Tragos de Brandy y Semen
Soy amante de la lujuria junto a unos buenos tragos. Usualmente me pongo atrevida cuando las copas suben a mi cabeza, humedecen mi entrepierna, convirtiéndome en la zorra que desearías tener en tu cama esa noche..
Una tarde, caía el ocaso, mientras escuchaba Kyle Dion, me encontraba en un café bastante frecuentado por ejecutivos que se alegraban de salir de oficina, ansiosos por un fin de semana tranquilo, o ansiosos de, en medio del frío de la ciudad, encontrarse con una señorita que, aun despojando sus ropas, les diera calor.
Un café bombón era mi deleite esa tarde. Cuando el bartender me hace llegar un Long Island.
Bartender: ¿Señorita? Esto es un presente.
Gabs: Disculpe, ¿Quién lo obsequia?
El chico desvía la mirada, señalando a un hombre apuesto, alto, cabellos y barba ya con tenues cabellos plateados. Le extendí una sonrisa tímida (si, de esas que te puedo poner después que me acaban encima) y el me la regresó.
Se acercó a la barra, y se presentó. Mateo era su nombre. Divino desliz. Su olor era extraordinario, un perfume amaderoso, mandíbula fuerte, y manos cuyas venas marcaban. (Me imagina las de su verga y sentía un cosquilleo delicioso)
Luego de varios tragos (que ya estaban de subidon), me di cuenta que estábamos sumamente cerca, me susurró al oído si quería llevar esa casualidad a su departamento, y accedí.
Mientras el manejaba su auto yo lo escuchaba hablar y me sentía perdida en su perfecta manera de decir las palabras, me encantaba su voz y solo me preocupaba que la dejaría de escuchar cuando estuviera entre mis piernas comiéndome el coño.
Me acerque a él con un poco de sigilo mientras seguía manejando, se que me vio acercarme, más aún cuando con mis manos abrí su pantalón y empecé a masturbarlo lento y suave, bese un par de beses su cuello y note que su polla se puso aún más dura en mis manos, se me hizo la boca agua al instante y solo seguí mi instinto de zorra que sale a flote cuando tengo unos tragos de más en la cabeza.
Empecé a chupar esa polla como si fuese el mejor de los chocolates para el deleite de mi paladar, subía y bajaba con mi lengua, daba giros en la punta y lo metía de nuevo completo en mi boca, que polla tan rica estaba disfrutando, sentí que el auto se detuvo y Mateo me dio una fuerte nalgada que hizo que mis gemidos afloraran de mi boca para su goce.
Bajamos del auto y entramos a su departamento, al llegar, era un lugar increíble, muebles y pisos de madera. Tomo un par de vasos cortos y sirvió hasta el tope.
Mateo: ¿Unos tragos más, dulce Gaby?
Gabs: ¿Qué es esto?
Mateo: Un brandy afortunado, que puede hacer juego con tus senos y tu lengua.
Comenzamos a besarnos de manera desenfrenada, su lengua se juntaba con la mía, un delicioso sabor a sexo y a alcohol, ¿lo has experimentado? Me arrancó la blusa y mis tetas quedaron al aire.
Mateo: ¡¡Que ricas tetas que tienes!!
Comenzó a chuparlas y a morderlas, las lamía y a mí me encantaba. Yo apretaba su cara contra mis tetas para que se las comiera toda.
Su lengua se paseaba por mis pezones y yo gemia de placer, me pegó a la pared y seguía en su labor desenfrenada de devorar mis senos, estaba súper mojada solo con su lengua en mis tetas, metió su mano en mi panty y comenzó a tocar muy despacio.
Mateo: Que mojadita, que rica, ¿todo esto es para mí?
Gabs: ¡¡Dame rico!! ¡¡Hasta el fondo papi, por favor!!
Al escuchar esas palabras, su semblante cambió, ya no éramos aquellos que charlábamos, nos habíamos convertido en animales sexuales hambrientos.
Soltó el broche de mi cinturón y en un solo movimiento ya no tenía pantalones y estaba en pantys, me dio vuelta y me coloco en cuatro, anhelaba que me penetrara fuerte, pero sentí su lengua en mi coño y fue demasiado rico, ya solo quería que me hiciera su puta a su manera.
Gabs: aahhh!!! Que lengua tan rica!! Dios mío!! No pares!! Ahh ahh aaahhhhh!!!
Cada vez más mojada por su saliva y mis fluidos, mis piernas temblando y mi coño super caliente pidiendo una polla dentro a gritos, metió su verga completita en mi coño, y cada vez que entraba y salía se escuchaba como mis fluidos corrían dejando expuesto mi cuerpo y lo rico que la estaba pasando.
Me daba duro y me encantaba. Mientras me lo metía y sacaba, su pulgar estaba en mi culo presionando, y ¡¡Dios que rico!!
Mateo: ¡¡Ahhh que divina estas!! ¡Que apretadita, que rico!! ¡¡Ahhhhh!!
Gabs: ¡Ahhh, no hmm no pares por, por favor hmm ahhhhh!!
De repente hizo una pausa y buscó la botella de brandy que estaba junto a la mesa. Puso su pene en mi boca, y se vino completito, al mismo tiempo que llenaba mi boca de brandy. Los líquidos fluían por todo mi cuerpo y yo, seguía mamando rico como toda una puta.
Su lechita tibia recorrió toda mi boca, y yo como buena niña, me la tragué todita.
Quien diría que un café bombón, me daría una noche divina. ¿Te imaginas que fueses tu?
Escrito por: Gabriella
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