Trabajando en la sierra
Conseguir ese cuarto de hospedaje, fue mi mejor desición..
Mi nombre es Pedro y soy ingeniero agrónomo, por algunas situaciones me quedé sin trabajo así que a mis 37 años tocó empezar de cero.
Al postularme para un trabajo de campo, me aclararon las desventajas de éste, que sería en una zona serrana del país, aislado de la ciudad o pueblos grandes, sin señal y en una gran pobreza de esa zona.
La necesidad de dinero me obligó a pasar por alto esos detalles y acepte.
Empaque mis pertenencias y me lance a la sierra, llegué al pueblo más cercano de la localidad destino y me informe de las formas para llegar a esa localidad enclavada en el olvido.
Según los pobladores la localidad estaba a tres horas de ahí, caminando, que a mí se me hicieron eternas.
Segui las instrucciones para llegar a mi destino y por fin pude llegar. Mi estancia ahí sería de meses así que una vez recobrará la respiración, me dispuse a buscar alojamiento.
La localidad de nombre San José, era de a lo mucho 10 familias en suma pobreza, lo que me dificultaría encontrar asilo.
En la tiendita me presenté y les comenté mi situación y a lo que iba y de inmediato me ofrecieron apoyo, dándome el rumbo de dónde me podría alojar.
Llegué a la vivienda y saludé, salieron algunos perros y detras una señora de unos 35 años, con un vestido algo desgastado pero k dejaba adivinar un cuerpo un poco grueso pero formado. Se le marcaban unas piernas gruesas y morenas y unos pechos grandes y redondos así como un trasero parado y redondo.
Su cara algo descuidada por la falta de atención y con una actitud muy hospitalaria.
Saludé con un «hola buenos días, soy el ING Pedro y me dijeron que con usted podría encontrar un espacio donde podría quedarme».
Con una sonrisa tímida me dijo, «soy Juana y si UD puede soportar las dificultades nos podríamos arreglar, tengo un cuartito con una cama y una mesa, si gusta verlo»
-claro que si, respondí mas animado por el cansancio que por otra cosa.
Camine detrás de ella y mi cansancio no impidió que mis ojos se fijarán en el movimiento de su trasero al caminar.
Me mostró el cuarto y nos arreglamos en el precio ridículamente bajo para los precios de la ciudad aparte de que ahí mismo comería.
Cai como tronco y desperté asta otro día. Ya más relajado salí a conocer la casa y el patio como a las 9 de la mañana.
-ya despertó? Vengase a desayunar me dijo la señora con amabilidad.
Me senté en una mesa algo vieja pero el olor del desayuno me izo ignorar las condiciones del lugar.
Pregunté si vivía alguien más ahí y me dijo:
– si , mi esposo, que está enfermo en cama inmóvil por un accidente y mi hija de 12 años, que temprano se fue a la escuela a una localidad cercana.
-orale, que bien. Oiga será que puedo darme un baño? Le dije
-claro, le muestro donde.
El baño era solo un cuarto hecho de telas y plásticos con una cortina y piedras acomodadas como piso.
-aqui nos bañamos mi hija y yo, y pues ahora usted.
Tome un baño y me dispuse a salir a reconocer el terreno donde haría los estudios.
Regresé al mediodía y entre al cuarto, y la tranquilidad del ambiente serrano me permitió escuchar a alguien bañándose, por instinto me asome por la cerca de madera del cuarto y por la cortina entreabierta del baño pude ver a doña Juana totalmente desnuda y enjabonada lo que provocó de inmediato una erección y una calentura en mi. Me empecé a tocar la ruta ya dura y sin quitar la vista de su cuerpo me la empecé a jalar asta derramar toda la leche en el suelo viendo sus pechos redondos y grandes y ese culo cada vez que se agachaba a sacar agua del bote. Me tendi en la cama y luego me limpie y salí como sin nada por supuesto sabiendo que ahí en esa casa podría tener todo lo que pudiera necesitar.
CONTINUARA…….
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