Vacaciones Inolvidables 12
Solos nuevamente .
Domingo medio día.
Después de coger los tres en la cama, nos quedamos un rato más.
– Quieres que vayamos a almorzar a algún parte antes de que te vayas? – le pregunté a mi esposa, que tenia su cabeza apoyada en mi hombro.
– No sé, qué crees tu que es mejor? –
– Si nos quedamos, tenemos que cocinar aquí y puede ser más lento. Lo bueno es que puedes descansar un rato antes de irte –
– Y si vamos a almorzar al mercado, volvemos a descansar antes de irme? –
– Como tu quieras, recuerda que tienes que irte antes de las 4 pm si quieres llegar antes de las 10 de la noche. Son cuanto? 5 horas sin problemas? Con taco pueden ser 6 y hasta 8 horas –
– No, me muero, vamos a almorzar luego, capaz que el restaurante esté lleno y se demoren –
– Porqué no hacemos unos bistec con ensalada y listo? – dijo mi hija.
– Tienes razón hija, había pensado comer mariscos, pero en honor al tiempo, prefiero que almorcemos aquí –
– Estoy de acuerdo – dije.
– Vamos a bañarnos – dijo mi esposa –
– Los tres? – preguntó mi hija.
– No seas fresca, te vas a duchar con el toda la semana – dijo mi esposa.
– Bueno, voy a cocinar yo, ustedes hacen el aseo – dijo mi hija levantándose, nos levantamos los tres, con mi esposa fuimos al baño.
– Sabes, los he extrañado mucho. Pensaban que dormían juntos, que se duchaban juntos, comían juntos, todo juntos y yo sola. No me dieron celos, me dió envidia, la suerte de mi hija de tener a su padre para ella sola. Por las noches te imaginaba haciéndole el amor y me excitaba. Mentalmente me trasladaba hasta aquí, los miraba hacer el amor y me masturbaba. Ahí me di cuenta de lo que me estaba perdiendo – dijo ella.
– Si, también me di cuenta ahora, estábamos preocupados por las cuentas y las deudas y dejamos nuestro amor y a nuestra hija en segundo plano –
– Nunca más – me dijo abrazándome y besándome.
Nos enjabonamos mutuamente y cogimos como si fuera la última vez. Después de sacarnos mi esposa se sentó en la taza y comenzó a chupármelo.
– Se van a demorar mucho ? – Preguntó mi hija desde la puerta.
– Vamos en seguida – dijo mi esposa limpiando su boca con el dorso de la mano.
Se paró y se puso frente al lavamanos y atravez del espejo me dijo que se lo metiera.
– La última antes de irme – me dijo.
Se agachó hacia el lavamanos y la penetré desde atrás, sin contemplación. El ruido de los quejidos, gruñidos y el chocar de mi pelvis contra sus nalgas resonaban en el baño, fue muy rápido, en menos de 5 minutos habíamos acabado.
Mientras lavaba mi miembro, ella botaba mi semen sentada en el wc.
– Ya? Terminaron? – pregunto mi hija abriendo la puerta.
Nos sentamos a la mesa los tres, mi esposa y yo sólo con polera y mi hija con un delantal de cocina que le llegaba escasamente a medio muslo, nada más.
Mi hija además de la carne y la ensalada había hecho papas fritas. Por eso estaba apurada.
Comimos con hambre, en 10 minutos habíamos terminado y nos fuimos a la cama, mi hija se quedó haciendo el aseo en la cocina.
Descansamos como media hora, después mi esposa se levantó y se vistió rápidamente, la ayudamos en lo que pudimos, por suerte tenía pocas cosas, la acompañamos al auto, un abrazo y un beso de cada uno, se subió al auto y se fue. Entramos a la casa y nos acostamos nuevamente.
– Hija, vamos a ir a la playa? –
– No, quiero coger, he visto demasiado sin participar, ahora me toca a mí – dijo metiendo mi miembro a su boca y chupando con muchas ganas.
Y así terminó el domingo en la noche, agotado y seco. Mi hija me había sacado todo.
En la semana siguiente no fuimos a la playa ningún día, sólo salíamos a comprar.
Con el pasar de los días nos fuimos ordenando, con el aseo la cocina y en la cama.
Cuando salíamos a comprar, éramos padre e hija. En la casa éramos pareja, nos tratábamos por nuestros nombres.
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