Traviesa y caliente vecinita.
Una vecinita enamorada me pregunta que si mañana puede venir a mi casa..
Cuando tenía unos 17 años estaba en mi casa materna y vi pasar a una vecina de dos calles más abajo, yo la conocía desde que era una bebé, iba pasando y me miraba fijamente hasta que no podía más y en la distancia volvía aparecer con la misma actitud hasta que inesperadamente cambió el rumbo y se vino directamente ante mí. Ella podía tener unos once o doce años. Yo estaba de pie a la entrada, recostado al marco de la puerta; mi mamá en la iglesia, estaba solo a esa hora de la noche.
Me dice que necesita hablarme. Era una niña delgada y sin nalgas ni tetas en un pantalón largo o slack apretado y una blusa de tirantes sin manga. Tenía una cara bonita y lindos y grandes labios dueños de una sonrisa de ensueño.
-¿Para qué soy bueno? -Le pregunto.
«-¿Me dejas entrar?» -Responde.
La casa es grande de dos plantas y unas ocho habitaciones. Estamos en la sala.
-¿Crees que soy bonita?. -Me dice de entrada.
Se ha quedado de pie al frente de mí que estoy sentado en un viejo sofá estilo Luis XV, la tomo de la mano y le pido que se siente para hablar.
Su pregunta me ha tomado por sorpresa así como su visita. Si bien, la he visto crecer no he sentido ningún tipo de interés físico que es por donde entran los sentimientos, los deseos, además, es una culicagada, a la que nunca antes he hablado más allá de un Hola o de un Adiós. Ella ahora luce nerviosa, mueve sus pies y transpira.
-Eres muy bonita Vanesa, pero te veo con los ojos de un vecino mayor que ya no está para juegos con niñas.
«-Ya no soy una niña y tu me gustas, estoy muy enamorada de ti desde que te conozco.»
Eso me hace sonrojar y ella lo nota. Ahora soy yo el que está desconcertado.
-Eres una niña linda Vane, estás creciendo y pronto vas a tener muchos muchachos detrás de ti. Ten confianza y vas a ver que te olvidas de este capricho. Mira, entro a la Universidad el otro semestre y me voy de la ciudad.
Al decir eso, ella se ha puesto más inquieta y de su cuerpo emana un olor suave y rico de un perfume juvenil.
«-¿Te vas ha ir…?, yo empiezo el bachillerato el año entrante.» -Y empieza a sollozar «-Es que soy fea y nadie me quiere…».
La chica se encoge de hombros en el sofá y se recuesta a mis piernas. Le sobo la cabeza y su larga cabellera, le digo que esté tranquila que pronto va llegar ese novio que esté todo el tiempo con ella.
Le digo, que eso falso, y mi mano está en su rostro y cuello, tiene un sudor frio
«-Es qué lo he venido pensando, y yo sólo te quiero a ti».
-¿Pensando qué?
Tiene su cara sobre mis piernas y mi pene comienza a reaccionar. Ella lo siente.
Le señalo que prenda la lámpara del rincón y apague los focos de la sala. Se ha ido la luz intensa y a surgido una atmósfera más discreta para seguir la conversación. Al regresar se para delante de mi y yo sigo sentado, la vuelvo a jalar para que se siente y ahora lo hace más pegada a mi. Me mira y pone sus dos manos en mi pierna. Yo le pongo mi mano derecha que la cubren todas, están frias y húmedas.
-¿Por qué me has escogido a mi Vane?
Ella no deja de mirar mi ojos. Sus ojos lucen suplicantes y vergonzosos.
-«Mmm, no te he escogido, sólo es que tu me gustas. Mis amigas hablan de ti, de tu porte y como hablas, dicen que eres tierno y siempre tienes una sonrisa en el rostro.»
-Así es que piensan: ¿Mafe, Camila y Jennifer?.
«-Siii, y otras señoras grandes. Que eres un buen mozo y educado. Eso me da celos y lloro porqué tú no te fijas en mi nunca.»
-¿Vane y tú juegas a las muñecas todavía?
«-Noooo, ya hace tiempo la dije a mi mamá que no me compre eso. Que quiero un computador.»
-Vane, no hace mucho te cargaba y besaba tu chochito, ¿y mira ya quieres tener amores conmigo?.
Ella al escuchar eso rie, y me pellizca para decir que eso es mentira, yo le insisto que es así y que le olía a feo. Ella se ríe y se abraza a mi. Entonces abrazada por el hombro le pregunto:
-¿Y jugaste alguna vez a La Casita?
-«Mmm, siii, con mis muñecas y unas amigas.» Parece reanimarse y sonreír: es bella su sonrisa.
-¿Y quien hacía de papá y de mamá?
-«Mmm, yaaa, nooo, esoo lo jugabamos con un vecino y un primo de Camila».
-¿Entonces ya sabes besar?.
-«Mmm, si, pero no tanto, quiero aprender más, como mi hermana.»
-¿Y que hacían en el juego? -Ahora sus manos de frías se han tornado calientes y ella se muerde el labio para contestar.
-«Mnnn, nos besamos…, y me retregaba su pipi chiquito en mi chochito y se movía un poco y decía que eso era hacer el bebé.»
-¿Y te gusta el sexo? -Ella piensa y declara que si, pero que cuando me ve o escucha de mi, se siente animada y caliente del amor.
«-¿Y tu hiciste cosas, cuando niño jugaste a la familia?».
-Bueno si, jugué mucho, tuve mucho juegos con mis amigas y vecinas que ya no viven por aquí.
-¿Y se las metias?.
-Uuff, a casi todas, todas eran mamás y yo papá en el juego. -Mi pene está a reventar.
Con su charla ahora soy yo el que ardo, entonces le pongo un dedo en el mentón y roso con la yema su boca y la acercó lentamente la mía, ella se estira como si lo esperara y alcanza mi boca, que la besa con gran presión chupando sus labios, buscando su lengua, ella parece ahogarse.
Bajo por su cuello y por su pecho
hasta su vientre plano y subo hasta sus pechitos bajo su corpiño: son dos pequeñas bolitas blandas. Ya estoy mas qué excitado. No me despego de su boca y le digo, dando unos besos intensos que la hago buscar aire. Me agarró el pene que está aprisionado y ella mira el bulto de mi pantalón:
-¿Quieres que te de amor con lo que tengo aquí?
Ella duda en decir que Si, posa una de sus manos sobre mi miembro como distraída por el beso. Entonces abro el cierre, mi bragueta y lo libero erecto y lubricoso. Ella sorprendida lo mira y lo toma con su mano temblorosa agarrando el tallo que no logra cerrar con su dedos.
-¿Te gusta? -Ella constesta que si, como ida.
La vuelvo a besar y ella se aferra más fuerte a mi verga ya palpitante. Le sobo la espalda y trato de meter mi mano por sus nalgas pero está muy apretado su slack. Ella se abre el botón y el cierre. Veo su vientre plano y firme.
La llevo abrazada por la espalda ciñendole mi verga, sobando con mi dedo su cuca muy húmeda y sus pezoncitos con la otra; a la parte de atrás de la casa, el comedor, y me bajo hasta las rodillas el pantalón. Ella lo mira y me mira, tiene una mirada libida, brillante.
-Toma, es tuyo, comelo. -Ella no entiende, hasta que se hinca y lo comienza a chupar, lame sólo la cabeza y parte del tronco, no le cabe en la boca.
-¿Te gusta hacer esto?, ¿esto es lo que pensabas hacer hoy?
«-Mmm, siii.» -Me dice:»Soñaba en este momento.»
-¿Quieres sentirlo dentro?.
«-Es grande tu cosa, pensé que era más pequeña.»
Mido 1.90 m y ella 1.40m: -¿Te lo quieres comer…? -Le advierto:-Mi mamá regresará en una hora.
-«Siii, quiero que me ames». -La ayudó a sacarse el apretado slack y tiene una diminuta tanga, y veo su chochito sin pelos de color moreno, sus nalgas son redondas y firmes, pero sin mucha carne. Es una flaca linda, desnuda.
Está desnuda de abajo, la acuesto en el Mesón de roble del comedor y le poso la verga entre las piernas que llega más arriba del ombligo que tapa todo su pequeño chocho. Ella está asustada pero confiada, me tiene las manos agarrada una y una. Le quito el slak y puede abrir ahora las piernas. Es una belleza de niña con sus flacos muslos y su gordita vagina de la que sobresale su rugido clítoris.
-No te va ha caber. -Le digo. Ella me aprieta más las manos. Ven chupamelo un poco y ella lo hace, como si fuera un juguete nuevo o una golosina, con su rostro iluminado.
-¿Has chupando andes?.
«-Mnnn, nooo, primera vez. Si he visto a mi hermana chuparse con el novio sus cosas.»
Bajo hasta su chochito y lo beso, huele a sexo a flujo de mujer. No ha reglado aún me informa. Y se lo chupo y chupo su ano tierno que huele a bebé y sudor. Ella se arquea y estremece abriendo y cerrando sus piernas. Está muy mojadita. La beso con sus propios fluidos y olor sexo como lo había leído en una novela de Cortázar: «¡como logos!»-Dice el Maestro. Y eso la excita más. Tomo el tronco lo punteo y ella tira atrás sus nalgas para no sentir la punzada. Le meto la cabeza nada más y doy brochazos suaves a lo largo de su pequeña y mojada entrada. Ella tiembla y su vientre tiembla como sus piernas y en sus ojos hay temor al dolor o a lo que se imagina.
Se lo sacó, la comienzo a besar y busco sus bolitas de tetas y las chupo echando arriba su blusa y corpiño, le siento el corazón salir de su pechito. Ella gime: -Ven, ya te la voy a meter.
«-Mmm, si, esa cosa tan grande me va doler.»
-No mucho, tranquila, te lo voy a poner despacio hasta donde tu aguantes. -Y la abro, le punteo y se resbala abajo/arriba en su húmeda y roja cavidad. Hasta que logró meter un poco más de la cabeza, ella sopla fuerte y se resiste sin gritar. La voy penetrando y llegó apretado a la mitad.
La sacó suave y la pongo de espaldas recostada a la mesa de frente, tiene ese trasero con esas nalguitas planitas y el anito allí mismo. Y la vuelvo a coger por su veginita que se ve inflamada por el invasor de carne que recibe, y ella se queja. La voy presionado hasta casi mis bolas. Allí expele un gritito ahogado: «-ahahaaay».
-Eres profunda Vanesa y lublicas bastante, mi amor.
Mientras digo esto, está enzartada y
comienzo a embestir lentamente por su puchita, despacio-despacio hasta, que con un buen y firme recoston logró romper su tela virginal, ella sólo gime y jadea tapándose la boca y parece aliviada su mirada, no sufrió la resgajadura y soporta contenida mi penetración, está tensa y suda su espalda.
Le doy varios largos hasta casi la vulva de metes y sacas en su apretado sexo y me vengo con un gran orgasmo que me hace temblar y jadear como desde hace tiempo no sentía. Y luego de unos minutos lo saco con restos de semen y sangre. Ella al ver la sangre en su chocho y en mi pene, me pregunta:
-«¿Es la menstruación?»
-No mi reina, es tu virginidad, ya eres una mujer. -Ella parece volverse sentimental y se le aguan los ojos y también sonríe.
La beso y le quito la blusa sudada.
La llevo al baño, estamos desnudos
bajo el agua, ella cuida de no mojarse la cabellera. La baño pasando una esponja por todo su cuerpo, es una niña fuerte, la beso y nos abrazamos. Y mi pene otra vez empieza a levantar y ella lo agarra y menea y pajea como un bastón. Le meto la mano por sus nalgas y ella se abre para sentir mi dedo.
-¿Te lo quiero meter por allí?
«-¡Hazme lo que tu quieras mi amor!.»
Le meto un dedo de mi mano tan grande como un pene, ella se queja un poco pero resiste. La alzo y la chupo toda, ya su cabello está mojado y a ella no le importa. Chupo su anito sin mucha nalga que lo cubre, se la muerdo despacio y le bajo el lomo para empezar a penetrar su virginal orto.
Ella está reclinada con las manos en la tapa de la tasa, la pullo con mi glande un tanto puntudo, le echo jabón líquido y se va resbalando y veo deslizar superando el rojo que se torna blanco por la resistencia del virginal esfínter. Ella se mueve y se queja con pujitos mientras que mi hinchado falo avanza por su apretado orificio que ha cedido no sin gran pericia y maltrato. Suelto el aliento para tomar otro aire e inserto otra vez hasta llegar a la mitad y la empiezo a embestir de nuevo. Ella parece sentir un gusto como siento yo el mío que casi por tanta emoción pretende eyacular. Y le doy dos o tres fuertes embestidas y derramo en su interior toda la carga que queda de mi güevos. Ella jadea al sentir la inflamación de mis descargas y orgasmos. Las piernas le tiemblan como a mi y me siento en la tasa y a ella sobre mi pierna, le hecho agua con la regadera de mano para aliviar su ordor, cansancio y debilidad. Ella mira aún mi pene erecto brilloso pero sin caca ni sangre y lo soba, y en sus ojos veo ternura, entrega e ilusión. Yo la beso y sus labios se han engrosado en un carmesí intenso por mis besos, me he enamorado de su boca y la hago desvariar como mi pasión.
-¿Y qué van a decir con ese cabello mojado cuando llegues a tu casa?.
-«Mi papá ni mi mamá están en la ciudad y mi hermana Dayana me dijo que saliera porque está con el novio. Entonces me recordé de ti, y venía a buscarte sin esperanzas hasta que te vi; pero ahora llego y me meto en el baño, ¿ya somos novios?.»
-Si mi amor, hasta más. -Arreglado su ropa y acompañandola hasta la puerta.
«-¿Mañana puedo venir?».
No le digo nada, la veo salir corriendo para su casa.
Fin.
Agradezco sus comentarios:
@Kuripi
siguele contando amigo buen relato… 🙂 😉 🙂 😉
Gracias por comentar, espero darles el siguiente. No dejen de leer mis otros relatos aquí publicados.
Muy buen relato me gusto sigue asi
Gracias por comentar, espero darles el siguiente. No dejen de leer mis otros relatos aquí publicados.
Que rico relato amigo bonito inicio con la nena y cuando se entregan sin medida es delicioso se ve que la niña ya quería que le metas la verga sigue contando
Gracias por comentar, espero darles el siguiente. No dejen de leer mis otros relatos aquí publicados.
Si por favor continua, me encantan las niñas a las que les gusta la verga
Gracias por comentar, espero darles el siguiente. No dejen de leer mis otros relatos aquí publicados.
Buen relato amigo, esas niñas d
Se entregan bien rico. Te invito a leer mi relato, lo prometido es deuda jaja
Muchas gracias amigo por comentar. Si vi tu relato y me recuerda mi experiencia con la empleada de mi casa a los 5 y ella de 15.
muy buen relato hasta tierna historia , ya con ganas de la siguiente 🙂
Gracias amigo, es una tierna historia, espero te gusten otras historias mías aquí publicadas pulsando Yatekuri. Y me comentas.