Una pequeña aventura escolar parte 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Nuestra aventura comienza un día que no tuvimos clases, como nuestras madres eran profesoras de primaria en la escuela donde nosotros estudiábamos teníamos que esperar a que ellas cumplieran todo el turno hasta el mediodía, así que no había mucho que hacer.
Para pasar el tiempo nos pusimos a jugar, pero rápidamente nos aburrimos, luego con el dinero que teníamos fuimos al quiosco que estada dentro de la escuela para comprar unos jugos para calmar la sed, fuimos a la pequeña placita que tenía la escuela y nos sentamos para beber el jugo.
Habían pasado unos cinco minutos cuando ella me dice de la nada si sabía besar, eso me sorprendió un poco, yo le dije que no, entonces ella me comenzó a contar sobre los besos que veía en las telenovelas y como en las noches practicaba los besos con la almohada, eso era algo nuevo para mí, así que para seguirle la corriente yo le dije que en la noche antes de dormir también practicaba los besos con la almohada.
Entonces hubo un breve silencio, ella me miro y me dijo: —que tal si nos besamos—
—¿Besarnos, como besarnos?— le respondí.
Yo no sabía que pensar, porque nadie me había propuesto esas cosas, pero tampoco me dio tiempo a reaccionar, porque de la nada ella se había acercado a mí, la tenía tan cerca que me fui hacia atrás y rápidamente puse mi mano para no irme completamente, pero ella continuo y no pude evitar que me besara.
En ese momento sentí una calentura que recorrió todo mi cuerpo desde mis labios, no lo sabía explicar, esa vez no lo entendía por mi falta de conocimiento, pero sin duda me había excitado.
No sé cuánto tiempo paso, pero fue un beso largo, hasta que sentí que sus labios se despegaban de los míos, me pregunto si me había gustado, y yo no sabía que responder, ella me hizo otra pregunta, me pregunto si quería practicar los besos con ella, porque ya estaba cansada de practicarlos con la almohada.
Me pregunto; —¿quieres?— y yo afirme con un leve movimiento de cabeza.
Ese momento se volvió algo raro para mí, mi mejor amiga me había robado mi primer beso y yo sabía que me iba a dar muchos más, al imaginármelo sentía calentura, en pocas palabras, “excitación”.
Esa mañana en la escuela nos dimos otros besos, pero estos fueron a escondidas, nos íbamos a un lugar apartado para que nadie nos viera y nos besábamos de piquito.
Al llegar a casa y por el resto del día no me pude sacar de mi mente lo que había ocurrido en la escuela esa mañana.
Al día siguiente ambos llegamos a clases, ya que estudiábamos juntos, ella estaba como si nada, así llego la hora de la merienda, ya que tomábamos un breve receso a las nueve de la mañana para comer.
Ella me busco para comer juntos, yo pensaba que no se acordaba de practicar los besos mientras comíamos nuestra comida, pero estaba equivocado.
Cuando terminados de comer, ella se me acerco y me susurro al oído: —¿quieres practicar?—
Yo sabía lo que quería, yo le dije que sí, pero había mucha gente alrededor, ella me dijo que nos fuéramos al pequeño parque que estaba detrás de las aulas de clases y nos metiéramos en el gusano de plástico, que ahí nadie nos vería, y eso hicimos.
Caminamos hacia el pequeño parque y al llegar al gusano de plástico nos metimos, nos acomodamos bien y nos comenzamos a besar, algunas veces de piquito y otras veces un poco más intenso, se podría decir que nosotros estábamos aprendiendo a besar.
Así termino el corto receso, entre muchos besos y pequeños sustos por nuestros compañeros de clases que merodeaban cerca, pero esa mañana me había vuelto a besar con mi amiga.
Al terminar las clases y al llegar a casa me sentía caliente por lo sucedido en la escuela, me recordaba de los besos de la mañana y las cosas que habíamos hecho el día anterior, ese día en la noche no pude dormir pensando que al día siguiente en la escuela iba a suceder lo mismo, me esperaban unos ricos besos, y yo lo deseaba.
Había llegado el nuevo día, y como siempre tenía que ir a la escuela y al llegar prácticamente hice la misma rutina del día anterior, y como siempre mi amiga y yo nos dimos unos besos a escondidas, y eso sucedió toda esa semana.
Con el pasar de los días hubo más besos pero nuestros actos se habían descontrolado, porque ya no nos escondíamos para besarnos, sino que lo hacíamos en cualquier lugar, solo era de dar una vista rápida a nuestro alrededor y asegurarnos que no había nadie para así aprovechar el momento y juntar nuestros labios, de tanta practica los besos nos salían como en las telenovelas, decía mi amiga.
Así estuvimos por muchos días y semanas, nosotros ya éramos unos expertos besándonos, pero había algo que me inquietaba, porque algunas veces sentía cosas en la entrepierna, no sabía que era, pero hoy en día puedo decir que tenía una pequeña erección a mi corta edad, pero fue mi amiga quien pronto me dijo algo parecido, ella comenzaba a sentir cositas ahí abajo también.
Un día en la escuela comenzamos a hablar sobre lo que ocurría en las novelas, mi amiga me decía que teníamos que hacer el amor, me decía que teníamos que abrazarnos y tocarnos mientras nos besábamos, así que ella se las ingenio y pensó en una idea.
Esa idea era meterse en el baño para besarnos, pero yo le dije que eso no estaba bien, porque había un baño para las niñas y otro para los niños, ella sin perder el tiempo me dijo que nos metiéramos al baño de las niñas, que todo ahí era más bonito, pero yo estaba preocupado porque al ser un baño para niñas yo no podría estar ahí, pero ella en su insistencia me decía que eso no importaba, —mientras nadie nos vea todo va a estar bien— decía mi amiga.
Al día siguiente y de forma muy apresurada mi amiga llevo a cabo su plan, en la hora del receso salimos a comer como siempre, pero mi amiga me dijo que comiera rápido.
Al terminar de comer, mi amiga me dijo que hoy probaríamos lo que habíamos hablado, miramos alrededor y dimos un pequeño recorrido por todo el patio para observar donde estaban nuestros compañeros de clases y las profesoras, hicimos ese recorrido dos veces para asegurarnos, entonces entramos a el salón de clases ya que los baños quedaba dando vuelta en el pasillo, nuestra escuela tenía una construcción algo rara, pero rápidamente y sin que nadie nos viera entramos a el baño de niñas, como los baños son por cubículos y tienen puerta nos metimos en uno y cerramos la puerta con seguro.
Esperamos ahí algunos minutos, no sé porque, pero no sucedía nada, hasta que mi amiga dijo, ¡listo!, ¡ahora besémonos!.
Primero nos besamos como siempre, ambos estábamos parados, ahí duramos un buen rato besándonos, y luego mi amiga me comenzó a tocar como en las novelas, ella me indico que hiciera lo mismo, y así lo hice.
Nosotros en ese momento nos besábamos y nos abrazábamos, no faltaban las palabras que hoy en día recuerdo como palabras infantiles y de inocencia, nosotros decíamos que nos queríamos, que nos amábamos, y cuando creciéramos nos íbamos a casar, hoy en día me hace mucha gracia recordarlo.
Los besos entre nosotros subían en intensidad con el paso del tiempo, aunque ambos teníamos 6 años habíamos practicado por semanas y nuestros besos eran como el de cualquier adulto, incluso había un poco de lengua en cada beso, recuerdo hoy en día el sabor de sus labios, ¡umm!, ¡que rico era besarla!.
no sé cuánto tiempo estuvimos ahí, pero nos dimos cuenta porque comenzó a sonar la campana, y con ese sonido anunciaba el fin del tiempo del receso y nuestro tiempo en el baño también, nosotros salimos rápido y como pudimos, muy disimuladamente nos pusimos a jugar con los juguetes para que no sospecharan, en ese tiempo estábamos en el último año del pre-escolar, y pronto dentro de algunos meses y después de las vacaciones de verano comenzaríamos el primer grado de primaria.
Esas idas al baño de chica se fue repitiendo con el pasar de los días, algunas veces sí y otras veces no, pero cuando podíamos y cuando no había nadie cerca nos metíamos al baño para besarnos, pero ya no eran solo besos, quizás por instinto nosotros nos comenzamos a quitar la ropa, aunque no sabía si mi amiga lo había visto en las telenovelas, algunas veces recordaba haber visto alguna que otra escena donde los adultos se metían en la cama desnudos, aunque yo no era fan de ver telenovelas, pero mi amiga me narraba lo que veía, algunas veces me decía que su mami la dejaba dormidita en su habitación, pero que eso era mentira, que ella se hacía la dormida, y cuando su mami dejaba la habitación, al ratito, ella encendía la televisión que había en su habitación para ver las novelas que transmitían más tarde en la noche, a eso de las diez u once de la noche, ella me contaba todo lo que veía, recuerdo muy bien todo el entusiasmo que ponía al contarme.
Esa vez nosotros comenzamos a rozar nuestros cuerpos mientras nos besábamos, pero esa vez solo pudimos quitarnos la camisa, quizás por los nervios de ser descubiertos, pero recuerdo que se sentía rico, su cuerpo era suave y se sentía calentito, eso hacía que yo me calentara más y estoy seguro que ella también sentía lo mismo, en ese momento no sabía que estaba muy excitado por estar experimentando esas cosas.
Era la primera vez que hacíamos algo así y me gustaba, yo estaba nervioso y caliente, algunas veces escuchábamos los pasos de las otras niñas cuando entraban al baño, escuchábamos como ellas abrían la puerta de los cubículos para entrar, escuchábamos como ellas se sentaban sobre el inodoro y como ellas hacían piss, ¡esto nos asustaba!, y parábamos de besarnos, luego de algunos minutos escuchando toda clase de ruidos continuábamos cuando escuchábamos que ellas se alejaban del lugar, nosotros continuábamos con nuestros infantiles y deseosos juegos.
Con el pasar de los días nuestros encuentros en el baño de chica se hicieron más rico, y más atrevidos, porque ya habíamos tomado más confianza entre nosotros, llegando incluso a bajar las partes bajas de nuestros uniformes, dejando así expuestos nuestros sexos.
Nosotros con algo de pena y miedo nos tocábamos mutuamente, nos tocábamos nada más, solo era eso, sentíamos el contacto con la parte más íntima del otro, pero con el pasar de los días y por instinto me llevo a besar la parte baja de mi amiga, recuerdo muy bien que ella dio un saltito hacia atrás cuando la bese, estoy seguro que sintió algo muy rico, porque luego de ese día siempre quería que la besara ahí, en ese lugar, en medio de su pequeña rajita.
Dedicado a Karla, una amiga muy especial que me ha apoyado para escribir este relato.
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