Una profesión muy mamona
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por oscareduardo.
Matilde era una mujer cuarentona, aunque relativamente era joven, la vida no la había tratado muy bien y una señal de tristeza afloraba a su rostro.
Muy joven había quedado embarazada de un hombre que le resultó casado, quedó como madre soltera de una hija a la que trató de criar lo mejor que pudo a pesar de sus escasos recursos.
Pero también su hija se enamoró muy joven y a pesar de que su marido era un hombre de bien tenía poca educación y por ende no tenía un trabajo calificado.
Muy pronto una linda chiquilla llegó para hacerla una abuela muy joven, pero como no faltan los problemas la niña nació con un problema cardíaco que necesitaba de una intervención quirúrgica, y como es de suponer era muy costosa y ellos no tenían recursos.
Ese domingo por la mañana Matilde estaba lavando ropa en la casa de inquilinato que habitaban, estaba toda pensativa en cómo conseguir recursos para la operación de su nietecita.
Laura su vecina de pieza llegó en ese momento y después de saludarla y cruzar alguna pocas frases se dio cuenta de que algo andaba mal y le preguntó a Matilde la causa de su preocupación.
Ella a grandes rasgos le contó el problema y la necesidad que tenía de buscar un trabajo para ahorrar para la operación.
Laura en el momento no le dijo nada, sin embargo el martes muy temprano golpeó en la alcoba y le dijo a Matilde que la acompañara a la tienda para tomarse un café y charlar algo importante.
Laura a pesar de dudar varias veces al fin le dijo a Matilde que quería proponerle que hablara con el jefe de ella, la idea era mirar a ver si su jefe le daba trabajo.
Sin embargo como era un trabajo poco atractivo debía explicarle en que consistía el trabajo , Laura haciendo de tripas corazón le confesó a Matilde que ella trabajaba en una casa de diversiones para hombres.
Su trabajo consistía en masturbar hombres.
Matilde no entendía nada, pues en asuntos sexuales era muy poco lo que sabía y menos de actividades tendientes a complacer hombres libertinos.
Laura le explicó que ella no tendría contacto directo con ellos , ella trabajaba en una cabina completamente cerrada, esa cabina tenía unos orificios que llamaban “Huecos de Gloria”, por esos orificios los hombres metían sus penes y ella los masturbaba, hasta obtener la eyaculación .
Era así de sencillo.
Por cada hombre ella recibía un valor determinado.
Laura le planteó a Matilde la posibilidad de trabajar con ella en ese lugar.
Matilde aceptó el reto y le pidió a Laura que hablara con su jefe.
El miércoles muy temprano Laura habló con el Jefe, se llamaba Pedro y era un hombre cincuentón, se había criado en ese ambiente de la vida fácil, ahora tenía un capital y ese negocio que le servía para sobrevivir y darse sus pequeños lujos.
Su casa de placeres era una de las mejores y sus salas plenamente identificadas para satisfacer su amplia clientela contaba con múltiples atracciones una de ellas era la sala de los Huecos Gloriosos.
Laura le planteó a su jefe la situación , al principió se puso reacio y argumentando que para una novata sería difícil ese trabajo de pronto se bajaría la calidad del servicio que gracias a Laura estaba bien posicionado.
Laura al fin convenció a su jefe y quedó de ir esa noche a trabajar con Matilde.
Las dos mujeres llegaron temprano, Laura entró a su cabina y le explicó sucintamente cómo funcionaba.
Matilde conoció los tan mentados huecos gloriosos, eran tres orificios de diversos diámetros que estaban situados a la altura de la región lumbar, frente a los huecos había una silla giratoria donde se acomodaba Laura, en la parte derecha había un tablero eléctrico pequeño con tres bombillos de colores: rojo , naranja y verde .
Laura le explicó el significado de los colores , el rojo era para tener sexo directo y había que pasar a otra cabina, sin embargo ellas no usarían esa opción, el color naranja era para una masturbada con eyaculación en la boca, es decir el cliente se derramaría en la boca, y el verde que era el más utilizado por ser el más barato era para masturbación sencilla y la eyaculación iba a una vasija que tenían para tal efecto.
De acuerdo al valor pagado el cliente accionaba el color que le daría su satisfacción personal.
Luego de las explicaciones pertinentes Matilde y Laura fueron a la oficina del Jefe , Laura se la presentó a don Pedro y los dejó a solas.
Don Pedro miró a Matilde de abajo a arriba, al principio no le gustó su pasividad, su presentación era aceptable pero la veía muy callada.
Le dijo que le iba a dar un periodo de prueba.
Que lo hacía por Laura como un favor personal.
Que le pedía mucho profesionalismo y discreción.
Cerró la conversación y llevando a Matilde a su cabina le deseó mucha suerte.
Matilde estaba hecha un nudo de nervios, ella que no había conocido sino el pene del hombre que fue su primer amor ahora debía conocer mucho penes, de pensar en que tendría de pronto que chupar una verga desconocida le producía pánico y asco.
Pensó en su nieta y echándose la bendición esperó su primer cliente.
Pasaba el tiempo y el bombillo no se encendía, Laura era reconocida por su trabajo y la fila de clientes para su servicio era bastante larga.
Pero al fin un bombillo verde se encendió, ella se sentó en la butaca y esperó.
Una verga erecta pasó por uno de los orificios, era tamaño regular , unos 15 centímetros más o menos , parecía la de un joven, su cabeza era brillante y rosada, era un glande llamativo si se puede decir algo de una verga desconocida , la tomó en sus manos y empezó a acariciarla primero en la base, luego fue subiendo por el cuerpo del pene hasta llegar a su cabeza, sus dedos empezaron a masajear ese cilindro de carne despertando zonas sensibles, se tomó su trabajo como un arte y no como un oficio denigrante , le puso cariño y sus dedos fueron transmisores de esa sensibilidad, el dueño de ese pene al otro lado de la pared empezó a balbucear palabras ininteligibles y a retorcerse de la emoción.
Todo el mundo quedó sorprendido y cuando la eyaculación llegó ella con mucho cariño ayudo a derramar las últimas gotas de semen dándole un apretón muy particular.
Esa verga era su primera experiencia y como no estaba tan fea le dio un beso en su cabeza que ya empezaba a ponerse flácida.
Su dueño al otro lado se sintió como un ser bendecido que había recibido una caricia angelical.
Esa noche fueron pocos los turnos, pero en cada uno de ellos Matilde puso su alma y su corazón, sus clientes se fueron impresionados y dispuestos a conseguir un poco más de dinero para pulsar el botón naranja, si esa sensación de una masturbada sencilla los había colmado de placer como sería una masturbada con una eyaculación en la boca.
Pronto las cosas cambiaron, la fila de Matilde ganaba noche tras noche más clientes, mientras que la de Laura se disminuía.
Don Pedro que siempre estaba pendiente de sus negocios se dio cuenta de ese cambio e intrigado decidió preguntarle a uno de los clientes que acababa de recibir los favores de Matilde como le había parecido el servicio, el cliente no escatimó elogios a los favores recibidos indicando que nunca en su vida le habían” hecho la paja de una manera tan deliciosa”.
Don Pedro quedó sorprendido y para salir de cualquier duda empezó a hacer la fila en la cabina de Matilde, allí pudo observar que cada hombre que pasaba salía con una cara de satisfacción total, algunos dejaban translucir en sus ademanes, muecas y gestos los emocionantes momentos que estaban pasando.
Al fin llegó el turno de don Pedro, aunque no era tan joven aquellos pensamientos que empezaron a pasar por su cabeza y las ansias de conocer que pasaba lo llevó a pasar con una erección total, su verga a Dios gracias había conocido muchas cosas, había recibido caricias de muchas mujeres, le habían hecho sexo oral muchas mujeres y porque no decirlo también muchos hombres, él si sabía lo que era una buena mamada y estaba en toda la capacidad de darle una calificación adecuada al servicio de Matilde.
Sacó su verga y pasándola por el orificio de mayor diámetro la pasó a la cabina , Matilde la recibió como recibía todos los penes ,como si fuera un regalo costoso y con mucho cuidado empezó a acariciar esa verga erecta , sus manos parecían guantes de seda, sus masajes desde la base a la cabeza empezaron a hacer sudar a don Pedro, cuando estaba más excitado un apretón breve y fuerte en la base del pene lo hacía aterrizar de esa nube a que lo habían llevado, luego nuevamente esa mano suave le imprimía la energía, el cariño y la pasión hasta lograr una excitación ideal, Don Pedro se fue retorciendo del placer y aunque había pulsado el botón verde ahora deseaba tener la cabeza de su verga en la boca de Matilde para experimentar una mamada , la próxima vez pulsaría el botón naranja para llegar al clímax y poder derramarse en la boca de Matilde.
Pero su eyaculación cayó al vacío o mejor en la jarra que recibía esas eyaculaciones, los últimos toque de esas manos de seda le ayudaron a desprenderse de sus últimas gotas de semen, luego sintió ese pequeño besito en su glande y una pequeña succión que lo llevó al cielo, ese era el toque de gracia que Matilde le había puesto a su trabajo, era su impronta personal.
Don Pedro salió impresionado, la verdad el trabajo de Matilde era muy profesional, había tenido muchas amantes y ninguna había acariciado su voluminoso miembro con esa delicadeza, nadie había despertado una zonas erógenas que ni siquiera él conocía.
Se propuso mentalmente a conocer algo más de esa mujer.
Le propondría invitarla a cenar para conocer más de su vida.
Una vez terminado su turno Matilde salió de su cabina, para su sorpresa don Pedro la estaba esperando , la invitó a su oficina para charlar algunas cosas importantes.
Fue al grano, le dijo que estaba muy satisfecho de su trabajo y en consecuencia le iba a aumentar la comisión por cliente, además tenía el puesto asegurado y por último que le agradaría cenar con ella esa noche.
Matilde quedó impresionada y aceptó la invitación.
Fue una cena en la don Pedro se enteró de todas las vicisitudes de Matilde, el problema grave de su nietecita que la había obligado a tomar ese trabajo y el agradecimiento que ahora tenía con él por darle esa oportunidad.
Fue una cena fantástica y ante esa empatía que surgió entre ellos volvió a invitarla a cenar , no una sino muchas veces creándose un mutuo sentimiento de amor y comprensión.
Laura en cambio vio cambiar en forma radical su vida, sus ganancias habían disminuido considerablemente y ahora veía como Matilde multiplicaba sus ingresos, presa de la rabia y de la envidia decidió contarle a la hija de Matilde en que estaba trabajando su madre, y lo hizo en forma escueta, sin ponerle adornos a sus frases, casi que diciéndole abiertamente que la mamá era una puta que estaba vendiendo favores sexuales.
La noticia fue impactante y cuando Matilde regresó del trabajo su hija y su yerno la estaban esperando para cuestionar su comportamiento, Matilde se puso a llorar y les explicó que ella no estaba vendiendo su cuerpo ,que por favor sólo estaba haciendo una actividad que pocas mujeres aceptaban hacerla, pero ella no tenía contactos íntimos con nadie.
Les confesó que ya casi tenía ahorrada la plata de la operación de la nieta y que una vez la niña saliera de esa operación ella dejaría de trabajar.
Su hija y su yerno se pusieron furiosos , no le perdonaban esa actitud por más que fuera con un destino altruista, la salud de su hijita, y en términos perentorios le advirtieron que si seguía en esas debería marcharse de la casa.
El golpe moral que sufrió fue devastador, acudió a la única tabla de salvación, Don Pedro.
Le contó lo que había pasado, él le puso a disposición su casa y le prometió hacer todo lo posible para zanjar esas diferencias.
Cómo lo hizo ? nadie lo supo pero lo cierto fue que la operación se realizó con éxito y el día menos pensado su nietecita fue a agradecerle personalmente a Matilde , un detalle que la colmó de felicidad.
Matilde ahora convivía con don Pedro.
Parecían dos jóvenes enamorados que en la cama disfrutaban de buen sexo.
El negocio de don Pedro perdió su máxima estrella pero don Pedro ganó una amante que llenó todos los vacios que había en su corazón y le abrió la visión de nuevos negocios .
Matilde escogió una profesión muy mamona pero cuando se le pone el alma, el corazón y todo el sentimiento a lo que se hace cualquier trabajo por denigrante que parezca resulta satisfactorio.
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