Una realidad con su fantasía
He fantaseado con una mujer a la que aún no he logrado convencer, pero convencí a una similarmente bella en este foro. Aquí cuento cómo fue..
Escribí algunas fantasías sobre mi compañera de oficina, mujer tetona, de boca pequeña que se antoja besar tanto como mamarle el pecho y que me trae obsesionado, las pueden leer en «¿Qué será amor y qué lujuria?» y «Sábado de Gloria», dedicadas a ella. Mi compañera de oficina se llama Gloria y alguna vez me pidió que le escribiera una fantasía con ella pues le parecían “muy incitantes”. Hemos tenido acercamientos propicios, pero se retrae en el momento decisivo.
En este y otro foro, una lectora que desde hace años hacía varios comentarios firmados como “Vaquita”, se decidió a escribir dos excelentes fantasías, las cuales pueden ver aquí con el nick name de “Felix69”. En los comentarios la animábamos a que las hiciera realidad, ¡Y se lanzó a tener un amante!, además, ya caliente y encarrerada, aceptó a tener relaciones sexuales con otras personas más, incluido un trío, que fue cuarteto y lo publicó con el título “tres para mí solita”. Quiero contarles cómo aceptó hacer el amor conmigo.
Le hice un comentario donde le contaba “me quiero mamar y coger a una chica tetona de mi oficina, aunque es menor que tú, ella también está casada. Puedes leer mis dedicadas a ella.” También le hice ver que “A ella también se le cuelgan riquísimo cuando se agacha, así como a ti en tu avatar”, refiriéndome a un avatar que puso en otro foro.
Ella contestó: “¡Hola, Chicles! Gracias por tus palabras. Yo soy una de tus lectoras asiduas, además, me llamo Gloria. ¡Qué casualidad!, ¿verdad? Desde que leí esas fantasías tuyas, me emocioné. Aunque rápido me di cuenta que no correspondía yo en algunas de las características: Soy algo mayor, sólo tengo una hija y está casada, etc. Pero sí en otras: Chichona, regordeta, con maestría y otras más. Gracias por leerme. Besos”
En otro comentario yo le decía: “¿Por qué será que a muchos nos gustan las tetonas?, seguramente por una fijación infantil. Allí está el calor, la suavidad, el alimento, el arrullo con el palpitar. Es rico quedarse dormido con la teta de una hermosa mujer. Pregúntale a tu marido, Vaquita.” Y ella contestó “Ya le he preguntado y contestó ‘Porque están más hermosas cada día; hay que disfrutarlas, hasta dormido’.
¿Será malo que, cuando no las use él, otro las pueda gozar?, me pregunto seriamente. Insistí en que me gustaría estar con ella. “Me parece que das la talla para tener un amante como yo (claro, para empezar, soy humilde), me excitan tus fantasías. Permíteme llevarlas a la realidad… ¡Cuenta con ello! Lo que me pediste, de tratarte como a mi tocaya en la fantasía mía, es lo que yo quiero, y con este relato (a la fantasía de los tres tríos que ella escribió) ya te preparaste mentalmente para que el cornudo nos acompañe. ¡Bien! ¡Quierooo!”
La Vaquita, jocosa, me contestó: “¡Ja, ja, ja! Sí, lo pensaré, sobre todo por tu humildad, ja, ja, ja… La verdad, si me prometes tratarme como a mi tocaya en tu fantasía ‘¿Qué será amor y qué lujuria?’, yo te prometo tratarte como a Mario en la mía, mínimo.” Lo cual fue una aceptación explícita y dije “¡Qué promisorio!”, a lo que ella añadió “Claro que me gustaría culminar así, con mi marido. Te va a encantar nuestro yacusi.” Lo cual me pareció caliente, y la animé a que ya aceptara un amante, refiriéndome a quien ella había aludido como una opción. Y le reiteré “Yo creo que ya estás lista para salir a seducir a ese sujeto que te está mojando. ¡Tú puedes! (claro que puedes con ese hermoso par de colgantes que se ven junto al pastel). Y me preguntó directo “¿Te gustan? Te las voy a enseñar de cerca y dártelas con crema, aunque sea pastelera…”
Entre comentarios a sus fantasías publicadas, también hubo intercambio de correos calientes y de fotos. Una primera que me mandó, de rodillas en el colchón, sosteniéndose con las manos y las hermosas tetas colgando. “¿Ves por qué me dicen ‘Vaquita’?”, decía el pie de la foto, ¡y yo quedé con la boca abierta mirando ese lindo par de ubres! Definitivamente, después de que cogió con su primer amante, ella se destapó, pero también fue animada por su marido para que experimentara el amor con otros. También me fue detallando algunas de sus dudas (“¿Seré les o bi?”) al haber gozado al chuparle la panocha a la esposa de su amante y que ésta le mamara las chiches, junto con el marido y el amante. Le contesté con lo que dice Ber al respecto: “Caliente es caliente, y se disfruta…”
Gloria me contó más detalles de los que escribió en sus relatos y yo me la jalé leyéndolos e imaginando a la Vaquita en acción. Por fin un día me propuso vernos para ir a “conocernos completamente” a un hotel, la condición que me puso fue de que el gasto del hotel sería “a mitas”, lo cual me pareció interesante pues ambos queríamos cogernos.
Ella pasó por mí y fuimos a un hotel que ella eligió. Pedí una habitación, pagamos a partes iguales el depósito.
–En este hotel cogí con Mario por primera vez; después lo hice con mi marido porque él quería que le contara cómo fue; también traje a Ber a este lugar y ahora a ti. ¿Crees que me volví muy puta? –preguntó, dejándome en aprietos para responderle.
–Pues no es tu profesión, no cobras. Sí descubriste que eres muy ardiente, y que tú decides a quién invitar a recorrer tu cuerpo. Espero no defraudarte, sino lo contrario –le contesté besándola y comenzando a quitarle la ropa.
Cuando ya estuvimos desnudos, nos abrazamos y nos besamos recorriendo uno el cuerpo del otro. Me magreó las nalgas y, talló su pecho sobre el mío. Yo hice lo mismo con ella, además de darle unas chupadas y lamidas en todo el frente. Se separó un poco de mí, pensé que ella, vanamente deseaba que la admirara completamente, pero lo que ella quería era verme a mí. Me dijo “Quédate así, párate derecho” y tomó su teléfono para tomarme unas fotos desde distintos ángulos. “¿Tú quieres tomarme algunas o ya vamos a la cama?”, preguntó. Obviamente le tomé unas de pie y luego la acosté para que me posara “de vaquita” y acostada, con las tetas desparramadas a los costados y las piernas abiertas con clítoris notorio. Me pidió que se las mandara, lo cual hice y ella las mandó al cornudo, junto con la mía de perfil, acompañándola del texto “Tengo un nuevo admirador”. El marido simplemente le respondió con otra foto de su bragueta abierta mostrando el pene erguido y el texto “¡Puta!”.
Nos reímos y me acosté a su lado para mamarla mientras le acariciaba los vellos de la panocha y le metía los dedos en la raja, mojada por las caricias previas. No pasó mucho tiempo cuando se colocó para hacer un 69 que saboreé mientras ella me acariciaba tronco y huevos chupándome el pene con gran maestría y tuve que separarme para evitar la eyaculación.
–¿No te gustó el sabor de mi cornudo? –preguntó.
–Sabes deliciosa, pero si me vengo, tardaré en reponerme –contesté.
–Para evitar que la erección se baje, es conveniente reforzarse con viagra. No venía preparada, pero casualmente traigo una pastilla azul… –dijo y extrajo de su bolso el medicamento.
Me lo tomé, y descansé un poco mamándole las chichotas, pero pronto ella continuó con el 69, “Me gusta tomar leche en biberón”, justificó volviéndome a chupar después de haber acunado el pene entre sus chiches iniciando una chaqueta cubana. Yo me dejé ordeñar a su gusto y seguí gozando del atole que hizo en el palo matutino con su marido. Cuando eyaculé y ella aún con los restos de semen en la boca, se tomó un video mostrando mi glande y su boca con lefa, que también lo envió al cornudo y a mí, mientras me reponía. “Te amo puta”, fue la respuesta que recibió.
Gracias al viagra, mi pene mantenía una erección en la cual, sin perder tiempo, ella aprovecho para cabalgar, mirándome con coquetería al principio y luego se puso a gozar, gritando y saltando. Yo veía extasiado el trepidar de su pecho y la cara de puta gozosa que ponía. Tuve un orgasmo más, pero sin eyaculación notoria, cuando cayó sobre mí y vi en ella una ligera mueca de dolor, pero se incorporó un poco, se jaló las tetas apuntando los pezones hacia mí, se volvió a acostar tal como había caído, y sonriendo me dijo “Me sirven mucho para pescar putos, como tú sabes, pero a veces estorban un poco en los movimientos rápidos”. Descansó menos de un minuto con mi pene adentro, y pronto empezó a mover la cadera batiendo el atolito hecho prácticamente por sí misma. Al ritmo que ella marcaba, nos besamos y también besé y lamí sus areolas, que las tenía a tiro de lengua.
–¿Sabes qué se me antojó? –preguntó y, moviendo yo las cejas repetidamente, pregunté “qué” con mi gesto–. Como sigues con esta ricura despierta –y sentí los músculos de la vagina en mi falo–, quiero que me des amor por atrás, en mi culo.
–Con gusto, pero ponte frente al espejo, porque quiero ver qué tan rápido te amo…–le dije y entendió de inmediato mi deseo.
Sonrió con coquetería, se agachó frente al espejo y movió en círculos las tetas. “¿Así me quieres ver, caliente?”, dijo y yo le lamí el ano, acariciándola también con mis dedos, los cuales mojaba en su pepa. La tomé de la cintura, penetrando poco a poco su esfínter. “¡Ah…!”, exclamó cuando sintió que mis huevos chocaron con sus labios. Me moví despacio primero, fijándome en el balanceo que yo le imprimía a sus tetas con mi cogida y ella sonreía al mirar la lujuria de mi cara. Incrementé la frecuencia y me alucinó el movimiento de sus tetas, las cuales rebotaban entre ellas al regresar a su esternón. Sus gemidos de orgasmo se convirtieron en gritos francos. Me cansé, volviendo a sentir yo un orgasmo más sin poder eyacular, era evidente que su mamada me había extraído mucho semen.
Me desenchufé y se escuchó el sonido de descorche, además de la salida del aire que le había bombeado, El pene seguía firme… ¿De cuántos miligramos habrá sido el viagra? Cansados, nos acostamos frente a frente y sintiendo sus labios en contacto con los míos, dormimos como media hora, o quizá más, soñé con la Gloria de mis fantasías, tan parecida a esta Gloria que me invitó a coger.
Cuando abrí los ojos, ella tomaba una bebida preparada que había extraído en lata del minibar, y me tomaba más fotografías. El pene había perdido tono, pero continuaba hinchado.
–¿Quieres que te dé de ésta, o te abro una? –preguntó ofreciéndome la lata.
–Quiero de ésa, pero desde tus labios –contesté quedándome acostado.
Gloria tomó un pequeño buche y me lo dio con un beso. “Más”, le pedí dándole una caricia en la teta y repitió la operación varias veces.
–Se acerca la hora de irnos, quiero que me des tu última descarga en el yacusi –dijo, tomándome de la verga para que me levantara y la siguiera a la tina que ella ya había preparado.
Me senté y ella lo hizo sobre mí, dándome el frente y ayudándose con su mano para que la penetrara. Hábilmente puso una teta en mi boca y sentí otra vez que sus músculos vaginales hicieron la magia para ayudar al medicamento a que mi verga alcanzara la rigidez deseada. Abrazándome se movió hasta que logré el orgasmo, y la eyaculación, simultáneo a ella, quien cerró los ojos y echó su cabeza hacia atrás. Su pezón salió de mi boca y levanté mis rodillas para que no se cayera más. Descansó disfrutando el sopor de su orgasmo y yo lo hice mirando enamorado su gesto que mostraba una franca sonrisa de satisfacción.
Seguramente mi faena sería premiada con uno o más bis.
¿Verdad que la Vaquita resuma putez? Ella sí sabe lo que quiere, ¡qué dicha que nos haya aceptado entre sus experiencias!
Acabo de enviar mi primera vez con ella.
Ya la leí, la hiciste desmayar de placer y yo no, pero veré si la próxima lo logro.
¡Ay, que calentura tengo!
Yo te la puedo bajar, Ishtar, aunque no sea primo tuyo…
¡Mira nada más! Al parecer, con tu amiga de la oficina no pudiste, pero con esta Gloria… ¡Conectaron de inmediato y, por lo que se ve hay y habrá más!
Lo que son las cosas, ¿verdad? La Gloria de la oficina sigue dándome largas y esta divinidad, pronto me puso en su carnet. ´La Vaquita sí sabe lo que quiere y actúa en consecuencia. Yo aceptaría que me incluyera entre sus machos de uso y aprender más del amor de las mujeres como ustedes. ¿Te animarás a estar conmigo, Mar?
¡Qué rico estuvo! ¿Verdad?
¡Gracias por ser como eres. De verdad estoy agradecida y he disfrutado las veces que he estado en tu pene, en tu boca, en tus brazos, etcétera.
Besos.
Yo también lo he disfrutado. ¡Eres fuego!
¡BRAVO! Fueron llamados a atender una imperiosa necesidad y lograron que Gloria tuviera lo que quería y días después el grupal que salió muy bien. ¡Felicidades por su comportamiento!
Gracias por tus porras, Tita. Yo sólo vibré al ritmo que ella me marcó. Tú sabes de eso…