Una borrachera que me salió cara
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy Plinia, venezolana, 45 años, madre de dos hijos.
Me casé a los 20 años, enseguida salí embarazada, cuando tuve a mi hijo, mi marido me preño de nuevo.
Mis hijos se llevan un año.
Desde ahi mi matrimonio empezó a caer, al punto que a los 25 estaba divorciada.
Me ayudaban mis padres mientras yo trabajaba.
Estuve como un año sin hacer nada con nadie, me dedicaba a mis hijos y a mi trabajo.
Lo que no me deba cuenta es que estaba bebiendo más de lo que bebía.
Siempre salíamos un compañero y yo a tomar unos tragos, hasta que un dia, pasada de trago, mi compañero me empieza a besar y a acariciar mis tetas, «no, no quiero, no me manosees», recuerdo que le decía con la voz pastosa por el alcohol.
Yo tenía 27 recién cumplidos y mi compañero andaría por los 40 o 45.
No me hizo caso y siguió, yo vivía en una zona muy despoblada, habían muchos descampados, y para estar tranquilos siempre comprabamos el licor en la tienda y nos íbamos a tomar ahí.
Él seguía acariciando mis tetas y me las quiso chupar, yo empecé a forcejear con él y empezamos a luchar, girando unos sobre el otro, eso nos causó mucha gracia y empezamos a reír a carcajadas.
Seguimos bebiendo y yo estaba con mis tetas al aire, él volvió a insistir en chuparlas, hasta que accedí y me empezó a mamar los pezones, las acariciaba, cuando me quiso bajar el pantalón, ahí le dije que no, una cosa es que me chupe las tetas y otra que me coja.
Mi compañero se puso en pie y sacó su verga, que estaba bien dura, «mira como me haz echo poner», me dijo moviendo su verga casi en mi cara.
Yo bebí otro trago de licor, y le empecé a mamar su verga.
Estaba bastante borracha y no me importaba lo que estaba haciendo.
Mi.
compañero me agarró de la cabeza y empezó a meter y sacar su verga de mi boca, hasta que se vino.
Los primeros chorros de leche fueron tan fuertes que se deslizaron directamente por mi garganta.
Mientras él se estaba viniendo, yo no dejaba de mamar, hasta que cuando había terminado de venirse en mi boca, yo me tragué toda su leche, lamiendo y limpiando bien su verga con mi lengua.
Terminamos la botella y nos fuimos cada uno a su casa.
Así cada vez que íbamos al descampado a beber, yo le mamaba su verga hasta hacerlo venir en mi boca y me tragaba su semen.
Siempre me pedia que me deje coger, y le decía que no, que con mamarla estaba bien.
Así estuvimos mas de dos meses, hasta que a mí me salió la oportunidad de viajar a España con mis hijos y no volví a ver nunca más a mi compañero.
Vine a parar a casa de una muy buena amiga, ella me consiguió trabajo en una empresa de limpieza, en el turno de la noche en un hospital.
Yo seguía bebiendo, aunque no se notaba o eso pensaba yo, cuando estaba borracha.
Me hice amiga del vigilante nocturno, que siempre me acompañaba cuando iba a limpiar donde se daban clases de medicina, es un lugar muy oscuro y solitario a la noche.
Teníamos cierta confianza después de un tiempo.
Le dije que era divorciada, madre de dos hijos, él era soltero tenía 19 años y vivía con sus padres.
Yo le sacaba casi diez años al vigilante, pero me gustaba el chico y se lo dejaba saber.
Yo pensaba que era español, pero me dijo que era uruguayo, que vivía en España desde muy pequeño.
Una noche, que estaba bastante mareada, empezamos a hablar y yo le coqueteaba, hasta que me agarra de la cintura y me besa la boca.
Beso va, beso viene y mi uniforme de trabajo lentamente iba quedando en el suelo, hasta que me dejó toda desnuda.
Me acomodó sobre una camilla, y me coge.
Yo aparte de haberle mamado la verga a mi compañero en Venezuela, hacía años que no cogía, estaba con una calentura tremenda, al punto que cuando me metió la verga en la cuca y me empezó a coger, yo me venía una y otra vez, parecía que me estaba meando.
Sentía su verga entrar y salir de mi cuca, como me chupaba las tetas, y yo no podía dejar de gritar de placer, hasta que se vino dentro mio, llenando mi cuca de leche.
Que placer sentí, nunca pensé que necesitara tanto coger.
El fin de semana descansamos los dos, y me dijo de ir a un hostal.
Le dije a mi amiga lo que había pasado, y me dijo que ella se quedaba con mis hijos, pero el domingo tenía que estar antes de las doce del medio día ya que se iba con su novio.
El sábado nos encontramos, compramos una botella de licor y nos fuimos al hostal.
Mientras nos desnudamos, empezámos a beber.
Yo me arrodille frente a él y le empecé a mamar su verga.
«Nos damos una ducha», le dije sacando su verga de mi boca y nos fuimos al baño.
Cuando íbamos a entrar en la ducha se me cae la toalla, y cuando me agacho a recogerla, quedo con la cola en pompa.
Rogelio, que así se llama el que pensaba era mi novio, me agarra de la cintura y me la mete toda de una, haciendo que me quede sin respiración, arrancando la cortina de la ducha del dolor.
«Me la metiste por la cola, era virgen de ahí, me destrozaste el ojete», le dije casi sin poder hablar del dolor que tenía.
Tenía los ojos llenos de lágrimas, quería llorar a gritos de como me dolía la cola.
«Sacala, sacala por favor», le dije con la voz temblorosa.
Su verga estaba toda sucia de sangre, era tanto el dolor que me estaba cagando parada, sin poder contenerme ni moverme.
«Discúlpame Plinia, te la quise meter por la concha», me dijo agarrandome de un brazo, porque me caía del dolor.
«Pero le erraste y me destrozaste el ojete, que dolor que tengo en la cola, por favor», decia, llorando de dolor.
Rogelio me llevó a la cama, era tremendo el dolor que tenía.
Esa noche no hicimos nada, casi no podía moverme.
A la mañana ya el dolor era menos, me ayudó a ducharme y yo por agradecimiento se la mame hasta hacerlo venir en mi boca.
Me llevó en su coche a mi casa y se fue.
En el hospital cuando nos vimos, me preguntó como estaba de la cola, le dije que me dolía, pero estaba mejor.
Me cogió dos o tres veces mas, hasta que una noche no estaba, cuando le pregunté a su compañero por él, me dijo que había pedido cambio de punto.
Yo me sentí usada, sucia, pero seguí trabajando.
Me empecé a sentir mal, tenía vómitos y mareos, fui al médico y me dio la última noticia que quería escuchar, estaba embarazada, Rogelio me habia embarazado.
Yo me sentí desesperada, no sabía que hacer, se lo conté a mi amiga y me dijo de todo menos linda.
Que como iba a coger sin usar condón ni tomar ninguna precaución.
Tenía razón, siempre cogimos a pelo y Rogelio siempre se vino dentro de mi cuca.
Lo busqué por todos lados y nunca lo encontré.
Ya se me notaba el embarazo, mis hijos me decían que me pasaba, y yo no sabía que decirles.
Hasta que en una revisión médica, conocí a Javier, un señor viudo de 50 años, 20 años mayor que yo.
Por mi desesperación de no estar sola empecé a salir con él, hasta que me dijo que me fuera con mis hijos a vivir con él.
Fue el peor error de mi vida, peor aún de haber quedado embarazada.
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