Trabajando en la sierra 2

Ver así a doña Juana hizo que mi cabeza pidiera más y lo trataría de conseguir..
Más tarde y aún en mi cabeza la imagen de doña Juana bañándose, escuché que me llamaba desde la cocina.

-Ingeniero, venga a tomarse un café , me dijo la señora.

No me hice esperar y entre a la cocinita, intentando estar lo más cerca de ella, esperando una oportunidad de tantear el terreno y conocer su forma de ser, No quería echar a perder la oportunidad de pasar de maravilla los meses que durara mi trabajo en la localidad.

Me senté y pronto me llevo una taza de café y otra para ella, usaba un vestido tipo veraniego algo usado y descolorido , aunque al igual que el anterior se ajustaba a su bien formado cuerpo.

-cuanto tiene su esposo enfermo? Le pregunté para romper el hielo.

-pues ya va para tres años, así que imagínese las que he tenido que pasar para salir adelante con mi hija. Pero no me detengo, así tenga que trabajar de sol a sol. Dijo con una sonrisa.

Le tome una mano, de una forma natural y espontánea, y le dije:

-me imagino, sin la presencia de un hombre.

Ella se puso algo nerviosa, pero no hizo por quitar la mano.

– Oiga y apoco no le ha salido algún aprovechado por aquí jajaja, le dije en tono de broma.

— nooo, que va — me dijo, aquí no hay hombres disponibles , aparte quien va a querer a una vieja como yo jajaja.

Vi un espacio para intentar algo, y le respondí.

– no se crea je je, uno nunca sabe dónde aparecerá la liebre.

Ay usted, como es….

De verdad, le dije aún sin soltar su mano.

Se paró de la mesa y dijo, iré a ver si está cómodo mi viejo, solo me asomare desde la puerta y regreso.

Al caminar voltio y me sorprendió con mi vista clavada en su culo. Alcé la vista y la mire y ella solo sonrió.

De inmediato me pare y fui detrás, y llegué a la puerta del cuarto detrás de ella, me le pegue despacio detrás y la tomé de la cintura y le dije al oído:

Me dijo que tenía una hija, donde está?

— ella se queda en la otra localidad y se regresa los viernes.

Entendí que estábamos solos (y su esposo inmóvil).

Así como estabamos susurrando, pegado atrás de ella, me atreví a darle un beso en el cuello que la hizo estremecer, al no negarse la tomé de la cintura con una mano y con la otra empecé a tomarle las piernas por encima del vestido.

Ella continuaba callada suspirando y yo aprovechando. Subí su vestido hasta la cintura y empecé a besarla con más fuerza a lo que ella empezó a responder tomándome las manos y jadeando.

De pronto, se me soltó del abrazo y fue hacia la mesa y yo detrás de ella.

Me dice– ingeniero, que está haciendo?… Porque pasó esto?

La tomé de frente y la bese nuevamente, y mis manos fueron directo a su redondo culo que tantas ganas tenía de tocarlo y a decir verdad, por la forma de moverse doña Juana, ese culo también tenía ganas de ser tocado.

Sus pechos se clavaron en el mío y los sentí grandes y duritos.

Juana..le dije… Dame la oportunidad de hacerte vivir muchas de las cosas que no has vivido y algunas que jamás imaginaste vivir.

No lo se, me dijo aún excitada, dejame pensar, toma en cuenta que aquí está mi marido, y tampoco estoy acostumbrada a hacer esto.

No vi la necesidad de presionarla y accedí a lo que pedía no sin antes volver a tomarla de las nalgas y darle un beso de lengua que respondió gustosa.

Se alejo a su cuarto y yo al mío los dos demasiados calientes como para no continuar con las intenciones de hacerle de todo y dónde fuera a doña Juana.

Continuara…..