UNA MESERA PARA DOS.*
Un rico trío con una chica que nos atendió muy rico..
Tuve la gracia de tener una esposa con la cual practicabamos los intercambios de pareja o trios.
Una de nuestras más gratas experiencias fue con una chica que atendia las mesas de una fonda de comida.
Johana. Una chica de piel más que blanca, delgada, bonita figura, de 1.68 aproximadamente de estatura, trasero y pechos medianos, cabello claro y largo, cara muy bonita, de labios gruesos.
Jacqueline. Morena clara, 1,65 de estatura, pechos chicos, trasero grande, también de buenas curvas.
Y yo. Marco. También moreno claro, 1.70 de estatura y delgado.
Hicimos muy buena amistad con Johana, tanto que procurabamos dejarle buenas propinas. Su charla y su atención para con nosotros era muy cálida y cordial.
Un día mi esposa me confesó que le atraía mucho nuestra mesera.
Planeando e intentando conquistarla o ya de menos convencerla para un trío, sin faltarle al respeto. Claro.
Así estuvimos varios meses. Hasta que…
En una de esas idas a comer, ella chocó con Jacqueline, quien le sostuvo algunos trastes, para que no cayeran al suelo.
Yo no me di cuenta, pero ella me platico algo entusiasmada que le pudo tocar ambos senos.
Al llegar Johana para tomar la orden, se disculpó varias veces con mi mujer.
Ella le decía que no había problema, que solo fue un accidente, en lo que la tomaba de la mano.
Así como estaban Jaque, besó la mano de nuestra amiga, quien se sonrojo y muy nerviosa nos atendió.
– Amor. Voy con todo. No me detengas.
– Pero amor, es muy arriesgado.
– ¿No te diste cuenta de lo nerviosa que se puso cuando le bese la mano? ¿Además, que puede pasar? Le pido disculpas y ya.
Todo sigo con normalidad.
Hasta que mi esposa fue a entregarle su propina a la chica. Intercambiaron unos comentarios y listo. Nos fuimos del lugar.
En el camino Jacqueline me hizo saber que había invitado a Johana a la casa y que ella había aceptado.
El plan era el siguiente. Yo me ausentaria unos minutos en lo que Jaque hacia la labor de ligue.
Al llegar con ellas, las vi sentadas en el sofá, risa y risa, muy animadas.
Salude a Johana, a mi esposa y me serví un trago.
Jacqueline tuvo que ir al baño y yo medio platique con nuestra invitada.
Al llegar mi mujer, volvió al lado de ella.
La tomó de la cara. Johana sonreía muy nerviosa, para dejar que mi esposa pusiera sus labios en los de ella.
No se como la convenció, pero estaban envueltas en un beso muy provocativo.
Las manos de ambas se recorrían mutuamente, una mano de Johana entró bajo la falda de mi pareja, para sentir su coño.
Jacqueline le desabotonó la blusa, atacando esos pechos firmes y bonitos.
Al echar la cabeza hacia atrás, la chica me mando un beso.
Cosa que no pude resistir y me uni a mi mujer en los besos con Johana.
Pusimos a Johana de pie.
Mi mujer de frente y yo por atrás, le quite su blusa, bese su cuello, su espalda, desabroche su sostén, para pasar mis manos por delante y así irle quitando su pantalón de mezclilla azul cielo.
Jacqueline fue la encargada de quitarle un cachetero blanco.
Abrimos sus piernas y entre los dos le hicimos un rico oral.
La sentamos con las piernas bien abiertas y sus pies al borde del sofá para seguir disfrutando de su semi depilada vulva.
Yo me levanté para desvestirme, en lo que Jaque acaparó la vulva de la amiga con su boca, dándole así una deliciosa descarga.
Cuando mi mujer se levantó, aproveché para que Johana me la chupara un poco.
Luego se acerco a ella y volvieron a besarse. Ahora Johana besaba cada parte del cuerpo de Jaque, sentandole y devorando su concha que estaba más que mojada.
Para que estuviéramos más cómodos fuimos a nuestra recamara.
Ellas hacían su 69, cuando decidí unirme de nueva cuenta.
Arremetí mi trozo dentro de Johana, que seguía con el culo de mi mujer en su cara.
Jaque y yo nos besamos, mientras nuestra amiga seguía chupandole la vagina.
Al quitarse de encima, fui a mamar sus pechos, besar su boca, que estaba llena del fluido de mi mujer.
Colocándola en cuatro y mi mujer acostada. Johana mamaba a su vagina y yo seguía penetrandola.
Tuve una intensa descarga en ella.
Jacqueline fue a limpiarla, en lo que yo le ponia mi falo en la boca.
Una vez revivido mi asunto.
Jaque estaba en cuatro y Johana recibía sus mamadas.
Con Jacqueline de a perro, fue mejor haberle clavado el culo. Aun así me reservaba hacerlo con nuestra mesera.
Ahora Johana me cabalgaba, en lo que Jaque ponía su panochita en mi cara.
Metía mis manos en la concha de una, mi verga en la otra y así intercambiaba con cada una.
Un doble oral me hacia terminar de lo lindo, bañando las caras de la mesera y de mi esposa, quienes se lengüeteaban la una a la otra.
Sentadas. Ambas se masturbaban mutuamente, con gemidos y toda la cosa, tuvieron un orgasmo el cual antes de terminar hicieron un último 69 para limpiarse.
Pasamos una noche increíble con Johana, la cual se fue muy agradecida por nuestra reunión.
Además de confesar que al igual que Jaque es bisexual.
Al paso del tiempo ella dejó de trabajar en aquella cocina, pero aun tuvimos contacto y de vez en cuando nos reuniamos para otra juerga.
Tuvimos que parar porque Jacqueline estaba embarazada. Aún así Johana iba de visita y por la cuarenta yo feliz que fuera a casa.
Poco a poco dejamos esa vida y nos empezamos a portar bien.
Pero a Johana la seguimos frecuentando.
Vladimir escritor.
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