Una rehabilitación especial
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por javimen.
Fue hace unos pocos meses, en agosto para ser exacto. Mi madre, llega un día y me cuenta que comenzará a ir a lo de "Sonia", una amiga de la familia, masajista ella (Sonia tiene unos 51 años, muy, pero muy bien llevados) ya que siente unos dolores musculares que no le gustan. Así que efectivamente va. Al cabo de la primera sesión de masajes, regresa diciéndome que "Sonia" en conversación le había dicho que tenía unos aparatos para electrodos, y que había pensado en mi como para ayudarme a estar mejor físicamente. Que si yo quería, ella podría darme diferentes sesiones y sin costo. Sólo con el deseo de que yo mejore mi calidad de vida.
Al principio me negué, honestamente no me gusta el tema de gimnasia, más que nada porque casi toda mi vida de pequeño he estado asistiendo a las mismas, y estoy cansado. Pero, ante la insistencia, accedí.
Cuando llegamos la primera vez, entramos a su consultorio (ella tiene una casa grande, y en una parte de la misma, estableció su consultorio), donde hay una camilla, diferentes cremas, y olores… y hasta música instrumental… mamá me ayudó a quitarme el jean, y ya, sobre la camilla, me dejó con ella para regresarse a casa.
Comenzamos a conversar de todo un poco (ella me conoce de pequeño) mientras me colocaba los electrodos. Su familia, hijos. Etc. Al principio, cuando me tocaba, no sentía nada, es que tampoco pensaba nada de ella. El tratamiento incluye que ella coloque los electrodos por debajo de mis muslos, y gemelos… por un tiempo, y a una velocidad, y luego, me de masajes para estiramiento. Así que la primer sesión fue normal.
Ya en la segunda la noté algo inquieta, e incluso en el consultorio las cortinas estaban cerradas y tenía encedida una luz tenue (es para que nos podamos relajar mejor me dijo)… comenzamos como siempre, aunque ahora, cuando colocaba los electrodos debajo de mis muslos, notaba como sus manos rozaban en el transcurso mi pene. Al principio, nada, pero luego, no pude evitar que se me empezara a poner tieso, así que me preocupé, ¿qué pensaría ella?… aparte, debo confesar que mis encuentros sexuales no han sido muchos, así que todavía me siento una novato.
Luego de los electrodos, cuando empezó a masajear, notaba como sus manos se iban más hacia mi zona pélvica. Sin embargo, y por temor, me contuve… hasta que, culminó la hora.
En la tercera sesión (eran dos por semana) ya iba con la idea fija de que, en una de esas, podía llegar a ocurrir algo… y así fue. Llegué tranquilo. Mi mamá me dejó como siempre, y ahora, a la luz tenue y demás, se agregó que ella venía con una chaqueta como siempre, pero por debajo, con una falda… eso me provocó más.
Su esposo dormía en su habitación, y el niño que aún vivía con ellos, en la de él. Comenzamos como siempre, aunque ya la conversación era otra. Ella hablaba de mi vida, me preguntaba sobre mi futuro, y si contemplaba la idea de una mujer que me satisfaciera… a lo que yo iba respondiéndole. Ya cuando se prestaba a colocar los electrodos, sentí que sus manos, en vez de ajustarme, rozaron más fuertemente mi pene, que ya, no pude contener y se volvió duro… ella, al darse cuenta, volvió a rozarlo… continuando con su trabajo.
Pasaron los electrodos… y cuando se colocaba crema en sus manos, me di cuenta que parte de su chaqueta se abria, dejando un escote pronunciado…. algo que provocó que mi pene se engrosara… comenzó con sus masajes… y cuando ya estaba culminando, llegando a mis muslos, noté, que rápidamente quitaba la parte de arriba de mi slip, provocando que mi miembro "saltara" parado de inmediato… y antes de que pudiera siquiera mencionarle palabra, sentí como se lo metía en tu boca caliente…
Uff, qué rica sensación… se lo metía, saboreaba, y se lo quitaba… diciendome despacio "Javi, esto que tienes está bien sabroso, desde que comenzamos tenía ganas de él", y así siguió, y siguió chupandolo con suavidad y firmeza. Yo me sentía en las nubes, y le pedía que me lo chupara más! Su lengua lo recorría. Su boca lo mantenía bien adentro por unos instantes, y así se lo quitaba. Rico, bien rico.
Luego de unos minutos de comerlo literalmente, y diciéndome "Javi, ahora quiero probarlo de otra manera", se sube en la camilla y levantándose la falda, me muestra rápidamente su vagina depiladita y gruesa, que se abre para dejar que la posea… y así fue. Comencé a cogerla con ella haciendo todo… inclinada sobre mi, movia su cuerpo para que con fuerza mi pene entre y salga de su interior mientras gemia despacio "más, sí, más, que rico peneeeee, cogeeeeme"… estuvimos un rato, y luego cuando ya estaba por explotar (entiendanme, hacía mucho que no lo hacía) le pedí que me besara, que se inclinara, que no aguantaba más, así que ella, como buena "amante" no sólo se inclinó para besareme apasionadamente, sino que primero se quitó la chaqueta para dejar que sus senos queden desnudos… nos besamos hasta que me dijo "suelta dentro mio lo que tienes adentro!", algo que definitivamente logró… no me contuve más y saqué toda la leche que traía dentro de ella… caliente, suave. A lo que ella exclamó "sí, por favor, que ricuraaaaaa, la quiero todaaaa".
Estuvimos pegados durante unos minutos. Ambos extasiados. Luego de eso, se quitó, me ayudó, y así esperé que vinieran mis padres por mí. No fue la última vez. Aún sigo yendo, por ende hubo más y estoy seguro que seguirá habiendo.
Como dije, no soy un experto, pero quise compartirles una experiencia que ha dejado huellas en mi… si desean saber más, o quizás ponerse en contacto conmigo, con gusto les pasaré mi correo.
Salud, y adelante!
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