Una chica increíble III
La tercera parte de este, mi primer relato, espero les guste. Por favor comenten que les parece..
Vuelvo a despertar a Sandra con un beso y llevándole el desayuno a la cama.
—Buenos días hermosa —Dándole un tierno beso en la frente.
En ese momento abrió los ojos mientras se estiraba, Ver esos hermosos ojos verdes me enloquecían, al darse cuenta del desayuno me regaló una dulce sonrisa.
—¿Que tal dormiste hermosa?
Cogimos hasta muy de madrugada, Sandra me dejó más que seco, se probó 3 conjuntos más, uno de ellos era de enfermera sexi, acabe como 5 veces y ella casi el doble.
—Dormi de maravilla amor —Me dijo Sandra con una hermosa sonrisa. Ese «amor» hizo que se me erizarán todos los pelos del cuerpo, está chica me esta gustando mucho.
Luego de comer nos fuimos a dar un baño, claro que volvimos a coger en la duche, está vez ella pego sus tetas a la porcelana y con sus manos separó sus nalgas, yo tomé mi pene y lo apunte a su jugosa vagina.
Empecé a darle duro y ahí ví algo que me llamo la atención… Un rosado culito, así que moje uno de mis dedos con saliva y empecé a meterlo, me di cuenta de que no me costó nada meterlo y ella no hizo ningún gesto de molestia, yo creo que ese culito ya ha sido profanado antes.
Empecé a meter un segundo dedo sin dejar de cogerla y este entró fácilmente también, en eso Sandra voltea.
—¿Te gustaría cogerme el culo? —poniendo una pícara sonrisa.
Empecé a escuchar campanas en mi mente, tenía un culo no muy grande pero si bastante trabajado con ejercicio y paradito. Lo primero que hice fue sacar mi pene de su vagina y agacharme para empezar a comerme ese lindo trasero. Pasaba mi lengua desde su vagina hasta su culo, trataba de meter mi lengua lo más que podía y en esto ella empezó a dar gemidos que me emocionaban mucho más. Metí dos dedos en su vagina mientras mi lengua jugaba con su estrada trasera, Sandra puso sus manos en la porcelana de la ducha y pego todo su pecho y su cachete a él mientras tenía su trasero en pompa, y yo comiendomelo y masturbandola como un poseído, no quería dejar de comer pero todo ese trabajo de calentarla era por un premio aún mejor.
Me separé de ella después de unos minutos y tomando mi pene para ponerlo en ese rosado y ya más abierto culo se lo fue metiendo poco a poco, este entró hasta la mitad y podía sentir como me apretaba de una manera muy rica, empecé a moverme de atrás hacia adelante poco a poco, ella respiraba sueve y mi pene cada vez entraba un poco más. Mis manos separaban sus nalgas y así podía ver cómo cada centímetro se perdía dentro de ese hermoso agujero, cada vez entraba un poco más, sentía como si ese culo succionará mi pene.
Ella pego su espalda a mi pecho y busco mi cara sobre su hombro, mi boca busco la suya y nos comimos cada uno al otro, nuestras lenguas se entrelazaban, nuestra salida se mezclaba, nuestro aliento era uno solo. Ya mi pelvis chocaba contra sus nalgas así que empecé a darle con más fuerza, el baño estaba lleno de vapor por el calor de nuestros cuerpos, la puerta de vidrio de la ducha estaba toda empañada, en ese baño se escuchaba el choque de dos cuerpos y los gemidos de Sandra.
—Ay si, ay si, ay si… Más, más, más! No pares, no pares por favor… Que rico Juan, me encantas.
Yo tome su cintura y empecé a darle ya con rabia, quería reventarle el culo, nunca había estado tan excitado en mi vida, esta mujer me fascina.
Sandra empezo a masturbarse con una de sus manos, frotaba su clítoris con fuerza mientras yo la cogía como si no hubiera un mañana.
—ay que rico, ay que rico Juan, me encantas… más por favor, más… Sigue, no pares, no pares! NO PARES!!!
Sandra empezo a correrse ahí mismo y podía ver cómo apretaba los dientes para no gritar mientras yo estaba aguantando como un campeón, quería darle dos o hasta tres orgasmos de esa forma. No pares ni un momento de cogerla y seguía teniendo el mismo ritmo. Está mujer hacia que sacar fuerzas no se de dónde pero no quería acabar, quería hacerla disfrutar como nunca, quería que nunca olvidara lo que era tener sexo conmigo así como yo nunca la olvidaría a ella.
No sé cuánto tiempo paso pero yo aún podía seguir un poco mas, estaba como en trance cogiendome a Sandra y ella estaba disfrutando muchísimo, la tomé del cuello con una mano y la apreté hacia a mi.
—Te gusta como te cojo —le decía entre susurros sin parar ni un poco.
—Me encanta como me coges —decía ella con los ojos un poco abiertos apenas.
Podía sentir como las piernas de Sandra flaqueaban así que con la mano izquierda la sujete por la cintura.
—Quiero poder estar así contigo siempre —le dije yo antes de acercar su cara para besarla en los labios.
Ya estaba a punto de venirme y quería hacerlo en ese rico culo, quería llevarselo y que lo sintiera.
Solté su cara y con mis dos manos la sujete por la cintura y empecé a cogerla aún más fuerte, mi pelvis chocaba muy fuerte con sus nalgas y el sonido se podía escuchar por todo el departamento.
—Ay si, ay si, ay si Juan que rico, no pares, me vengo, me vengo, me vengo… Te amo —lo dijo en un susurro que apenas se escuchó mientras sus piernas temblaban con otro orgasmo que tenía.
No pude resistirlo más, esas palabras hicieron que soltará chorros y chorros de semen dentro de ella. Sandra tenía que sentir como la llenaba, eran muchos los chorros que salían de mi pene y llenaban ese culo. 4, 5 y luego seis chorros de semen y sentía que no dejaban de salir.
Solté la cintura de Sandra y mi pene salió de ella porque está cayó de rodillas en el suelo de la ducha, mi pene aún soltaba chorros de semen que cayeron en su espalda, fueron como tres los que lancé sobre ella ya con menos fuerza. Yo me fui hacia atrás y si no fuera por la parte de la ducha también habría caído al suelo. Dejé que el agua de la ducha cayera sobre mi mientras me recuperaba.
Unos minutos después pude recuperarme y ayuda a Sandra a levantarse del suelo, ella lo hizo con dificultad, sus piernas temblaban así que la abrace para que no cayera de nuevo, ella no podía con su propio peso.
La mire y ella tenía los ojos llenos de lágrimas.
—¿Que paso Sandra, que tienes? —le dije algo preocupado —. ¿Por qué lloras?
Ella me abraza fuerte te y pega su cara a mi pecho.
—Me ha encantado Juan, en verdad me encantó.
—Me asustaste, pensé que te había lastimado o te dolía algo.
—Es que nunca me había venido tanto y tan rico —dice ella —. Fue un orgasmo muy largo e intenso, siento que ha sido el orgasmo más largo de mi vida y me ha encantado. Aún me tiemblan las piernas.
Y me miró con esos enormes ojos verdes y la abrace fuertemente. Nunca me había sentido tan orgulloso con mi desempeño en el sexo, no es que fuera malo ni nada pero que te digan eso te hace sentir muy bien como hombre.
Terminamos de ducharnos y nos arreglamos, la despedí en la puerta y le pregunté que cuando la volvería a ver.
—Me gustaría hacer algo distinto a lo que hemos hecho, me refiero a vernos en discotecas o bares, quiero hacer contigo algo diferente —me dice ella mientras con sus manos sostiene las mías en la puerta de mi departamento —. Déjame ver qué puedo organizar, te estoy llamando.
Se hacerca a mi y se pone de puntitas para darme un tierno beso en los labios. Yo sin soltar sus manos con las mías la beso de igual forma, no era un beso de lengua, era un beso con mucho cariño y dulzura.
Se aleja de mi y yo me quedo viéndola en el marco de la puerta hasta que ella entra en el ascensor y las puertas se cierran.
Me quedo ahí parado como tonto un rato más luego de que Sandra se fuera le dando…
<Si escuché correctamente? Ella dijo te amo?!>
Mi corazón empezó a latir y empecé a sentirme nervioso, era un sentimiento que no sentía desde hace años, mis manos empezaron a sudar.
<Me estaré enamorando de esta chica?>
Mis pensamientos son interrumpidos por mi vecina, se llama Ingrid que al parecer estaba viendo desde la puerta de su departamento que está al lado del mío.
—Vaya Juan, linda chica esa —dice Ingrid acercándose a mi para saludarme con una sonrisa algo forzada.
La verdad es que Ingrid es una mujer muy linda, es mayor que yo por varios años, tiene 39, es divorciada, trabaja en un banco y la conozco desde que me mudé aquí. Es poco más bajita que yo, de sorteo es bastante simpática, es una peliroja de cabello largo, tiene un buen par de tetas bastante grandes y un muy buen culo, no es de cintura pequeña pero no es nada gorda ya que hace ejercicio en el mismo gimnasio que yo. La verdad es que ya habíamos tenido algún que otro rollo… Cómo decirlo… Ya hemos cogido varias veces sin ningún compromiso.
—Hola Ingrid ¿cómo estás? —la saludo con cariño y una sonrisa para luego darle un beso en el cachete.
—Bastante bien, ful con el trabajo pero en un par de semanas me dan vacaciones. Y tú? ¿Que me cuentas? Ya ví a la chica con la que pasaste la noche, es bastante guapa.
Ingrid y yo desde que nos enrollamos la primera vez hemos tenido bastante confianza para hablarnos claro entre nosotros o por lo menos más ella que yo, a mi aún me da un poco de vergüenza al principio, necesito un par de tragos encima para soltarme y ser como es ella conmigo.
—Por cierto Juan, ahora prepararé unas pizzas caseras, ¿quieres comer conmigo?
—Claro Ingrid, me encantaría y tengo antojo de pizza desde hace días.
—Bueno tu traes la bebida —me dice ella —. Sabes lo que me gusta. Te espero a las 7 pm —y antes de alejarse de mí me roba un pico mientras pone una sonrisa pícara.
<esta mujer quiere guerra>
Entro a mi departamento y no puedo enviar pensar en Sandra, en verdad me estaré enamorando de esta chica?! No sé lo que me está haciendo pero me tiene embobado.
Que morbazo de chica. Tú si que has tenido suerte, encontrando un bombón así. Y además te ofrecen plan de Pizza. Seguro que acaba rellena, también.
Esperamos más relatos. De la pizza, del bombón o de ambas.
Gracias por comentar. Aún falta muchas cosas y muchas sorpresas por contar.