Un vendaval de emociónes.
Cuando debe uno saber cuándo detenerse?.
Yo, un adolescente de 15 años pasando por tantas aventuras…
Por qué a las maduras les podría a traer un mocoso como yo?
Por qué a las chavas de mi edad les causaba tanto morbo verme?
Por qué a alguien de mi edad le interesaba tanto el sexo?
Los límites están en la imaginación…
Yo era muy intovertido, y poco sociable, prefería estar lejos de las personas y tener muy pocos amigos. Las personas siempre me decían que era un muchacho muy lindo, pero yo siempre era tímido. Una vecina me tenía siempre en la mira, ella tendría 35 años; más de el doble de mi edad pero siempre me observaba, yo prefería no ponerle atención pero me buscaba a dónde fuera, hasta que un día me invitó a su casa, yo por la timidez conteste que no, pero ella insistía; morena, alta, delgada, cabello castaño lacio hasta los hombros, buenas piernas, no mucho busto, un tracero firme y torneado.
Después de mucha insistencia accedí siempre y cuando no pasará nada raro, ella con una sonrisa enorme en la cara me llevo directo a su casa.
Ella vivía sola, tubo un marido pero la engaño, con una de sus alumnas del instituto, así que se separaron, dejándole las puertas abiertas a sus aventuras.
Ella me veía con una mirada de lujuria y deseo y yo con una cara de preocupación y curiosidad, pero ya no podía escapar de la situación, así que era mejor déjame llevar.
Apenas pasaron 5 minutos desde que entramos a su casa y ya me había metido en su cama, me comenzó a desnudar. Yo me dejaba hacer lo que ella quisiera, para que resistirme.
Yo tirado en la cama, ella frente a mi de pie, comenzó a quitarse la ropa, todo su cuerpo irradiaba belleza, es piel morena clara, esas curvas delineadas, todo muy firme y torneado, sus pechos parados y lo más increíble de todo, un vagina tersa y casi perfecta, los labios apenas visibles y sin bello alguno.
Yo no me había percatado de mi erección pero ella sí, y sin vacilación me tomo el pene con ambas manos y me comenzó a masturbar, la temperatura de mi cuerpo se disparó, yo solo me mantenía sin moverme mientras ella comenzaba a devorarme, mi mente comenzó a dar vueltas por la excitación y el placer que estaba sintiendo, hasta el punto dónde ella se metía mi pene hasta su garganta con fuerza haciéndome eyacular bruscamente.
Ella se trago hasta la última gota de mi semen, yo terminé exhausto sin haber echo nada. Me dejó descansar unos minutos, yo permanecí inmóvil hasta que ella regresó, se subió a mi cara y se comenzó a menear ahora era mi turno pero con mucha inexperiencia, ella se movía sola, comenzaba a suspirar y a tocar sus pechos, en automático mi pene se ponía erecto de nuevo,conforme pasaba el tiempo yo comenzaba a tomar la iniciativa la tomaba de las piernas con ambos brazos y pegaba mi cara a su vagina llena de jugos cuando sentí como lanzaba sus jugos hacia mí. Ella se me quitó de encima y se puso de pie, se recargo sobre un cajón viéndose al espejo lanzando su tracero hacia atrás abriendo un poco las piernas dejando ver su ano y su vagina, con sus dedos abría sus labios de su entrepierna mientras me miraba con una cara seductora. Era como un imán, mi pene quería llegar a esa cueva, me puse de pie posicionandome a sus espaldas acercando mi pene erecto, pero la sensación de nervios comenzó a invadirme, ella lo noto así que se echó para atrás sujetando mi brazo lanzandome haca ella, haciendo así que la penetrara de una sola, esa sensación fue tan existíante que por reflejo comencé a moverme comenzando a coger con mucho ímpetu, los sonidos de sus gemidos, la colisión de piel con piel, tenían a mi cerebro completamente enloquecido, una parte de mi quería detenerse, sentía desmayarme y otra no quería dejar de moverme.
Ella me detuvo, me lanzó sobre la cama y subió a mí para cabalgar mi pene, dándome sentones cada vez más fuertes, yo con mis manos sujetaba su tetas, la sensación era tal, que no pude soportarlo más y terminé en lo más profundo que podía llegar…ella se quitó de encima, su vagina escurría de líquidos se levantó dejando caer un poco de semen sobre mi pene ya flácido mientras yo simplemente me deje llevar por el abrazo de Morfeo.
Al despertar ella se encontraba bebiendo una copa de vino, yo solo la veía con cara de «pero que demonios acaba de pasar»; tome mi ropa, me vestí, ella me acompaño a la entrada y me fui sumamente relajado.
Pasaron los días y yo quería verte lver q experimentar el sexo, pero ya no volvió a verme de la misma manera ni a seguirme, así que aprovechando la situación comencé a buscar a mis compañeras de escuela, siguiendo parecer tímido y nervioso, pero no conseguía más que unos simples besós. Comencé a vmtbiar mi estrategia hasta que pude convencer a una compañera y a otra y a otra, pronto el sexo comenzó a apoderarse de mi, y cuando no podía conseguir con quién coger la masturbación me ayudaba a disipar esa necesidad, pero no era suficiente.
Cualquier cosa me editaba, ver a una chica pasar por la calle que llevará algo muy ajustado, piernas andar bajo una falda, hasta que cosas peligrosas me rondaban por la cabeza.
Una día tenía muchas ganas de soltar semen, pero no por una paja, mínimo necesitaba una mamada para sentirme satisfecho, mientras yo estaba en mi cuarto pensando en dónde conseguir una mamada, en la sala mi madre y unas amigas charlaban, yo salí, y miré a una de las amigas, ella tenía una bebé de un año y aún le daba pecho, lo que significaba una cosa, tetas grandes, ella era de piel blanca rubia y un poco delgada, unos 30 años podría calcular. Yo espiaba a cada momento para ver si le llegaba a dar de comer a su bebé, y poder observar esos enormes pechos, y después de casi 2 horas por fin llegó el momento, ella se sacó un pecho para alimentar a la bebé, y no era tan grande como esperaba, pero si era redondo yo solo imaginaba haciéndole una rusa y eyaculando en su cara, veía como la bebé succionaba del pecho de su mamá y mi exitacion era muy grande.
Yo me fui a mi cuarto para desahogarme pero no era suficiente, y salí a ver de nuevo a la rubia, estaban sentadas en un sillón mi madre y la rubia estaban sentadas en dónde mismo y ls otras dos frente a ellas, yo lo que hacía era parame detras de mi madre para poder ver el escote de la rubia desde arriba, entonces la bebé comenzó a llorar y se la llevó a revisar, al parecer era hora de cambiarle el pañal, yo quería aprovechar la oportunidad e ir a acompañar a la rubia al baño y convencerla de hacer algo conmigo, pero mi madre me obligó a quedarme pues sus hijas me estaban preguntando cosas de la escuela y no pude ir, al regresar detrás del sillón donde estaban sentadas la rubia dejó a su bebé al lado mío en un Moisés sobre una base, y se sentó al lado de mi madre de nuevo, La blusa que llevaba dejaba al descubierto su sostén, y cada vez que se hacía hasta adelante se lograba ver perfectamente esos pechos, yo no pude soportar mucho y sin que se dieran cuenta me saque el pene y comencé a masturbarme, ellas seguían platicando tranquilamente y yo me hacía una buena pajana sus espaldas, de reojo mire a la bebé y por la calentura estúpida le acerqué el pene a su boca de bebé, y por inercia la bebé chupaba lo que tenía cerca, mi pene se puso durísimo entonces se lo metí en la boca y comencé a masturbarme con su boquita y mis ojos no se despegaban de los pechos de su mamá.
Ya cuando sentía eyacular se lo saqué de la boca y con mi mano detuve la salida de la leche, me fui tan rápido como pude al baño y saque lo que tenia que sacar.
Después de eso las experiencias se acumulaban, ya la sexualidad era parte del pensamiento diario, y cualquier oportunidad era aprovechada, desde una adulta solitaria hasta una pequeña descuidada, pero todo tiene su límite, hasta la última vez que hice algo me prometí dejar de pensar solo en sexo.
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