Una pervertida con buenos modales…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, prefiero proteger mi identidad bajo mi pseudónimo. Soy de México, Distrito Federal. Tengo 18 años y estoy estudiando la licenciatura.
Como mencioné en la introducción, me da pena insinuarme a los chicos cuando siento atracción física.
Las pocas parejas que he tenido han sido de gran confianza. Aunque les confieso que en el acto soy una verdadera perra, me encanta follar.
Mi cuerpo está muy bien formado aunque no soy muy alta (mido 1.50 m).
De trasero bastante grande y cintura muy pequeña que mantengo gracias al ejercicio. De piel blanca, labios carnosos y cara bonita. Por ello, no me avergüenza coger en lugar público como lo hacía hace un año con un amiguito. Era un buen lugar con poca vigilancia: me encantaba que él ya sabía a lo que íbamos y llegaba con la polla bien dura. Enseguida lo besaba y con una carita inocente empezaba a agarrarle el paquete. Era tanta mi excitación que no tardaba en bajarle el cierre y sacar su pene grueso para llevármelo a la boca. Ahí estaba yo, mame y mame su verga hasta que mi amiguito no podía más y me jalaba del cabello para meterme su pene hasta la garganta. Qué grandota la tiene, casi me ahogaba. Me gusta mucho que me obliguen, como si yo no quisiera. Jaja 😉
Otra cosa que me gusta mucho es que me pongan "en cuatro" y me follen bien duro. Grito como una puta pero me fascina que me hagan suya hasta venirse en mi vagina. Todo a la fuerza, que me insulten mientras me cogen realmente me excita.
Aunque mi carita linda dice que soy una chica tierna, en el fondo me gusta que me arrimen sus erecciones cuando viajo en metro. Seguramente les encanta ver mi culo en pantalones ajustados y se les para. A veces, a propósito me pego a algún hombre para que me toque con discreción y me arrime su verga. Les cuento que una vez traía una faldita, no muy pequeña, pero que dejaba ver bien mi silueta y una blusa pegadita. El metro iba muy lleno así que aproveché. Me puse a lado de un tipo de unos 30 años y conforme más gente se iba metiendo yo quedaba más cerca de él hasta que quedé enfrente. Con el movimiento del transporte yo le meneaba el culo hasta que pude sentir su erección.
Él empezó a tocar mis nalgas, las apretaba bien rico. Comencé a sentir su mano debajo de mi falda, tocando mi entrepierna. Yo estaba bien mojada, así que cuando paró el metro me di la vuelta y lo mire con una sonrisa, se veía nervioso. El metro avanzó de nuevo y yo le empecé a agarrar el paquete, como si lo estuviera masturbando debajo de su pantalón. Por supuesto los demás se dieron cuenta (para mi suerte eran puros hombres pervertidos que ya la traían bien parada y sólo me miraban con cara de lujuria). Le hice una seña al hombre con el que estaba jugando para bajarnos juntos. Salimos de la estación y caminamos unas calles adentro. Ya era un poco tarde así que estaba oscuro y no había mucha gente. En una calle cerrada me subí la falda y dejé que me metiera toda su verga. Ese tipo estaba tan emocionado que hacía gestos de muchísima excitación y gemía muy fuerte. Decía "Ooh, sí. Qué rico, mami. Qué buenas nalgas". Admito que yo también estaba muy caliente. Pasó un rato y luego eyaculó bien rico dentro de mi vagina. Se la mamé para limpiarle bien la lechita y después nos fuimos. Ha sido una experiencia deliciosa que me encantaría repetir con algún otro viejo morboso, así que ya saben que hacer si me encuentran.
Dicen que sólo los hombres piensan en sexo pero no es cierto. Las mujeres podemos ser bien putas a veces pero nos gusta disimular. 😉 :*
Hasta pronto.
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