Un reencuentro inolvidable 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Yo estaba en el borde de la cama, con mis piernas en alto y sentía como la verga de Eduardo dejaba de palpitar dentro de mi cola, nuestras respiraciones se iban normalizando, nos miramos, nos sonreímos, Eduardo sacaba despacio su verga de mi cola, y yo bajaba las piernas, me puse de pie frente a él y nos besamos, "me haz roto la cola", le dije, volviendo a besar a ese hombre, "me hubiese gustado desvirgar tu coño también, pero me han ganado de mano", me dijo, sonriendo y pasando su mano por entre mis piernas, apretando los labios exteriores de mi coño.
"Puedo ver la casa?", le dije, "claro hija", me dijo, pasando su mano por mis hombros, estaba viendo esa casa, donde realmente he pasado los mejores años de mi vida, donde tenía todas mis comidas diarias, mis comodidades, mi agua caliente para bañarme, entré en la que había sido mi habitación, estaba igual como la había dejado el día que nos fuimos.
Eduardo pasaba su brazo por sobre mis hombros y yo pase el mio por su cintura, pegando nuestros cuerpos desnudos el uno contra el otro.
Yo le llego al pecho, "te acuerdas cuando tonteábamos los dos, luego yo me metía en mi habitación y me masturbaba pensando en ti", le decía levantando mi cabeza y mirando sus hermosos ojos verdes, "a mi me pasaba lo mismo, con la diferencia que estaba tu madre para aliviarme", me dijo, apretando mis nalgas con su mano.
"Voy al baño y mientras tanto hablo con mamá para decirle que me quedo contigo hasta mañana, puedo?", le dije, yendo al baño que en esa época era el mio, ya que hay dos baños en la casa, "claro hija, yo voy a preparar el desayuno", me dijo.
Cuando salí del baño, me quede´mirando la mesa, mi desayuno como hacía años que no lo tenía, mi cola cao, mis tostadas, la margarina, la mermelada, "que recuerdos", le dije, sentándome a la mesa, los dos desnudos, "saludos te mando mi madre, dice que te extraña, que le gustaría volver a verte", le decía mientras desayunaba como hacía tiempo que no lo hacía, ya que en mi casa, pasamos muchas necesidades, mi madre ha perdido todas sus parejas por culpa de mi hermano, que con la escusa de que esta deprimido, no quiere hacer nada y solo quiere que lo mantengan, y esa también fue la causa de que mi madre y Eduardo rompieran también.
"Estas bien?", me preguntó Eduardo, "de la cola?, si, lo único que me haz dejado el ojete muy abierto, me asuste cuando me limpié y lo noté tan abierto", le decía riendo, "y mas te lo voy a seguir abriendo", me dijo, acariciando mis tetas, "todo lo que quieras papi, todo lo que quieras me vas a dar verga por la cola, o por donde quieras", le dije, agarrando su mano y con la mía, seguí haciendo que me siga acariciando las tetas, "siempre te gustaron mis tetas, te acuerdas cuando me las acariciabas y me volvías loca chupando mis pezones?", le decía, terminando de desayunar con su mano acariciando mis tetas, "y cuando me dejabas meter mi mano dentro de tu pantalón de pijama y te acariciaba el coño?", me decía Eduardo, apretando mis pezones, "si, me mojaba enseguida", le dije, pasando mi mano por debajo de la mesa y le empecé a acariciar su verga, "huy papi, se te esta poniendo dura la verga", le dije, poniéndome de pie y le hice retirar la silla de la mesa, pasando una de mis piernas por sobre las suyas, acomodando su verga contra mi cuca y me fui sentando despacio, hasta hacer que se meta toda en mi cuca, que ya estaba empapada, "huy papi, que rico se siente tu verga toda dentro de mi cuca, chupa mis tetas mientras me coges", le dije, moviendo mi cintura con toda su verga dentro mio, y gimiendo mientras me chupaba los pezones.
Sentía sus manos en mi espalda, acariciando hasta mis nalgas, su verga moviéndose dentro de mi cuca y su boca chupando mis tetas, "siempre supe que me ibas a coger así de bien, que me ibas a hacer gozar con tu hermosa verga", le decía sin dejar de mover mis caderas.
Eduardo se levantó de la silla, conmigo sentada en su verga, yo pase mis piernas por su cintura y mis brazos por su cuello para poder sujetarme, mientras él me sujetaba de las nalgas y me llevaba a la cama con toda su verga metida en mi cuca.
Nos fuimos acostando juntos, yo debajo de él, su verga no salía, la tenía bien metida, hasta el fondo de mi cuca, "volverías con mi madre, aunque sea por mi?", le dije, sintiendo como Eduardo hacía entrar y salir su verga de mi cuca, "no, ya que el gran problema es tu hermano, pero tú puedes venir siempre que quieras", me dijo, sin dejar de cogerme, "pero sabes que yo rara vez tengo dinero", le dije, entre gemidos de placer, "con que tengas para venir es suficiente, yo te devuelvo ese dinero y acá no te va a faltar ni comida ni polla", me dijo, sacando su polla de mi cuca y haciendo que me de la vuelta, bajando mi cabeza y levantando mi cola, deja caer saliva en mi ojete y siento como acomoda su verga, yo mordía las sábanas y las estrujaba con mis manos a medida que la verga de Eduardo entraba en mi cola, abriendo de nuevo mi ojete, sintiendo como mis nalgas se aplastaban contra su pelvis, como había metido su verga toda dentro de mi cola, "haaaaaaaaa", fue lo único que pude decir, al sentir su verga bien adentro de mi cola, de como me estaba cogiendo por la cola de nuevo.
Eduardo se apoya sobre mis nalgas, abriéndolas, "hay papi, que bien me coges por la cola", le decía sintiendo como sacaba y metía su verga dentro de mi ojete, deje de estrujar las sábanas y me empecé a acariciar la cuca, despacio, disfrutando de mi caricia en el clítoris, y de la verga de Eduardo entrando y saliendo de mi ojete, como lo abría, como se dilataba, como después de tantos años, ese hombre que podía ser mi padre me había roto la cola.
Sentía como me tenía agarrada de la cintura y cuando metía su verga hasta el fondo de mi cola, me levantaba literalmente en su verga, "hay papi, que rico me das verga por la cola", le decía, disfrutando, disfrutando de verdad de como Eduardo me estaba cogiendo la cola, "quiero abrirte bien el ojete", me decía, "si papi, ábrelo bien, dame mucha verga por la cola", le decía, gozando como loca, sintiendo esa hermosa verga moverse con mucha comodidad en mi cola, imaginando el tamaño de mi ojete, me calentaba mas y disfrutaba mas de su verga.
Este hombre me coge tan bien, que me había echo escurrir dos veces, me seguía cogiendo y yo quería volver a escurrirme, nunca me había pasado, con los chicos con los que me había acostado, me resultaba difícil llegar, la mayoría de las veces me había quedado con ganas, pero con Eduardo es diferente, desde que llegamos y me empezó a coger, me había escurrido mas que en todas las veces que había cogido en mi vida.
Su verga no dejaba de entrar y salir de mi ojete, de moverse en círculos, para los costados, sentía sus manos como me abrían las nalgas, "Sofi, que hermoso culo tienes", me decía Eduardo, "si papi, cógelo, cógelo todo lo que quieras", le decía, llegando a un punto que me quería escurrir, esa hermosa verga me hacía disfrutar tanto, que no podía aguantar las ganas de escurrirme, "papi, me voy a escurrir papi", le dije, empezando a temblar, a gemir, a gritar de placer mientras me empezaba a escurrir, entre gemido, respiración agitada, temblores en todo el cuerpo, gritando cuando Eduardo metió su verga con fuerza en mi cola, escuchando el sonido que hicieron mis nalgas al chocar contra su pelvis, el pedo que me tire al tener la verga de Eduardo toda dentro de mi cola, sentir como latía dentro, sus palpitaciones llenando mi cola de leche, yo mordía las sábanas con todas mis fuerzas para no gritar como loca de placer al sentir mi cola llena de esa deliciosa leche, sentir como esa hermosa verga palpitaba dentro de mis intestinos.
Estaba tan satisfecha, tan cansada, tan bien cogida, que solo quería abrazarme a Eduardo y dormir, con mi cuerpo desnudo entre sus tremendos brazos, como si fuera su mujer.
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