UN PERVERTIDO EN CASA 9. Doña Yamile y William.
Hay que recordar que no solo Paty es morbosa e infiel, también lo es su querido maridito William y como casanova que es el desgraciado se folla hasta a su mismísima jefe, doña Yamile, señora viuda que casi alcanza los 50 años de edad..
Escrito por Siremis.
DOÑA YAMILE Y WILLIAM.
Se terminó la llamada que Pepe le hizo a Paty.
Paty se puso muy nerviosa otra vez y llamó a su hermana, la Cata, para pedirle el favor de acompañarla a casa de Pepe.
La evangélica Paty se sentía una mujer infiel, sucia y altamente pecadora y su lado religioso y moral le decía que no quería volver a caer en esa tentación de tener sexo con Pepe.
Por un lado, la señora pensaba mucho en la verga de Pepe y por el otro lado tenía en la mente el daño que le estaba provocando a su esposo William al ser tan infiel y tan mala. La religiosa mujer no dudaba que se estaba ganando el infierno por ser adúltera y fornicaria y esa idea la atormentaba.
Pero lo que ella no sabía a ciencia cierta es que William también le era muy infiel. En esos mismos momentos el muy desgraciado estaba gozando de una buena felación propinada por su jefa, la doctora Yamile, en su propia oficina en la empresa.
Doña Yamile es una señora de unos 47 años de edad; es alta; blanca; delgada; su cabello es liso, de color castaño y medio canosito, el cual le llega hasta los hombros. Tiene tetas no tan grandes ni tan pequeñas, son deliciosas, pues son paraditas y puntiagudas, con pezones largos, y se pueden agarrar completas con las manos. Tiene bonito culo y piernas largas y bonitas. Se viste, casi siempre, con faldas de tubo, botas largas y escote. La señora Yamile es viuda, es mamá de tres mujeres y de dos varones, ella se las da de ser correcta y decente, pero acostumbra a tener relaciones sexuales y aventurillas con los empleados que le gusten.
William estaba en la oficina de Yamile, sentado en el sillón de la jefa, en el de su escritorio, y ella, agachada, mamaba su verga con ímpetu.
YAMILE: ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Glup!…
WILLIAM: ¡Ohh!… ¡Ohh!… ¡Ohh!… ¡Ohh!… ¡Ohh!… ¡Ohh!… ¡Ohh!… ¡Ohh!…
En esas entró Martita, la bonita secretaria de Yamile, a entregarle unos documentos a su jefa, y se encontró con la escena de ver a su jefa agachada chupándole la inmensa verga a William.
MARTITA: ¡Ohh!… ¡Qué pena!… ¡Perdón, señora Yamile!… ¡Volveré luego!…
La señora, sin dársele nada, sacó la verga de don William de su boca, volteó a mirar a su secretaria, y, mientras pajeaba a su amante de turno, dijo:
YAMILE: ¡Martita!… ¡Espera!… ¡¿Esos son los documentos de don Plinio?!
MARTITA: ¡Si, jefa! ¡Son los documentos de ese señor!
YAMILE: ¡Déjamelos sobre el escritorio, por favor! ¡Cuando me desocupe llamaré a ese viejito cansón!
MARTITA: ¡Como usted guste!… ¡¿Se le ofrece algo más? jefa!
YAMILE: ¡No, gracias!… ¡Bueno sí!… ¡No permitas que entre nadie en los próximos quince minutos!
MARTITA: ¡Como diga usted, señora Yamile! ¡Con permiso!…
YAMILE: ¡Sigue, Martita!… ¡Muchas gracias!…
La joven y eficiente secretaria dejó los documentos sobre el escritorio de su jefa y salió de la oficina.
La señora Yamile siguió mamando verga sin ningún afán, nerviosismo o vergüenza.
YAMILE: ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Glup!…
WILLIAM: ¡Oohh!… ¡Qué placer!… ¡Oohh!… ¡Jefa!… ¡Oohh!… ¡Tiene usted una boquita mamadora de lujo!… ¡Oohh!…
YAMILE: ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Para que vea papito que su jefa aunque sea viuda sigue siendo de ambiente y tiene buena experiencia es lo que a mamadas y a sexo corresponde!… Jejeje… ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Glup!… ¡Glup!…
WILLIAM: ¡Oohh!… ¡Señor Jesús!… ¡Oohh!… ¡Qué boca tan deliciosa!… ¡Oohh!… ¡Dios!… ¡Oohh!… ¡Estoy que eyaculo!… ¡Oohh!… ¡Caramba!… ¡Oohh!… ¡Oohh!… ¡Oohh!…
William eyaculó y lleno de aceitoso semen la succionadora y viciosa boquita de su jefa, la cual no desperdició nada de ese precioso líquido.
Después de degustar esa abundante lechada, la doctora se la tomó todita e hizo un sonido en su garganta como cuando alguien acaba de tomar una bebida refrescante.
YAMILE: ¡Aaaaaaahhhhhhh!…
WILLIAM: ¡Jefa! ¡Estuvo genial! ¡Muy rica esa mamada!… Jejeje… ¡La felicito!…
YAMILE: ¡Yo también lo felicito, William! ¡Usted es todo un machote! ¡Me encanta cuando los hombres son así de osados como usted!… Jejeje… ¡Deberíamos ir a mi casa y terminar lo que empezamos!…
WILLIAM: ¡De una, señora Yamile! ¡Yo traje mi carro! ¡Si quiere vamos!…
YAMILE: ¡Vamos!… ¡Oohh! ¡Dios!… ¡Cuánto me fascinan los hombres decididos como usted, papito! ¡Me derriten los hombres que no les da miedo caerle a la jefe!… ¡Es que siento debilidad por los que no se achicopalan ni se acobardan ante las jerarquías y las edades! ¡Odio a los tímidos, tontos y cobardes!
La señora Yamile se subió al carro de William y en menos de nada llegaron a su casa. Como ella era una de las jefes más importantes de la empresa podía tener la libertad de ir a su casa cuando quisiera sin rendirle cuentas a nadie siempre y cuando no lo cogiera de costumbre a todo momento.
William saludó a los hijos e hijas de la señora y juntos subieron al dormitorio y se encerraron en él.
Al poco tiempo comenzaron a escucharse los gemidos y gritos de la señora.
NADIA: ¡Uy!… ¡Mamá si es gritona!… ¡No le pueden tocar un poquito la cuca porque ahí mismo se alborota toda!
JORGE: ¡Sí!… Jajaja… ¡Es el colmo!… ¡Mamá es bien puta! ¡Ya se acostumbró a traer a cada nada a un sujeto diferente a casa! ¡Y la cuestión es que me hace antojar de sexo! ¡Me arrecha!…
ANDRÉS: Jajajaja… ¡Se nota que mamá la está pasando súper con ese man!… ¡Ese tipo le debe estar dando verga hasta por las orejas como para hacerla gemir y gritar de semejante manera!… Jejeje…
MARÍA: ¡Pobrecita! ¡Es justo que también goce! ¡La partida de papá la dejó desecha!
YULIA: ¡Ustedes parecen estar de acuerdo que mamá se putee, pero a mí sí me parece una falta de respeto que ella a su edad ingrese individuos aquí a la casa y empiece a follar con ellos casi en nuestras narices! ¡Ahora está agarrando la casa de motel a toda hora!
En la cama de la señora Yamile, en posición de misionero, William la penetraba sin compasión por la vagina.
La vagina de la señora es medio peludita, cafecita y muy, pero muy tragona. Sus labios vaginales son largos y su clítoris redondito y rosado.
Por varios minutos estuvieron revolcándose en la cama.
Ella se lo mamó nuevamente y después se puso en cuatro y empezó a mover su culo excitante y provocativamente, y dijo:
YAMILE: ¡Deme por el hueco de atrás, papito! ¡Sin miedo!… ¡No se cohíba en nada por el simple hecho de que soy su jefe!
WILLIAM: ¡Oohh!… ¡Señora Yamile!… ¡Como usted guste!… ¡¿Le puedo meter los dedos en el hoyito?!
YAMILE: ¡Ay, William!… ¡Pues lógico!… ¡Mire, ese frasquito que está en mi tocador es el lubricante!
William alcanzó el frasquito y sacó en su mano una buena cantidad de lubricante y lo aplicó en el parado culote de la lujuriosa madura. Luego sus dedos empezaron a entrar en ese palpitante ano, una y otra vez, preparándolo para la enculada.
WILLIAM: ¡Uy!… ¡Jefecita!… ¡Usted está muy buena!… ¡Qué nalgotas tiene!
YAMILE: Jejeje… ¡Su esposa pensando que usted le es muy fiel y usted aquí dándole a la puta de su jefecita por el coño y metiéndome los dedos por el culo!… Jajaja…
WILLIAM: Jajajajaja… ¡Sí!… ¡Las cosas de la vida! ¡Dios mío!… Jejeje… ¡Señor ¿a qué mundo nos has traído?!… Jejejeje…
YAMILE: ¡Eso, William!… ¡Así!… ¡Así!… ¡Amo sus dedos!…
WILLIAM: ¡Creo que ya es hora de penetrar su hoyito con mi pene!
YAMILE: ¡Hágalo, William!… ¡No lo diga, solo actúe!… ¡Penetre a su jefe por el culo!
WILLIAM: ¡Como usted ordene, jefa!…
William agarró su erecto pene y comenzó a introducírselo a su jefecita por ese elegante y glamuroso ano. La señora se estremecía de placer.
WILLIAM: ¡Ooohhh!… ¡Ya entró todito!…
YAMILE: ¡Aaaahhhh!… ¡Qué rico es el sexo anal!… ¡Lástima que a mi finado marido no le gustaba hacérmelo!… ¡Ahora muévase, William!… ¡Deme duro!…
William se empezó a mover. La señora Yamile estaba dichosa, gritaba demasiado, y también inició una serie de movimientos de cadera buscando meterse aún más adentro de su gozoso ano ese buen miembro. La señora era bien libidinosa y carnal.
YAMILE: ¡Aaaaahhhhh!… ¡Aaaaaahhhhh!… ¡Aaaaahhhhh!… ¡Aaaaahhhhh!…
WILLIAM: ¡Ohh!… ¡Ohh!… ¡Ohh!… ¡Ohh!…
Los gritos, quejidos, bramidos y gemidos de William y sobre todo de su madura jefecita se escucharon por toda la casa y los hijos e hijas de la viuda mujer estaban muy excitados escuchándolos.
JORGE: ¡Sí!… ¡Mamá!… ¡Dale duro a ese man!… ¡Sigue gritando y gimiendo!… ¡Me va tocar hacerme una paja porque estoy bastante excitado!…
YULIA: ¡Los gritos y gemidos de esa puta y de ese malparido no me dejan concentrar en mi tarea del colegio!
MARÍA: ¡Oye, Yulia!… ¡No le digas así a mamá!…
YULIA: ¡Qué culpa!… ¡Si ella no fuera una puta entonces no estaría follando con ese huevón de mierda que trajo! ¡¿Tengo o no tengo razón?!…
NADIA: ¡Pues sí que tienes razón, Yulia! ¡Es que mamá grita como si la estuvieran matando!… Jejeje… ¡Se la deben estar metiendo por el culo!… ¡Así cualquiera se desconcentra!
ANDRÉS: ¡Déjenla en paz! ¡Qué folle todo lo que quiera y con quién quiera! ¡Ya no le tiene que rendir cuentas a nadie!
MARÍA: ¡Comparto tu opinión, Andresito!…
JORGE: ¡Yo no sé ustedes, pero yo me voy al baño a hacerme una buena pajota!… ¡Nos vemos al rato!…
ANDRÉS: ¡Yo me iré a mi cuarto a hacérmela!…
MARÍA: ¡Yo me la haré aquí! ¡Me da pereza levantarme de este sofá!…
En la habitación de Yamile, la pareja de folladores ya habían cambiado de posición varias veces.
La doctora Yamile pedía verga por todos sus huecos, había estado muy deseosa de sexo desde hacía días, pues a su anterior amante lo echaron a la cárcel al ser encontrado culpable de continuos robos a la empresa, robos que ella misma le acolitaba.
William enculaba a la señora algunas veces, otras veces le daba por la concha y otras la ponía a mamar y todo lo hacían frente a la foto del finado esposo de Yamile.
Por fin, William se vino dentro del ansioso culazo de la mujer. La doctora se metió un dedo en su garoso ano y sacó una buena parte de ese semen para introducirlo en su viciosa boquita de puta madura.
La señora miró a William con cara de sucia y pervertida mujerzuela, sonrió y lo invitó a quedarse un ratito con ella en su cama. Los dos se arroparon, se abrazaron, se consintieron y se dieron muchos besitos.
También se tomaron uno que otro vinito.
El celular de William timbró. El hombre rápidamente se incorporó del lecho de Yamile, buscó dentro del bolsillo del pantalón que estaba escurrido en el piso, contestó y era Patricia, su mujer.
Doña Patricia le comunicó que se sentía un poco mejor, que iría al gimnasio y después al médico para que le hiciera un chequeo y le recetara unos medicamentos contra su resfriado y que regresaría tarde a la casa.
Después de estar un rato más, besándose y acariciándose con su empleado William, la doctora Yamile también recibió una llamada a su celular, se trataba de su confiable secretaria Martita la cual le recordó que tenía una reunión con los gerentes de la empresa.
Yamile y William se bañaron, se vistieron, almorzaron, se despidieron de los muchachos y salieron de la casa con rumbo a la empresa.
CONTINUARÁ…
Escrito por Siremis.
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