Un paraiso en sierra de Oaxaca
Mi primera pequeña.
Un paraíso en la Sierra
Mi nombre es Guillermo tengo 40 años vivo en la ciudad de Oaxaca, soy profesor, cuando sucedió lo que voy a contar yo tenia 32 años, un dia en la Secretaria de Educacion donte trabajaba abrieron una convocatoria para realizar practicas de 6 meses en un medio rural, me inscribi y me asignaron una pequeña comunidad a 30 km de la ciudad de Huautla de jimenez en la sierra norte, la escuela es pequeña,
El clima era frío, llovía mucho, la gente es muy amable y había muchos árboles y montañas alrededor, y el ambiente semi-rural que dominaba todo el lugar me gustaba, rente una pequeña casa y diariamente acudia a la escuela primaria, no habia mas de 30 alumnos desde los 6 a los 12 años, la mayoría indígenas del pueblo y la región, la mayoría vestia sus ropas tradicionales, habia 22 niñas y 8 niños, las niñas vestían su vestido regional suelto de dos piezas y huaraches, con razgos indígenas morenas de pelo largo negro adornados con lo que llaman tlacoyal, los niños la mayoría eran no mayores de los 8 años, por tradición los mayores a esa edad ya ayudaban a sus padres a las labores del camp, hablaban su lengua el zapoteco y algo de español asi que el trabajo era enseñarles bien el español y las materias de la educación primaria
Observandolos se notaba su deseo de aprender y dentro de su timidez natural resaltaba su alegría y interés por aprender, fuera de las horas en clase, su actitud era de respeto a los mayores, en la escuela se les proporcionaba el desayuno que enviaba el Dif de Huautla, también habían acondicionado un baño y otro espacio con regaderas para que los niños se bañaran si ese era su deseo
Las niñas eran las que mas hacían uso de las regaderas al terminar las clases y antes de irse a sus casas, un dia al salir tuve ganas de ir a orinar, al pasar por el cuerto de las regaderas oi risas, la puerta estaba entreabierta, no tenia la intención de detenerme a ver, pero fue mas grande mi curiosidad, estaban 4 niñas bajo la regadera, desnudas, 2 de ellas de muy pequeñas, una de 9 y la otra de 10, ya las conocía por sus nombres y edades, la que mas se reia y bailaba era Laura, obseerve su cuerpo menudito pequeño, no tebia aun pechos solo unos bultitos coronados por unos pezoncitos morenos, paraditos supongo que por lo frio del agua, espalda recta, acinturadita y unas nalguitas redonditas hermosas, se le veía su vulva gordita partida por la rajita, me parecio demasiado e incorrecto seguirlas viendo, eran solo unas niñas, la mayor era Petra muy morenita con un cuerpo ya mas formadito pero igual de niña, no espere mas y me retire, pensando que no era propio verlas
Esa noche de repente me vino a la mente los cuerpecitos desnudos de las niñas, pero particularmente el de Laura, sentí que mi verga se endurecia, pero sabia que eso era impropio y trate de olvidar el asunto
Pues en fin, como se imaginarán, despues de aquella primera visión aunque trataba de evitarlo no dejaba de observar a Laura aun con su vestido típico holgado yo sabia bien que dentro estaba un cuerpecito hermoso, jamas me habia fijado en una niña pequeña de una manera diferente a lo normal, pero ahora me llamaba la tencion y la veía diferente
Mientras pasaban los días empecé a conocer mejor a mis alumnos. Había otras alumnas del mismo calibre que Laura pero de ellas hablaré después; por ahora sólo diré que la química entre mis estudiantes y yo fue excelente e inmediata y todos estaban muy emocionados con su nueva clase, me llevaba de maravilla con todos ellos y se esforzaban mucho por trabajar y aprender durante las horas que compartía con ellos a diario. Sin embargo algunos tenían problemas para comprender ciertas cosas, y entre ellos estaba Laura. Yo me esforzaba por enseñarle, pero tenia problemas de entendimiento
Un día mandé a llamar a los padres de Laura para hablar con ellos sobre su hija. Resultó que vivía solamente con su abuela. Ella llegó al final de las clases, era una señora ya mayor indígena solo hablaba zapoteco y algunas palabras en español, hice uso de un maestro que lo hablaba
Le dije que no se preocupara, que Laura era de las alumnas más educadas de su grupo y que otros maestros hablaban maravillas de ella, pero que estaba teniendo algunos problemas para trabajar en mi clase y que si ella y la niña estaban de acuerdo podía darle algunas clases extra por las tardes dos o tres días a la semana en mi casa.
Ella me dijo que su nieta tenia problemas desde que se murieron sus padres en un enfrentamiento con sus vecinos por unas tierras, era rebelde y como ella era muy pobre no alcanzaba a alimentarla bien que no sabia que hacer, pero acepto llevar a la niña a mi casa sin falta lunes, miércoles y viernes de 4 a 6 pm a partir de ese momento
La niña aceptó solo inclinando la carita y viéndome con timidez, mi clase le gustaba mucho pero era cierto que no se le facilitaba tanto la nueva lengua como a el resto de sus compañeros Las autoridades de la escuela no tuvieron problema con mi sugerencia y así quedó todo decidido.
El primer dia que la abuela la llevo, quede sorprendido, Laura no traía el tradicional vestido de dos piezas largo, ahora vestia una falda corta que le llaman choule le llegaba a las rodillas y una blusa blanca que le llaman zut, el cuello en forma de v permitia ver el nacimiento de sus pechos y casi sin mangas dejando descubieros sus torneados brazos, no traía el tocado de la cabeza, ahora estaba peinada con trenzas, casi me desmayo de la sorpresa, se veía hermosa no pude evitar que mi mente borrara todas las objeciones y limitaciones morales y me llevara a desear poseer a esa niña
El tiempo pasó y Laura y yo desarrollamos lazos muy estrechos. Su timidez era un atractivo mas, La señora la llevaba a mi casa todos los días que acordamos y ella y yo pasábamos solos las dos horas, yo inventándome lecciones y trabajos para cada sesión y mi Laurita poniéndole todo el empeño para aprender lo que le enseñaba. Me encantaba ver su carita sonriente cuando hacía algo bien al primer intento, sus ojitos cafés brillantes me hipnotizaban, su timidez me atraía, en las noches empeze a pensar en ella, en su cuerpecito y inevitablemente tenia una fuerte erección que en ocaciones aliviaba masturbándome, luego razonaba que eso no estaba bien, no podía pensar en tener sexo con ella, era muy pequeña
Aun asi yo aprovechaba cualquier oportunidad para pegarme a ella, rozar sus brazos o mejillas, oler su largo cabello negro, desesperado por cualquier tipo de contacto que pudiera tener con ella. Ella todos los días cuando llegaba a mi casa solo me decía agachando la cabeza, buenas tardes maestro igual cuando se despedia en un gesto infantil de cariño, cosa que empeoraba mi situación y me tenía al borde de la locura.
Yo, de todos modos, no tenía pensado hacer un movimiento más amplio, pero curiosamente fue la propia abuela quien me dio la oportunidad de dar el primer paso para cumplir mis fantasías. Después de varias semanas de la rutina de las clases extra la señora también me tomó confianza Y debido a eso, un día viernes después de ir por Laura a mi casa la señora me dijo que quería hablar conmigo:
Laurita traducia, me explicó que tenía un familiar enfermo en otro pueblo un poco lejos de ahí, que estaba muy grave y que iba a ir a visitarlo, que Laurita la acompañaría, no tenia con quien dejarla asi que no acudiría a clases, yo le pregunte si no tenia familiares para que la niña no perdiera las clases y se atrasara, la abuela me dijo que no, entonces yo lanze una propuesta casi sin pensarlo, le propuse que si me tenia confianza la niña podría quedarse en mi casa, yo tenia una habitación extra, al oírlo los ojos de la niña se encendieron volteo a ver a su abuela hablándole en zapoteco, la abuela me dice, mi nieta quiere quedarse para no perder la escuela, y entonces para mi incredulidad, la abuela me dijo, esta bien maestro que se quede con usted va a estar bien, ahí termino todo quedamos que el lunes cuaando la llevara a su clase a mi casa, ya traería su ropa
Despues de mi imprudente propuesta tenia yo que ver que pensarían en la escuela, se los comente a los otros dos profesores, mis compañeros, uno era hombre y la otra mujer, Ramon no objeto nada y me vio con ojos ladinos, Ruth la profesora una señora casada con hijos, me comento que ella tampoco tenia objeción, que los indígenas asi eran de desprendidos, que solo le preocuparía lo que pensaran los padres de familia de la escuela, en resumen no habioa problema
Así, el lunes después de clases me llevé a Laurita a mi casa, ya con su ropa y todo lo que iba a necesitar empacado en una mochila extra.
Cuando entramos a la casa yo estaba aceleradísimo e incluso temblando un poco. Ella ya conocía bien la casa después de tantas visitas, así que le dije que pusier sus cosas en el cuartito de al lado del mio que yo, se pusiera algo cómodo y si quería descansara mientras yo preparaba la comida.
Me metí en la cocina y preparé un espaguetti con pollo, yo sabía que a ella le gustaba mucho comer eso. Cuando estuvo todo listo fui para avisarle que viniera a comer, y casi me da un infarto ante la vista con que fui recibido.
Laurita se había quedado dormida. Cuando entré al cuarto ella estaba acostada boca abajo en la cama, dormida. Su trenzas caía sobre toda su espalda, todavía tenía los huarachitos puestos y su falda estaba medio levantada, dejando ver casi completamente sus piernas, y más arriba, descubierto hasta la mitad, su hermoso y sobresaliente culito, con una apretada y pequeña pantaleta blanca delineando su perfecto par de nalgas y marcando la raja que las
Me quedé congelado por casi un minuto en la puerta, observando el leve ascenso y descenso de su cuerpo cuando respiraba, sin saber muy bien qué hacer. Finalmente decidí salir del cuarto le grité:
-¡Laura! ¡ya está la comida!
-¡Ya voy! -contestó después de unos segundos. empecé a poner todo en la mesa, intentando ocultar mi erección cuando escuché sus pasos, me dijo asi apenada perdón maestro me quede dormida
Yo sonreí y los dos nos sentamos a comer. Ella todavía llevaba la blusa blanca, su falda corta y sus huaraches Yo sólo daba gracias por tener una mesa de madera que pudiera cubrir mi hinchado miembro de su vista y no una de vidrio.
Conversamos poco ya que sus respuestas eran cortas y yo me deleitaba viéndola sonreír, masticar y llevar mechones rebeldes de cabello a la parte trasera de sus orejas cuando le cubrían el rostro.
Cuando terminamos de comer recogí todo lo de la mesa y le dije que fuera por su mochila. Ella me dijo, yo labo los platos maestro
-Ya son las 4 y no te vas a librar de tus cursos -le dije.
–
Regresó, puso su mochila sobre la mesa y empezó a sacar su cuaderno, lápiz y borrador. Yo, como de costumbre, tomé el cuaderno y empecé a escribir los típicos ejercicios de «completa la oración siguiente con la palabra correcta de la lista».
-Ya están, hoy tocan verbos -le dije, dejando el cuaderno frente a mi en la mesa.
entonces la miré y no pude evitar sonreír. Ella me sonrió, y entonces se sentó y empezó a trabajar. Yo me paraba y me colocaba atrás de ella, me inclinaba para ver lo que estaba haciendo, el aroma de su pelo y la vista de sus pechitos bajo su blusa me exitaban, mi miembro reaccionaba
Como nunca habia estado con una niña que seguramente no sabia nada de sexo y tan pequeña , pensé que primero debería yo exitarla al máximo para que lograra mi objetivo
Entonces se me ocurrio decirle que la mejor manera de que ella trabajara y yo revisara seri aque se sentara en mis piernas, Laurita me vio con su mirada timida pero se paro y lo hizo con naturalidad, probablemente sintió lo duro de mi verga, pero no dijo nada
Al momento el aroma de su cabello y sentir el peso de su cuerpo me hizo acelerarme. No sabía muy bien qué hacer. O bueno, lo sabía, pero tenía que encontrar una manera que no me ganara varios años de cárcel. Ella estaba sentada a la altura de la parte media de mis muslos, inclinada hacia enfrente para alcanzar la mesa, y desde donde estaba yo podía ver perfectamente la redondez de su culito descansando encima de mi, con las líneas de sus pantaletas marcadísimas y la deliciosa división de sus nalgas totalmente visible.
Yo para ese momento tenía la verga durísima; el perfume de su cabello y la incomparable vista del momento me estaban matando. Así que, tomando valor y esperando lo mejor, tomé una decisión.
-A ver, déjame acomodarme para que no batalles alcanzando la mesa- le dije, moviendo la silla hacia enfrente.
La dejé en un punto en donde la misma mesa la forzaba a moverse hacia atrás y terminó sentada totalmente sobre mi verga. Ssu falda se habia levantado asi que mi verga quedo pegada a su raajita solo separada por mi bóxer y sus calzones Ella se sobresaltó un poco cuando la sintió debajo de ella, pero al parecer no le dio importancia al final y sólo se acomodó, poniendo su cosita directamente arriba de mi arma. El calor que despedía su vaginita y la suavidad de sus nalgas me provocaban una sensación incomparable a cualquier cosa que haya sentido antes. Esto sólo se maximizaba con el roce constante causado por sus movimientos al respirar y al escribir.
Con el tiempo sus movimientos empezaron a volverse más constantes y asumí que ella estaba descubriendo apenas las placenteras sensaciones que le provocaba rozarse contra mi. El calor que sentía sobre mi verga aumentó poco a poco y percibí que su respiración se aceleraba. Pasé uno de mis brazos por enfrente de ella a la altura de su vientre, abrazándola un poco contra mi, y con mi otra mano empecé a acariciar uno de sus mulsos de un lado a otro, apretando un poco en ciertos puntos.
-Ya terminé -me dijo después de un rato, con una sonrisa timida en su rostro.
-Muy bien, déjame revisarlo.
Me incliné hacia enfrente, poniendo mi cabeza sobre su hombro, y en el mismo movimiento bajé la mano con la que la estaba rodeando y la meti debajo de la falda, la coloqué de forma casual sobre su gordita vulva a través de sus calzones, Tomé el lápiz con la otra y empecé a revisar. Me tomé más tiempo del que necesitaba para extender el momento tanto como fuera posible. En ocasiones presionaba un poco su cosita y disfrutaba viendo cómo ella se contraía un poco levantando sus hombros cada que lo hacía. El calor aumentaba cada vez más y gradualmente empecé a sentir cierta humedad en la tela de sus calzones.
Llegó un punto en el que me decidí y empecé a acariciarla sin disimular. Empece a besarle el cuello las orejitas, Laurita solo inclinaba su cabeza y volteaba a verme con timidez, Frotaba mis dedos contra su vulva y con mi dedo medio recorría la riquísima línea de arriba a abajo. Laurita cerró los ojos y respiraba de forma entrecortada, perdida en el nuevo placer que la estaba haciendo descubrir.
-Ya está, pero tienes algunas mal todavía. Están marcadas, intenta corregirlas. Si no puedes yo te ayudo -le dije.
-B-bueno… -contestó ella, sobresaltándose al escuchar mi voz y volver de golpe a la realidad.
Empezó a escribir con dificultad mientras yo seguía empeñado en mi labor. Entonces me decidí a hacer un asalto directo. Subí mi mano y la metí en su blusa, y empecé a acariciar suavemente sus pechitos y a pellizcar un poquito sus pezones, y metí la otra por dentro de su pantaletita note humedad, abri con los dedos sus casi inexistentes labios, mis dedos encontraron humedad viscoza una vaginita pequeña y caliente, como estaba prácticamente montada en mi, sus piernitas estaban abiertas, facilitando mis caricias, ene verdad era pequeña su vagina, sentí su entradita luego juntito un granito de su uretra y junto su pequeño clitoris
y empecé a frotar desde su entrada vaginal a su clítoris con mi índice y mi dedo medio. Ella empezó a gemir de una manera angelical al sentir el ataque de mis manos sobre su cuerpecito, soltando el lápiz de golpe. Volteó a verme, con sus ojos almendra expectantes los cerro, y puso sus manos en mis piernas, sobre las cuales estaba posada.
-¿Ayy maestro dijo con voz debil
-¿Te gusta?le susurre al oído
Tardo en contestar, respiraba agitada
-Sí, tengo cosquillas. Nunca me había sentido así.
No pude más que sonreír y seguir con mis movimientos. retiré mis manos la tome de la cintura mientras ella se frotaba contra mi pene, aumentando el ritmo poco a poco pero como procurando que yo no me diera cuenta. Yo lo tenía durísimo para ese momento y me estaba muriendo por liberarlo y darme rienda suelta con la belleza que tenía sentada sobre mi, pero puse toda mi voluntad en controlarme, ir paso por paso y disfrutar cada momento, al fin y al cabo la iba a tener para mi por toda la semana, no había prisas.
Déjame levantarme -le dije, dándole una palmadita en el muslo que la hizo dar un brinquito.
Ambos nos pusimos de pie. Se quedó parada temblando un poco, mirándome con sus hermosos ojos almendra que abrió como platos cuando bajó un poco la vista y vio que mi miembro estaba levantado como asta debajo de mi short.
-¿Qué te parece si terminamos la clase antes de tiempo hoy y nos vamos a ver televisión? -le dije.
-¡Sí! -me contestó timidamente
-Bueno, ven para acá.
Caminé hasta la sala y me senté sobre el sofá, encendiendo la tv y buscando entre los canales algo bueno para ver. El sofá era suficientemente grande para albergar a al menos tres personas, pero Laurita se sentó a mi lado, al sentarse se le subio la falda dejando descubiertos casi ls totalidad de sus muslitos, puse mi mano encima de ellos y empece a acariciarlos, tome una de sus manos y la lleve a mi verga ya bien tieza, sentí sus dedos tomarla, se voltio y me pregunto,
Maestro por que tienes dura tu cosa me pregunto inocentemente
Se llama verga, Laurita,y esta dura por que me gustas mucho Laurita. Una verga se pone así cuando un hombre está con una mujer que le gusta. Tu ya has visto alguno
Si maestro a mi abuelo y a mi papa me dijo quedito
Y los tocaste
Una vez a mi abuelo pero estaba aguado y se enojo
Quieres tocar el mio
Con una risita me dijo Me da pena maestro
¿Quieres hacerlo?
-Pues… bueno…
Se movió y empezó a recorrerlo por encima del short con su mano, apretándolo un poco.
Quieres verlo, le dije, tardo en contestar luego muy quedito me dijo…si maestro
No contesté, sólo tomé el short y lo deslicé hacia abajo, agitando las piernas para quitármelos totalmente. Mi verga saltó, más dura y palpitante que nunca. Lleve su mano hacia ella y laempezo a apretar viendola.
-Mira, agárralo así -le dije, guiando su mano a la base-. Agárralo completo y aprieta un poquito. Ahora empieza a subir y a bajar con tu mano.
Empezó a masturbarme, obediente, y yo sentía que me iba al cielo. Ella miraba atentamente mi pene mientras subía y bajaba con su mano y, a instrucción mía, aumentó la velocidad. Yo sentía que ya estaba a punto de terminar después de un rato, pero me contuve con todas mis fuerzas.
-¿Quieres probarlo?
-Chupándolo y lamiéndolo como una paleta. Eso también se siente muy rico -le dije.
Dejó de masturbarme y lo miró por unos segundos, y entonces bajó su cabecita y le empezó a pasar la lengua por la cabeza.
Su lengüita húmeda se sentía deliciosa. Dejó de lamerlo, abrió la boca pór el grosor de mi verga apenas si podía meterlo y empezó a darme una mamada inexperta. El calor de su boca y lo apretado me tenía al límite y poco a poco, con mis instrucciones, dejó de cometer errores como lastimarme con los dientes y terminó dándome la mamada de mi vida. subía desde ahí hasta arriba con su lengua y se metía una buena porción de mi verga en la boca. chupando como desesperada con una habilidad que ya quisieran muchas mujeres de 20 con las que había estado antes.
-Sabe raro -me dijo, sacándoselo de la boca y mirándolo.
Yo sentía que ya me faltaba muy poco.
-Mira, ahora vamos a hacer esto. Ponte de rodillas enfrente de mi -le dije, poniendo una mano sobre su espalda y empujándola un poco. Se veía hermosa viéndome desde abajo, de rodillas en el suelo-. Ahora empieza a chupar la punta y también jálamelo con una mano como te dije antes, apretando desde la base hacia arriba.
Ella, obediente niñita que era, se puso a trabajar al momento.
-Mírame.
La imagen de una niñita de 9 años tan hermosa masturbándome, dándome sexo oral y mirándome a los ojos al mismo tiempo fue demasiado para mi.
-Va a salir algo Laurita, no te asustes. Quiero que te lo dejes en la boca.
Puse mis manos sobre su cabezita la jalé hacia mi cuando sentí que ya venía, Liberé uno, dos, tres, cuatro, cinco chorros abundantes de espeso semen caliente adentro de su boquita al experimentar el mejor orgasmo que había llegado a tener hasta ese momento. Ella separo sus labios sorprendida, pero yo la apreté logró mantener casi todo en su boca, y sólo escurrieron unos hilitos por las comisuras de sus labios.ella se movia tratando de sacarla, parecía sofocarse, Cuando terminé, aparté su cabecita de mi. Toda sofocada sus mejillas coloradas se veía linda sus ojos lagrimeaban
Laura abrió su boquita y levantó un poco la cabeza para que no se derramara. Se veía hermosa ahí abajo mostrándome su boca llena de semen.
Dudó por un momento, pero vi cómo poco a poco empezó a tragar todo el que tenía en la boca y lamía el que escurría por su barbilla con su lengua. Se relamía los labios saboreándolo y se lanzó sobre mi pene para limpiar de él el semen que había quedado ahí.
-¿Te gusta?
Que es esa lechita ¡!!!!!
-Eso se llama semen. El semen sale de la verga cuando a los hombres los hacen sentir muy bien, como tú me acabas de hacer sentir a mi.
Te gusto maestro me pregunto, lo hize bien ¿?
Mucho Laurita aprendes rápido, tu sabes lo que estamos haciendo le pregunte
Con su acostumbrada timidez y quedito me dijo, no maestro
Te gusta lo que te hago, que sientes
Tardo en contestar luego dijo… si me gusta viéndome con ojos de xpectacion
Quieres que siga??
Si…..
Muy bien Laurita
-¿ Ahora yo te voy a hacer sentir bien a ti, la jale
Me miro sin entender sus ojos almendra me veian con esa timidez que me encantaba
La cargue y lleve a mi recamara yo ya estaba desnudo, me sente a la orilla de la cama la puse parada entre mis piernas
Siempre había fantaseado con hacerle mil cosas a esa niñita y en ese momento no tenía idea de por dónde empezar. Decidí ir lento, paso por paso: estaba dispuesta pero seguía siendo una niña y no quería asustarla y arruinar la oportunidad que se me estaba presentando.
Me acerqué a su rostro y puse una mano en su mejilla, acariciándola.
-¿Nunca has besado a alguien Laurita?
-No, nunca… -contestó, mirando hacia abajo, notablemente apenada mientras ponía mi mano en su cintura.
-¿Me dejas besarte?
-Si quieres…
La traje hacia mi con la mano que tenía en su cintura y le di un beso rápido de piquito. Le sonreí y ella a mi, y entonces le planté un beso más largo, tomándome mi tiempo para sentir sus finos y cálidos labios vírgenes contra los míos y explicándole entre pausa y pausa cómo moverlos para besar apropiadamente. Luego de un rato introduje tentativamente mi lengua entre sus labios. Ella se congeló momentáneamente, sin saber qué hacer, pero terminó respondiendo moviendo la suya de forma inexperta. Lo suave y húmedo de su lengua y sentir su saliva y respiración en mi boca me provocaron una erección aún más fuerte que antes.
Si quieres que nos detengamos dímelo, princesa -le dije, acariciando su rostro y dándole un beso en la mejilla. Ella me sonrió y asintió.
Volví a besarla, efectuando un asalto más agresivo esta vez; mordía sus labios, los lamía de forma delicada pero firme con la punta de mi lengua, la metía en su boca y la hacía bailar pasionalmente con la suya. Le levanté la blusa la saque por su cabeza y empecé a besarla sus orejas, sus mejillas, su cuello hasta llegar a lamer y morder sus pezones quite la tira de tela que sostenia su falda, esta cayo a sus pies, Laurita quedo solo en pantaletas puso sus manitas en su vulva y me miraba desconcertada, introduje una mano dentro de sus pantaletas sin dejar de lamer y chupar sus pezoncitos, sentí cuando se pusieron tiezos. Mis dedos abrieron su vulva ya humedecida, Ella sólo gemía y se dejaba hacer, entregada por completo a todo lo que fuera mi voluntad hacer con su cuerpecito de 9 años.
La acosté boca arriba besándola nuevamente empeze a bajar por su cuerpecito chupando y lamiendo Lo apretaba, estrujaba y manoseaba desesperadamente, intentando no dejar ni un milímetro de piel sin tocar. La niña empezó a jadear despacito apretandose a mi, al llegar a su vulva gordita le baje los calzones, ella me ayudo levantando sus nalguitas me acerqué a su cosita abri sus piernas las puse sobre mis hombros con mis dedos abri sus labios pequeños e inundé mis fosas nasales con el dulce olor de sus abundantes jugos.
Maestro….. -me dijo con voz débil. Era evidente que le daba vergüenza tener las piernas abiertas con mi cara entre ellas. Trataba de cerrarlas
No contesté. Separé sus pequeños labios vaginales con mi pulgar e índice, dejando al descubierto su preciosa, rosada y cerrada vaginita. Yo solo conocía las vaginas de mujeres adultas, nunca los de una niña, era hermosa pequeña casi juntos su entrada de la vagina, su uretra y su pequeño clítoris parecía un chicharito, estaba ya con algo de su fluido transparente y viscozo
Le pasé la lengua desde su entrada hasta su clítoris, haciéndola soltar un sonoro gemido. A ese le siguió otro, y otro más, cada vez más sonoros a medida que exploraba todos sus rincones con mi lengua y saboreaba sus fluidos con mi rostro hundido entre sus piernas. Bajé un poco más hasta encontrarme con su anito y le pasé la lengua alrededor por un rato también.
-Ah… qué… qué me… aaah… mm… -era lo poco que alcanzaba a articular Laurita.
Puse una almohada bajo sus nalguitas, era increíble la fácil mover este pequeño cuerpo, levante sus piernas doblándolas flexionándolas sobre su pecho y abriéndolas, tenia a mi vista su humeda vagina y un poco mas abajo un pequeño y fruncido culito
Se me ocurrió empapar mi dedo índice con sus mismos fluidos, y, volviendo a lamer su pequeño clítoris, baje mi mano y empece a sobarle el ano, este se contraía a mi contacto y la niña levanto la cabeza para verme, presione lo introduje lentamente en su ano. A medida que entraba, sus gemidos se convirtieron prácticamente en gemidos de dolor ayyyy …maestro, desdoblo sus piernitas como tratando de evitar lo que hacia, yo continue lamiendo y chupando con fuerza su vaginita y antes de que mi dedo terminara de penetrar por completo en su ano , Laurita me tomó de la cabeza con sus manos y enredó sus piernas alrededor de mi cuello, presionándome contra su vagina con todas sus fuerzas, con su tierna voz de niña que mas me exitaba, me dijo, ya maestro ya me duele atrás, quiero orinar, entendí que estaba por tener un orgasmo, orinate Laurita y comenzó a entregarse a los espasmos de su primer orgasmo, gimiendo fuerte ayyyyyyyy aghhhhhhh maestro , apretando en cada uno mi dedo entre las paredes de su caliente y apretado ano y levantando sus nalguitas apretando su sexo contra mi boca, sentí en mi boca la palpitación de su vaginita y la expulsión de unos chorritos de sus fluidos y orina, la trague con deleite, mientras la niña se estremecia gimiendo con fuerza
Cuando sentí que ya había terminado, bajé el ritmo de mi lengua hasta detenerme. Quedó rendida sobre su espalda en la cama
-¿Qué me… qué pasó? -preguntó entre jadeos.
-Tuviste un orgasmo Laurita. Es como cuando yo solté mi semen, lo que sentiste es lo que les pasa a las mujeres en lugar de eso. ¿Te gustó?
Si….
Me subi entre sus piernitas, observe su cuerpo pequeño casi sin pechos pero con pezones obscuros desafiantes, el pelo sobre su cara y sus ojos expectantes viéndome como apenada.
-Ahora te voy a hacer mía Laurita.
Le separé las piernas y la hice mantenerlas separadas y levantadas.
-¿Qué… qué me va a hacer?
-Voy a hacerte el amor, mi princesita
Y… duele? -preguntó asustada, viendo la diferencia de tamaños entre su pequeña vaginita y mi erecto miembro.
Solo al principio mi amor, despues te va a gustar
Vi inseguridad y un poco de miedo en su carita, pero también curiosidad. Y de todos modos no me iba a detener a esas alturas. Me puse en posición, colocando la cabeza de mi verga en la entrada de su vagina y empujé, tan suave y lento como pude, que no era tanto considerado lo excitado que estaba. Logre meter la cabeza, al sentirla Laurita pego un grito trato de cerrar las piernas ayyyyyy ayyyyy me duele maestro, empuje un poco mas dentro de ese suave, caliente y viscozo pasadizo que me apretaba, hasta llegar a la barrera de su himen me apretaba delicioso, mi niña gemia y se movia contraía sus nalguitas tratando de sacarse mi verga, espere un momento y luego di un empujon fuerte, sentí cuando rompi su himen y me fui hasta el fondo, Laurito pego un grito fuerte y empezó a llorar, no maestro ayyyyyyyyyy me duele mucho no maestro ayyyyyyyy, su vaginita y canal daba fuertes contracciones que apretaban de manera deliciosa mi verga durísima, observe que sangre empezó afluir, me detuve baje mi cuerpo sobre el de ella
Me conmovió verla llorando y bajé mi cuerpo sobre el de ella, quitando los mechones de cabello de su rostro. Limpié sus lagrimas y le di un beso en los labios y otro en la mejilla, acariciando su cabeza.
-Tranquila princesita… no pasa nada, aquí estoy yo… no pasa nada… ¿estás bien? ¿te estoy lastimando mucho? Puedo parar si quieres…
-Me duele mucho… -me dijo con voz baja y una sonrisa débil- se está empezando a sentir… como cosquillas, adentro…
Sus palabras me animaron y reanudé la carga, lento pero seguro, hasta que sentí que ya estaba completa adentro de ella. La dejé adentro por unos minutos para que se acostumbrara al tamaño, mientras le hacía cariños a Laura, , hasta que dejó de lastimarla y paró de llorar.
-Ya voy a empezar a moverme. Dime si te duele mucho. Recuerda que paramos cuando tú quieras, mi princesa.
Ella asintió y comencé el asalto. Era una sensación que simplemente no se podía comparar con las veces que lo había hecho con una mujer de mi edad. Incluso aunque no lo estuviera haciendo tan duro como con otras mujeres, lo apretado suave y caliente de su virginal vaginita de niña me causaba un placer enorme y la idea de que siendo tan pequeña hubiera aceptado entregarse así a mi añadía más a las sensaciones que estaba experimentando. Mantenía un ritmo delicado y suave pero firme, besando sus labios y su cuello y acariciando todo lo que mis manos alcanzaban. Ella tenía sus brazos rodeando mi cuello y me miraba fijamente. Sentia sus fuertes contracciones que apretaban mi verga,
procuraba transmitirle seguridad y confianza a cada paso y enserio sentía estarle haciendo el amor a tan perfecta pequeñita.
Finalmente sentí que mi orgasmo se acercaba y empecé a penetrarla más rápido. Ella se aferró con más fuerza a mi y cerró los ojos, seguramente adivinando lo que estaba a punto de pasar, y tras unos segundos al fin vacié mi semen ardiente dentro de ella. Los dos gemiamos y nos movíamos sin control
con cada chorro precedido por una intensa ola de placer viajando por todo mi cuerpo. Ella tenía nuevos espasmos y apretaba mi verga con más fuerza, e inferí que estaba teniendo también un potente orgasmo.
Saqué mi verga ya flácida de su dilatada entrada y me le quité de encima para no aplastarla con mi peso, recostándome boca arriba.
Ella se me subió encima sin decir nada y me plantó un largo beso, imitando todos los movimientos de lengua y mordiditas que yo había usado en ella antes. Me sonrió y cerró los ojos, quedándose dormida rápidamente acostada sobre mi. Yo la abracé y me quedé dormido en pocos minutos también.
Al siguiente día me despertó la alarma. Laurita seguía dormida encima de mi y la moví para que despertara también, quedo boca arriba y vi su vulva enrojecida y hilillos de semen con un poco de sangre escurria por su pierna, vi mi vientre también con manchas de su escurrimiento, ella se incorporo me vio la mancha y dirigio su vista a su sexo, pego un pequeño grito, maestro que me pasa, yo le explique que al hacerla mujer le habia roto su virginadad , que las niñas tenían adentro una telita que al romperse salía un poco de sangre
Te duele le pregunte
No maestro,
La levante y nos fuimos al baño mientras nos bañábamos la niñano dejaba de ver mi verga, luego me vio y ne dijo, maestro me gusto todo lo que me hizo nos vestimos le preparé el desayuno, mimándola y metiendo un beso y una caricia aquí y allá, dándole de comer en la boca y consintiéndola tanto como podía. Me puse ropa mientras ella se lavaba los dientes y luego insistí en vestirla para la escuela, todavía manoseándola a cada oportunidad, y le planté un beso en su cosita antes de subirle las pantaletas. Ella sólo se reía y me miraba con ternura, animándose en ocasiones a acariciar mi verga por encima de mi pantalón. y, dándole un último beso,
-Laurita…
-¿Hm?
-Voy a pedirte que no le digas a nadie de esto.
-¿De qué?
-De las cosas que hacemos Podemos meternos en problemas porque yo soy tu maestro y tú mi alumna, y se supone que no debemos de hacer nada de esto.
-¿Por qué?
-Pues no sé, Laurita, pero la gente cree que está mal. Tu eres una niña pequeña Si dices algo me podrían despedir en la escuela y me llevarían a la cárcel y ya no nos veríamos nunca.
Yo sabía que las consecuencias serían mucho peores pero no quise entrar en detalles con ella. Ella puso cara de susto y me abrazó muy fuerte.
-¡No! Yo no le digo a nadie
-Bueno, entonces estamos de acuerdo -le dije, acariciando su mejilla-. Cuando tu abuela llegue, si te pregunta qué hicimos tú le vas a decir que vimos mucha televisión y que yo te ayudaba con cosas de la escuela. Y que tú dormías aquí y yo en el sofá. ¿Ok? Nada de lo que hicimos en realidad.
-Sí -contestó sonriendo.
salimos hacia la escuela, mientras yo pensaba en todo el tiempo que me quedaba para disfrutarla y planeaba más cosas para hacerle a mi nueva noviecita.
Continuara
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