Tania
La confesión de una mujer que tiene sexo con un menor.
Mido 1.45m, soy de piel morena con un tono avellana, tengo el cabello largo, lacio y de color negro azabache, mi cara es de contorno redondo, ojos cloro café claro, nariz fina y labios gruesos. Tengo un cuerpo delgado y tonificado gracias al gimnasio, me operé las tetas para que sean grandes pero no demasiado, algo acorde a mi estatura pero bien firmes y con los pezones apuntando al cielo, el abdomen plano, cero grasa, mis caderas son anchas, piernas dotadas de muslos gruesos y bien torneados y un culo también operado grande, gordo, redondo y bien paradito, en armonía con el tamaño de mi cuerpo
Tengo 30 años, tengo una profesión, vivo sola, gano bien y me doy mis gustos, sigo soltera pero en un noviazgo. Mi novio es normal, no sabe nada sobre mi segunda vida, sobre que me gusta tener sexo con niños.
Me gustan sobre todo los niños de entre los 8 a los 11 años, porque a ellos los tengo que seducir. A los chicos de 12 a 15 años no tengo que convencerlos, ellos me lo piden jejejejeje.
La mayor parte del tiempo soy una mujer seria, que se viste de forma conservadora, escondiendo mi cuerpo y finjo ser poco sociable, que es como la máscara para que no sospechen mi otra faceta, la real.
Cuando tengo ganas de sexo duro, lo hago con mi novio pero claro, él solo no puede satisfacerme, porque soy multiorgásmica, ya saben… así que me visto como una puta y me voy a discotecas de ciudades lejanas a la mía, busco al o a los machos que me voy a comer, me los llevo a un motel y me los follo bien rico. Es sólo para pasar el rato, ya saben, sentirse reventada por penes grandes y bien duros es algo que amamos las chicas.
Para comerme niños uso una estrategia algo parecida. Nunca busco niños cercanos a mí, siempre voy a ciudades lejanas a buscarlos y jamás me repito en la misma ciudad. Me pongo peluca, lentes de contacto, ropa que voy a usar sólo en ésa ocasión, perfume distinto en cada ocasión y rento un auto diferente en cada viaje.
Busco en lugares poco habituales y también en los más concurridos. A veces salgo a cazar en las bibliotecas o museos, otras veces cerca de las discotecas. Siempre obtengo mi presa.
Dicho eso, quiero contarles la que yo considero es mi mejor experiencia hasta hoy. Fue en mitad del invierno y fui a cazar a una biblioteca. Llevaba un abrigo largo y debajo de él, un sueter negro hasta el cuello… pero con un gran escote, jujujuju una minifalda de mezclilla negra, botas altas y nada de ropa interior
Al llegar no había muchos chicos como siempre, pero los que había estaban lindos. Había uno que estaba solo, como de unos 10 añitos, negrito como me gustan. Estaba sentado en la última mesa y él miraba hacia la puerta. Los otros niños estaban en la mesa al lado de la puerta de entrada. Todo era perfecto.
Caminé haciendo ruido con mis tacos para que notara mi presencia y me senté en la penúltima mesa, frente a la de él y a espaldas de los demás chicos. Me saqué el abrigo y lo puse en la silla para que la prenda tapara la visual hacia mí y el niño.
Me senté sacando pecho, cola y cruzando las piernas. El niño de inmediato se fijó en mí y sobre todo en mi escote, tenía los ojos y la boca bien abierta viendo mis tetas. Yo le sonreía mientras sacaba un libro y hacía como que me ponía a leer.
Así pasaron los primeros minutos. Mis ojos lo miraban fijamente, mis dedos jugueteaban con mis labios, cruzaba mis piernas cada vez más arriba para que viera mis muslos, me mordía los labios, chupaba lascivamente la punta de mi lápiz y poco a poco bajé el escote de mi sueter, hasta que saqué la punta del pezón afuera.
El niño estaba con la cara congestionada, respirando fuertemente y una de sus manos se iba yendo hacia su entrepierna, que de seguro ya estaba dura y le producía una desesperante comezón. Mi vaginita también me picaba y comenzaba a ponerse mojada.
Giré la cabeza para ver si había llegado más gente. Nadie, los otros chicos conversaban entre ellos y el encargado guardaba unos libros. Todo bien. Proseguí, tenía poco tiempo.
Miré mi cuerpo y después miré al negrito, sonreí maliciosamente y con una mano bajé lentamente el escote hasta dejar mis tetas al aire. El niño gimió bajito y se agarró el bultito. Eso me excitó muchísimo, saberme capaz de poner duro a un inocente y casto niño de 10 años era uno de mis mayores logros y placeres.
Volví a poner el sueter en su lugar y con un mano le indiqué que mirara hacia abajo. Abrí mis piernas de par en par y le mostré mi vagina depilada. Al niño casi se le salen los ojos mirando y peor aún, cuando con una mano me abrí el sexo de de par en par.
Volví a cerrar mis piernas. El niño me miraba fijo, comencé a hacerle un sexo oral al lápiz. El pobrecito no se aguantó más y comenzó a masturbarse sobre el pantalón, con el riesgo de que lo descubrieran. Allí fue donde le tiré un papelito, diciéndole que yo iba a salir primero y que lo esperaba en un auto con tales características.
Me puse el abrigo aún sentada y salí de la biblioteca como si nada, pero por dentro iba temblando de caliente y mis jugos vaginales comenzaban a correr por mis muslos. Apenas llegué al auto y mis manos se fueron solitas a mi vagina. Estaba muy caliente y babosa y tenía un fuerte aroma a hembra caliente. El niño tardó poco en salir detrás mío pero no daba con mi auto, tuve que salir de éste y hacerle señas con la mano.
Apenas llegó donde mí, le tomé de su carita y le planté un fogoso beso francés, no me importaba si alguien nos veía, estaba así de excitada. Mi lengua lamía sus lindos labios y luego entraba en su pequeña boca y dejaba fluir mucha saliva de mi lengua a la suya. Cuando lo solté, un grueso hilo de saliva nos unió.
_Sube al auto, te voy a comer bien rico, le dije en voz alta. El niño, muy caliente y sin entender nada, se subió solito.
Como no conocía la ciudad me costó encontrar un lugar solitario, casi 1 hora dando vueltas por aquí y por allá. En el trayecto levantaba y bajaba la minifalda para que el niño se deleitara y excitara aún más.
Al final encontré un túnel abandonado, parte de un viejo puente abandonado, cerca de una fábrica también abandonada. El auto quedó tapado por la maleza y los escombros, no se veía señales de que algún vagabundo visitara el lugar.
Estaba muy contenta, todo me salía súper bien.
Tomé de la cara al negrito, le planté otro beso caliente y lo mandé al asiento trasero. El niño obedeció rápidamente y en silencio.
Yo salí del auto, le abrí la puerta trasera y lo hice pasar. Yo me quedé afuera, miré para todos lados asegurándome de que no habría nadie mirando y acto seguido, me saqué el abrigo, el sueter y la minifalda, sólo me quedé con las botas altas.
_Oye, niño…¿qué edad tienes?, le pregunté
_Nueve, contestó en un hilito de voz, apenas audible
Me relamí los labios
_La edad perfecta para mí, dije pasando mis manos por mis tetas y mi vagina.
Me acerqué a él lentamente, como una tigresa presta a devorar a una pequeña pero sabrosa presa, le volví a enterrar mi lengua en su boquita mientras mis manos comenzaban a quitarle su chaqueta y desabrochaba su pantalón. El niño, por instinto, intentó detenerme. Eso me gustó aún más porque me dio la chance de forzarlo, de sacarle la ropa a las malas. Me sentía muy sucia, tan perversa… y me encantaba.
En menos de un minuto lo tenía totalmente desnudo y a mi merced. Verlo desnudo solo acrecentó mi calentura.
Mediría apenas 1.20m, era delgado y fibroso, tenía una carita de mentón cuadrado, labios gruesos y bien delineados, ojos color calipso muy hermosos, su delicado cuerpo no tenía un gramo de grasa, su abdomen y piernas eran musculosas y su penecito…estaba bien rico la verdad. Debía medir unos 12 cms, bien dotado para su edad, era grueso para su medida y aún tenía el prepucio intacto… pero lo que más me excitó era verlo asustado, casi aterrado y a la vez, fascinado y muy, muy caliente.
No perdí el tiempo, fui directo a chupárselo. Su pene estaba limpio y no tenía rastros de orina, sí tenía un fuerte olor a macho caliente, lo cual me encantaba. Apenas entró en mi boca reventó, el pobre estaba tan caliente jajajajaja, su cuerpo se arqueó y dejó escapar un grito bajito e infantil, pero su primera corrida en la vida fue para mi boca, y eso no me lo quitaba nadie… y su sabor… oh, su líquido seminal era muy dulce y acuoso, lo recibí gimiendo como la puta que soy, no me lo tragué de inmediato, lo llevé de una a otra mejilla dentro de mi boca, lo mezclé con mi saliva y lo usé para seguir chupándolo.
El niño no perdió su dureza en ningún segundo ( por eso adoro a los niños) y se dejó hacer gimiendo y moviendo sus caderas al ritmo que le imponía mi boca. Así estuvimos durante algunos minutos, yo lo chupaba sin cesar como sabía hacerlo: lo metía entero en mi boca, testículos incluidos, la punta de mi lengua los masajeaba, el resto de la lengua aplastaba el penecito contra mi paladar, subía y bajaba mi cabeza, raspaba mis dientes contra su dureza y daba un largo chupón que terminaba absorbiendo la punta y lo soltaba con un sonoro POPS, una y otra vez.
Pasados unos minutos por fin lo solté. Su penecito estaba como un palo en llamas, quemaba sólo al contacto.
_”¿ Te gustó que te lo chupara, mi amor?”, le pregunté con un tono de voz mitad infantil, mitad de gata caliente.
_Si, susurró
_Ahora que tú me chupes a mí…quiero que me beses como yo te besé, que me chupes las tetas y que me chupes aquí ( y apunté hacia mi vagina abierta, roja y babosa)… ven aquí.
El niño salió, temblaba de cuerpo entero, lo tomé de la cara y nos besamos. Intentó, torpemente, imitar como yo lo besé pero no podía, así que tuve que guiarlo.
_No tan fuerte,… más suave… frota tus labios contra los míos…sí así…bien rico…ahora saca tu lenguita..pásamela por mi boca…mmmmhhhh, sííííí, así que rico mi amor,… ahora métemela adentro… ahhhhh
A los 5 minutos transformé al chico en un ardiente besador jejejejejeje, pero tenía ganas de más.
_Ahora… ¿te gustan mis tetas?…¿si?… ahora lo mismo que hiciste con mi boca lo harás con mis tetas, ok?, recuerda, sé suave y hazlo lento.
El niño, por instinto, tomó mi teta izquierda y siguió muy bien mi instrucción, al punto que me hizo suspirar. Su pequeña lengüita rozando y chupando mi pezón hizo que me recorriera un carga eléctrica por mi espalda y terminara haciéndome cosquillas en mi ano. Gemí fuerte, diciéndole que lo hacía súper rico. Pasados unos minutos, la que yo aguantaba más, era yo.
Lo separé de mis tetas y me fui caminando al auto, me recosté en el asiento trasero, levanté mis piernas y las separé, con mis dedos abrí mi vaginita y con dos de mis dedos comencé a tocar mi clítoris.
_Ven aquí, negro, y chúpame justo ahí, le ordené.
El niño obedeció, casi hipnotizado por la situación. Observó donde apunaban mis dedos, abrió la boca sacando su lengua y absorbió mi clítoris dentro de su boca. Chupaba como perro en celo, su lengua no se cansaba de masajear mi sensible órgano, a veces lo pasaba a llevar con sus dientes, me dolía pero a la vez, se sentía maravilloso y exquisito. Perdí el control y comencé a gemir cada vez más y más fuerte, mis caderas se movían en círculos y con una mano lo tomé de la nuca y comencé a apretarlo, quería ahogarlo, matarlo con el olor de mi vagina caliente. Cuando comenzaba ahogarse, lo solté.
_Gracias papito, me lo chupaste super rico…ahora ven, vamos a jugar a algo más rico…ven, no tengas miedo.
Lo tomé de su miembro que estaba a punto de estallar de nuevo, me abrí bien de piernas y lo atraje hacia mí. Con mi mano comencé a pajearlo suavecito y después abrí mi sexo con mis dedos, y comencé a pasear su glande contra mis labios vaginales, los cuales estaban babosos y caliente. El negrito gimió de placer. Lo tomé de la nuca y sin dejar de pajearlo con mi concha, me lo comí a besos.
El pobre gemía y gemía sin parar, mi manos comenzó a tirar su prepucio hacia atrás un poco más cada vez, hasta que por fin, quedó atrás. El negrito ni lo notó de lo caliente que estaba. Otro frenillo cortado, a mi haber jejejeje
__Ahora aprovecha y métemelo mi amor, aquí, donde están mis dedos, le indiqué mientras dos de mis dedos entraban y salían de la entrada de mi cuevita, para finalmente abrirla a la fuerza.
El niño agarró su miembro y entró con toda facilidad y de un solo golpe.
Amo los penes de los niñitos, los adoro, me gustan demasiado. Una vez adentro una siente como están de duros, como tiemblan de excitación, sientes los músculos de las piernas y del culo esforzándose por entrar en una, eres la primera puta en su vida y eso jamás se lo vas a quitar.
Lo abracé con mis piernas y apreté a reventar, el niño apenas podía moverse, se agarraba de mis caderas, chupaba y lamía mis tetas, gemía sin parar, me follaba sin ritmo pero con mucha energía… y entonces, cuando estábamos en lo mejor, se aparece alguien.
Seguro fueron nuestros gemidos en voz alta los que llamaron la atención de alguien, que creyó que alguien había caído puente abajo y gemía de dolor… lo ví desde lejos, era una mujer adulta, gorda pero agil, se metía entre la maleza moviéndola, se detenía para escuchar, buscaba con la vista y se movía de nuevo.
Quise detenerme y esconderme en el auto con el niño, pero éste ya estaba ensimismado penetrándome como un poseído, peor aún ya había encontrado su propio ritmo y posición, y me penetraba cada vez más profundo.
Yo igual estaba muy caliente, no iba a soltar a mi presa.
Lo tomé de la cara, le abrí las mejillas con mis dedos y enterré mi lengua en su boquita, para ahogar sus gemidos y de paso los míos.
Solté mis piernas y las abrí de par en par y lo dejé follarme a su entero gusto. El niño estaba dale que dale, lento y caliente, caliente y rápido, rápido y fuerte, su penecito ya cerca de la entrada de mi útero, su cuerpo sudando, yo lamiéndolo, sudor saladito, viendo sus culo apretarse contra mis caderas, mientras la señora esa gritaba cerca, buscándonos… me imaginaba que nos pillaba, que me veía a mí abierta de piernas, abrazando y besando a un niño desnudo en el asiento trasero de un automovil sin placa, gimiendo como zorra, toda sudorosa, mientras el niño empujaba tan fuerte que podía mover el móvil… ¿porque no habría sido un hombre? , seguro se habría calentado y le habría entrado al trío…
Mi niño me abrazaba por los hombros y empujaba con ahínco, me jadeaba en la oreja, mi vagina estaba tan sensible, mi clítoris erecto rozaba su piel negra y tersa, tan suave y rica, mis tetas estaban duras, mis pezones rozaban los suyos, me comía la boca y el cuello, su lengua me lamía la piel, con la yema de mis dedos le recorría la espalda, le lamía la boca, diciéndole soy tu puta, soy tu perra, tu verga es mía, sólo a mí me lo vas a meter, dime mamá, dime que soy tu mamita, y el nió me lo decía ay mamá, que rica estás, que rica estás por dentro, me quiero morir, y yo también me moría, mi cuerpo estaba en su clímax, a punto de reventar, no me importaba nada, el niño tomó vuelo y dio un empujón muy fuerte, movió el auto y logró pinchar mi útero.
Un golpe eléctrico recorrió mi cuerpo desde mi útero, pasó por la espalda y golpeó mi nuca y mis pies al mismo tiempo, arqueé la espalda y solté un gemido ronco junto con un OHHHHHHHHH
El orgasmo me duró casi un minuto y después se extendió por varios minutos más, porque él no había acabado junto conmigo y me seguía dando y dando. Yo sólo gozaba, perdí noción de tiempo y espacio y me dejé follar por ése maravilloso niño de 9 añitos.
Entonces lo sentí. Mi negrito aumentó el ritmo, los empujones eran más cortos y rápidos, estaba a punto de correrse, gimió más rápido, tensó los músculos de su cuerpo, lanzó un OHHHHHH nacido de su garganta y lujuria, sentí un chorro de líquido muy caliente dentro de mí, yo lancé otro gemido de gusto y se dejó caer encima de mí.
Llegó a su punto máximo, su clímax de cansancio y cayó medio desmayado, pero sin sacármelo.
La voz de la mujer se acercaba más aún. Me saqué al niño de encima, lo tiré en el asiento trasero y lo tapé con sus ropas, me vestí sólo con el abrigo (dejé tirada toda mi ropa), agarré el auto y al salir me topé con la mujer, la saludé muerta de la risa y salí huyendo.
Tenía un problema. Ya había pasado media hora y el niño no despertaba. Busqué otro lugar privado, y lo único que pude encontrar fue el estacionamiento frente a un cementerio que estaba vacío. Me pasé atrás para hacer reaccionar al niño cuando noté que su penecito reaccionó al roce y se puso duro de nuevo. Miré para todos lados, sonreí con malicia y lo volví a chupar. Estaba sabroso, pasado al sabor de su líquido preseminal y a los jugos de mi vagina. Y en la chupada, el niño por fin se despierta, aún creyendo que estábamos bajo el puente, me agarra del pelo y empieza a empujar las caderas hacia arriba.
Ese gesto de dominación me calentó de nuevo, lo saco de mi boca, lo monto y me lo follo con ritmo rápido y frenético, para hacerme acabar rápido e irme. El lugar era demasiado peligroso. Pasado 5 minutos él acaba, y a los 15 acabé yo.
Le digo que se vista y que mé dé la dirección de su casa para ir a dejarlo. El viaje es silencioso, el está muy cansado y apenas abre los ojos. Lo dejo a unas calles de su casa, le doy un beso calentón de despedida y le digo que aunque lo cuente a alguien, nadie se lo va a creer.
Estaba segura que no iba a reconocer si me viera de nuevo
Esto pasó hace 5 años atrás y espero les haya gustado mi recuerdo, traté de contar todo lo que recordaba
Besitos
Que genial, espero puedas contar otra experiencia
Terrible hembra