Una sorpresa inusual.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por AlexZClow.
Resumiendo muchas cosas, soy joven, 28 años, delgado, poco musculoso, pero en forma gracias a la natación.
Tes blanca, 1.73 cm, No guapo, ni feo, soy a los que muchas chicas se refieren como "un chico algo atractivo".
Mi padre acababa de llegar del extranjero, viene casi cada 2 años, lo esperaba con esmero ya que traería con él un juego de herramientas para instalación y mantenimiento de computadores de última generación.
Las cuales serían para mí.
Cuando viene al país suele estar por 3 meses, tiene casa propia.
allí es donde suelo visitarlo.
Una ahijada de mi padre, la llamaré Andrea, suele hacer la limpieza en la casa para preparar todo para su venida.
Es lo que muchos llamarían una Gordibuena, de estatura baja, cabello negro largo, senos y trasero de musa.
Aunque al verla siempre pienso en cosas lujuriosas, nunca e querido proceder con ella, ya que es muy apegada a mi padre y ya sabrán que siempre guardo mi buena imagen.
Ella a sus 32 años aun guarda una carita de colegiala preciosa, nos llevamos muy bien, casi como hermanos.
La sorpresa en esta visita es que, Andrea no vendría sola a ayudar con todo el desastre en casa, vino acompañada de su hija, la mayor (tiene 3 hijos, Melissa de 15 años, Karla de 8 y Jon de 5).
Mel era preciosa como su madre, cenitos en crecimiento con buen tamaño debajo de una blusita desmangada y con gran escote, unas nalguitas algo ausentes pero que en el short jean lucían geniales.
Pero noté algo raro en esa niña, cuando hablaba no se le entendía muy bien lo que decía.
Salimos los 4 a almorzar a un comedor cercano ya conocido.
Allí me senté alado de Mel, ella a veces me miraba fijamente, algo que medio me incomodaba, ya que su expresión era como medio enojona.
Su madre la reprendía y le decía que siga comiendo.
Mientras caminábamos la nena seguía con esa expresión hacia mí, yo para que eso cambiara, le hacía caras graciosas, hasta que la vi sonreír hermosamente.
Antes de llegar a casa, estaba una vecina jugando con sus hijas, y todos nos saludamos, al saludarla a Mel, lo hicieron de una manera como "especial", aún no entendía el porqué de eso.
hasta que la vecina le pregunta a Andrea de cómo seguían las clases especiales de Mel, si había avanzado o algo por el estilo.
Andrea le explicaba que ya cambió de clases a la niña, que las del habla le habían ayudado bastante, y las de aprendizaje general aún seguían, que Mel, a sus 15 años, ya estaba con una mentalidad de 11 o 12 años.
Así entendí que esa bella niña, tenía un leve problema de aprendizaje algo que a simple viste nadie notaría.
Pero su comportamiento lo dejaba en claro, Yo tengo sobrinos de 10 y 12 años y ella se comportaba así, a veces mucho más infantil.
Me pareció tierno eso, así que me interesé en hacerme amigo de ella.
Ya en casa, cada uno se dirigió a una parte de la casa para iniciar con la limpieza del lugar.
Andrea iría al piso superior, mientras mi padre haría las compras de la alacena.
y yo iniciaría a limpiar la parte trasera de la casa, donde solemos hacer barbacoas, mientras barría, Mel se sentaba en una silla de ese lugar a mirarme, con esa expresión enojona.
Le hice varias caras hasta que volviera a reírse, ya que me encanta su sonrisa.
La animé para que me ayudara a barrer, ella aceptó además que empezó a contarme cosas de su escuela.
Aunque habían palabras que se le complicaban pronunciar bien, la mayoría se le entendían.
Gestualizaba todo medio exageradamente, me enternecía aparte que me era imposible no notar como sus senos rebotaban cuando se movía.
Mientras seguíamos barriendo me vino a la mente una idea, ya que mi padre estaba fuera comprando, y Andrea estaba en el segundo piso, Mel estaba a mi completa disposición.
Mientras ella seguía contándome sus cosas, yo me aparté aún más de la puerta de la casa, a una parte donde no me vieran fácilmente, allí le hice un gesto a Mel para que me siguiera, ella volvió a esa expresión como de enojo, me acerque a su oído y le dije que me parecía una niña muy linda.
algo simple y sencillo pero que iniciaría algo en su mente y cuerpo.
Ella seguía con esa expresión y se apartó a seguir barriendo.
No se si me entendió pero después se me acerca y me dice al oído de la misma forma que yo lo hice: "besémonos"
No le entendí muy bien ya que se alejó rápido a seguir con la escoba.
esas palabras se me hacían confusas, hasta pensé que realmente quiso decirme algo distinto, así que le pedí que me dijera nuevamente lo anterior, que no la había escuchado bien, se me acercó y me dijo de frente: "Besémonos".
Yo tonto e inocente en ese momento, le hice un gesto con mis manos, apuntando rápido a sus labios y a los míos, ella lo entendió y afirmaba moviendo su cabeza de arriba a abajo.
En ese momento, mi lujuria hacía erupción, pensar que una tierna niña, con un cuerpo riquísimo y con mentalidad de 10 años, me pediría algo así.
Ella se alejo y seguía con esa expresión, volví a hacerle una seña para que se acercara, lo hizo, y le dije al oído: "si lo hago, no debes decirle nada a nadie".
Ella me miró con esa expresión enojona pero asintió con la cabeza.
Así entendí que esa expresión era más o menos como su sonrisa.
Acerqué su rostro al mío con mi mano y le di un piquito, un beso suave y corto a sus bellos labios carnosos.
Ella cerró sus ojos, y se puso colorada y sonrió.
Le pregunté que si le gustó, ella asentía, le susurré que si quería mas besos, no debía decirle a nadie, y que solo cuando estemos solos.
Ella decía "Si" y sonreía.
Seguimos barriendo y conversando, pero ahora cada vez que mi vista chocaba con la suya, ella sonreía y se me acercaba para que volviera a besarla, y así lo hacía, cada ves mas largos y profundos, hasta jugar con nuestras lenguas mientras la abrazaba acariciando su espalda.
Ella solo se dejaba guiar y a penas me abrazaba mientras disfrutaba de su boca.
Paramos porque mi padre ya había llegado a casa y revisaba cómo seguía la limpieza.
Mel estaba en otro mundo, y a cada momento quería seguirme besando, eso me estaba incomodando un poco ya que estaba atento a que no nos vieran, incluso mientras la besaba, hacía ruidos con la escoba para que pensaran que seguíamos barriendo.
Hasta que le dije con voz algo mas dura, que ya no nos besáramos tan seguido, que nos iban a cachar, al parecer ella lo entendió.
y seguimos en nuestras labores, y cuando yo veía que era seguro, volvíamos a nuestro juego.
Le preguntaba cosas como si ya había besado antes, o si ya la habían acariciado en ciertas partes de su cuerpo, ella solo respondía que no y me plantaba otro beso.
Llegué aun punto, que quería algo más de ella, al notar que Mel se apasionaba mucho con los besos quise intentar algo más, y le pregunté al oído: "me dejarías ver tus tetas?"
Ella asentía y de un solo esfuerzo se levantó la blusa y el sostén deportivo que cargaba.
Que bellas formas frente a mi.
Sin dudarlo, mi lengua acariciaba una de sus puntitas duritas cafeces, ella solo cerraba los ojos mientras jadeaba, mi otra mano agarraba la otra compañera, que daba a notar que en pocos años más, se volverían más imponentes.
Pero al escuchar los pasos de mi padre acercándose, acomodé la blusa de Mel y volvimos a nuestra actuación.
Todo eso me dio a entender que esa niña podría hacer todo lo que le pidiera.
me ponía a mil el pensar en todas las posibilidades a mi alcance.
Ese día, una simple visita, pero ahora, me estaba dando gusto con una niña mujer.
Cuando volvió a besarme, me puse a jugar con sus senos sobre su blusa y mi otra mano ya acariciaba sus nalgas sobre ese pantaloncito corto, trataba de sentir su piel, pero estaba apretado el pantalón.
Ella al notar mis caricias solo buscaba intensificar sus besos.
me acomodé mejor detrás de ella para arrimar mi miembro en su short.
presionando con descarada fuerza mientras besaba y lamía su cuello.
ella solo suspiraba y daba pequeños saltitos cuando lamía cerca de su lóbulo de la oreja.
Ya mi mano acariciaba su entrepierta sobre la tela, y ella se dejaba hacer todo sin rechistar, quise hacer más pero Andrea ya estaba limpiando el frente de la casa y era más fácil para ella llegar hasta nosotros, volví a frenar mi hambre.
Pero Mel seguía insistiendo en que la besara.
Le dije que nos besaríamos más tarde, ya que por tanto ajetreo nos estábamos demorando con la limpieza.
Me hizo caso y seguimos limpiando.
Pero yo aprovechaba para descaradamente acariciar sus senos y piernas.
Andrea ingresó a limpiar el baño de abajo, pero cerró la puerta ya que también se bañaría, imaginarla allí me dio ganas de cojer con Mel, pero sabía que si no tenía cuidado, esa niña podía llegar a decir algo comprometedor si quería propasarme.
Mi padre fue al baño de arriba, era mi oportunidad de hacer algo más intenso.
Le dije a Mel que me haga un favor, pero antes me acerqué a su oído y le pregunté que si alguna vez vio un pipí.
Ella inmediatamente me dijo que sí, yo sorprendido le pregunté que de quién era, respondió que la de su hermano cuando se bañaba con él.
Esa respuesta me pareció graciosa y tierna a la ves.
Le pregunté más apegado a su oído que si quería ver mi pipí.
Ella alegre dijo que sí.
Nos apartamos casi pegados a la pared y medio tapados por una torre de sillas plásticas, le pedí que se arrodillara frente a mi para que vea mejor.
me saqué mi miembro, ya empalmado y lubricado por todo el toqueteo con Mel, mis escasos 16 cm.
Ella lo miró extrañada y lo tomó con ambas manos instintivamente.
Casi eyaculo con ese inocente acto.
Le pedí que lo lamiera para que saboreara ese líquido que salía de la punta, ella torpemente daba lamidas pero me lastimaba un poco con los dientes.
Le dije que abriera bien la boca, y que por nada del mundo haga ruido, que quería ver si mi falo podía entrar todo en su boca, ella con cara extrañada no dijo nada, y empezó a abrir su boquita.
con cuidado ayudé a que mi pito pudiera entrar sin ser arañado con sus dientes blancos.
le pedí que tratara de no usar los dientes, no entró por completo, sentía su lengua cuando jugaba a saborear mi pene.
mientras yo de a poco iniciaba con el vaivén para darme más placer, no demoré mucho antes de querer venirme, pero para no guardar sospechas, saqué mi pene de su boca y me masturbé frente a ella mientras Mel me observaba con cara entre curiosa y ansiosa, mi eyaculación cayó en el piso que tanto barrimos.
Cojí la manguera y rocié todo el piso mientras también me limpiaba lo que quedaba sobre mi pito.
Ayudé a Mel a ponerse de pie, ya que había quedado como sorprendida y absorta de lo que había pasado.
Terminamos trapeando todo el lugar.
Una hora después, por cosas de trabajo tuve que irme a mi casa, pero le dije a mi padre que volvería la semana siguiente a visitarlo, incluso que me quedaría varios días con él.
Dije eso ya que Andrea y Mel estarían viviendo con él por esos 3 meses.
Así que si todo sale bien, espero en menos de una semana publicarle cómo me fue ahora.
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