Un placer desconocido por GUEIXA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Gueixa.
Desde hacia un rato oia tras la puerta los pasos inconfundibles de las enfermeras con sus zuecos de madera retumbando en las baldosas del pasillo.
Segun pasaban los segundos mis nervios iban en aumento. Siempre habia odiado los hospitales. Su olor a antiseptico me recordaba a dolorosos dias de mi niñez.
Cuando se abrio la puerta no esperaba encontrarme un angel tras ella. Una bella mujer con rasgos muy exoticos y un cuerpo para el pecado vestida con el angelical traje blanco de las enfermeras a las que tanto llevaba incordiando.
Sus enormes ojos negros rasgados se posaron en mi mientras embelesado me fijaba en ella. Su piel tostada se vislumbrada reflejando la suavidad de la seda. Su risueña mirada daba luminosidad a una cara en la cual el rasgo predominante eran unos pequeños labios de una rojiza carnosidad y lineas de estatua griega rematada por una pequeña y coqueta nariz que acompañaba con un lunar a un lado.
Su cuerpo, aun con un uniforme de una talla mayor, recordaba al cuerpo de una guitarra: caderas prominentes acompañadas de una cintura estrecha y un pecho cuyo tamaño y forma hacian que cualquier hombre pudiera perder la cabeza.
– Buenos dias- me dijo con una voz grabe pero a la vez dulce y sensual como la de una linea erotica.
– Hola- balbucee como un quinceañero ante su primera cita
– ¿Preparado para la operacion? Espero que si porque he venido para dar los ultimos retoques.
Entonces me fije. En sus manos traia una palangana y una maquinilla, mientras de su brazo colgaba una toalla. No entendia nada. ¿Me iba a afeitar para la operacion? ¡Pero si no era de estetica!
– Lo siento, señorita, creo que te has equivocado de paciente. Yo me opero de una apendicitis.
– No, cielo, no me he equivocado. Vengo a rasurarte el pubis para la operacion.
El pensar que una mujer con esas curvas y esos rasgos orientales q tanto morbo me provocaban, vestida con ese uniforme con el que tanto habia fantaseado en mis juegos en solitario estuviera tan cerca de mi entrepierna hizo que me sintiera avergonzado pero a la vez excitado.
Se fue acercando lentamente, su movimiento pausado pero firme, recordaba al movimiento de una cobra, que alza su cabeza para amedrentar a su presa o para conquistar a su pareja. Su caderas se deslizaban de una lado a otro, acompañado por un movimiento de hombros que hacia que sus pechos flotaran suspendidos en el aire, aquella manera de moverse, de andar, era la sensualidad hecha mujer, la manzana que todo pecador querria morder, el sueño de cualquier virgen, en definitiva, la mujer que todo hombre querria para si y que desataban en mi todo tipo de pensamientos, provocando que a medida que se acercaba mi polla empezase a crecer.
Habiendo dejado sus herramientas de trabajo en la mesilla al lado de mi cama con una parsimonia que resulto erotica sobremanera tiro con una delicadeza sorprendente de mi sabana hacia atras. Ahi estaba yo, frente a ella con una ereccion que empezaba a ser evidente debajo del pantalon de mi pijama.
La suavidad del terciopelo de sus manos empezaron a bajar mi pantalon mientras que esa tremenda dureza le dificultaba el trabajo y eso que aun no habia alcanzado su maximo apogeo. Libre de su prision de tela se alzaba como si tuviera vida propia mientras hacia que mi vergüenza fuera en aumento.
Sonrojado completamente de mi boca se escapo un “Lo siento” cuando ella se fijo en mi polla. Despues de mirarla durante unos instantes se giro, me miro a los ojos, me guiño uno de sus preciosas perlas negras y con una sonrisa entre lasciva y timida me dijo:
– Tranquilo no pasa nada. Pensandolo bien esa es una muestra para sentirse halagada cualquier mujer.
Mi excitacion iba en aumento a medida que ella iba preparando la zona para rasurar. Con la brocha fue extendiendo con suavidad la crema, rozando levemente con los pelos de la misma mi polla, que ya no disimulaba su estado. No sabia lo que hacer, cerraba los ojos, miraba para otro lado,… y de repente senti un escalofrio que me erizo la piel. Sus dedos rozaron suavemente la punta de mi verga. Mi cara era pura granada, pero a ella no parecio importarle y poco a poco, iba pasando su mano entre mi polla y mi vientre, apartandola suavemente para poder hacer su trabajo.
Empezo a humedecerse los labios, haciendo como que no miraba intentando aparentar naturalidad, pero algo ocurria, algo que no eral normal. Fui notando como su cara se iba enrojeciendo, al tiempo que se erguian sus pezones bajo la blusa. Intento ocultarlo tirando de ella, pero solo logro que por el escote en pico se viera un blanquisimo sujetador de encaje que dejaba entrever aquellas prominencias que poco a poco iban cobrando vida, cuya piel se iba endureciendo, tensando al tiempo que los pezones se marcaban perfectamente a traves de la blusa
Las venas de sus pechos se iban marcando. El aumento de la excitacion era evidente. Ya no podia disimularlo. Sus pezones estaban duros, erguidos. Sus labios humedecidos por la constante caricia que habian recibido el uno del otro. Las yemas de sus dedos ya no podian apartarse de mi polla mientras la acariciaban. Intentando los dos disimularlo, solo conseguiamos que nuestra respiracion se acelerase mas, que nuestros cuerpos se estremecieran, que nuestras mentes se disparasen,…
Poco a poco, sus labios se fueron acerando a la punta e mi polla, que en ese momento se alzaba como nunca lo habia hecho antes. A medida que ella se acercaba, mi verga parecia tener vida propia, parecia querer separarse de mi y saltar a su boca. Suavemente, rozo la punta con sus labios, al tiempo que la lengua la acariciaba, provocando en mi un placer hasta ahora desconocido. Parecia que se me iba a partir de lo dura que estaba, nunca habias sentido nada igual.
Lentamente, la fue introduciendo en su boca, deslizando sus labios y humedeciendola con su lengua, que no paraba de acariciarla dentro de su boca. El glande de mi polla estaba hinchado, enrojecido de placer y excitacion. Su boca, sus labios, me masturbaban con una destreza inigualable, sentia su saliva cayendo, goteando por la fina piel de mi polla, para ir a posarse sobre mis huevos y sentir como las gotas caian hacia mi culo.
Ella se dio cuenta de mi estado de excitacion, estaba tan empalmado que por momentos queria follarle la boca, romperla dentro de placer. Notaba como su boca cada vez se empapaba mas, sus gemidos mostraban que estaba encantada con mi nabo, que le gustaba tener el control, que le gustaba su sabor.
Nunca la habia visto asi, mi polla estaba fuera de si, yo estaba fuera de si. De la punta goteaba el liquido que antecede al orgasmo, esas trasparentes gotas incontroladas que te recuerdan que lo mejor esta por llegar y que deseas que llegue. Ella empezo a lamerlas, al tiempo que deslizaba su lengua por mi mastil, que lamia desesperadamente, haciendolo suyo.
Con sus dientes, mordisqueaba la fina piel, la separaba del musculo y la lamia. ¡Dios!, ¡me estaba volviendo loco! Deseaba follarla alli mismo. Deseaba sentir su coño humedo, comerselo con desesperacion. Queria beberme todo lo que saliese de ella, pero era imposible moverme, nadie me habia hecho lo que ella en mi vida.
Su lengua iba recorriendo todo el contorno de mi falo, hasta que lo sujeto con la mano, empezo a acariciarlo, a masturbarme, a la vez que empezo a lamerme los huevos, duros e inflamados como nunca antes habian estado.
Podia sentir su lengua moviendose por los pliegues de la piel de mis huevos, podia escuchar el sonido de su saliva entre su mano y la polla, todavia empapada de ella. Iba a explotar de un momento a otro, no paraba de salir liquido. Pequeñas gotas que se deslizaban por su mano, por mi polla y que ella lamia desesperadamente, hasta que finalmente abrio su boca y se introdujo los huevos en ella
Empezo a jugar con ellos, a lamerlos, a acariciarlos, sus dedos tocaban la zona que debajo justo de ellos, me apretaba como si buscase algo, me palpaba buscando el punto de placer hasta entonces desconocido por mi. Queria gritar, chillar, gemir, agarrarla de los pelos, correrme dentro de su boca, ahogarla con mi semen, lo queria todo.
Ella se dio cuenta de que de un momento a otro me iba a correr, y no queria por nada del mundo perderse ese sabor. Apreto mi perineo con fuerza, grite entre dolor y excitacion, ya no podia mas, abrio su boca y como una serpiente engulle a su presa, se la trago entera, incluyendo los huevos.
Senti como mi polla, dura como nunca, se doblaba dentro de ella al tocar el fondo de su boca, por momentos me parecio tocar su campanilla. De repente, empece a correrme como nunca habia hecho antes. Fue tan fuerte la explosion de semen que salio de la punta de mi glande, que esta retrocedio y saco los huevos de su boca.
Ella lo queria todo, la agarro con la mano y la apreto dentro de su boca, al tiempo que seguia apretando mi perineo pero con mas fuerza que nunca. Mis manos agarraban su cabeza para que no retrocediera, no hacia falta, ella no la iba dejar escapar.
Pude ver como goteaba mi semen de su boca, como lo relamia con la lengua para no dejarlo caer sobre la cama, no queria desperdiciar ni una gota de ese nectar blanquecino, espeso y tibio.
Solto su mano de la zona entre mis huevos y mi culo, y se dirigio rapidamente hacia su coño. Empezo a tocarse y a gemir. Pense que me iba a matar del gusto. Aquellos segundos de placer, de orgasmo incontrolado, se me estaban convirtiendo en minutos.
Nunca pense que pudiera correrme de esa forma, nunca imagine que una mujer pudiese comerme la polla de esa manera, que hiciera que una folladada quedase en nada.
Finalmente, ella empezo a gemir, se le endurecieron las mandibulas, y pude sentir como su boca se apretaba hasta el fondo de mi verga con fuerza. No queria perderla, queria quedarsela. Se estaba relamiendo hasta la ultima gota, y de su coño salian gotas de placer, la enfermera se estaba corriendo, moviendose tan descontroladamente, que cayeron sobre su pecho, gotas de mi semen.
Despues de unos segundos se incorporo. Termino el rasurado que habia empezado. Recogio sus bartulos y con una sonrisa entre picara, lasciva e inocente se fue por la puerta.
Pocos minutos despues, sin apenas recuperarme de lo ocurrido llego un celador y se encamino con mi camilla hacia el quirofano donde me dormi bajo los efectos de la anestesia.
El sonido de un busca me desperto. MI cabeza estaba perdida, desorientada. ¿Donde estaba? Mire a mi alrededor y vi una habitacion pequeña, una mesa blanca con un par de sillas, un ordenador que parpadeaba, un grupo de taquillas y un sofa sobre el que me habia dormido. Volvio a sonar la musiquita que me habia despertado. Mire el aparato y lei el mensaje. Entonces entendi todo.
Todo habia sido un sueño. Yo habia dejado de ser la enfermera que soy para introducirme por una vez en la piel de un paciente. Debia de cambiarme ya que el sueño me habia provocado un orgasmo muy humedo y me estaban esperando.
Autor: Gueixa
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