Todo por una moneda
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Ignacio30.
Mi nombre es Ignacio y tengo 30 años, todo comenzó un día al salir a trabajar, camino al metro, la vi con su uniforme, usaba una faldita a cuadros, una blusa entre abierta que invitaba a la imaginación con sus mas oscuros secretos y una corbata que solo servia de adorno a tan espectacular muñeca, mientras me acerca note su mirada con ojitos de pregunta, al llegar a ella me dijo:
– Hola!
– Tendrás una moneda?(era común encontrar colegialas a principio del año, recolectando monedas para sus escapadas después de clases.
– No, le dije solo un billete
– Igual me sirve, respondió ella con voz picaresca
Ahí comenzó mi mente a maquinar la mas sórdida de mis historias
– Te lo cambio por un beso, le dije
– Ella entre asombro y complicidad dudo pero me dijo bueno!
Nos apartamos a una pequeña plaza en frente de la estación de metro, donde el trato se consumo con las condiciones de ella, tenia que ser solo por un minuto.
– Nos sentamos en el banco más lejano, para escapar de la miradas de los pasajeros que por el apuro de llegar a sus mediocres trabajos le impedían mirar los detalles de la vida.
– Como te llamas?, dije
– Nicole, respondió ella
– Y que edad tienes?
– 16, hace un mes los cumplí,
Ella me solicito el dinero con anticipación, a lo que yo accedí, me acerque a ella solo con mis labios, procurando no asustar a mi pequeña presa, el primer contacto con esos labios dulces y suaves, mezcla de miel y calor, fue llegar al cielo, comencé suavemente a besarla, recorriendo cada milímetro de ese manjar, apretando de vez en cuando sus delgados labios, con ganas de arrancar cual lobo un trozo de su presa, luego lentamente fui introduciendo mi lengua, ese minuto parecía un hora, luego con mi mano alcance su cintura y pude sentir como temblaba, hasta que sus phone anunciaba el fin del trato,
– Ella con ojos de asombro me dijo
– Nunca me habían besado así!, me comento que tenia novio hace un par de meses, pero que sus besos parecían de sapo, en mi interior solo pensaba, que era normal que un pendejo de 16 años no sepa nada, de cómo tratar un mujer.
– Quieres repetirlo le pregunte
Y ella solo respondió con un fuerte beso, ahora la cosa se pondría mas intensa, mis manos ya no estaban escondidas, si no que están rozando su rodilla, con las puntas de los dedos, comencé a explorar sus muslo, suaves y firme, deslice lentamente mi manos por su entre piernas, hasta tocas sus tanguita, la cual pude sentir húmeda, con la yema de los dedos presionaba, con pequeños círculos, su cosita, dejando escapar ligeros gemidos, ella por su parte solo se aferraba a mi cuello, como un naufrago a su ultimo aliento de vida
En un segundo me percate que nos observaba un jardinero del parque, por miedo a la policía, la aparte lentamente y le dije que nos observaban, mi sorpresa fue mayor cuando me dijo
– Vamos a tu casa!
– Pequeña que deseas, pregunte
– Seguir aprendiendo respondió
Mi departamento se encontraba solo a una cuadra, llegamos y ella al entrar solo busco de forma instintiva el sofá, nos comenzamos a besar nuevamente, mis manos pecaminosamente acariciaban su cosita, suavemente deslice su tanguita a un costado y pude sentir el calor del interior de tan frágil cuerpo, de pronto se aparto de mi lado y de un jalon se saco su tanguita y se sentó sobre mi entrepierna, presionado mi pene el cual ansiaba salir, dejo su espalda en mi pecho, seguí con mis labores de masaje mientras su cuerpo se curvaba con cada caricia y agoba sus gemidos con mis besos, lentamente desabotones su blusa, dejando su pequeño sostén aprisionando su deliciosos pechos, ella se enderezo y se los quito, ahora sus pechos estaban a merced de mi caricias, los cuales lentamente acariciaba con mis labios, a lo que ella solo respondía con agónicos gemidos, luego ella me sepulto
– Quiero tenerte a dentro
Era virgen y no quería perder la oportunidad de dejar de serlo con alguien que si sabe y que le hace sentir tan rico
Ella con mucha prisa, saco de entre sus atadura mi pene, ya duro y erguido comun un guerrero que se enfrenta a sus propios miedos, la senté en el sillón y me arrodille frente a ella, su cosita rosadita, jugosa iba a dejar de ser virgen en unos minutos, acerqué mi lengua y la introduje lentamente, realizando movimientos circulares y no se contuvo y me lanzó sobre la alfombra y se puso sobre mi, esta vez ella quien besaba mi pene, de pronto lo tomo y lo coloco en su cosita, sus ojos solo mostraban lujuria,
– Tu controlas la situación le dije
– Baja lentamente
Ella solo puso su cabeza en mi hombro y comenzó a decender lentamente, sentía la presión de la estreches de su cosita, pero entraba sin mayor dificulta, hasta que sus nalgas toparon en mis muslos,
– Descansa un minuto que el resto lo hago yo
Tome sus caderas y comencé a levántalas, sentir que con cada embestida su joven cosita no resistiría mucho, mientras rasguñaba mi pecho y me mordía el hombro, de pronto senti sus pequeños espasmos que eran señal de su primer orgasmo, luego de unos minutos sus fuerzas se acabaron, no logre terminar, aunque el hecho de hacerlo sin protección le asustaba, se quedo dormida en mi pecho, al despertar, la acompañe a la ducha, se puso nuevamente su uniforme, no paraba de besarme, le di una pastillas anticonceptivas, para emular la pastilla del día después, le comente que tenia novia y que esto no se podía repetir, a lo que ella respondió,
– No soy celosa
– Además quiero seguir con mis clases
Así continúo la historia, pero ya me alargue mucho, espero leer sus opiniones y las chicas no olviden que es mejor un hombre sabio que un pendejo precoz.
Visitantenocturno3o@gmail.com
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