Tania 2
Tania nos cuenta como fué su primera vez con un menor siendo ella una adulta.
Mi primer niño fue uno de 11 añitos.
El contexto fue el siguiente.
Yo tenía por ése entonces 18 años, arrendaba un departamento mientras estudiaba y trabajaba y me gustaba ir al gimnasio y mantener mi cuerpo bien tonificado. No tenía novio pero sí algunos amantes y uno de ellos, un cincuentón adinerado, me pagó una operación para moldear mis tetas y el culo. Siempre fui vanidosa
Comenzaron a gustarme los niños a los 12 años. A ésa edad tuve mi primera relación sexual con un chico de 17 pero, el muy bruto fue muy brusco y me hizo doler demasiado y quedé tímida para volver a tener sexo. Decidí que la próxima vez iba a ser yo la que llevara la rienda, y eso sólo se podía lograr con alguien menor que yo.
Mi víctima fue un primo de 8 años que aunque logré que se le parara, él entró en pánico y no hizo nada, lo que aproveché para montarlo a mi gusto.
Ahora volvamos a mis 18
Tengo una hermana que estaba casada en ése momento con un tipo joven, guapo y con dinero, pero con un pene más o menos pequeño que no satisfacía a mi hermana, por tanto ella tuvo que buscarse varios amantes.
Se consiguió varios en el gimnasio a donde iba, entre los personal trainer. Uno de ellos, además de ser personal trainer era striper en la noche. Era hermoso en verdad: 1.90m,rostro cuadrado y muy viril, ojos claros bellísimos, un cuerpo bronceado y tatuado cero grasa, todos los músculos bien marcados y tensos, un culo gordo y un paquete bien grande, mi hermana los sabía escoger.
La cosa es que ella se iba a los moteles a revolcarse con él, pero él estaba a cargo de su hijo y no tenía con quien dejarlo, y yo para hacerle el favor a mi hermana me ofrecía a cuidarlo.
El niño tenía 11 años, se llamaba Ivo y era la versión en miniatura de su padre. Medía 1.35m, tenía una carita con rasgos vikingos y grandes ojos color azul cobalto, la piel con un lindo tono bronce mateado, su cuerpo era delgado y fibroso y tenía un culo gordito que daban ganas de pellizcárselo.
Desde el primer día de solo verlo me daba comezón en el sexo. Quería comérmelo pero me asustaba la idea de que se lo contara a alguien, y no sabía como iba a reaccionar. Así que opté por seducirlo.
La primera vez que nos quedamos solos, me cambié de ropa y me puse un polera blanca súper apretadaque marcaba bien mis tetas operadas y mis pezones duros y un short de mezclilla que dejaba ver la rayita de mis nalgas.
Ivo, que estaba jugando en su celular, casi se le salen los ojos al verme pero después simuló seguir jugando. Yo sonreí satisfecha y comencé a pasearme caminando de la forma más provocadora posible, me agachaba frente a él, lo abrazaba por la espalda apretando mis tetas contra su cuerpo, etc.
Estaba segura que el pobre tenía una molestosa erección que se aguantó durante casi dos horas, que fue cuando me pidió ir al baño. Fui tras él y pegué mi oreja a la puerta y escuché, nítidamente, como se masturbaba.
_”Mmmmm…una paja en mi honor,…que lástima que no me coma su lechecita” pensé mientras regresaba a mi dormitorio y me cambiaba la ropa por una más conservadora.
Al poco rato llegaron mi hermana (el pelo desordenado y la sonrisa de oreja a oreja) y el padre del niño, que me lanzó una mirada calentona que me dejó más caliente de lo que ya estaba.
A la semana siguiente, en su segunda visita fui un poco más allá y me puse un vestido rojo con un gran escote y muy cortito, más mis tacones altos. Ivo apenas me vió se agarró la verga y se puso un cojín; además de pasearme ésta vez me puse más juguetona y cercana. Me senté a su lado, le hacía cosquillas, lo miraba fijamente para que se sonrojara, cruzaba mis piernas y cosas así.
A la hora de esos juegos, tomé la iniciativa y me senté en su regazo. Al instante sentí su erección… el niñito estaba bien dotado para su edad, su penecito se sentía muy duro y grueso.
El pobre, muy apenado, agachó la cabeza. Yo lo tomé de su mentón, le levanté la carita y lo miré fijo a los ojos.
El silencio se hizo largo y ensordecedor en la habitación. Nos miramos, sus ojos eran tan hermosos…miré sus labios, labios gruesos, bien delineados, suaves… labios que debían dar besos bien ricos… lo miré a los ojos de nuevo, él miraba mis labios, su respiración era muy pesada, casi jadeaba, me acerqué unos centímetros hasta rozar su boca, su respiración estaba muy caliente, abrí mi boca y mis labios rozaron los suyos… sí eran suaves, se sentían ricos, saqué mi lengua y lamí su labios superior, la piel de mis muslos sintió perfectamente como su pene se contrajo y se puso más duro aún, abrió su boca, le metí la lengua, mis labios atraparon los suyos.
Su saliva era dulce y caliente, mis pezones se pusieron duros, mi vagina se retorció y se mojó, moví mi boca y mi lengua bailó con la suya, Ivo gimió con voz de niña, eso me calentó más aún, lo abracé por el cuello, mis dedos rozaron su nuca, escuchaba el sonido de nuestras lenguas en nuestras bocas llenas de saliva, mi corazón latía a mil, la sangre se agolpaba en mi concha y en mi cerebro… todo se sentía tan prohibido, tan perverso, tan rico…
Al fin lo solté de mí, su carita estaba roja, sus ojos me miraban entra aterrado y fascinado, su erección amenazaba con salir del pantalón. Mis manos automáticamente fueron a desabrocharle y quitarle sus prendas, Ivo se resistió de primeras pero después él mismo me ayudó. Su pene saltó de rebote. Medía mas o menos 14 cm y era grueso, el glande estaba amoratado y brilloso debido el líquido pre seminal que lo bañaba, el resto estaba rojo, las venas le sobresalían y punzaba junto con los latidos de su corazón.
Ese pene gritaba que lo chuparan, que se lo comieran, que se lo follaran. Mi boca se abrió por sí sola, llena de saliva, agaché la cabeza, le dí un besito tierno, mis labios se llenaron con sus flujos que estaban dulces y calientes, saqué la lengua y comencé a lamerlo, Ivo jadeó fuerte y echó la cabeza atrás, su cuerpo se puso tenso, sus manos intentaron alejarme pero se las tomé y las puse en mi nuca.
Lo lamía desde los testículos hasta la punta, con una mano apreté la base para ponerlo más duro aún, las venas parecían estallar, estaba duro como un fierro, me lo pasé por la cara para sentirlo así, tan duro, tan caliente, tan suave, tan grueso, tan largo… y después le comí todo el glande. Mis dientes lo mordisqueaban, mi lengua lo abría, mis manos lo pajeaban, yo gemía como una perra, una de mis manos se fué hacia mi vagina y comencé a pajearme, Ivo no paraba de gemir, su cuerpo se había relajada y ahora sus caderas subían y bajaban lento y despacito, buscando entrar un poco más, y yo lo dejaba, lo recibía feliz, sintiendo como su dureza me atoraba, me asfixiaba, me llenaba la boca y se insertaba en mi garganta… tan niño y tan macho, tan bien dotado…iba a ser la primera perra que se iba a comer en su vida… o quizás alguna otra puta como yo ya se lo había servido…daba igual, sólo me lo quería comer, darme ése gusto.
En ése momento abrí bien mi boca saqué la lengua y me lo metí todo en la boca, testículos incluidos. Ivo gritó fuerte, tensó el cuerpo, quiso zafarse de mí, forcé aún más mi cuerpo sobre el de él y, finalmente, con un gruñido reventó en mi garganta.
Lanzó 7 chorros de semen muy acuosos y calientes y me lo comí todo, no dejé escapar una gota, pasaron directo a mi garganta.
Continuará
Tania me dejaste con la verga parada.
Esperando la siguiente parte