rosas y un beso.
-Como estas?
-Bien, feliz de verte
-Nos vamos entonces?
-Claro
Fuimos por mi equipaje y nos fuimos en dirección a su auto. Cuando me subí, en vez de que arrancará, acaricio mis piernas, tomo mi mano y la beso.
-Te dije que te ves hermosa hoy?
Yo solo sonreí. Verlo así, tan guapo y ver cuanto quería que estuviera allí, me hacía desearlo mucho, aunque nunca habiamos tenido un verdadero contacto. De hecho, lo que les estoy contando, fue mi primera vez.
Todo el camino fue diciendome cosas dulces y acariciandome. Empecé a excitarme y fue aún más cuando llegamos a un edificio.
-Aquí es donde me estoy quedando. Ojala te guste.
-OK, vamos a ver.
Bajamos del auto y subimos a un elevador, que nos llevo hasta un tercer piso, donde el busco una puerta y saco una llave de su bolsillo. Abrio el cuarto y nos metimos.
Era relativamente sencillo, con una cama grande y dos mesas de noche al lado, cada una con una lámpara. Dejé mis cosas a un lado y el se quitó la chaqueta de cuero que traía. Me abrazó y empezó a besar mi cuello y mi cara. Nos sentamos en la cama y allí, yo le quité su camisa y empece a acariciar su espalda y sus hombros.
Poco a poco, fue desabrochando mi blusa hasta que me la quitó, y ya me había empezado a desabrochar el brassiere cuando lo empuje hacía adelante y, para que viera, me baje el brassier, dejando mis pechos al descubierto, y me di cuenta de que mis pezones estaban durísimos.
-Eres tan linda – me dijo volviedo a acercarse y a tocarme, esta vez poniendo sus manos en mis pechos y acariciandolos ritmicamente. A la vez, mordía suavemente mi cuello y mis orejas. Estaba muy excitada y empecé a gemir muy suave.
-Ya tenía mucho tiempo que quería estar junto a tí. Te deseo tanto – me susurro al oido.
-Te amo – le dije entre gemidos. – Lo estas haciendo tan bien
-Ah, te gusta? – me contesto él, bajando mi falda. – Y eso no es nada
En ese momento se levanto enfrente de mí y se quitó los zapatos y el cinturón. Completamente fuera de mí, me acerque y le baje la ropa. Pude ver que el también estaba muy excitado, porque ya tenía una erección muy fuerte.
-Y ahora? – me dijo sonriendo
-Mmm…esta muy grande- le conteste, y empecé a chuparlo. El también empezó a jadear mientras lo tocaba y se lo hacía oral. Mientras tanto, me baje las pantis, y también empecé a masturbarme mientras se lo chupaba. Cada vez que subía mi mano, estaba empapada de lo lubricada que ya estaba mi vagina, y mi clítoris estaba muy hinchado. El acariciaba mi cabello.Noté que estaba esforzandoce mucho por no correrse en mi boca, no antes sin que llegaramos a lo que realmente queriamos. Me acostó en la cama y nos seguimos besando, totalmente desnudos.
-Ahora te toca a tí – me dijo. Abrió mis piernas y se puso enmedio, de manera que el también empezó a jugar con mi sexo.
Con sus dedos penetraba mi vagina y los movia en circulos dentro y con su lengua estimulaba mi clítoris. Yo gemia fuertísimo y me movia tratando de que sus dejos entraran mas profundo en mi vagina. Con su otra mano, seguía acariciando mis pechos. Yo me estiré y jalaba y acariciaba su pene.
-Ya estas lista? – me pregunto
-Soy tuya!- casí le grite.
Entonces sí, su acerco más y acomodo su pene en la entrada de mi vagina y luego de unos segundos, con los ojos cerrados, sentí como me penetro lentamente.
Fue verdaderamente placentero el sentir como, si fuera una exploración, entró lento y después, con más confianza, se fue cada vez más rápido. Era delicioso, pero entre todos esos jadeos de placer hubo una pizca de dolor. Como ya lo dije, esa era la primera vez que tenía sexo y pues lógicamente, aunque me había masturbado, no me ha desvirgado. Él lo notó e inmediatamente me preguntó al respecto.
-Oye, estas bien, no te lástime?
-Ah, no pasa nada. Tu sigue. – le dije suspirando.
Recuperamos nuestro ritmo. Su piel en la mía, el roce de nuestros cuerpos, a veces suave y otras casí violento, y sentír que no estabamos en casa era realmente excitante.
Después de unos minutos de penetración, sentí como si tuviera una bomba de tiempo a punto de estallar.
Al cabo de unos segundos, sentí como una descarga que recorría todo mi cuerpo y de los gemidos pasé a unos grititos. Había llegado al orgasmo.
-Ah, te esta gustando, eh?
-Si, si, si! Sigue, más duro, más rápido, sigue! – le gritaba mientras sentía contracciones en el interior de mi vagina. Lo acerqué más a mi y literalmente lo estaba apretando con mis piernas.
-Oye, tu ya llegaste, pero yo no – me dijo bajando la intensidad de sus movimientos.
-Entonces…te puedo ayudar? – le dije al oido
-Ah, pues si te pones arriba…- me dijo con una sonrisa pícara.
No le dije que no y de inmediato me puse en esa posición. Sentí de nuevo su pene dentro de mí y esta vez, estando yo de frente a él, empezó a tocar mí clítoris en circulos. Me corrí sobre el, tan duro que moje las sábanas. El seguía aún más fuerte y después de unos segundos, sus gemidos fuerón más fuertes y eyaculó.
Entonces si, poco a poco bajamos la velocidad hasta que nos dejamos caer exhaustos.
Seguía toda mojada, pero ya me estaba relajando y mí clítoris estaba regresando a la normalidad. Nos seguimos acariciando, pero pues ya era algo más tranquilo.
Esa noche, hace ya algún tiempo, fue algo de lo que me hizo seguir con el hasta ahora, que dentro de unas horas, nos vamos a casar. Y todo, paso en Hamburgo.
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