TODO LO QUE PERMITI QUE ME HICIERA MI NOVIO (3)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
¡POR FIN MI NOVIO ME CONVIRTIÓ EN “SEÑORA”!
Toda la semana después de aquella noche en que mi novio se vino en mi boca estuve muy contenta. El doctor regresó a los dos días y esas noches las pasamos fajando muy rico, aunque por eso nos desvelábamos, ya que yo tenia que levantarme temprano para arreglar a los hijos del doctor y enviarlos a la escuela con su tío… pero ya solitos en el sanatorio, Rafael y yo nos besábamos, y nos abrazábamos y desde luego lo mejor se daba en las noches en que de plano nos encuerábamos y nos dábamos gusto con nuestras lenguas ya que el trato era que hasta el domingo siguiente cogeríamos ahora sí que como debía ser, o sea que el domingo me la metería por completo pero esos dos días fueron ahora si que un curso intensivo de sexualidad, y créanme que es muy excitante, o al menos lo fue para mi, el poder ver de cerca la verga de Rafael, con detalles, observar cómo era la cabecita y cómo se le corría el pellejito y lo mas rico ¡Cómo se le iba poniendo grandota a medida que se la acariciaba y se la mamaba! Pero aquí quiero dejar en claro que los hombres son muy cabrones y Rafael lo era o de seguro seguirá siéndolo, ya que una vez que la tenia bien dura y que me estaba también acariciando mi panocha, me decía que lo ayudara a venirse ¡Porque si no, le iban a doler los huevos! Y yo, de tonta, aceptaba masturbarlo y se la mamaba hasta que me aventaba el chorro de leche ¡Con decirles que una vez, creo que la segunda vez, me atonté y no percibí que ya se iba a venir… ¡Y que me cae el chorro de semen en un ojo! Y eran unos ardores que para qué les cuento… ¡Todavía cuando regresó el patrón con su mujer, la señora me preguntó qué me había pasado que se me veía el ojo rojo! En solo tres días Rafael me había convertido en SEÑORA, primero de la boca y luego del ojo, o sea que la “niña” del ojo ya no era niña, como me dijo el cabrón de Rafael, sino que se había convertido en toda una SEÑORA.
Pero no hay plazo que no se cumpla y Rafael se fue a su casa el sábado en la noche. Habíamos quedado de que regresaría por mi pero al final quedamos de vernos en el Metro Salto del Agua y de ahí ya nos iríamos a pasear… o al menos así me lo dijo ¡Pero que pasear ni que nada! Apenas nos encontramos y después de besarnos, me dijo al oído que me iba a llevar a un lugar bonito; Caminamos un poco y ahí, en una callecita vi el letrero de HOTEL. Lo miré y sonriendo le dije:
-Humm, así que ya hasta te hospedaste… ¿Y aquí va ha ser?
-Si, mi amor, aquí… digo, si te gusta pero si no, nos vamos a otro lado.
-No mi amor… donde quieras tu ahí quiero yo también… ¡pero me da un poco de pena!
-¿Pena por qué, mi cielo? Que no te de pena… además, voy a decir que somos esposos –dijo y en ese momento me sentí en las nubes… ¡Esposos! Así que entramos y yo discretamente me quedé atrás mientras el se registraba y nos daban la llave… nos toco el cuarto numero 8 en la planta alta… y ahí nos ven, subiendo abrazaditos rumbo a nuestra habitación. Entramos y el cuarto era sencillo, con dos toallas encima de la cama, unos jabones de esos chiquitos, y un rollo de papel de baño. Ahora que ha pasado el tiempo veo que fui muy tonta y que cuando menos debía haber sido un poco más exigente a la hora de que me fuera con Rafael al hotel pero en ese momento me sentía feliz. Ya en la habitación nos besamos y comenzamos a encuerarnos hasta quedar por completo desnudos.
Era noviembre y hacía frio, así que nos metimos en la cama y de plano parecíamos chamacos jugando ahora si que al papá y a la mamá.
Rafael ya tenía su verga parada y se le sentía durísima. En verdad no sabía yo ni por donde empezar. Me hinqué a su lado y comencé a besársela y el a meterme la mano en mi panocha hasta que sentí que me salía agua de tan caliente que estaba, y él me dijo:
-Mira mi amor… quiero hacerte el amor pero que tu te sientas a gusto mi cielo… si algo no te agrada me dices, no quiero forzarte a nada, Lupita… quiero que el de hoy sea para los dos un día inolvidable- y yo lo abracé emocionada y nos besamos entrelazando nuestras lenguas… ¡Me estaba yo poniendo calientísima de verdad!
-¿Hasta qué hora podemos estar aquí, mi cielo? –le pregunté, y él me contestó que no había limite, que podíamos pasar ahí todo el domingo, y se lo pregunté porque Raquel, mi hermana, me dijo una vez que ella y Jorge habían ido a cogerse a un hotel y solo habían podido estar tres horas… y yo no quería estar solo tres horas ahí con Rafael, y así, ya con esa idea en mi mente, me levanté y fui al baño, oriné y cagué y luego me lavé bien mi panocha para que Rafael no le sintiera ningún mal olor, y así ya lista para coger, salí del baño. Rafael estaba feliz, ahí sentado en la cama, recargado en la cabecera, y con la verga bien paradita en honor mío.
-Humm, que rica se te ve, mi amor –le dije amorosa y me subí a la cama con él. Comencé a besarlo y no dejaba de acariciarle la verga mientras el hacia lo propio con mis chiches y mis nalgas. Siempre me dijo que le encantaban mis nalgas y cuando me lo dijo esa mañana sonreí y le pregunté:
-¿Y nada mas te gustan las mías o las de otras chicas?… ¿O crees que no he visto cómo te les quedas viendo a las nalgas a las que llegan al sanatorio?
-Humm… ¿A poco te vas a poner celosita, mi amor? Mira, tu me gustas mucho, me encantas en todo… si, me gustan las mujeres nalgonas pero lo importante es que aquí estamos los dos, solitos mi amor… ¡Mira, vamos a disfrutar esta mañana de domingo y déjate de cosas, mi cielo… te voy a demostrar que te amo!
-¿Y como me lo vas a demostrar, mi amor? –le dije riéndome y procurando calmar mis celos estúpidos y fuera de lugar al… menos en ese momento. Estaba con Rafael en un cuarto de hotel y yo celándolo… ¡Vaya que una es medio tonta a veces! Me di cuenta que era una oportunidad y si cogíamos rico, el iba a estar feliz o se encularia conmigo, como decía Raquel, y ya cogiendo a gusto, lo demás vendría después, o al menos así había pasado con mi hermana y mi cuñado.
-Te voy a hacer cositas ricas, mi amor- dijo cariñoso, y nos besamos más rico aun. Era emocionante estar ahí los dos encueraditos en una cama amplia, a diferencia de la de mi cuarto, angostita, y me pidió que me acostara boca arriba y lo dejara darme placer. Comenzó a besarme las chiches y a succionarme los senos. Luego fue bajándose los refrescos hasta que me hurgaba la panocha con la nariz y metía su lengua por todos lados. Yo estaba feliz y me dejaba hacer pero no dejaba tampoco de tocarle su verga que estaba durísima de verdad. Pienso ahora que cuando una es joven no aprecia lo suficiente la dureza de la verga del hombre y luego, cuando ya somos maduras o tenemos experiencia sexual, de verdad extrañamos aquella dureza. Lo digo porque ahora mi esposo aunque aun me coge rico, de repente como que se le cansa el caballo y algunas veces, no siempre, me ha dejado con ganas pero en fin, cosas de la vida y hay que aguantarse.
Poco a poco se acomodó para hacer un 69 estando el arriba de nuevo, y repetimos lo de la vez pasada. Metió por completo su verga en mi boca mientras yo acariciaba sus huevos y sobaba sus nalgas. Me dio cosa que su culo estaba bastante velludo, porque Rafael era o sigue siendo tal vez, mucho muy velludo. Pero cuando sentí que me pasaba su lengua por la entradita de mi culo créanme que me pareció que me daban toques eléctricos pero muy ricos. Me apretaba las nalgas, mientras su lengua entraba en mi panocha y como no quería que se fuera a venir, se lo dije:
-Mi amor… no te vayas a venir así en mi boca… quiero que me cojas muy rico… tú dime para que deje de mamarte, mi amor, no sea que te gane y te vengas dejándome a medias –le dije riendo, y él, riendo también, me contestó:
-No, no te preocupes Lupita… créeme que me voy a aguantar lo mas que pueda, mi amor… esa vez porque estaba yo muy emocionado de estar contigo… pero ahora todo va a ser muy distinto, mi cielo… me voy a aguantar hasta que tu digas.
-¿Cómo me vas a coger, mi amor? Mi hermana dice que la primera vez duele mucho… ¡Házmelo con cuidado! Quiero que sea lindo.
-Humm, si mi amor… mira, quiero ponértela en medio de tus chiches, mi amor… así mi cielo –dijo, al mismo tiempo que se montaba en mi y colocaba el muy cabron la punta de su verga en mi boca y como soy de chiche grande, comencé a hacerle una chaqueta con mis senos y solo lo veía feliz, sonriendo encantado de lo que le estaba haciendo. Pasaba la punta de mi lengua por la cabecita y luego le pedí que el mismo juntara mis chiches alrededor de su verga mientras yo le acariciaba las nalgas… y comenzó a moverse de atrás a adelante y sinceramente lo veía feliz, pero en ese momento comenzó a hurgarme la panocha con su mano y sentí que alcanzaba mi colita con su dedo… y ¡Que le comienzo a hacer lo mismo, o sea que yo también comencé a picarle el culito peludo!
Rafael casi pega un brinco, me miró y sonrió, al tiempo que asentía con la cabeza indicándome que siguiera. Poco a poco comencé a meter mi dedo en su culo… y sentí miedo de que me ensuciara de algo pero ¡Nada! Luego que cogimos, lo platicamos y Rafael me dijo que solo tenemos algo de caca en la parte final del recto cuando ya sentimos ganas de evacuar el intestino pero antes, nada sucio está al alcance de un dedo… o de una verga. Me lo dijo como no queriendo pero les confieso aquí que ya hasta me imaginaba cogiendo con Rafael por el agujerito trasero… ¡Así de caliente estaría yo esa mañana de domingo!
Me puso boca abajo y me besó absolutamente toda la espalda, las nalgas y las piernas, en un masaje que, les confieso, jamás me ha dado nadie después de Rafael. Recuerdo que me vine dos veces más y tenia ganas de que ya me la metiera pero cuando abrí las piernas para facilitar que sus dedos hurgaran mi panocha desde atrás, el me dijo al oído:
-Humm, mi amor, se siente rico tu culito, mi cielo… y tienes unas nalgas hermosas, duritas mi cielo… ¡Quiero metértela ya! pero despacito, mi amor, quiero que los dos lo gocemos… anda, ponte boca arriba, Lupita –y ahí me ven ustedes, poniéndome boca arriba y dispuesta ahora si que a todo lo que Rafael quisiera.
El se hincó frente a mí, se inclinó y comenzó a besarme la panocha, y luego abrió mis piernas lentamente peor sin dejar de verme a los ojos, sonriéndome y animándome así a que me dejara hacer de todo. Se acomodó y con cuidado y ternura puso la punta de su verga en la entrada de mi peluda panocha; Con sus dedos separó los pelos y colocó la cabeza en la entrada, y luego se inclinó y me dijo al oído, muy quedito:
-Te amo, Lupita… me encantas mi amor… quiero hacerte el amor mi cielo… voy a metértela despacito… muy despacio mi cielo –y comenzó a mover su cadera muy despacito y sentía yo muy rico a medida que su verga iba haciéndose espacio en mi ponche… y luego sentí o mas bien sentimos los dos que ya había chocado su verga con mi himen… se me quedó viendo, sonrió y yo solo moví mi cabeza diciéndole que si… que deseaba sentirlo dentro de mi… y lentamente comenzó a presionar su verga hasta que alcé yo solita mis piernas y las pasé por su cintura… y apreté con ellas a Rafael haciéndolo que empujara mas… ¡Deseaba sentir su verga ya dentro mi, quería ya ser toda una señora, SU SEÑORA!
Con el apretón de mis piernas su verga entró haciendo pedazos mi sello de garantía peor aun así, Rafael se contuvo y me la fue metiendo despacito, para darme tiempo a sentir en todo su esplendor esa verga ya dentro de mi panocha. Puedo recordar cada centímetro de verga entrando a mi panocha, y cómo mi vagina se fue distendiendo para recibir por completo su verga y ¡Por fin! Sentí sus huevos chocando contra mis nalgas. Metí mi mano entre su verga y mi panocha y solo sentí pelos muy húmedos… no había nada de espacio así que entendí que ya la tenia por completo adentro… ¡Ya era toda una señora y me encantó que Rafael fuera el primero dentro de mi panocha!
Nos besamos muy rico, y sentía cómo latía su verga dentro de mi panochita, y luego Rafael comenzó con un lento mete y saca. Casi me la sacaba y luego volvía a metérmela pero muy suavecito, y me decía al oído cosas lindas:
-¡Que rico te siento, mi amor! Tienes una panochita muy sabrosa mi cielo… ¿Me sientes, mi cielo? Ay, que rico me aprietas la verga mi amor… desde ahora es TU verga, Lupita, y puedes hacer con ella lo que quieras… coges rico mi cielo… así, haz de cuenta que estas orinando y que tratas de suspender el chorro de orina, mi amor… ¡Ay, así, así mero… así me la vas a apretar siempre, mi amor!… así, así mi amor, apriétame mas la verga… tu verga mi cielo… me encantas, Lupita… coges rico mi amor… me tienes enculadisimo- y yo lo escuchaba con atención y lógicamente me ponía mas excitada, o debería decir mejor que enamorada, ya que sinceramente Rafael me encantaba. No se cuanto tiempo estuvo moviéndose arriba de mi. Se hincaba y su verga me penetraba aun mas, y luego puso una almohada debajo de mis nalgas y de plano sentí que su verga chocaba con mis órganos internos… pero no me dolía nada sino al contrario, sentía yo muy rico de tenerlo dentro de mi, y en eso me dijo:
-Mamacita, me quiero venir… quiero echarte toda la leche dentro, mi amor… siéntela… siente cómo está calientita –y comenzó a venirse. Fue una sensación muy especial, linda diría yo, sentir el calor de su semen dentro de mi. Yo lo apreté mas con mis piernas y lo abracé mientras nos besábamos, y pensé que siempre soñé que la primera vez que cogiera lo haría con el hombre que yo quisiera y así había ocurrido. Mis dos novios anteriores si me metieron mano pero con ellos no hice nada de nada… ¡Pero con Rafael ya era yo SU SEÑORA! y mas ahora que sentía mi vagina llena de semen… y sentí cuando su verga empezó a ponerse aguadita… ¡Hasta que se salió de mi panocha!
Rafael se acostó a mi lado, nos besamos muy rico, y sentía que su leche escurría. Pensé en levantarme para que la sabana no se manchara pero me dije –“TOTAL, ERA TU VIRGINIDAD, Y LO QUE VA A MANCHAR ES TU SANGRE Y LOS MOCOS DEL HOMBRE QUE AMAS…” -y ahí me quedé con Rafael por unos veinte minutos o mas, solo besándonos y abrazándonos, diciéndonos cosas lindas, como que lo amaba y él a mi, que había sentido rico, y él me decía que le había encantado que yo le apretara la verga con la panocha… y luego supe que eso se llama PERRITO y es una cualidad que podemos… y debemos aprender a usar todas nosotras.
Luego que me levanté para ir al baño a orinar, cuando estaba ahí en el inodoro entró Rafael y sonriéndome, me dijo:
-Perdona mi amor, pero es que me dieron muchas ganas de orinar… voy a hacerlo aquí en la regadera- refiriéndose al espacio donde uno se bañaba- y yo asentí con la cabeza y vi cómo empezaba a orinar, completamente desnudo ahí frente a mi… y aunque no lo crean, todo eso me pareció muy lindo, como muy intimo, y excitante, y cuando se puso frente a mi pensé en darle una mamadita pero vi que su verga estaba muy embarrada de restos de semen, de mis jugos y desde luego de la sangre de lo que había sido mi virginidad.
Regresamos a la cama y ahí estaba ahora si que la famosa “prueba de la virginidad”, o sea una tremenda manchota de sangre, mocos y jugos de mi panocha; Nos volvimos a acostar y así nos adormilamos. Abrazados y encueraditos. Era lindo estar ahí con Rafael, y nos dieron las 12 del día cuando el hambre nos despertó. Nos levantamos y nos bañamos juntos, o sea otra experiencia nueva para mi, pero sentí rico cuando Rafael me restregó la espalda con el estropajo… y mas cuando comenzó a restregarme su verga contra mis nalgas. Me excité poco a poco y su verga también se le puso dura de nuevo. Ahora que ya soy una mujer madura y mi esposo a veces tiene problemas de erección pienso en lo afortunada que era con Rafael porque de verdad nunca me falló en cuanto a la dureza de su verga, y además, siempre estaba dispuesto y con ganas de coger.
Me lavé muy bien el ponche, para no dejar ni siquiera el olor de la sangre y luego nos vestimos. Era lindo sentir esa intimidad entre los dos, vernos ahí encuerados y luego vestidos, y nos salimos a comer algo. Rafael y yo habíamos quedado que nos iríamos del hotel hasta después de las seis de la tarde así que con calma comimos algo ligero y pasamos a una tienda de ropa en donde él me compró una pantaleta muy bonita de color rosado, muy chiquita, y una blusa para que me sintiera mas cómoda… y nos regresamos al hotel. Cuando llegamos al pasillo vi como que la empleada me miraba y sonreía como diciendo “TU YA COGISTE, SE TE VE EN LA CARA” pero cuando entramos al cuarto vi que ya habían hecho el aseo y había sabanas limpias en la cama, y sonreí mientras pensaba que por eso la risita de la empleada… ¡Ha de haber imaginado todo lo que hicimos ahí Rafael y yo!
Nos volvimos a encuerar y les confieso que yo llevaba una muda de ropa interior en mi bolso de n pero a los dos nos importaba coger de nuevo y así lo hicimos. Pero esta vez fue aun mejor que la primera ya que Rafael, en primer lugar, aguantó mas en venirse, y yo, feliz por esto, pero además, pude gozar realmente de lo que es coger, ya que según me iba diciendo Rafael, yo me iba cambiando de posición, y así fue que hicimos EL PERRITO y PATITAS AL HOMBRO y LA CARRETILLITA, aunque esta ultima les confieso que me costó un poco de trabajo. La que me gustó mucho fue la de las CUCHARITAS pero cuando Rafael comenzó a poner su verga en mi culito de plano me rajé. El me entendió cuando le dije que Raquel, mi hermana, me había dicho que el día en que me casara no debía yo dejar que mi marido me la metiera por el agujero de atrás porque, según ella, se nota cuando lo hacemos así porque se nos ponen muy grandes las nalgas… ¡Y si mi mamá se daba cuenta que ya había yo cogido?… ¡Virgen santísima! Hasta después de negarme a coger por el culo pensé en que, al igual que la empleada, mi mamá o hasta mi hermana, iban a entender que ya no era yo quintito.
Esta preocupación me hizo distraerme pero de cualquier modo, cogi dos veces mas con Rafael. La ultima cuando ya eran cinco y media casi, así que apenas terminó de venirse nos levantamos a bañarnos y luego, tomados de la mano, salimos para la estación del metro rumbo a Zaragoza. Ahí tomé yo solita mi camión aunque él insistía en acompañarme, y cuando llegué a mi casa, mi mamá se me quedó viendo y con aire curioso me preguntó:
-¿Y tu donde andabas, hija? Ya me tenías preocupada, y hasta pensé en llamar al sanatorio para saber porqué no venias. Tu hermana también se preocupó… ¿No andarás por ahí de novia sin que yo lo sepa? Cuídate, mi amor… acuérdate que eres SEÑORITA.
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