Una grata sorpresa 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
«Me dejaste el chiquito destrozado y palpitando», me dijo mi suegra, dejando que la abrace, «pero bien que te gustó», le dija acariciando sus tetas.
«Si, bien rico me cachaste», dijo pasando una de sus piernas por sobre mí.
«Cuanto hace que Oscar no te la mete por atrás?», pregunté bajando mi cabeza y pasando mi lengua por uno de sus pezones.
«Pregunta mejor cuanto hace que no me la mete por algún lado», me dijo riendo, acomodando mejor su cuerpo para que pueda chupar su teta más cómodo.
«Sabes una cosa María, que no le diste ni unos besos a mi pija, me encantaría que me la chupes», dije y seguí con su pezón en mi boca.
«Quieres seguir cachando?», me dijo sorprendida.
«No te gustaría echarte otro polvito?», dije pasando mi mano por su espalda, llegando a sus nalgas.
«No creo que llegue de nuevo, me haz dejado muerta, pero si me quieres cachar de nuevo, hazlo», dijo mi suegra buscando mi pija con su mano.
«Dale besitos, hace que se ponga dura en tú boca», dije metiendo mi mano entre sus piernas acariciando su concha bien peluda.
«Enseñame, nunca lo hice y tengo miedo de morderte la picha», me dijo con mi pija en su mano, subiendo y bajando mi prepucio.
Le hice poner entre mis piernas, sentí como empezó a darle besos, le dije que empiece a pasar su lengua por mi pija, «sabe raro», me dijo pasando su lengua, «es el sabor de la leche que te dejé en la cola», dije haciendo que abra la boca y le meta dentro.
Sentía como la chupaba, le dije que mueva su lengua pasándola por mi pija sin sacarla de su boca, «vez que dura que está», le dije gimiendo.
Mi suegra no dijo nada, siguió chupando, haciendo lo que le había explicado.
La sacó de su boca, y sonriendo se fue subiendo sobre, con su mano la acomoda contra su concha y gimiendo se fue sentando, haciendo que le entre toda.
«Haaaaaaaaa, que rico se siente», dijo moviendo su cintura en círculos con toda mi pija dentro.
«Uffffff, que rico que me cachas», gemia mientras yo la cogía y estrujaba sus tetas.
«Por que no venden todo en Perú y se vienen para acá los dos, así vos y yo podemos ser amantes», le dije moviendo mi pija dentro de su concha.
«No me tientes Pablo, me encantaría que seamos amantes», me respondió sin dejar de mover sus caderas.
«Acomodala en tú cola», le dije apretando sus tetas.
«Quieres de nuevo por el chiquito?», me dijo apretando mis manos con las suyas contra sus tetas.
«Me encanta cogerte la cola suegra», le dije.
«Ya pues», me dijo levantando su cuerpo, sacando mi pija de su concha y otra vez con su mano la acomodó contra su ano y se fue sentando despacio, dando pequeños gemidos mientras mi pija entraba en su cola sin dificultad ya que su ano seguía abierto.
Seguimos cogiendo hasta que me dice que así no le gusta, que no la siente bien adentro como a ella le gusta sentirla.
Se bajo de encima mío y se puso en el borde de la cama, abriendo sus enormes nalgas, dejando que vea lo abierto que tiene el ojete.
Me ubique detras de ella y sin hacerlo fuerte, se la metí toda de una sola vez.
«Haaaaaa, así, que rico entro toda, así me gusta sentirla, bien adentro», dijo sin soltar sus nalgas y moviendo su cola para los costados.
«Que rica cola que tenes suegra, como me gusta cogerla», le dije sacando y metiendo mi pija.
«Te gusta?, cacha todo lo que quieras mi cola, ahora es tuya», me dijo entre gemidos, mordiendo las sábanas mientras yo seguía cogiendo su ojete, abierto, bien dilatado.
«Habla con tú marido y venganse a vivir acá con nosotros», le decía metiendo bien adentro mi pija, haciendo que mi suegra de fuertes gemidos.
«No me tientes Pablo, no me tientes», decía sin dejar de gemir y morder las sábanas, abriendo sus nalgas todo lo más que podía.
«Que rico me cachas, como me haces disfrutar, quiero que seas mi amante, voy a decirle a Oscar de venir a vivir acá», me decía casi a los gritos, moviendo su cabeza para los costados.
«Asi Pablo, así destroza mi chiquito con tú picha, cachame fuerte, que rico que siento tú picha destrozar mi chiquito, no pares, vente dentro de mi cola, vuelve a llenarme de leche», gritaba como desesperada, mientras yo agarrado de sus cadrras le cogía la cola con todas mis fuerza, se la sacaba casi toda y se la volvía a meter con todas mis fuerza, arrancando ayes de placer que gritaba mi suegra.
«Dame leche, quiero tú leche, llena la cola de tú suegra con toda tú leche», me gritaba moviendo su cabeza para los costados.
Eso me puso súper loco, empecé a cogerle el ojete bien rápido, ella seguía con sus nalgas totalmente abiertas con sus manos.
«Haaaaaaaaa, haaaaaaaaaaa», empecé a gritar yo, volviendo a acabarme dentro de la cola de mi suegra, moviendo mi pija para los costados, bien pegado a sus nalgas, mi pija bien adentro de su cola.
Fue un polvo increíble, intenso, fue una cosa que nos hizo caer, ella boca abajo, todavía abriendo sus nalgas y yo al costado de ella, agitados los dos, satisfechos, habíamos disfrutado como locos.
«Quiero bañarme y dormir un buen rato, me dejaste muerta», me dijo mi suegra, pero nos quedamos un rato así tirados en la cama.
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