Un pequeño juego de amor
mi sobrina de 7 años viene de visita a mi casa y jugamos algo especial en mi cuarto.
Mi madre y su hermana tenían su casa a pocas calles de distancia por lo que siempre que podían se visitaban entre sí, no era coincidencia ya que su hermana tuvo una hija y el esposo las abandono por lo que quiso ayudarla en todo lo que haga falta, conforme avanza el tiempo la hija crece hasta tener 7 años, era una pequeña flor de piel suave y blanca, un cabello negro lacio al igual que sus ojos vistiendo shorts y blusas la mayor parte del tiempo, en cada visita siempre estaba presente por lo que me acostumbre a su presencia en casa, ambos formamos una buena relación durante ese tiempo, tengo que decir que en ese momento tenía 20 años y estaba empezando la universidad, siempre que tenía tiempo jugábamos y pasábamos un buen rato, hasta que llego un día especial en el que nuestra relación tomaría otro rumbo.
Un día viernes regresando de la universidad me llama mi madre diciendo que vendrían a comer su hermana y su hija por lo que me apresuro para que llegara y preparara todo para tener lista la comida, cuando llegan todo el almuerzo transcurre de manera normal, como de costumbre siempre se quedaban sentadas hablando de sus vidas por lo que paso a retirarme y mi sobrina me sigue detrás, en mi mente solo pensaba que quería jugar así que pasamos a mi cuarto y cerré la puerta jugamos en la computadora y de un momento a otro ella se sienta en mis piernas se acerca a mi oído y me dice –en clase una compañera nos dijo que vio a su papa que tenía algo ahí abajo y quería saber si tu también lo tienes- nunca la había visto con otros ojos pero en ese momento no pude evitar sentirme excitado al sentir sus pequeñas nalgas, tuve una erección y ella lo noto y pero no dijo nada, al contrario, con una sonrisa acomodo su cola para que mi verga este entre sus piernas, estuvimos así por 2 minutos sintiendo el calor de nuestros cuerpos sin dejar de jugar, luego ella se voltea y me dice – tío me hace cosquillas allí abajo- yo sin pensarlo le dije que era porque se sentía bien y le pregunte si le incomodaba, me dijo que no y le propuse hacer unos movimientos para que se sintiera mejor, ella accedió y comencé a moverme de adelante hacia atrás, le dije que hiciera lo mismo y ambos comenzamos a movernos cada vez más rápido, yo no aguante y puse mis manos a acariciar sus muslos poco a poco los iba subiendo hasta su cintura donde la abrace y la acerque más a mí, para este punto su respiración era cada vez más rápida y su movimiento de cadera era más rápido, subí mis manos hasta sus pechos y comencé a sobarlos, al tocarlos soltó un pequeño gemidito lo cual me excito más y me acerque a su oído y le pregunte como se sentía, -se siente muy biieeen- me respondió, le di un beso en su mejilla y luego en su cuello, una de mis manos se quedó acariciando su pecho y mi otra mano bajo hasta su vaginita, al principio se puso un poco nerviosa pero para este punto yo ya no podía detenerme, metí mi mano por debajo de su short sobando su entrepierna, le volví a dar un beso en su mejilla pero esta vez más cerca de sus labios casi rozándolos, sentía todo el calor de su cuerpo y ya no podía aguantar, en medio de todo el disfrute siento como comienza a temblar, sabiendo que estaba a punto de tener un orgasmo mi mano que estaba en sus pezones van hacia su boca para taparla siendo cuidadoso de que ningún ruido extraño saliera de mi habitación, justo después eso suelta un gemido un tanto más fuerte que el primero siendo esta la señal de su orgasmo quería continuar pero para mí desgracia escucho a alguien acercándose a mi habitación, por lo que nos acomodamos de manera que todo pareciera normal en eso la puerta se abre, era mi madre que decía que su hermana ya se iba y que me despidiera de ella y mi sobrina, salió del cuarto pero no quería que se acabara el momento pero no se podía impedir, por suerte no hicimos tanto desorden mi sobrinita se baja de mis piernas, me preocupe de su manera de caminar pero al parecer lo pudo disimular bien, antes de que saliera de mi cuarto le dije al oído que este será nuestro secreto –si tío no le diré a nadie pero quiero hacerlo otra vez-, -está bien- le dije, luego de despedirnos y regresar a mi cuarto me masturbe y salió una gran carga, tenía que volver a probarla y saborearla para mi suerte no era la última vez que nos íbamos a encontrar.
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