Una mas de nuestras noches de perdición carnal.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por SIRKAONY.
Una más de nuestras noches de perdición carnal. Te esperaba esta vez en una parada del metro. Demoraste. La angustia me embargaba, nerviosismo y ansias. Llegaste asustada, realmente nerviosa, pero excitada a la vez por la aventura víctima de tu adrenalina. Me cuentas te seguía tu ex pareja, burdo patán como otro peor no pudiste encontrar.
Te llevo a un bar de mi preferencia, el bar camino al que será nuestro nicho de amor las próximas 14 horas.
Llegamos a la habitación y nuestra emoción nos traiciona, mientras inspeccionamos el lugar, damos vueltas, nos tropezamos, reímos como niños, es fantástico… nos preparamos.
Apagamos las luces, la oscuridad nos embarga, no por completo. Esta noche la luna llena nos acompañaba y sus rayos de ensueño entran por la ventana, creando esa atmosfera mística y perfecta para retomar nuestros perfiles más románticos y pasionales.
Ya recostada me coloco encima de ti y te beso, me correspondes apasionadamente. Puedo probar tu lengua y me encanta. Picosa y tímida, cada encuentro logro liberar más esa amazona hermosa que me fascina. Beso tu cuello, me divierto, siento tu respiración agitarse y tus gemidos ahogarse.
Mis manos hace rato que recorren tu cuerpo, ya desabrochado tienen tu pantalón, mas no te lo quito, ni tu blusa.
Te pido te levantes mientras yo me recuesto contrario al cabecero de la cama, de pie encima mío con tus pies a cada lado de mi abdomen te ordeno te des la vuelta y te retires tu prenda inferior, mas no resisto y levantando mi torso mi rostro queda frente a tu derrier el cual magreo a mi placer, te beso y acaricio, sigo las formas de tus piernas, me fascinas.
Te volteas y te sientas en mí, formando la flor de loto, me besas y me acaricias, yo te correspondo apasionadamente. Retiro tu blusa, y delicadamente beso tus senos hasta donde tu brasier me permite. Beso tu pecho, tu cuello, de arriba abajo, saboreo tus labios. Tenemos todo el tiempo del mundo.
Desabrocho tu brasier con tal fortuna que me crees un experto. No quiero ser el amante perfecto. Quiero que seamos los amantes que siempre debimos ser.
Acaricio tus pezones ansiosos de mis besos. Mi boca reclama sus sabores, mi lengua sentir su textura, sentirlos endurecer bajo mis lamidas.
Te recuesto mientras mis labios descubren tu cuerpo desde tus tobillos, y cada centímetro me embriaga más, me lleva a besarte cada muslo, a no dejarte parte sin recorrer, evitando estratégicamente tu sexo, quiero humedecerte.
Extasiado subo en busca de tu boca, me encuentro para mi grata sorpresa una lengua ansiosa por fundirse con la mía, y no le ofrezco ninguna resistencia. Nos unimos en apasionados besos devoradores.
Cuando nos permitimos respirar te dejó con ganas de más, no protestas porque mi lento movimiento deja adivinar hacia donde me dirijo.
Tu olor me invita, me atrae. Instintivamente separas tus piernas, mas yo te presiono, te quiero bien abierta para mí.
Beso tu monte de venus y todos sus alrededores. Recorro los perímetros de tus labios con suaves besos. Ensalivo mi lengua y mojo casi sin tocar tu sexo. Con la punta de mi lengua riego esa humedad por tus labios mientras los toco, los exploro y empiezo a besar.
Me pierdo mientras te recorro, llego a tu entrada y me falta lengua para explorarte como quiero.
Succiono, lamo, beso, introduzco mi lengua hago círculos, te excavo. Eres un manantial de delicias.
Me llamas a ti, me devoras, me recuestas, me desvistes, pones un freno a esta autopista.
Quieres dominar ahora. Tremenda ironía que nos creemos. Pero no me permites filosofar ya que me embargas con estratégicos besos en mi torso que solo denotan un zigzagueante camino a tu deseo. Mi sexo.
Me retiras la última prenda que nos separaba. Tomas en tu mano mi sexo solo para separarlo un poco y besarme todo. Ya conoces donde me derrito y no te intimida demostrármelo.
Besas la base de mi falo, lo recorres, lo introduces en tu boca para humedecerlo y poder empezar a acariciarlo con tu lengua a gusto.
Te noto empeñosa, juegas con tu lengua, haces círculos en mi cabeza, lo introduces y lo vuelves a sacar de tu boca, lo dejas ahí y subes y bajas deliciosamente. Mis pensamientos de tal empeño me desconcentran y recuerdo días atrás te manifesté mi deseo de eyacular en tu boca. Me confesaste nunca habías hecho algo así. Quedé emocionado con la idea de al menos romper una virginidad tuya.
De regreso a la fascinante realidad, y a pesar del maravilloso trabajo que hacías, no podía llegar. En realidad no quería llegar aun, quería poseerte completa primero.
Así que te retiré, te acerque a mí y te bese apasionadamente para recostarte a mi lado. Me coloque encima de ti y te penetre suavemente. El calor que me recibía fue sensacional. Todos nuestros sentidos activos. Tus gemidos me contaban sentías igual.
Entraba y salía de ti, era delicioso. Éramos uno solo.
Me levanto un poco, asiento mis manos en la cama, no sin antes pasar tus piernas por delante de cada brazo mío. Quedando totalmente abierta y dispuesta a una penetración profunda que es exactamente lo que busco. Disfrutamos como locos de los vaivenes, una y otra vez, una y otra vez… Hasta que la física no nos permite más. Es momento de cambiar de posición.
Te pongo a gatas, te admiro, te acaricio, beso tu espalda… rozo mi erección por tu sexo, me regreso para obtener la vista, veo tu sexo húmedo, tu entrada trasera húmeda igual gracias a los fluidos que en la anterior posición se habían desparramado.
Se dispararon los deseos por poseerte por el lugar más estrecho y delicioso que tienes mi amor.
Por ese lugar que me fascina. Y como tú me dices, soy un adicto a tu c…
Pero no. Al menos en este momento no. Ya tendremos el resto de la noche para disfrutar de todos tu exquisito ser.
Estaba ya decidido a cumplir mi deseo manifiesto, la causa de tu anterior empeño.
Así que pasé de tu entrada trasera a tu sexo. Penetrándote vigorosamente, dejándonos llevar, yo empujando hacia adelante y tu hacia atrás. Disfrutando.
Y ahí esta… la imagen más maravillosa, repetida e incansable, de esa amazona ardiente. Que me cautiva, fascina y aun guardo entre mis más preciados recuerdos.
¿Por qué no te saqué una foto mi amor? ¿Por qué?!!!
Estas a gatas, sumida en nuestro vaivén, pero te detienes, me dejas solo a mí poseyéndote, mientras regresas la mirada para observar mi accionar, con tu rostro sudoroso en cual se pegan algunos cabellos, haciendo tu boca una mueca de placer y con tus ojos gachos… casi que te escucho ronronear y no pierdo tiempo, sin detener mi accionar me acerco a tu rostro y te beso, succiono el lóbulo de tu oreja… y te encanta, me encanta!
Esta imagen que aún me pone a mil solo de pensarla.
Estoy por terminar, y te lo hago saber, voy a terminar en tu boca. Entregada asientes.
Me retiro de ti, te das la vuelta y comienzas a hacerme un oral, del cual no aguanto, agarro tu cabeza y te recuesto sin retirarte mi miembro de tu boca, me coloco encima de ti, pones una mano en la base de mi falo y comienzo un vaivén a mi ritmo, te estoy cogiendo la boca y tú me ayudas fascinantemente haciendo una circunferencia con tu boca. Hasta que por fin siento mi eyaculación acercarse y me detengo, terminando deliciosamente dentro de tu boca. Cuando no podía pedir mas, me sorprendes succionando más y lamiendo hasta dejar mi miembro limpio y complacido.
Esta solo fue la apertura de una de las jornadas más largas y fascinantes de sexo que he tenido junto a ti. Mi amor.
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