UN PLACER PARA LOS SENTIDOS
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por LizzaCuriosa.
Una de tus manos está entreteniédose sobre mi vientre, en el límite de la cinturilla de las braguitas, que están puestas por deseo tuyo. Sin prisas, con deleite, vas delizando tus dedos por mi cintura, acariciando mi ombligo.
Más al norte, las bocas se abren para no soltar palabra y el beso se vuelve más profundo, más intimo. Te separas, noto cómo me miras y con la voz más dulce que te haya escuchado me dices “lo siento, estás tan bonita dormida que no pude contener las ganas de besarte”. Abro los ojos y clavo mi mirada en los tuyos, sobran las palabras y de nuevo te beso. Deslizo mis dedos entre los mechones de tu pelo, me empapo de ti y de tu aroma. De tu dulzura mañanera.
“Buenos días, guapo y gracias por despertarme, estaba soñando contigo.” Deslizo mis manos por tu cuerpo atrayéndote hacia mi y tú, obediente y mimoso, te tumbas sobre mi totalmente desnudo. El contacto de tu piel hace erizarse la mía y a tu erección corresponden mis pezones endureciéndose suavemente.
Hundes tu cara en mi cuello y lo recorres despacito con pequeños mordiscos que van arrancándome leves gemidos. Tus manos bajan por mis costados recorriendome con la yema de los dedos hasta los tobillos. Recorren a continuación el camino inverso y terminan encontrándose con las mías, acariciándolas, jugando a que los dedos se enreden.
Me vas susurrando al oído lo caliente que estás y lo dura que la tienes. Correspondo a tus palabras con un largo suspiro y me dejo hacer. Acto seguido te apartas y mientras contemplas tus efectos sobre mi cuerpo el aire tibio vuelve a tensar mi piel. Con una sonrisa juguetona en la cara me arrancas las braguitas. Apoyas tu sexo contra el mío y me vuelves a inmovilizar con tu cuerpo. Otra vez susurras a mi oido “qué caliente estás, zorrita”. Con gesto pícaro sonrío y asiento: “he de decir en mi defensa que la culpa es tuya”.
Aprisionas mis manos a la altura de mi cabeza y me besas con ganas, con pasión, llenandome la boca con tu lengua y tu saliva sin encontrar la más mínima resistencia, me dejo llevar por ti. Te separas levemente y me miras a los ojos buscando una señal de lo que viene a continuación. Tengo los labios entreabiertos, una leve sonrisa y la mirada tranquila, demasiado tranquila y eso te decide.
Vuelves a dejarme sin el calor de tu piel. Te arrodillas entre mis piernas, las separas bien y contemplas mi sexo caliente y expuesto. De nuevo buscas mis ojos, que han recorrido mi cuerpo y van haciendo ahora lo mismo con el tuyo hasta encontrarse con tu mirada y tu sonrisa juguetona. Te quedas así unos instantes buscando la manera de excitarme más todavía. Y la encuentras. Llevas una mano a tu sexo y empiezas a acariciarte mientras me contemplas. Yo te observo embelesada y cada vez más excitada. Decido imitarte y empiezo a recorrer despacio los pliegues de mi sexo.
Así nos quedamos un buen rato, mirándonos y masturbándonos para disfrute de ambos. Saboreando la quietud de una mañana de fin de semana mezclada con la excitación y el morbo de la situación.
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