TODO LO QUE PERMITI QUE ME HICIERA MI NOVIO (9)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ah, recordar es vivir, y mas cuando lo que una recuerda son esas locuras ricas que cometimos siendo muy jóvenes en cuanto al sexo. Poco a poco y en el transcurso de casi cuatro años, Rafael me fue llevando de aquel momento cuando me encueró pro vez primera, a la primera vez que me la metió, y luego la vez que me cogió por atrás, y la forma en que tuvimos nuestra primera sesión de sexo en grupo, aunque fue solo un cuarteto, pero la pasamos súper diría yo. Todo fue parte de vivir y gozar de mi sexualidad, y además, aprendí también a cuidarme, ya que evitaba embarazos con una ampolleta cada mes y todo tranquilo.
Dije arriba que una comete tonteras debido a lo caliente que nos ponemos con el novio y así me pasó a mí. Un domingo en la mañana los dos estábamos cansados y sin dormir y le dije a Rafael que quería desayunar algo sabroso, Me dijo que en Coyoacán hacían lo mismo un menudo muy rico que una barbacoa deliciosa y hacia allá fuimos. Comimos bien y después de eso, decidimos ir a dar una vueltecita por el parque LOS VIVEROS DE COYOACAN, un lugar sombreado y muy tranquilo, sobre todo los domingos temprano, y a eso de las 9 de la mañana ya estábamos ahí Rafael y yo tomados de la mano y besándonos a cada rato. Recuerdo que yo llevaba puesto una especie de overol con cierre al frente, difícil de poner y mas difícil de quitar. Rafael llevaba, lo recuerdo bien, una gabardina negra encima de su uniforme de médico y el caso es que nos sentamos en una banca del parque. Todo estaba en silencio y a lo lejos se oían murmullos de algunas personas pero nadie a la vista. Ya sentados empezamos a fajar y lógicamente los dos nos calentamos rápidamente. Pensé que Rafael decidiría que nos fuéramos a un hotel pero el muy cabron me dijo:
-Mi amor… ¿Y si cogemos aquí? Nadie se va a dar cuenta, mi cielo, solo los arboles… anda, además, mira nada mas cómo e tienes… ¿A poco me vas a dejar así, mi cielo? Acuérdate que luego me duelen los huevos cuando no me vengo- dijo y si, en efecto, tenia la verga bien parada y sentí ganas de hincarme y mamársela hasta hacerlo venirse pero ya estaba imaginando lo que seria coger ahí al aire libre. De todos modos le contesté que no, que podría venir un guardia y se nos armaría una bronca fuerte pero él me dijo:
-No viene nadie, es domingo y la gente llega hasta mas tarde… anda, déjate coger Lupita… mira, te pones mi gabardina –y diciendo y haciendo, Rafael me atrajo hacia ´rl, m abrazó y besó venciendo mi escasa resistencia y comenzó a bajarme el cierre de aquel traje. Estaba difícil que me lo quitara pero con un poco de trabajo terminé quitándome todo el traje y Rafael me puso la gabardina encima. Solo llevaba mi brasier y mi pantaleta pero así comenzamos a besarnos mas rico a cada momento y sentía los dedos de Rafael hurgando mi panocha y mi culito, y como me había montado encima de él, con las piernas abiertas, casi no nos movíamos pero toda su verga estaba dentro de mi panocha caliente. Yo solo se la apretaba con el PERRITO que había aprendido a usar muy bien, una cualidad que hasta la fecha aprecia el que ahora es mi esposo pero me fui poniendo mas y mas caliente así que le dije al oído:
-Oye, mi amor… ¿y si me acuesto y me la metes?… Mira, me acuesto encima de la banquita y abro las piernas para que me la metas hasta el fondo, papacito.
-No, mi amor, mira, mejor nos metemos atrás del cerco y te acuestas en el suelo… mira, podemos poner tu ropa como almohada… mira, no es problema, es puro pastito, mi amor… anda, vamos atrás del cerco, mi cielo.
-Oye, pero si viene un guardia y nos ve, de seguro vamos a terminar en la cárcel o cuando menos nos van a sacar bastante dinero.
-No nos ven, estoy seguro, Lupita, pero si nos llegan a ver tal vez solo pidan un taquito… ¿A poco no te animarías a que un guardia te la metiera mientras yo miraba?
-¡Mira cómo eres de cabron, Rafael! Humm, de plano no se si me animaría, y menos con alguien que no conozca… ¡Cómo crees que me deje coger así como así! Mira, está bien, vámonos atrás del cerco… oye, será pastito pero debe estar durísimo y con piedras y se me vana enterrar en las nalgas, papacito… solo que tu te acuestes y yo me monte en ti… ¿Qué dices, te animas tu a coger así?
-Bueno… ándale mi cielo, quiero ya metértela mi amor-y yo solita entre al otro lado del cerco y elegí un lugar oculto o más bien medio oculto. Me quité la gabardina y quedé desnuda por completo. El se acostó en lo que decía era pastito ¡Y eran puras piedritas! Le dolían las nalgas, ya que se había bajado el pantalón y la trusa y no me reí porque Dios es grande pero si le pregunté:
-¿No te lastima el pastito, mi amor?
-No, para nada mi cielo… anda Lupita, móntate en mi, mi amor- pero yo, de cabrona, decidí hacerlo sufrir un poco y solo me hinqué y comencé a mamarle la verga, y a sobarle los huevos, y estaba feliz aunque se aguantó y no se quejaba del “pastito” que casi le rompía las nalgas… ¡Lo que hace la calentura y las ganas de coger! Luego de un arto de estarle mamando la verga me subí en él y con mi peso solo lo oí pujar pero no dijo nada, y yo misma me puse su verga en mi panocha y lentamente comencé a bajar mis caderas hasta que me entró por completo… ¡Se sentía riquísimo tener esa verga dentro de mi, y estar ahí al aire libre, aunque ponía yo cuidado ya que no quería que llegara un guardia y tuviera que darle taquito.
Lo estuve cabalgando un buen rato hasta que sentí que me estaba echando toda su leche y que esta me escurría desde la panocha hasta el “pastito” y entre los huevos de Rafael, y después de que su verga se puso aguadita y se me salió solita, tomé un poco de papel sanitario y me lo puse a manera de Kotex y me iba a vestir pero Rafael me dijo entonces que así me fuera, que solo m pusiera el calzón y el brasier, y entendí su cachonderia. Me puse la gabardina y así salí de detrás del cerco, nos besamos y caminamos hacia la salida. Todavía caminamos una cuadra o poco más hasta la Av. Universidad y ahí tomamos un camión… y en todo el trayecto hasta el Metro yo sentía cómo me escurría de la panocha la leche de mi novio y sinceramente me excitaba esto. Es más, cuando llegue a mi casa, hasta la zona del Ex vaso de Texcoco, después de haberme cambiado de ropa en una gasolinera, el semen se había resecado en mis piernas y entre mi panocha, y algo olia ya que apenas saludé a mi mamá de beso, ella me miró y dijo:
-Oye Lupita, hueles medio raro, mi amor… hueles como a hombre… ¿No andarás de loca con alguno? Recuerda que debes guardarte por ser SEÑORITA, mi amor, no quiero que fracases por tonta o salgas preñada… ¡Cuídate, mi amor!
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