UN PERVERTIDO EN CASA 2. Camilita y Omar se conocen.
William le presenta su amigo Omar a Camila. Aunque Omar es un descarado depravado entabla una buena amistad con la chica quien comienza a confiar en él contándole su secreto. .
Camilita y Omar se conocen.
Escrito por Siremis.
Pasaron algunos días, y el evangélico del William, dirigiéndose a su profano amigo, le dijo:
WILLIAM: ¡Omitar! ¡Figúrate que otra vez me follé a la Camilita! ¡Lo hicimos el sábado pasado! ¡Qué delicia de mujer! ¡Vieras cómo se movía!…
OMAR: ¡¿Otra vez te la follaste? amigo!… ¡Qué man tan de buenas! ¡Te felicito, hombre! ¡Así se hace!… ¡Duro con las cucas!… Jajajaja…
Omar abrazó muy contento a su amigo y lo felicitó con aprecio.
William le contó a Omar los detalles de su relación sexual con Camilita ocurrida en la tarde del sábado pasado.
El evangélico invitó al profano y ateo Omar a subirse a su carro y juntos se dirigieron a su casa familiar. Omar no conocía a Camilita, pero precisamente ya la iba a conocer.
Para recordar un poco, William es un fanático cristiano y un exitoso programador de sistemas de unos 40 años de edad que trabaja en una prestigiosa empresa, además hace trabajos por su cuenta en su casa. Su esposa es Patricia, llamada por muchos “Paty” o “Patico”, y tiene cinco hijas.
Camila también es evangélica. Es una joven que trabajaba de manera informal para William y es una de sus amantes secretas. La chica labora en una oficina puesta en la casa del fanático cristiano, donde tiene que verse obligatoriamente con Patricia, la esposa de este.
William es muy ambicioso y mujeriego, sus aventurillas sexuales con diversas mujeres son secreto para su esposa e hijas.
El evangélico mide casi metro y ochenta centímetros, es blanco, cabello corto y medio amarillo, con algunos crespos, es un amante excelente y es muy atractivo para las mujeres, todas resultan enamorándose de él, ellas lo aman aunque sepan que él solo las está usando para su placer sexual.
William sabe muy bien que la religión es manipulación y negocio, y por eso, asiste a la iglesia evangélica.
Allí él se presenta como manso corderito, pero en realidad es todo un lobo ambicioso y lujurioso.
En la iglesia, este señor también engaña a mujeres usando esta religión para acostarse con ellas. Es amigo no solo del cínico pastor de su iglesia sino de muchos otros pastores de otras iglesias, quienes también son tan bellacos como él. Todos ellos son tan pícaros que, incluso, han estado participando en orgías secretas realizadas por esos pastores con algunas de sus fieles engañadas y algunas prostitutas.
William es todo lo ambicioso, lujurioso y tramposo que se quiera, pero es buen padre de familia, ama a sus hijas, responde totalmente por ellas, y, aunque muchas veces se aburre de su esposa también la ama y aporta al hogar todo lo necesario, nunca sus hijas y esposa han pasado hambre o necesidades y tienen un nivel económico muy bueno, prácticamente son millonarios.
Aparte de eso, William es muy trabajador y es muy paciente, casi siempre sale muy temprano de su casa a trabajar y llega de noche.
William quiere hacer que el ateo y pervertido Omar se convierta a su religión y por eso le tiene mucha paciencia y lo ayuda pese a saber que ese individuo es un depravado completo, un abusivo y un exconvicto, no hace más que invitarlo constantemente a sus cultos, pero Omar, como no es tonto, no le hace caso.
William parece ayudar bastante a la gente que lo necesita, pero lo hace con el fin de anexarlos a su religión para así poder manipularlos después.
En fin, William llegó aquella tarde a su casa con Omar, su morboso amigo, el cual es un hombre muy pervertido, sinvergüenza y vicioso, pues padece satiriasis, es decir, aquel trastorno psicológico que provoca un gran deseo sexual y que es conocido como “ninfomanía masculina”.
Omar es un sujeto de unos 28 años de edad que estuvo en la cárcel hace un tiempo por abusar sexualmente de varias mujeres y niñas, por comercializar pornografía sin autorización y por cuestiones relacionadas a robos, estafas y malos procedimientos por internet.
La parte buena de Omar es que es un excelente ingeniero de sistemas y un buen economista, le ha ayudado a William a resolver muchos problemas computacionales.
En su aspecto físico, Omar es sumamente feo y algo sucio; es bajito; es un poco cachetón y barrigoncito; su cabeza es rapada; tiene algunos tatuajes en sus brazos y su pecho; el tipo posee muy mal aliento; se la pasa sudando a toda hora; tiene grasosos granos en la cara; sus dientes cariados y torcidos le dan muy mal aspecto; en general, todo su cuerpo huele a mal; su mirada deja notar su alto grado de depravación y morbo, pues mira a las mujeres, con sus ojos brotados, grandes, resortados y saltones, como si las estuviera desnudando con ellos, y, a pesar de no ser atractivo, se manda tremendo pedazo de verga, es gigantesca para su corta estatura, y, no más con eso y su gran inteligencia, es capaz de conquistar a muchas mujeres, a las cuales utiliza y mangonea como quiere y como se le da la gana.
William, por querer hacer una supuesta obra de caridad con Omar, ya que él necesitaba ayuda, y, por mera “amistad” le ofreció un trabajo de programador de sistemas y reparador de computadores en la oficina que tenía en su misma casa y que manejaba la bonita muchacha Camila, la cual hacía el papel de su secretaria y ayudante.
Camila también reparaba computadoras y como ya es claro, era moza secreta de William, engañando de esta forma, entre juntos, a Patricia, la esposa de William.
William, muy contento, presentó a Omar a su esposa Patricia y a sus adolescentes y hermosas hijas.
Omar miró con morbo a cada una de las mujeres de la casa y se atrevió a piropearlas, William se dio cuenta de eso, y rápidamente lo llevó a la oficina para presentarle a Camila, su simpática secretaria y su disimulada amante.
OMAR: ¡Tu esposa y tus hijas están muy buenas, William! ¡Cuando tus hijas crezcan van a ser unas remamasotas completas! ¡Si así no más de chicas están tan ricas cómo no irán a estar cuando sean mayores!… ¡Uff!… ¡Mamasotas!…
WILLIAM: ¡Mis nenas son unos amores!… Jejejeje… ¡Y ahora te presentaré a Camilita!
Tanto la esposa e hijas de William como Camila sabían muy bien que Omar había estado en la cárcel y que era un obseso sexual y un completo depravado ya que William les comentó sobre él, sobre sus problemas con la justicia y sobre su marcado trastorno sexual y les pidió tener paciencia para poderlo ayudar a solventar sus problemas.
Entraron a la oficina y ahí estaba la hermosa Camila.
Pero antes de seguir con la historia, describamos a Camila:
Camila hizo un curso de secretariado y otro de programación, reparación y mantenimiento de computadores, y como ya se ha dicho ampliamente, al igual que William y su familia, es cristiana evangélica, pero asiste a otra iglesia ubicada en su barrio. La bonita señorita tiene 24 años de edad; es muy atractiva y juiciosa; ella es magnífica persona y amiga, aunque tiene sus oscuros secretos. Ella es una chica de muy buen cuerpo, es blanca, de ojos verdes, pelirroja, de tetas grandes y paradas cuyo sostén las hace ver aún mejor dentro de su camiseta escotada, la muchacha tiene unas nalgas hermosas y unas piernas de rechupete, las cuales siempre ha exhibido con orgullo en sus espectaculares minifaldas.
A Camila le encanta hablar y bailar y muchas veces baila muy contenta dentro de la oficina cuando le va bien en el trabajo o cuando por fin lo termina. Camila siempre trata de hacer su trabajo de la mejor manera, pero no le rinde mucho, algunas cosas se le hacen difíciles de ejecutar y pasa mucho tiempo tratando de resolver el problema, se enfrasca en ellos y muchas veces le toca a William llegar cansado del trabajo a ponerse a solucionarlos él mismo, por eso William decidió contratar a Omar, para que le ayudara a Camila y fuera un apoyo para ella.
Camila es muy sensible y ver que las cosas no le resultan y que no es tan eficaz en el trabajo la hace sentir muy mal, comienza a pensar que no sirve para nada, y eso le causa frustración.
Camila también es una chica nerviosa y asustadiza, el tener sus aventuras sexuales y sus amoríos secretos con William le provocan culpabilidad, temor, crisis de consciencia y tormentos espirituales, se la pasa nerviosa ya que ella supone que, Patico, como ella le dice a Patricia, la esposa de William, sospecha de sus relaciones con él y presiente que algún día se va a dar cuenta totalmente de esa situación.
Ahora sí, continuemos con la historia:
William le presentó a Camila su nuevo compañero de trabajo llamado Omar.
WILLIAM: ¡Hola, Cami!… ¡¿cómo vas?!
CAMILA: ¡Hola Willi!… ¡Muy bien, gracias, y tú!…
WILLIAM: ¡Bien, mi Cami! ¡Me eché una escapadita de la empresa para traerte y presentarte al amigo que desde hoy va a ser tu compañero de trabajo!
CAMILA: ¡Oh!… Jejeje… ¡Mucho gusto, me llamo Yeimi Camila Fonseca Bustos ¿y tú?!
Camila, muy sonriente, atenta y cordial, estiró su manita para saludar a Omar, pero el sujeto sintió que su verga palpitó al ver por primera vez a tan hermosa señorita y muy atrevidamente se metió su mano dentro del pantalón para tratar de acomodarse su miembro viril.
OMAR: ¡Oh! ¡Qué pena! ¡Espérame un momento y te doy la mano! ¡Es que apenas te vi se me paró la anaconda esta!
William rio un poco apenado por lo que había acabado de hacer y decir su amigo, y Camila quedó asombrada ante la acción y palabras de Omar, sin embargo, fingió una tonta risita:
CAMILA: Jajajaja… ¡Ah, claro!…
Omar se acabó de acomodar su verga, pero se notaba una poderosa erección bajo su pantalón de tela. Camila la vio muy claramente, pues la verga del señor era colosal.
Después de tocarse el pipí, Omar se sacó su cochina, humedecida y olorosa manota del pantalón y la estiró para que Camila lo saludara. La señorita le dio su mano con mucho asco.
OMAR: ¡Mucho gusto amiguita! ¡Soy Omar Arnulfo Ospina Aguilar! ¡Para besarte a ti los pies y otras cositas más, mamasota rica!
CAMILA: ¡Mucho gusto, don Omar! ¡Creo que nos vamos a llevar muy bien!
OMAR: ¡Claro que sí, mamacita! ¡La vamos a gozar!
WILLIAM: ¡Esa es la idea, gozarla! ¡Aquí no solo es trabajo y más trabajo, no soy negrero! ¡Ustedes son dueños de su tiempo! ¡Yo les pago un porcentaje por trabajo realizado y terminado por ustedes! ¡Si no quieren o no pueden venir solo me avisan a mi o a Patricia y listo, no hay problema! ¡Igual, ustedes pueden llegar y salir a la hora que quieran, pues no son esclavos míos! ¡Ustedes se hacen su propio sueldo, trabajo terminado trabajo pagado!
OMAR: ¡Bacano! ¡Igual, toca venir, porque la idea es hacernos buen sueldo!
WILLIAM: ¡Omar va a ser una gran ayuda para ti, mi Cami! ¡Él sabe mucho de computadores, es ingeniero en sistemas! ¡Él te puede asesorar en las reparaciones y en la programación!
CAMILA: ¡Wow!… ¡Genial!…
WILLIAM: ¡Aunque Cami ya lo sabe de todas formas lo voy a volver a repetir! ¡Cualquier cosa que necesiten le dicen a Patricia! ¡Mi esposa es el puente de comunicación entre ustedes y yo! ¡O simplemente me llaman a la empresa!
Ese día, William dejó a Omar trabajando en la oficina de su propia casa y se marchó a la empresa en la que trabaja.
William le recomendó a Camila, su linda secretaria y amante, que le explicara a Omar el trabajo del día y le colaborara en todo lo que necesitara, y, esa misma tarde, mientras la señorita, muy juiciosamente le explicaba lo que tocaba hacer, él la molestaba, la piropeaba y le observaba las tetas con mucho morbo y deseo por entre su generoso escote, además, aprovechando que Camila usaba minifalda, le acariciaba una pierna con su inquieta y sucia manota.
OMAR: ¡Eres toda una muñequita, mi amor! ¡Qué piernotas te mandas, mamacita rica!… ¡Juemadre! ¡Cómo me encanta tu minifalda y tu escote!
El tipo osó a meter su mano bajo la minifalda de la exquisita secretaria, y ella, al sentirse asediada por ese atrevido desconocido, un poco molesta se agitó, le retiró la mano al hombre y, riendo un poco para disimular lo incómodo de la situación y mantener así la cordialidad y la decencia que siempre la caracterizaba a ella, le dijo:
CAMILA: Jejeje… ¡Don Omar!… Jejeje… ¡Por favor!… ¡Deje esa manita quieta! ¡Ponga atención a lo que le estoy explicando, por Dios!… Jejeje…
OMAR: Jejeje… ¡Perdóname, es que estás muy buena, mi amor! ¡Tú con esa rica mercancía y yo con tantas ganas de tocarla! Jajaja…
CAMILA: Jajaja… ¡Es usted gracioso!… Jejeje…
OMAR: ¡¿William si te contó que yo soy un pervertido de tiempo completo y que estuve en la cárcel por violador y abusador de mujeres y niñas?!
CAMILA: ¡Sí, señor! ¡William nos contó eso de ti a Patico, a sus hijas y a mí! ¡Pero no te preocupes, todas nosotras te entendemos y te apoyamos! ¡Estamos aquí para colaborarte y ayudarte! ¡Nuestro Señor perdona todos los pecados!
OMAR: ¡¿No te da miedo estar cerca de mí? mamita!
CAMILA: ¡No señor! ¡Para nada!
Camila mintió porque realmente sí estaba un poco asustada.
OMAR: ¡Qué bien ricurita! ¡Nos vamos a llevar muy bien! ¡¿Cierto que sí? mamasota rica!
CAMILA: ¡Claro que sí, don Omar! Jejeje… ¡Claro que sí!… ¡Aaaaaaayyyyyyyy!…
Camilita dio un agudo gritico al sentir que Omar le agarró fuertemente una de sus hermosas piernotas, y, un poco asustada, le dijo:
CAMILA: ¡Continuemos con la explicación, don Omar! ¡¿Quiere?!…
Camila intentó nuevamente explicarle a Omar lo que tocaba hacer, pero el hombre volvió a agarrarle las piernas y a acariciárselas sin ninguna vergüenza, ella, nerviosamente le dijo:
CAMILA: ¡Don Omar! ¡Permítame explicarle! ¡Este trabajo es extenso y si no me pone atención no lo va a poder entender!
OMAR: Jajaja… ¡Perdóname, mamasota, rica!… ¡Uff!… ¡Es que me tienes caliente! ¡Estoy que te como!
CAMILA: Jajaja… ¡Con las cosas que usted sale!… Jajaja… ¡Contrólese, don Omar!… Jejeje… ¡De verdad, deje esa mano quieta! ¡No me toque que me enteca!… ¡Dios bendito!… Jejeje…
Omar seguía tocando y abrazando, con mucha asiduidad y ansiedad, a la linda señorita, el pervertido parecía un pulpo, incluso le daba besos en la mejilla y le mordía la orejita y le chupaba el arete. Camila retiró su cabeza porque esas mordiditas en su oreja le hacían muchas cosquillitas, y dijo:
CAMILA: ¡Don Omar!… Jejeje… ¡Me hace cosquillas!… Jejejeje… ¡Por favor, quédese quieto!… Jejejejeje… ¡Ponga atención a lo que toca hacer hoy!… Jejejejeje… ¡Y no me mire los senos, no sea que venga alguien y lo descubra!
OMAR: ¡No te preocupes, mamita, no pasa nada! ¡No viene nadie! ¡Es que tus senos no me dejan pensar bien! ¡Se ven deliciosos! Jejeje… ¡Uuff!… ¡Como para chupártelos, mi amor!…
El abusivo individuo puso un dedo entre el escote de Camila, en el canalillo de sus tetas, y con todo el atrevimiento del mundo se lo estiró tanto que casi le rompe la camiseta.
El muy depravado, asomando su sudada carota y saboreándose los labios, le hizo una estupenda observación a sus espectaculares tetotas, las cuales estaban cubiertas solo por un pequeño brasier semitransparente.
Inmediatamente Camilita se estremeció, dio otro corto y agudo gritico, rio nerviosamente, y, usando su manita, con suavidad, apartó al hombre y su sucia manota de su cuerpo y se acomodó su escote con delicadeza.
CAMILA: ¡Ohh!… ¡Don Omar!… Jajajaja… ¡Tranquilícese, por favor!… ¡No haga eso!… ¡Ya me hizo fue reír y dar locha!… Jejeje…
OMAR: ¡Descansemos un poco y luego trabajamos!… Jejeje… ¡Tus tetas están muy ricas, mamacita! ¡Me hicieron parar bien rico el pipí! ¡A lo bien me gustaría mucho chupártelas!
CAMILA: Jajajaja… ¡Ay!… ¡Jesús mío!… ¡Usted me sorprende!… ¡Qué franco y directo es, don Omar! ¡Nunca había conocido a nadie así de espontáneo!
OMAR: ¡¿Eso te parece mal? mamacita!
CAMILA: Jajaja… ¡No, no es que me parezca mal, al contrario, me gusta mucho su sinceridad y espontaneidad! ¡Pues me parece que usted dice lo que siente sin pelos en la lengüa! ¡Usted parece un niño chiquito! ¡Actúa como con inocencia y no es nada hipócrita como otras personas que conozco por ahí!
OMAR: ¡¿Cómo cuáles?!
CAMILA: ¡No debería decirle esto, don Omar, pero Patico me parece bastante hipócrita! ¡Habla mal de mi cuando no estoy!
OMAR: ¡¿La esposa tetona de William?!…
CAMILA: ¡Sí!… Jajaja… ¡Doña Patricia!… Jejeje… ¡Yo le digo Patico!
OMAR: ¿Te parece que esa vieja es hipócrita?!
CAMILA: ¡Lo digo por algunas cosas que me han sucedido con ella!
OMAR: ¡¿Qué cosas?!
CAMILA: ¡Pues, por ejemplo, la he escuchado hablando de mi por teléfono! ¡Y creo que no es nada bueno lo que dice, pues se le escucha un tono burlesco y recriminador!… ¡No sé!…
OMAR: ¡Tal vez te tiene envidia por tú estar tan buena!
CAMILA: Jajaja… ¡Posiblemente, pero mucho cuidado don Omar, no le vaya a decir que le dije eso de ella!
OMAR: ¡Tranquila, mi amiguis!
CAMILA: ¡Bueno, ya descansamos lo suficiente, ahora sí sigamos con la explicación, don Omar!
Camila siguió con la explicación, pero el hombre también continuó con sus piropos, tocamientos a sus piernas y con sus morbosas miraditas a su escote.
CAMILA: ¡Don Omar! ¡No me está poniendo atención!…
OMAR: Jejeje… ¡Es que tus piernas son tan lindas y torneadas y tus tetas son tan hermosas, firmes y grandes!… ¡No puedo ocultar que me encantan!… ¡Oye, mamita ¿tus tetas son naturales?!
CAMILA: Jajaja… ¡Claro que sí, don Omar! ¡Así es! ¡Son totalmente naturales!… Jejeje… ¡Nunca me he hecho cirugías de nada ni me las iré a hacer nunca, Dios me libre!
OMAR: ¡No necesitas cirugías, mamacita! ¡Con semejante cuerpazo que te mandas estás divina, mamasota rica y apretadita!
CAMILA: Jejeje… ¡Tan adulador que es don Omar!…
OMAR: ¡No me digas don Omar! ¡Dime solamente Omar, u Omitar, o mi amor, o mi rey, o papito rico y delicioso vamos a la cama a hacer el amor!
CAMILA: Jajajaja… ¡Usted me hace reír mucho!… ¡Desde hace rato que no me reía así!… Jajajaja… ¡Usted me cae muy bien!… Jejejeje… ¡Me estaba haciendo falta un compañero de trabajo!
OMAR: ¡Tú también me caes bastante bien, mi ricurita hermosa!… ¡Y tutéame, no me trates más de “usted” sino de “tú”, mi amor, estamos en confianza!
CAMILA: Jajajaja… ¡Está bien, Omitar!… ¡Ven te sigo explicando lo que toca hacer! ¡Pero ojo con esas inquietas manotas!… Jejeje…
El pervertido se acercó aún más a Camila, casi que se le echa encima, y volvió a ponerle su puerca mano en su pierna y se la siguió acariciando como si nada. Ella, con gran paciencia, se concentró en explicarle a Omar la labor del día tratando de no ponerle atención a los tocamientos que su depravado compañero le propinaba a sus bellas piernas.
La mano derecha del morboso hombre le estaba tocando las piernas a la agradable Camila por toda parte, y con la mano izquierda se estaba agarrando la bragueta del pantalón haciendo claros movimientos masturbatorios sobre su pene.
Camila se dio cuenta de la descarada masturbación del hombre y muy alterada no aguantó más tanto descaro por parte de Omar y enérgicamente le expresó lo siguiente:
CAMILA: ¡Uy!… ¡Jesús, Señor mío!… ¡No me digas que te estás masturbando, Omitar!
OMAR: Jejeje… ¡Más o menos, cariño!… Jejeje… ¡Soy un pajuelo empedernido!
CAMILA: ¡Ohh!… ¡Mi Dios!… ¡No puedo creer que me pasen estas cosas preciso a mí! ¡Señor!… Jejejeje…
OMAR: ¡¿No te gusta?!
Camila se puso roja como un tomate, estaba nerviosa, no hacía más que temblar y su mente estaba tratando de buscar una respuesta para darle a Omar de manera que no sonara como un regaño de vieja religiosa fanática y amargada, pero que al tiempo fuera contundente y le hiciera entender las cosas de buena manera, sin embargo, no pudo decir más que lo siguiente:
CAMILA: ¡Omitar!… ¡No puedes hacer eso aquí!… ¡Los genitales no son para estárselos tocando! ¡Dios los creo para otras cosas!
OMAR: ¡¿Por qué no puedo tocarme?! ¡¿Por qué razón no puedo masturbarme?!
CAMILA: Mmm… ¡Señor mío, dame sabiduría!… ¡Omitar, mira, Diosito y Nuestro Señor Jesús están en contra de esas prácticas profanas! ¡Y ellos están en todas partes, te pueden ver!
OMAR: Jajaja… ¡Pues que me miren esos morbosos!… Jajaja…
CAMILA: ¡Ohh!… ¡Señor Jesús!… ¡No digas eso de Dios y de Nuestro señor Jesús! ¡Ellos odian las blasfemias!… ¡Masturbarse es pecado! ¡Eso está mal! ¡No lo sigas haciendo!
OMAR: Jajajaja… ¡¿Está mal masturbarse?! ¡Pero eso lo dice la religión, y la religión no es sinónimo de verdad, mami! ¡La ciencia dice que masturbarse es muy beneficioso y le creo más a la ciencia!
CAMILA: ¡No voy a discutir contigo de religión y de verdad! ¡Y no pienso inculcarte ninguna creencia! ¡Pero sí te voy a decir que masturbarse no se hace frente a las demás personas! ¡No es ético! ¡Si tienes muchas ganas de masturbarte hazlo en la intimidad, en tu casa, o ve al baño!
OMAR: ¡Bah!… ¡Tonterías!… ¡No necesariamente tiene porque ser así siempre! ¡Si estoy lejos de mi casa soy libre de hacerme la paja donde yo quiera! ¡Para eso estoy en un país libre y democrático y pago mis impuestos cumplidamente!
CAMILA: ¡Mal interpretas las cosas, Omitar!
OMAR: ¡Además no me aguanto! ¡Es que tienes unas piernas muy suaves! ¡Me gustan mucho! ¡Me excitan! ¡Tú tienes la culpa de que me haga la paja porque estás muy rica! ¡Eres severo mujerón! ¡Qué rico sería tenerte en la cama y darte pene toda la noche!… Jejejeje…
Omar se seguía tocando su verga sobre la bragueta de su pantalón mientras tocaba las piernas de Camila, y ella estaba muy apenada y nerviosa, sus preciosas y pequeñas manitas se veían temblar y las movía bastante demostrando su intranquilidad y temor, y, disimulando su marcado nerviosismo, solo atinó a decir:
CAMILA: Jejeje… ¡Gracias, Omitar, pero al menos pon atención al trabajo de hoy! ¡Tú como que solo estás pensando en mis piernas!
OMAR: ¡Claro que no, mi amor!
CAMILA: ¡Pues lo acabaste de decir, Omitar! ¡Te estás masturbando porque te excitan mis piernas!
OMAR: ¡No solo pienso en tus blancas piernas! ¡También me estoy pajeando pensando en tus buenas tetotas, mamacita hermosa! Jejeje…
CAMILA: Jejeje… ¡Tan sincero!… ¡No lo puedo creer! ¡Dios mío!… Jejeje…
Camila, dio un profundo respiro, tomó aire, intentó nuevamente tener paciencia y control y se propuso otra vez a explicarle a Omar el trabajo del día, pero el hombre ya se había sacado su verga de la bragueta del pantalón y se la jalaba decididamente con la mano izquierda mientras con la derecha seguía acariciando las piernas de la hermosa secretaria, ella se dio cuenta y tapando sus ojitos con una manita para no mirar la poderosa verga de Omar, dijo:
CAMILA: ¡Uh!… ¡Dios bendito, ya te la sacaste!… ¡No puede ser!…
Camilita se desesperó, sudó un poco de la fuerte emoción, y, sacando energías y fuerzas de donde no las tenía, quitó su mano con que tapaba sus ojos, y, mirando a Omar y su gran vergota, hizo una cara de asco, la irritada chica, alzando un poco su voz, se decidió a recriminarle a su morboso y pajero compañero de trabajo:
CAMILA: ¡Omar! ¡Tú no me estás poniendo nada de atención! ¡Te sigues masturbando como si nada y me sigues tocando y mirando!… ¡Eso es un irrespeto! ¡Igualmente debo decirte que si no pones atención a la explicación no vamos a acabar hoy este trabajo!
OMAR: ¡Uy!… ¡Te pusiste bravita?!
CAMILA: ¡No, Omar! ¡Lo que pasa es que si seguimos perdiendo el tiempo no vamos a acabar el trabajo! ¡Y Willi no nos va a pagar! ¡Y yo necesito dinero!
OMAR: ¡No importa! ¡Cálmate! ¡Que no cunda el pánico, mami!… Jejejeje… ¡William ya me mostró y me explicó todo eso ayer! ¡Yo puedo terminar ese trabajo solito en dos horitas únicamente! ¡No es cosa del otro mundo!
CAMILA: ¡Wow!… ¡No te creo!… ¡Yo me echaría todo el día haciendo eso! ¡Hasta dos días enteros!…
OMAR: ¡Eso es demasiado tiempo para algo tan sencillo! ¡Déjame ese trabajo a mí y yo solito lo acabo en menos de dos horitas!
CAMILA: ¡¿En menos de dos horitas?!
OMAR: ¡Por mucho me echaré las dos horas completas!
CAMILA: ¡¿Seguro?!… ¡No te creo!…
OMAR: ¡Te lo aseguro totalmente! ¡Si quieres apostamos!
CAMILA: ¡Wow!… ¡Eres muy inteligente! ¡Me dejas sorprendida!
OMAR: ¡Por lo menos la inteligencia me ha alcanzado también para darme cuenta de algo!
CAMILA: ¡¿A qué te refieres?!
OMAR: ¡Anoche me puse a revisar algunos documentos que William me pasó y al analizar todos esos informes me di cuenta de una cosita no muy buena que digamos!
CAMILA: ¡¿De qué?!
OMAR: ¡Pues veras, según lo que alcancé a ver falta una buena cantidad de dinero en sus cuentas!
Camila, al escuchar eso de boca de Omar, tembló más que antes, y si antes estaba nerviosa ahora sintió que su corazón quiso salirse de su pecho.
CAMILA: ¡¿Qué?!… ¡Pero, qué…! ¡¿Qué dices?!…
OMAR: ¡Ese dinero se ha ido esfumando de a poco! ¡Cada cierto tiempo se desaparece una cantidad nueva y cada vez mayor! ¡También me di cuenta quién desvió esas buenas cantidades! ¡Lo sé todo y sé quién ha tomado ese dinerito! ¡Lo sé muy bien, mamita!… Jejejeje…
CAMILA: ¡Qui… Qui… ¿Quién?!
OMAR: ¡No pudo ser otra persona más que tú, amorcito divina! ¡Te lo repito, lo sé todo!
La chica se timbró de pies a cabeza, se puso roja, sus ojos se humedecieron de lágrimas y brillaron bastante, y temblando dijo:
CAMILA: ¡Oye!… ¡Yo no he sido!
OMAR: ¡Fuiste tú, no digas mentiras que eso no es de cristianos!
CAMILA: ¡No me acuses, no fui yo!
OMAR: ¡Camilita, tengo las pruebas de que fuiste tú, y son contundentes!
CAMILA: ¡No!… ¡No fui yo!
La alterada Camila no aguantó la presión y recostó su cabeza sobre el escritorio tapando su rostro sobre sus brazos y empezó a llorar.
OMAR: ¡Yo sé muy bien que fuiste tú, mi amor! ¡Las pruebas son tan claras y contundentes que cualquier aprendiz de sistemas y economía podría rastrear tus movimientos y demostrar fácilmente que fuiste tú! ¡Le has estado robando a William grandes cantidades de dinero y el muy bobo no se ha dado cuenta!
Camila se quedó callada por un rato, estaba casi en shock y muy apenada, y, después, lloriqueando y sin mostrar su rostro, dijo:
CAMILA: ¡Por favor Omitar, por lo que más quieras, no le vayas a contar a William ni a nadie! ¡Te puedo compartir un poco de ese dinero, pero no le vayas a contar nada a nadie!
OMAR: ¡No sé, chiquilla!… ¡No sé!… ¡William es mi amigo!…
Omar, medio sonriente, se seguía masturbando lentamente y Camila, con lágrimas en los ojos, levantó su cabeza mirando a Omar con mirada de ternerita que va al matadero, y poniendo sus manitas sobre las rodillas de Omar le suplicó:
CAMILA: ¡Por favor! ¡Te lo pido! ¡Haré cualquier cosa que me digas, pero no me denuncies!
OMAR: ¡¿Cualquier cosa?!
CAMILA: ¡Si! ¡Te lo prometo! ¡Cualquier cosa! ¡Haré lo que me pidas! ¡Te daré la mitad de ese dinero si quieres!
OMAR: ¡Bien! ¡Me gustaría que fueras muy buena conmigo!
CAMILA: ¡Lo seré!…
OMAR: ¡¿Segura?!
CAMILA: ¡Te lo prometo!
OMAR: ¡Bueno, conste que tú me lo prometiste!
CAMILA: ¡Seré tu mejor amiga y seré tan buena contigo como María Magdalena lo fue con Jesús!
Omar, soltó su verga, y con dulzura posó sus sucias manotas untadas de verga en la carita de la señorita y con sus malolientes dedos tiernamente limpió las lágrimas que escurrían de sus ojos, y dijo:
OMAR: ¡Tú me caes muy bien y me parece que eres buena muchacha! ¡Solo tuviste una tentación! ¡Pero tranquila, yo sé que es tener y caer en tentaciones y no pienso denunciarte ni decirle nada al bobito del William!
CAMILA: ¡¿Seguro?! ¡¿Me lo prometes?!
OMAR: ¡Completamente!
CAMILA: ¡Levanta tu mano derecha y júrame que no le contarás nada a Willi ni a Patico!
OMAR: ¡Jurar es malo! ¡Como cristiana deberías saberlo!
CAMILA: ¡Solo levanta la mano derecha y prométemelo!
OMAR: ¡¿La mano con la que me estaba haciendo la paja?!
CAMILA: ¡No! ¡La otra! ¡La derecha!
OMAR: ¡Ah!… ¡Sí!… ¡La derecha!… Jejeje… ¡Está bien! ¡Si eso te hace sentir mejor entonces te lo prometo, mamasota rica!
Omar levantó su mano derecha y con cara de solemnidad le prometió a Camilita que no le contaría nada de esos robos a William ni a Patricia.
La muchacha se calmó y en gratitud le dio un fuerte abrazo a Omar, este aprovechó para agarrarle las nalgas sobre la tela de la minifaldita.
Al sentir ese indecente agarrón ella se retiró un poco y empezó a hablar con Omitar mientras este se seguía haciendo la paja.
Ella confió en él y en el entusiasmo de la conversación no se aguató y le contó algunos de sus secretos, como por ejemplo que era amante de William, confesarle esto a Omar hizo que ella sintiera un alivio en aquel proceso de catarsis, fue como si se hubiera quitado algún peso de encima.
CAMILA: ¡Te cuento estos secretos míos, porque veo que eres de confianza y te has ganado mi aprecio, Omitar!
OMAR: ¡William ya me había contado lo de sus amoríos contigo! ¡No es nada nuevo para mí!
CAMILA: ¡¿De verdad?! ¡¿Lo dices en serio?! ¡Dime que no es cierto!
OMAR: ¡Él me ha contado todo! ¡Me dijo que la pasaban muy rico juntos! ¡Y siempre me lo cuenta con mucho orgullo! ¡William me cuenta muy bien hasta cómo te penetra y cómo tú se lo mamas!
La chica sintió morirse, primero sintió una gran picada en el corazón y un dolor intenso, tanto en el corazón como en el alma, sintió desmadejarse y derretirse, quiso que la tierra se abriera y se la tragara, le dio mucha pena y decepción, finalmente, una gran rabia la invadió.
CAMILA: ¡¿William te contó esas cosas?! ¡Pero qué cretino!… ¡Qué canalla!… ¡No puede ser!…
OMAR: ¡William es muy vanidoso y le gusta contar sus aventurillas sexuales! ¡Supongo que lo hace para que vean lo macho que es!… Jejeje…
Camila se puso de todos los colores debido al mal genio que le produjo saber que Willi le había contado esas cosas a Omar y pensó que, así como se lo contó a él, quién sabe a cuántos más se lo estuvo diciendo.
CAMILA: ¡Ese Willi si es más…! ¡Qué mal genio!… ¡Los hombres son una porquería! ¡Pensé que Willi sabia guardar secretos! ¡Qué peligro que la Patico se entere! ¡Estúpido Willi!… ¡Ella sospecha lo nuestro, pero no lo ha confirmado hasta ahora! ¡Si alguien le llega con ese chisme a la Patico es tan capaz de que me mata!
OMAR: ¡Si, ese William es más comunicativo y creído!… Jejejeje… ¡Siempre cuenta las cosas sexuales que hace con las compañeras de trabajo! ¡Eso me pone caliente! ¡William es terrible y chismosito! ¡Aunque lo envidio! ¡Hacer el amor contigo debe ser cosa del otro mundo, mamasota rica! ¡Qué delicia!
Al decir eso, Omar le arrancó por fin una sonrisita a Camila, y, aunque la muchacha no quería, él abusivamente se levantó de su silla con verga en mano y comenzó a darle picos en las mejillas a cada rato, llegando a darle besos casi en los labios mientras le restregaba la verga por su cuerpo. Ella retiraba su carita para evitar esos babosos besos.
OMAR: ¡Acuérdate de tu promesa de portarte bien conmigo, cariño!
CAMILA: ¡Yo sé muy bien lo que prometí!
OMAR: ¡¿Me lo vas a mamar?!
CAMILA: ¡Peerdóóón!… ¡¿Cómo dijiste?!…
OMAR: ¡Chúpamelo un rato!
CAMILA: ¡Oye!…
Camila le hizo carita de bravita a Omar y le dio unos suaves puñitos en un brazo en forma de disimulado disgusto.
OMAR: Jajajaja… ¡Es broma con verdad adentro!… Jajaja…
CAMILA: ¡¿Una broma con verdad adentro?! ¡Explícate!…
OMAR: ¡Sí!… ¡O sea que no es que te lo esté pidiendo en serio, pero de todas maneras sí lo deseo en realidad! ¡¿Me entiendes?!
CAMILA: ¡Te entiendo!
OMAR: ¡Tu prometiste ser buena conmigo y hacer lo que yo quiera! ¡Te estoy queriendo como amiga! ¡Por tanto esperare a que algún día me lo quieras mamar voluntariamente!
CAMILA: ¡Espera, yo prometí ser buena contigo y hacer lo que quieras! ¡Eso es verdad! ¡Todo menos cosas sexuales, obvio!…
OMAR: ¡Aaahhh… noooo!… ¡Entonces no tiene gracia!… Jejeje…
CAMILA: Jejeje… ¡Eres un sinvergüenza!… Jejeje… ¡Oye, confío en que no le dirás nada a Willi ni a Patico ni a nadie sobre esas cuentas ni sobre nuestra relación de amantes!
OMAR: ¡Ya te dije que no te preocupes! ¡No soy sapo!
CAMILA: ¡Qué lindo!… ¡Amigo mío!…
Camila se levantó y le dio otro fuerte abrazo a su nuevo amigo y confidente. Él otra vez le dio unos buenos agarrones a sus paradas nalgotas por encima de la faldita.
Ella, teniendo paciencia, se separó de él, buscó entre su bolsito y sacó algo entregándoselo a Omillar.
CAMILA: ¡Toma! ¡Te regalo esto!
Camila sacó una foto suya en bikini de su bolso y se la regaló a su amigo.
OMAR: ¡Wow!… ¡¿Esta eres tú?!… ¡Caray!… ¡Qué preciosa eres!… ¡Wow!… ¡Qué cuerpazo!… ¡Ufff!… ¡Me gustaría tener una novia como tú, mamita rica!
CAMILA: Jejeje… ¡Mi hermana dice que quedé torcida en esa foto!
OMAR: ¡Estás preciosa! ¡Ya que no me lo quieres mamar me voy a consolar con esta fotito!
El depravado se sentó nuevamente, se masturbó con más fuerza y eyaculó sobre esa fotito lanzando gemidos de gozo y pasión. Camila intentaba no mirarlo, pero le ganaba la curiosidad, medio miraba y sonreía.
OMAR: ¡Ohhh!… ¡Ahhhh!… ¡Carajo!… ¡Qué pajazo!… Jejejeje… ¡Te eché toda la leche encima, mamasota rica! ¡Te la bebiste completica, ricurita!…
CAMILA: ¡No me digas!… Jejeje…
Después de eso Omar se puso juicioso a hacer el trabajo asignado y lo terminó en las dos horas que había dicho, él solito lo terminó todo, y Camila, al ver la gran agilidad y productividad de su compañero, mentalmente se empezó a comparar con él y se sintió mal porque pensó que ella no servía para nada y que cualquiera podría ser mucho más rápido y eficaz que ella, por eso estuvo triste no solo toda la mañana sino también toda la tarde.
Omar, después del almuerzo que les sirvió Patricia, estuvo muy cansón por un buen rato, se la pasó toqueteando, abrazando y besuqueando en las mejillas y manos a Camila, pero al darse cuenta de la tristeza que ella estaba sintiendo la quiso consolar, la abrazó y la consintió tiernamente. Sus palabras eran muy bonitas y causaron motivación en la hermosa secretaria, incluso la hizo reír con sus chistes.
OMAR: ¡Otro chiste!:
– ¡¿Maestra el corazón tiene piernas?!
– ¡Claro que no, Juanito ¿por qué me preguntas eso?!
– ¡Es que anoche oí que mi papá decía en el cuarto de la empleada doméstica: “Corazón abre las piernas”!
CAMILA: Jajajajajaja… ¡Dios todopoderoso!… ¡Oye! ¡Ese chiste fue tan vulgar como los anteriores!… Jejejeje… ¡¿No te sabes ni uno sano?!
OMAR: ¡Son bien verdes mis chistes, pero te has reído con todos, picarona! Jejejeje…
CAMILA: Jajaja…
Se terminó el día laboral. Omar y Camila se despidieron de Patricia y las niñas, quienes ya habían llegado del colegio, y juntos, dialogando, se marcharon a sus respectivas casas. Así nació una excelente amistad entre ellos, una cristiana evangélica y un descarado pervertido.
CONTINUARÁ …
Escrito por Siremis.
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