UNA SEMANA DE MUCHO SEXO CON MI QUERIDA SUEGRA . II Parte
Mabel, la amiga de mi suegra Marta recibe su recompensa. Tal como mi suegra lo había acordado seguía mi festival sexual.
Llegado el martes, a la hora convenida allí estuve puntualmente. Mabel me esperaba vestida con una bata ligera que traslucía una minúscula tanga y corpiño. Debo aclarar que ella es de la misma edad que mi suegra y físicamente está muy bien, aunque tiene un par de kilos de más pero bien distribuidos. Viuda desde hace un par de años vivía muy bien porque el finado la había dejado en una buena posición económica. Esa noche le había dado permiso al personal doméstico por lo tanto estábamos solos para disfrutar de nuestra fiesta.
La cena consistió en unos sándwiches y canapés acompañados por champagne, que fueron rápidamente superados por la premura que la señora tenía por pasar a la segunda parte del encuentro.
No había pasado ni media hora de mi llegada cuando Mabel me invitó a su dormitorio. Previamente pasamos por el lavabo para estar presentables para la ocasión. Ya en el cuarto nos miramos y como ninguno tomaba la iniciativa dije
- Querida Mabel espero no defraudarte, cuando Marta me lo propuso creo que no lo pensé bien y estuve a punto de negarme. Ella me convenció y realmente viéndote así como estás hoy, debo reconocer que llevaba razón. Estás estupenda y creo que lo pasaremos de maravillas. Y ahora permíteme que te desnude a sí puedo contemplar mejor tu hermoso cuerpo.
- Cuando tú quieras mi amor.
- Qué hermosas tetas, Mabel, dan ganas de acariciarlas y mamarlas. Son un primor…dije cuando le quité la bata y el corpiño, para seguir con mi tarea con la tanguita… ¿Y que veo aquí? una hermosa vagina con sus vellos cuidosamente arreglados y un culo que merece que lo muerdan de sabroso. Además, quiero advertirte que esto será un vale todo sin prohibiciones o tabúes. Bueno, si hay algo que realmente te molesta me lo dirás porque la idea es gozar lo más posible.
- De acuerdo Damián, pero creo que todo lo que hagamos será placentero. Ahora señor me toca a mí desnudarte, ¿no?
Lo hizo con una rapidez increíble, y cuando me quitó el pantalón y se percató del tamaño de mi verga que ya estaba tomando dureza, sus ojos brillaron y dejó exclamar una expresión de satisfacción. Ni que decir tiene cuando me sacó el bóxer y mi falo se irguió apuntándole.
- Qué hermosa verga Damián, no recuerdo haber visto una igual. Me muero por empezar a jugar con ella.
- Es toda tuya esta noche, pero quizás sea mejor irnos a la cama.
Nos acostamos y sin pérdida de tiempo Mabel se apoderó de mi pene y empezó a jugar con él como había prometido. Primero se quedó mirándolo detenidamente y fijándose en los detalles, luego colocando sus manos juntas en forma vertical pareció medirlo, de inmediato uniendo el dedo índice con el pulgar de una de sus manos intentó medir el diámetro. Me miró fijo y me hizo un gesto de complacencia. A renglón seguido empezó la tarea real; con su lengua lamió desde mis huevos hasta la cabeza. Corrió el prepucio y en lugar de meter la cabeza en su boca, frunciendo los labios empezó a succionar en la raja produciéndome un placer muy agradable e inesperado. Al final se la metió toda en la boca y chupó hasta que le pedí que se detuviera porque me estaba por correr.
- Vaya Mabel, que buena mamada me has dado. Por poco me haces correr en tu boca.
- Te aclaro que no me hubiera disgustado. Me encanta beberme la leche de mis parejas.
- Bueno es saberlo. Pero ahora creo que llego la hora de comerme la sabrosa almeja que me tienes preparada, ¿verdad?
- La vas a encontrar un poco pringosa porque la mamada me puso muy caliente.
Le pedí que se pusiera en el borde de la cama con las piernas colgando y me arrodillé frente a mi objetivo. Su coño perfumado estaba rodeado de un pelambre rizado y estéticamente trabajado para dejar una V indicando el camino a la gloria. Le abrí las piernas y me lancé a devorarle la vulva, que como Mabel había anunciado estaba muy mojada de sus jugos. Los labios exteriores eran oscuros y estaban, al parecer hinchados por la calentura, mientras que su interior era de un rojo pálido. Terminada la inspección ocular me di a la tarea.
Comencé besando y lamiendo las piernas alrededor de la vagina. Lo hice con besos suaves y lentos, y abriendo la boca dejaba que la lengua acariciara su piel. Noté que Mabel suspiraba y murmuraba algo así como que le comiera el chocho a prisa. La hice esperar un poco para aumentar su ansiedad y calentura, tal que, cuando no bien apoyé la boca y lengua en la vulva, se estremeció y me brindó su primer orgasmo. Luego y por un largo rato siguió los festivales de siempre, chupadas, lamidas y hasta mordiscos suaves en toda la superficie y en su interior. La lengua es un órgano curioso y como tal, no dejó rincón por recorrer brindándole un gozo pleno que la amiga de mi suegra me devolvía con gemidos, gritos, suspiros y a cada rato orgasmos intensos que hacían vibrar todo su cuerpo.
- Sigue, sigue, no pares por favor. Me estás matando de placer, pero sigue no te detengas. Es hermoso, me encanta.
- Te esperabas algo así?…dije mientras asomaba la cabeza y aprovechaba para tomar aire.
- Esperaba mucho placer, pero esto es tremendo. Un gozo infinito.
- No quieres que cambie mi lengua por la verga?
- Si quiero el cambio, pero todavía no. Podemos esperar?
- Claro, tú mandas.
Y así seguimos largo rato. Ya me estaba cansando cuando me tomó de la cabeza y me pidió que me pusiera a la par suya para darme un largo y profundo beso de lengua, que interpreté como su agradecimiento por la faena.
La verdad es que la estaba pasando bien con la amiga de mi suegra. Era una veterana que estaba dispuesta a todo, fue así que de ella salió la insinuación de que había llegado el momento de la penetración.
- Damián, muero por sentir tu verga dentro de mí.
- Tú dirás por dónde.
- Que te parece si empezamos por lo convencional? Me imagino que luego tendremos otro cartucho para disparar, no?
- Mira, estoy enamorado de tu chocha, así que me dará gusto darte por allí.
- Por favor despacio. Mira que nunca me enfrenté a una verga de ese tamaño.
- Bueno, no es para tanto. Es solo un poquito más grande que muchas de las que te habrás comido.
- Si no te molesta me gustaría recibirte de espaldas así nos vemos las caras y nos podemos besar.
- Ahí vamos
Nos acomodamos bien, coloqué sus piernas sobre mis hombros y antes de penetrarla le di un beso. Coloqué mi polla en la entrada de su vagina que estaba totalmente lubricada y allí fui. De un solo movimiento entró sin dificultades, demostrando que Mabel se dedicaba a follar más seguido que Marta mi suegra. Empecé a moverme animado por los susurros que dejaba oír. No cabe duda que estaba gozando porque gemía y suspiraba profundo y además sus brazos me apretaban contra ella. El traqueteo siguió largo rato y ella pedía más
- Dame más, la quiero toda, me gusta cómo me lo haces. No pares.
- Mujer, eres insaciable, mira que ya lo tienes todo adentro.
- Lléname con tu leche. Quiero sentirla cuando acabes.
- Pues no falta mucho querida. Te cuento que ya casi.
La tomé fuertemente de su cadera para penetrarla a fondo y me dejé ir. Fueron como tres descargas plenas en lo más profundo de su vagina. La cara de felicidad de Mabel era total. Me apretó con sus manos clavando las uñas y ella también se corrió. Yo también me sentía pleno de goce, verdaderamente Mabel era un bocado apetecible.
Durante unos minutos quedé encima de ella besando su boca y cuello, y ella me acariciaba la cara y mesaba mis cabellos. Parecía una escena de jóvenes enamorados. Luego el receso para el descanso que aprovechamos para ir al baño a lavarnos. Mabel pasó a la cocina y se apareció con dos copas de champaña; brindamos por nuestro primer polvo.
En el descanso aprovechamos para conversar. Mejor dicho para que ella me contara mil cosas de su vida, todas referidas al aspecto sexual. Me contó que había debutado a los 15 años con un primo que había llegado a su casa de paseo, y que cuando se casó ya había tenido como 10 novios con todos los cuales había consumado a satisfacción. El último de ellos había sido su marido que era muy activo en la materia y que la había pasado muy bien; de hecho, extrañaba sus juegos hasta esta noche donde creía que yo lo había superado. Total, que me halagaba para que no perdiera mi entusiasmo.
- Tengo la certeza de que eres un gran aficionado a comer vaginas, cierto?
- Es uno de los grandes placeres del sexo que disfruto intensamente. Comer coños es algo maravilloso.
- Y a mí me gusta mucho mamar pollas, porque no hacemos un 69 suave mientras nos reponemos.
- ¿Suave? ¿Podremos? Mira que si pongo mi boca en tu coño me voy a volver loquito nuevamente.
- ¿Y que más quiero yo?
- Pues entonces hagámoslo ya mismo.
Primero nos pusimos de costado, de forma tal que mi cabeza quedó entre sus piernas, como nos sentimos incómodos, cambió y se montó sobre mi cuerpo. Deslicé la lengua sobre su cueva y volví a degustar sus jugos. Con un dedo juguetee con el chiquito para calibrarlo. Ella se apoderó de mi verga con una mano y empezó a mamar como en el episodio anterior, logrando que empezara a ponerse dura nuevamente. En eso era una maestra, me ponía al borde del orgasmo y cuando vislumbraba que me iba a correr, apretaba la base de la polla y me cortaba el impulso. Me lo hizo como cinco veces, y yo feliz.
Insistí con mi dedo en su ano, esta vez metiéndolo un poco más adentro, lo que provocó que Mabel me dijera
- Vas a intentar por atrás? No sé si podremos porque como te habrás dado cuenta soy muy estrecha y el grosor de tu polla creo que no lo voy a poder aguantar.
- No me quites la ilusión, por favor.
- Realmente me gusta y lo he hecho otras veces pero tu cipote pone miedo.
- Por ahora te voy a mamar y chupar el chiquito a ver si con las caricias te aflojas y lo hacemos.
Tal como yo preveía ese jugueteo la puso más cachonda de lo que estaba y en cierto momento Mabel cobró coraje y dijo
- Que rico lo que me haces. Me gusta mucho y quiero probar si soy capaz de recibir tu verga. Prométeme que si me duele mucho me la quitas, eh?
- Vamos a usar esa crema que tienes y lo haremos muy despacio. Mejor, tal vez, será que tú guíes la tarea. Me pongo de espaldas y tú te ensartas y manejas la situación, de acuerdo?
- De acuerdo.
Me unté la picha con la crema y me acomodé esperándola. Mabel se empezó a sentar mirándome a la cara. Se abrió bien los cachetes y colocó su ojete sobre mi verga que ya estaba bien al palo y comenzó a dejarse caer muy lentamente. Yo no me movía. Con un poco de esfuerzo el glande entró en su chiquito arrancándole un gemido de dolor
- Amor, me duele mucho, creo que no puedo hacerlo. Me vas a desgarrar. Tengo miedo.
- Escúchame, tienes que relajarte. Si te pones tensa seguirá el dolor.
- Es que me duele.
- Lo peor ya pasó. Tienes la cabeza dentro. Solo resta que el ano se acostumbre, ya verás. Aguanta un par de minutos, respira hondo y relájate por favor. Ya pasará.
Nos quedamos quitecitos. Solo se oía la respiración profunda de Mabel debido a su malestar. La posición en que estaba no era la más cómoda y si se cansaba solo había dos posibilidades. Que se quitara del juego o que se dejara caer enterrándose la verga en lo más profundo. Se animó por lo segundo con un grito que debe haberlo escuchado todo el barrio. Se mordía los labios y me pareció que alguna lágrima se le escapó. A pesar del dolor, aguantó cerrando los ojos y clavándome las uñas en mi pecho. Así estuvimos como cinco minutos hasta que, supongo, las paredes del ano se acomodaron a mi verga y ya no hubo dolor. Empezó tímidamente a cabalgar y de a poco fue incrementando el ritmo hasta hacerlo infernal.
- Parece que todo va bien …me animé a decir
- Si, ya no me duele tanto y al contrario estoy sintiendo una sensación de placer que me gusta mucho. Me siento llena con tu verga ocupando mi tripa.
- Al final yo tenía razón. Aprovecha y date el gusto que yo también la estoy pasando bien.
- Si sigo así creo me voy a correr.
- Yo te ayudo…y empecé a pellizcar su clítoris.
- Ah, qué bueno, seguí, seguí, que me enloquece tu dedito.
- Mabel, te aclaro que yo también estoy a punto de acabar. Este galope tuyo me masturbó y apuró el desenlace.
- Te acompaño mi amor, me viene, me viene.
- Y a mí.
Acabamos casi al mismo tiempo. Ambos nos estremecimos del puro placer que ese polvo nos había dado. Luego cuando mi picha comenzó a perder dureza y se escurrió de su agujero dejando salir mi semen, Mabel me abrazó fuerte y comenzó a besarme con inusitada pasión.
- Fue fabuloso Damián. Y nos corrimos juntos, hace mucho que no me pasaba. Quiero que seas mi amante, mejor dicho necesito que lo seas.
- Seguramente repetiremos. Pero recuerda que tengo esposa y a Marta que también necesitan lo suyo.
- Tienes razón, en la locura me había olvidado que venías prestado.
- Bueno así no fue, vine porque me agradaba tu figura y creí que lo pasaríamos bien. Y en verdad ha sido fabuloso.
- Demasiado bien, porque ahora te voy a extrañar cada día.
- Ya buscaremos la forma de repetir ¿de acuerdo?
- Sí, cuando quieras.
Ya era tarde, como las 12 de noche. El tiempo había pasado volando y yo ya no podía más. La semana anterior Había sido mi suegra, luego el regreso de mi mujer que vendría con ganas de sexo, y ahora Mabel, me estaba desgastando físicamente, así que me lavé en forma rápida y me marché.
Al día siguiente cuando regresé a casa por la noche, mi suegra me dijo en un aparte…
- Me habló Mabel. Dijo que la pasó de maravillas contigo. Me dijo tantas cosas de ti que me puse celosa y me arrepentí de haberte dado permiso para estar con ella.
- No fue para tanto. Contigo la paso mejor…le dije para halagarla y consentirla. No quería que se enojara porque tenerla en casa como reemplazo de mi esposa me iba muy bien.
Sin dejar de pensar en Mabel y lo bien que lo había pasado, seguimos follando con mi suegra Marta, mientras aguardaba el regreso de mi esposa.
rikisimo