Vacaciones en Cancún
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos para empezar voy a presentarme, mi nombre es Manuel y esta historia que les contare a continuación es totalmente verídica, es mi primer relato espero que les guste.
Resulta que durante un año un grupo de amigos (3 hombres y 7 chicas, ya se imaginaran) estuvimos planeando un viaje de mi natal estado Aguascalientes México a las afrodisíacas playas de Cancún todo esto en plan de fiesta y turistear.
Comenzare por describirles a Liz una compañera de viaje la cual es la protagonista de este relato, es de una estatura de 1.70 aprox., delgada con un lindo cuerpo aunque no es muy extravagante como a mi me gustan debo de reconocer que tiene lo suyo, un culito respingón y durito, y unos pechos talla 34b con unos pezones de buen tamaño, color marrón muy ricos por cierto. Yo soy alto 1.85 no muy gordo, bien parecido, algo peludo, con un pene de 19cm nada mal, hasta ahora nadie se ha quejado.
Anteriormente Liz y yo habíamos salido a un bar donde solo hubo rozones y un pequeño beso tierno y a la vez cachondo sin llegar a mas. Para no hacérselas larga durante la estancia en Cancún estuvimos turisteando conociendo diferentes playas así como algunos parques, y por lo regular ella o yo buscábamos la forma de estar juntos uno del otro. El día que fuimos a Cozumel, nuestros compañeros de viaje optaron por ir a bucear y ella y yo por ir a recorrer la isla, para esto rentamos un auto y compramos 2 six de cerveza, durante el trayecto a una playa que nos recomendaron las personas que nos rentaron el carro el ambiente era algo raro no me dirigía la palabra iba muy seria y yo ya iba planeando el plan para cogérmela a como diera lugar. Al llegar a dicha playa bajamos las cervezas y las toallas del auto y nos establecimos en la playa muy preciosa por cierto sin gente y nos empezamos a quitar la ropa que llevábamos de mas quedando yo solo en un pequeño short y ella con un diminuto bikini color azul turquesa se veía riquísima, me quede anonadado con su rico culito ya que llevaba puesta una tanguita. Yo solo sé decirles que me la quería comer con los ojos, tenía una erección formidable, parecía que me iba a reventar, empezamos a tomarnos las cervezas que llevábamos cuando me dice:
– Oye Manuel me puedes poner bronceador en la espalda? Quiero tomar un poco de color… me ayudas.
– Claro que si Liz faltaba menos!
Saco de su bolsa el bronceador y comencé a untárselo en la espalda comenzando desde el cuello hacia abajo hasta toparme con su traje de baño, ni tardo ni perezoso desabroche sin permiso alguno cosa que ella me respondido con una risita como de nervios. Continúe con mi tarea poniéndole el bronceador en su espalda y de vez en cuando le untaba en los costados rosando el nacimiento de sus hermosos pechos, después continúe con las piernas y cada vez me acercaba mas a su entrepierna y cada que hacia esto ella abría un poco las piernas y levantaba su culito y yo ya no aguantaba mas…
– Oye Liz porque no te volteas para ponerte también por enfrente.
– Mmmm… ok Manuel pero no te vayas a pasar de más heee…
– Que puede pasar?
– Puede pasar mucho…
Ambos soltamos la risa se volteo y cuando menos lo pensé ya nos estábamos besando muy apasionadamente, le comencé a tocar la entrepierna y ella me empezó acariciar el pene por encima del short que traía puesto, le quite la parte de arriba del bikini y ahí estaban esos preciosos pechos con los pezones durísimos pidiendo ser besados por mi boca que por cierto no lo pensé dos veces y me abalance sobre ellos Liz solo atinaba en emitir pequeños gemidos, no se ni como me bajo el short pero yo ya estaba a punto de metérsela…
– Venga Manuel métemela, quiero sentirte dentro de mi…
Apenas estaba haciéndole a un lado la tanguita para penetrarla cuando escuchamos el ruido de un vehículo que llegaba y despavoridos nos volvimos acomodar la ropa y optamos por movernos de lugar y volver a buscar otra playa, pero ya en el coche no aguante mas y me saque el pene que aun seguía totalmente duro, al verlo Liz se abalanzo y comenzó hacerme una mamada épica nunca m habían hecho una mamada igual cada que me la chupaba emitía unos gemidos que me ponían mas cachondo y yo la empecé a darle dedos, tenía su panchita súper húmeda y lo que más me fascinó es que se sentía bien apretadita.
– Hay Manuel qué rica está tu verga córrete dentro de mi boca por favor! Quiero probar tu lechita…
Al decirme eso acabe como nunca en su boca se trago todo mi semen hasta no dejar ni rastro, después de esto ya estábamos decididos a ir mas allá de un simple cachondeo ya queríamos coger; ella seguía mamando como desesperada hasta ponerme nuevamente erecto, estaba en lo suyo cuando sonó el celular, eran nuestros amigos que ya habían terminado y debíamos regresar por ellos, de regreso a por nuestros amigos amenazo que esto no se quedaría así, quería que me la cogiera, pero esto se los contare en el próximo relato…
Espero sus comentarios…
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