Una historia de hospital
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por MarNurse.
Eran las 10:00 pm. y el hospital estaba en relativa calma: no habían muchos pacientes por lo que me encontraba en el control de enfermería tratando de leer algunas notas de los pacientes. Fue entonces cuando escuché el sonido de varias voces, venían del pasillo y sabía que muy pronto iba a llegar un paciente ya fuera grave o no; rápidamente fui a preparar todo lo necesario para recibirlo en un cuarto cuando escuché que me llamaban
-enfermera, es un paciente que viene por una fractura en la tibia…. – el camillero encargado del piso en el que me encontraba me dio su expediente y rápidamente fui a ver al paciente, según los archivos su nombre era Santiago.
-buenos días Santiago, soy tu enfermera en este turno…. – mis palabras se fueron desvaneciendo poco a poco, el hombre de aproximadamente 24 años se encontraba tendido en la cama, su cuerpo estaba formado como el de un nadador, sus piernas torneadas al igual que sus brazos estaban un poco extendidos y su bata se encontraba a la altura de sus muslos, era una vista muy erótica para mi
-señor Santiago ¿verdad?, soy su enfermera el día de hoy, estoy aquí para servirle y ayudarlo en cualquier problema que tenga – al terminar la frase, mi voz se volvió un poco más grave, mi mente comenzó a crear escenarios donde Santiago y yo teníamos un poco de diversión juntos.
Mi vista no se despegaba de la zona donde se encontraba su miembro, por lo que lograba ver era de un buen tamaño ya que en la bata se veía un bulto grande.
-enfermera, me podría ayudar a acomodar mi pierna, el yeso me dificulta un poco la movilidad – sus ojos mostraban un tinte de curiosidad, sabía que algo pensaba acerca de el y podía tomar ventaja de ello
-será un placer-
Santiago comenzó a mirarme con un poco de lujuria, al parecer había visto la dirección que había tomado mi vista cuando me acerqué a el y comencé a mover su pierna, trataba de no mirar mas allá de lo que su bata me dejaba, pero mis ojos no dejaban de voltear hacia esa dirección.
-listo, si necesita alguna otra cosa… – mi mano fue ascendiendo poco a poco hasta llegar al lugar donde su verga descansaba, al parecer ya no estaba muy dormida que digamos; justo como lo había predicho su pene era de un buen tamaño y al parecer a Santiago no le incomodaba lo que estaba haciendo – solo llámeme, estaré rondando por aquí cerca.
Con un último apretón a su verga me di la media vuelta, pero antes de que saliera de la habitación escuché algo detrás de mi
-enfermera, al parecer si tengo otra cosa que pedirle, pero creo que será mejor si es en privado –
Con paso lento me dirigí a la puerta de la habitación y cerré suavemente, como si fuera a realizar algún procedimiento médico.
-y… ¿en que puedo ayudarlo señor Santiago?- poco a poco me fui acercando a su cama, mis manos comenzaron a vagar por mi cuerpo, llegando a mis tetas, sus ojos seguían mis manos, el fue subiendo la bata hasta quedar por encima de su verga, sus manos comenzaron a bombear su polla, de arriba a abajo, en movimientos lentos.
-He sentido un dolor en mi verga enfermera, tal vez necesita un poco de cuidados-
-Ahh si? entonces no puedo dejar que ese delicioso pene sufra algún daño, sería algo malo- mi lengua humedeció mis labios, quería desesperadamente saborear ese mástil.
-Ja, vamos enfermera, usted sabe que lo quiere – sus manos fueron moviéndose más rápido, y antes de que pudiera llegar más lejos tomé ese delicioso pedazo de carne entre mis manos, e hice lo que había deseado desde que lo vi; comencé a pasar mi lengua por toda su longitud llegando hasta la cabeza del pene, maldición, el líquido que salía de su pene sabía delicioso
-Mmmm, y dígame señor Santiago, ¿alguna vez ha recibido este tipo de terapia?- mi mano no dejaba de masturbar su pene mientras lo miraba y esperaba una respuesta
-Nunca, y créeme, después de este día vendré aquí por una rehabilitación como esta todos los días si es necesario
Su mano llegó a mi cabeza y comenzó a mostrarme el ritmo que al le gustaba, mi boca no abarcaba toda su verga pero trataba de tomarla hasta el fondo
-Eso es, ahhh, chupa mi polla… – Sus movimientos se movieron más rápido, mi boca se cerraba entorno a su verga, sabía que estaba cerca, quería probar su leche, saborearla, pero también la quería sentir dentro de mi coño, decisiones, decisiones…
De pronto saqué su pene de mi boca, Santiago me miró un poco extrañado, estaba a punto de venirse y el hecho de que me detuviera lo desconcertó un poco
-por que te detuviste, estaba a punto de terminar en tu boca –
-Mmm, no podía desperdiciar algo tan rico, quiero que termines dentro de mi, quiero sentir como tu leche se derrama y sale por mi coño hambriento por una gorda polla.
Sus ojos se oscurecieron mas, y una cínica sonrisa apareció en su rostro, me imaginaba lo que vendría después, pero bueno, la espera es algo duuulce.
-Así que eres toda una puta, me encanta cuando las mujeres saben lo que quieren y no se andan con rodeos, pero no te preocupes mi linda enfermera, puedes tragar todo la leche que quieras y aun así habrá mucho más para tu hambriento coño
Y diciendo esto jaló mis caderas y metió la mano dentro de mi pantalón, sus dedos recorrieron mi vagina hasta encontrar mi entrada, la cual estaba húmeda
-Ya estas toda mojadita, tu entrada lista para mi verga, eso es lo que quieres?? quieres mi verga dentro de tu coño? aporreándote, llenándote?
-Si, siii!!! por favor, lléname con tu pene, quiero sentirlo dentro de mi- gemía como toda una puta, sabía lo que quería y estaba dispuesta a rogar por ello si es necesario, necesitaba sentir su verga dentro de mi, sentir como se mueve y al final sentir su semen dentro de mi coño, hasta que ya no cupiera mas
-Ven aquí, sabes que no puedo mover mi pierna, así que tu vas a tener que hacer todo el trabajo, pero parece que ya tienes experiencia, verdad?- con un movimiento de su mano logró quitarse la bata, la cual quedó a un lado de la cama; sabía lo que estaba esperando cuando se quedó quieto en la cama y con su mano levantó su verga.
-Montame, llénate tu sola con mi verga- y eso fue la gota que derramó el vaso, de un solo jalón me desabroché el pantalón, de un puntapié me quite los zapatos y salí de los pantalones tan rápido que en menos de 3 minutos ya estaba arriba de Santiago, el cual poco a poco fue dirigiendo su polla hasta mi coño.
-Ahhh…. está tan grande, mmmm!! – De poco en poco fui bajando por toda la longitud, hasta que de un solo golpe Santiago se metió hasta el fondo.
-Puta madre, que rico agujero, anda putita, muévete que siento que voy a explotar si no lo haces – y siguiendo la orden de Santiago comencé a moverme, subí mis caderas hasta que apenas la cabeza de la polla de Santiago estaba dentro de mi y rápidamente entré hasta que sus huevos chocaron con mis nalgas.
-Eso es, muévete más rápido…. así!!! – Mis movimientos fueron aumentando el ritmo, su verga entraba y salía de mi coño rápidamente, sabía que yo también estaba cerca al igual que él.
-Mmmm, esto se siente tan ricooo!!!! Dame más santi, necesito sentir tu verga dentro de mi, hasta que no pueda ni sentarme
El hablar sucio encendía mucho a Santiago, a tal punto de que estaba a unos segundos de disparar su leche dentro de mi, y lo quería tanto que comencé a hablar guarradas para que termináramos al mismo tiempo.
-Vamos papi, lléname con tu verga… así… más fuerte, jodeme, vacia tus huevos dentro de mi, dame de comer de tu leche.-
No tardó mucho tiempo después de que dijera lo último, que Santiago comenzó a disparar todo su semen dentro de mi, al mismo tiempo que yo frotaba mi clítoris para acabar, lo cual no tardó mucho. Terminamos juntos de corrernos y por si esto no fuera poco Santiago comenzó a voltearme para que quedara mi cabeza hacia sus pies.
-ahhh, abre tus piernas linda enfermera, tengo que probar tu crema también – y diciendo esto comenzó a pasar su lengua por todo mi coño, lamia mi corrida junto con la suya, la cual estaba escurriendo un poco.
-Si, se siente tan bien, comete toda la cremita.
-Mmm, sabe delicioso, anda, prueba un poco – me giré hacia su cara y comencé a besar a Santiago, empecé a probar nuestras corridas en su lengua, y comenzaron a calentarme otra vez.
-Nghh… santi, te necesito de nuevo…
-Que puta me salió mi enfermera, pero no te preocupes, tengo mucho más..
Continuara….
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