Una conocida de mi madre
Un trabajo se vuelve algo más .
Ésto sucedió cuando tenía 16 años y aún vivía en casa de mis padres, por ese entonces yo solía dibujar mucho y mi madre apoyaba mí interés de las maneras que pudiese. En cierta ocasión me pidió dibujar un arreglo floral algo intrincado de aproximadamente 1.2 metros cuadrados sin más que un ligero sombreado y además como detalle personal agregué unas cuantas mariposas a los lados. Mí madre estaba encantada e invitaba a sus conocidas a verlo y presumirlo. Estás conocidas eran madres de niños en preescolar, del mismo grupo que mi hermanita en ese entonces. Una de estás conocidas era bastante peculiar: una mujer joven de tez clara y cabello hasta las axilas rojo teñido, 1.6mts aproximadamente de altura y con un estilo rockero similar al que yo usaba en ese entonces. Camisetas negras de alguna banda de rock ó metal nunca le faltaban siempre que venía de visita y aunque no fuese seguido siempre sentí como me observaba bastante las veces que llegaremos a encontrarnos.
Eran vacaciones y estaba por salir al encuentro con amigos al medio día cuando mí madre me llamó a la sala de estar donde otra vez estaba presumiendo el dibujo en su sala a esa conocida (de la cual olvidé completamente su nombre así que me referiré en adelante como «La pelirroja») la visitante con cierta picardía exclamó:
– «Están muy lindas, cuándo podrías ir a mi casa a pintar unas sobre mi cama?» –
Mí madre y yo nos volteamos a ver, y sin hablarnos comprendimos que la forma de su pregunta era bastante directa a lo que mi madre respondió antes que yo:
– «Ándale, voy a estar dejando que te lo lleves a tu cuarto, como crees» – de manera irónica.
– «Hay que tiene de malo, unas 5-6 mariposas sobre la cabecera de la cama y le doy unos $200 pesos (mexicanos), yo sé que el trabajo cuesta». – respondió la pelirroja en un tono más calmo.
– «no no como crees, luego va a creer que se puede vivir de artista y va a querer dejar la escuela» – se ingenió rápido mi madre y de inmediato cambió el tema.
Yo me retiré a con mis amigos por ese día y todo quedó ahí por un par de semanas, hasta que por algún motivo que no logro recordar mi madre me pidió ir a recoger a mi hermana a la salida del preescolar y fue ahí en la fila que me volví a encontrar a la pelirroja, me ofreció meterme en la fila pues ella estaba cerca del frente y al estar la fila ya larga accedí para regresara pronto. Faltaban unos minutos para la salida y de inmediato comenzó a hablarme, que si también me gustaba el rock (como si todas mis camisetas no fuese prueba suficiente jaja), que bandas y cada vez preguntas más y más personales. Sí tenía novia, que era muy guapo y no podía ser que no (en realidad tenía algunas salientes pero nada oficial). Al preguntar mí edad y responder pude ver cierto brillo en sus ojos y cambió el tema de nuevo a las mariposas en su habitación. Que mi madre no se tendría que enterar y hasta me ofreció el doble. Por ese entonces yo no tenía trabajo y necesitaba reponer unas cuerdas de mi guitarra así que porque no? Accedí y quedamos en una fecha y hora, próximo jueves a la 1pm, en un horario que no estuviera su esposo para que fuese una sorpresa. Si desde el primer momento ya sospechaba, el horario y la aclaración fueron bastante evidencia para lo que se venía… Quedamos en que ella compraría los insumos, la brocha y la pintura para que mi madre no sospechara yo llevando las cosas.
Llegó la fecha, y llegué a su casa. Me recibió feliz en un top delgado arriba del hombro y de tirantes muy delgados (de esos estilo pijama) y un short tan corto qué casi parecía cachetero. Si bien tenía ligera pancita aún podrías catalogarla como delgada, cosas de tener hijos supongo. Me invitó a pasar y me llevo al cuarto donde ya estaban los insumos y la cama movida… «Qué?» – Pensé en el momento, vaya ésto de verdad estaba pareciendo película porno. Pero realmente quería sus mariposas sobre la cabecera de la cama. «Ni hablar, era demasiado bueno para ser verdad» – pensé en mis adentros al tomar la brocha y abrir la pintura. Mientras estaba dibujando pensaba una y otra vez «Diablos esto habría sido una excelente historia que contar alguna vez jajaja». Ella se daba vueltas y regresaba a hacer sus cosas, eran apenas unas 6 mariposas que me marcó dónde y como las quería, y después de unos 40 minutos todo estaba listo. Ya un poco decepcionado y mientras limpiaba las cosas se deshacía en halagos, los colores, la forma, todo era como ella lo imaginó y de como era bueno usando la brocha frase que terminó con una bomba:
– «Y que tal sabes usar tu brocha?» – rió ligeramente.
Yo un poco estupefacto al momento solo alcance a responder tonta y nerviosamente:
– «Eh… Qué?… No tan mal supongo» – agregué tratando de no donar tan estúpido.
Sé acercó a mí y habló:
– «Ah sí? Que tal si me enseñas?» – justo antes de plantarme un beso en la boca, empujarme a la cama y colocarse sobre mí en 4.
– «De verdad no entendiste a qué te traje?» – Preguntó la pelirroja.
– «La verdad lo imaginé desde que preguntó en mi casa, fue bastante obvio. Pero luego llegué aquí y de verdad me puso a trabajar así que estaba algo decepcionado» – respondí sujetándola por la cintura con ambas manos.
– «La verdad si quería las mariposas y no quería que estuvieras cansado antes de hacerlas» – respondió antes de volver a besarme, momento que aproveché para corresponder y acercarla a mi jalandola por la cintura.
– «Bueno aún no estoy cansado, veamos si me aguanta el ritmo’ – dije de manera altanera.
– «Ya deja de hablarme de usted, ni que fuera tan vieja» – dijo mientras metía sus manos debajo de mi camiseta tratando de sacarla. Tiempo después me enteré que en se entonces tenía ella 27 años.
Me reincorporé para quitarme la camiseta y ella quedando sentada en mis piernas sé quitó su blusa, claramente no llevaba sostén debajo revelando sus senos blanquecinos de pezón café claro. No muy grandes, quizá copa C, pero con una aerolea pequeña que los hacía ver suculentos. Me prendí de un pecho y empecé a chupar fuerte y morder suavemente un pezón mientras masajes a el otro seno y con mi mano derecha le sostenía por la cintura y bajaba a su trasero. Ella cerró los ojos y suspiro unos segundos antes de reaccionar y volver a ponerme de espaldas contra el colchón sujetándome de ambas muñecas.
«Hey aquí la que paga soy yo» – dijo pasando sus senos cerca de mi cara mientras yo trataba de prenderme de algún pezón sin éxito.
Sentada en mi pelvis empezó a frotarse con suavidad sobre mi bulto. Disfrutando de verme tratando de morder una de esas tetas. Sé levantó y empezó a quitarme el cinturón y desabrocharme el pantalón, con cierta desesperación ó quizá prisa bajo de golpe junto a mi boxer mi pantalón hasta las rodillas dejando mi verga al aire apuntando el cielo, nada del otro mundo por ese entonces 16cm aún sin llegar al máximo de hoy. La vió y la tocó un poco, una ligera masturbada antes de volver a ponerse sobre mí y poner mi miembro recostado sobre mi vientre para sentarse encima y frotar su sexo contra mi verga solamente con la delgada tela de su short al medio. De nuevo me sujetó ambas muñecas en cruz sobre mi cabeza con una mano y colocando su mano izquierda sobre mi pecho empezó a frotarse con más intensidad y aunque yo no sentía la gran cosa físicamente, la adrenalina y el morbo eran suficientes para querer más. Unos minutos sin dejar de frotarse su cuerpo se tensó y recargando su pecho sobre el mío empezó a tener ligeros espasmos, claramente tuvo su orgasmo.
Dejándose llevar liberó mis manos, la tomé por la cintura un momento y en lo que se recuperaba aproveché para bajar mis manos desde su cintura hasta su trasero y estirando una de las piernas del short a un lado levanté la cadera y con algo de dificultad penetre sus labios apenas logrando meter la cabecita de mi verga en esa jugosa conchita aún con espasmos. La pelirroja reaccionó tratando de reincorporarse por la sorpresa y aprovechando la posición la abracé por la cintura bajandola aún más a mi cadera al tiempo que levantaba aún más empujando con mis piernas llegando más profundo de esa sabrosa panochita que en lo más profundo hervía y casi pareciese que me quemaba la punta del miembro.
Respingó con un quejido y se quedó quieta un momento metiendo su cabeza en mi cuello:
-«Todavía estoy sensible, animal» – me dijo con un tono seco en su voz.
– «Tú eres la que está tentando a los animales, y el que se lleva se aguanta» – le respondí antes de mover mi cadera en círculos a lo que ella respondió apretando un puño sobre mi pecho.
Llevé mi mano izquierda a dónde conecta el cuello con la espalda y mi mano derecha sujetó con firmeza una de sus nalgas y empecé un leve mete y saca. La pelirroja solo respiraba ondo y soltaba ligeros quejidos, aún estaba sensible pero disfrutaba de mis movimientos ligeros. A lo que asumo un par de minutos después empezó a mover su cadera al ritmo que la mía, momento en que aproveché para moverme con más intensidad. No apretaba tanto como las quinceañeras que estaba acostumbrado pero compensaba con un buen movimiento y que ardía por dentro un fuego uterino que de verdad quemaba delicioso. Empecé a respirar fuerte en su cuello y oído, claramente eso la motivo para levantarse y empezar a cabalgarme como es debido, la súper sensibilidad se había ido y con eso su asertividad moviéndose aún más aprisa de arriba abajo y agregando a lo a terror un meneo circular. Está mujer ansiaba deslecharme pronto como venganza y aunque trataba de resistir lo más que pude jamás nadie se había movido como ella y no parecía querer dejarme ir. Nervioso por no venirme dentro la empuje a un lado tirando el primer disparo de leche en mi pecho, el segundo en la cama, el tercero y unas en el piso.
Extrañada me comentó mientras yo respiraba ondo:
– «Hay jamás había alguien que no quisiera echarlos dentro ya me ensuciaste la cama» – dijo con algo de molestia mientras se levantaba.
– «Disculpa… Es que me da miedo embarazarte…» – respondí con mi ingenuidad adolecente aflorando mientras respiraba fuerte. A lo que se rió un poco y se quitó el short que aún tenía puesto quedando completamente desnuda y revelando una linea recta vertical de vello púbico negro delgada sobre su pubis, un diseño curioso.
– «Qué niño tan responsable, ni mi esposo es así y dice que ya no quiere más hijos» – sé sentó junto a mi en la cama y agarró mi verga aún dura, y la masturbó un poco.
– «No te preocupes yo tengo la inyección, así ya no te da cosita? – dijo de forma burlona al tiempo que me apretó la verga para soltarla y ponerse en 4 sobre la cama.
– «Haberlo dicho antes!» – Respondí poniéndome de pie y colocándome detrás de ella, acaricié sus nalgas blancas y me arrodille para dar una probada a esa dulce almeja cuando se tapó con una mano.
– «No no, eso no me gusta, solo métela» – Era la segunda mujer en mi vida que no le gustaba el sexo oral (y a día de hoy que escribo está historia solo e conocido 1 más, hermana de la primera que conocí, cosa de familia supongo?).
Lástima, con lo que me encanta comer panochas solo me levanté y ella retiró la mano lista para recibir mi verga una vez más. Apunté sujetando mí base con una mano y su cadera con la otra, una vez la cabeza adentro la metí completa de una estocada y sin dar más espera empecé el mete y saca constante. Ella juntó las piernas quedando en 3 logrando apretar más su vagina, sujeté con ambas manos su cadera moviéndose aún más aprisa. No estaba cerca de venirme pero no teniendo más miedo a un embarazo pude gozar con libertad de esa deliciosa situación. Seguimos de perrito un largo rato, ella apretaba la sabana con los puños y gemía, yo disfrutaba de la vista, pues aunque no tenía un trasero muy grande si lo tenía paradito. En un momento me pidió que fuera más duro así que subí mi pierna derecha a la cama y comencé a empujar más fuerte pero a la misma velocidad. A lo que ella respondió: «hay si así así así». Después de unos minutos más ya me estaba cansando de esa pose, así que subí la otra pierna a la cama también y empecé a penetrar más rápido estando en cuclillas, con la posición ella bajó el pecho a la cama y apuntando su trasero más arriba, dándome libertar de llegar un poco más profundo a lo que aquella pelirroja empezó a gemir más fuerte.
– «Dale dale dale dale dale no pares» – dijo fuerte y rápido dándome animos a seguir a pesar de llegar el cansancio.
Estiré mi brazo y tomé su cabello entre mis dedos jalando su cabeza hasta atrás dándome el apoyo necesario para no mover tanto la cama y lograr un ritmo más y uniforme y constante. Sentía mi segundo orgasmo ya pronto, tirar de su cabello en aquella posición me prendió aún más. Lo que pudiesen ser unos 5 minutos más del delicioso vaivén pero que se sintieron como 40 culminaron en mi no aguantando más y explotando en un delicioso orgasmo derramado con fuerza en su interior, embistiendo con fuerza con cada chorro, 3-4-5 chorros intensos, ese fue mi segundo creampie a una mujer, todos los anterior habían sido siempre con protección. Ella sintiendo como se detenían mis embestidas solo me animó aún más:
«NOPARESNO PARESYACASI» – dijo rápido moviendo ella su trasero buscando el movimiento que yo perdí.
Cómo pude aún retomando el aliento volví a seguir arremetiendo y entre yo tomaba aire ella de nuevo se tensó y se dejó caer sobre la cama mientras yo quedé ahí en cuclillas con mi verga deslizándose fuera. Solo alcance a dejarme caer a su lado y seguir tomando aire agutadamente.
Los dos nos quedamos en silencio, respirando agitados, yo más fuerte, ella más en silencio pero aún con prisa. Unos momentos después se ríe ligeramente.
– «Si no me los echabas adentro no me iba a poder venir está vez jaja….» – dijo aún tomando aire y girando boca arriba.
– «Me alegra haber sido de ayuda, un poquito más y yo ya no iba a poder, se me estaba calambrando la pierna» – respondí en el mismo tono juguetón.
– «Puedes ir a la cocina por agua? Estoy cansada y tengo sed» – me preguntó levantando sus hombros y sosteniéndose con sus codos.
Solo me levanté y fui a la cocina sacando agua fría, su refrigerador era de esos con un botón en la puerta. Regresé con un vaso enorme para los dos que ella bebió de golpe. Antes de voltear me a ver de nuevo deseosa.
– «Vamos por el otro?» – preguntó con los ánimos devueltos.
Yo aún cansado solo alcance a verla y negar con la cabeza.
– «Una disculpa yo ya no puedo» – respondí calmadamente con una risa.
– «Y yo que pensé que me ibas a aguantar el paso» – respondió enseñándome la lengua juguetonamente.
– «Yo soy el que a hecho todo, tú solo te quedaste ahí recibiendo jajaja» – Resongué entre bromas picandole la costilla.
– «Vente entonces, yo me subo y me muevo está vez» – me dijo levantándose sobre mi.
Y hasta el día de hoy aún me duele el orgullo, estaba muy cansado, fueron 2:08 horas de ejercicio constante y mi soldado ya no pudo más. Ella un poco decepcionada trató de levantarlo con algunas masturbadas y besos en el cuello y pecho pero nada. Resignada decidimos vestirnos y pactar un segundo encuentro que nunca se concretó mientras acomodamos las sabanas y la cama en su lugar. Antes de irme me dió las gracias y pagó lo acordado. Agradecí también antes de retirarme y de regreso a casa solo podía pensar «sexo y pago, ojalá fuese más seguido jajaja» cosa que se cumplió un par de veces más en otras circunstancias. Una semana y media después por fin compré las cuerdas de guitarra que necesitaba para no llamar la atención de mi madre que claramente sospechaba algo pues preguntó mucho de dónde saqué el dinero. Excusas de trabajos por aquí y por allá definitivamente no se las creyó, pero no pudo sacar más.
Cómo dato extra y curiosidad: 2 años después la preparatoria nos pidió hacer una especie de práctica profesional que contaría como crédito para graduarse, sin encontrar en donde hacerla mi madre pregunto a sus conocidos y corroborando que aunque no se repitió estábamos en buenos términos la pelirroja convenció a su esposo de contratarme en su taller mecánico por un par de meses y firmar mis horas de práctica con un ligero pago y ahora directamente del esposo jajaja.
Tengo muchas historias, tuve una vida muy activa y movida hasta hace un par de años antes de sentar cabeza. Y con gustó las seguiré relatando.
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