Vacaciones Inolvidables
Un simple incidente cambió las vacaciones y mi vida. .
Esto que voy a contar fue algo que sucedió hace algunos cuantos años.
Fue durante unas vacaciones de verano. Nosotros siempre arrendábamos una cabaña todos años en un balneario del litoral.
Todos los años, con mi esposa, nos poníamos de acuerdo para tener las vacaciones al mismo tiempo y en la misma fecha.
Ése año se dieron varias cosas juntas. Lo primero fue que mi esposa tuvo un problema en el trabajo y se tuvo que quedar.
– Vayan ustedes, en cuanto solucione el problema me voy – dijo ella.
Así fue como llegamos con mi hija, esa tarde noche a la cabaña después de conducir casi 5 horas. Pero nos esperaba otra sorpresa, la cabaña estaba ocupada, las personas que la arrendaron antes tuvieron un problema y se quedaron un día más.
– Pero si yo la arriendo todos los años en esta misma fecha – le dije al dueño.
– Si don Carlos, pero ellos tuvieron un problema y se van a quedar un día más –
– Y yo que hago, a donde voy a esta hora? –
– Créame que lo entiendo, voy a ver si le encuentro una solución –
Me fui muy enojado y comencé a buscar arriendo. Algo muy difícil a esa hora y por una noche. Habían algunos arriendos disponibles para no por una noche, mínimo 15 días y me costaba el doble.
Volví a la cabaña a ver que pasaba.
– Don Carlos, que bueno que vino, le encontré una cabaña para pasar la noche. No se preocupe que yo la voy a pagar –
Siguiendo las indicaciones llegamos a una cabaña ubicada por un camino hacia el interior. No se veía mal, era antigua y grande. Cuando me bajé de la camioneta salió una señora a recibirme.
– Usted es don Carlos? –
– Si, yo soy –
– Ah, mire, tiene que entrar por ése portón, sigue derecho y va a encontrar la cabaña a mano izquierda – me indicó..
La cabaña estaba bastante lejos de la playa, era como campo, con árboles.
Entre con la camioneta por un camino con poco uso, se notaba por la maleza que había crecido. Unos 30 metros más allá de la cabaña de la entrada se encontraba la otra cabaña. Era en realidad un dormitorio con un baño. El dormitorio era amplio, con una cama de dos plazas y una mesita arrimada a la ventana, que hacía las veces de escritorio y comedor. Tenía dos sillas. El baño estaba bien, era amplio, luminoso y limpio. La ducha tenía tina completa.
– Papá, me dijo mi hija, hay una sola cama – me dijo mi hija.
– Si, ya lo noté, alguien va a tener que dormir en el piso – le dije riendo.
– Bueno, no queda de otra – dijo ella.
– No hija, usted duerme en la cama y yo en el piso –
– Cómo se te ocurre papá que vas a dormir en el piso, por ningún motivo. – yo duermo en el piso.
La cama estaba con los cobertores doblados a los pies, nosotros sabíamos éso y por eso llevábamos sábanas.
– Vamos a buscar las sábanas – dije.
Tuvimos que bajar casi todas las maletas para encontrar en donde venían las sábanas.
Desde de hacer la cama nos acostamos los dos en ella para ver como era.
– Está bastante cómoda, vas a dormir bien – le dije a mi hija.
– Papi, porqué no dormimos los dos? –
Era lo más lógico, pero ese año yo tenía 39 y mi hija 14, medía más de 1.60 y estaba bien provista, no le faltaba nada. No, no podía dormir con ella, no tenía confianza en mí.
– No sé hija, realmente no sé –
– Me voy a dar una ducha, sabes si hay agua caliente? –
Todas las cabañas tienen un balón de gas por fuera. Salí de la cabaña y efectivamente el balón estaba por el lado de afuera del baño. Di el gas y volví a la cabaña.
– Ya, está listo – le dije a mi hija que estaba semi desnuda.
– No te vas a bañar conmigo? –
– No, dúchese tranquila –
Me acosté en la cama y prendí un televisor antiguo de unas 21 pulgadas. Después de mover la antena pude captar la señal.
– Me pasas una toalla – desnuda desde la puerta del baño.
Estaba hermosa, hacía no mucho tiempo que la había visto desnuda, pero como había cambiado, era toda una mujer, estaba perfecta.
– Papi! Me vas a decir que nunca me has visto desnuda? – preguntó algo irritada.
– Si, perdona hija, pero es que te vez hermosa –
– Tú no te vas a duchar? – mirándome abajo. Me di cuenta del tremendo bulto que tenía en el pantalón.
– Si, también necesito una ducha – me metí a la ducha con mi erección que no se bajaba y no podía sacar a mi hija de mi mente. No podía salir así del baño, me masturbé pensando en ella, eyaculé contra el desague de la tina. Ahora estaba más tranquilo, pero no había toalla. Abrí la puerta y mi hija estaba en la cama envuelta en la toalla acostada en la cama.
– Hija, me presta la toalla? –
– Si, papi – dijo bajándose de la cama y caminando desnuda hacia mi con la toalla en la mano.
-Gracias – le dije mirando su trasero cuando caminaba de vuelta a la cama. Mi verga dió un respingo, me di vuelta y me sequé. Colgué la toalla en el baño y caminé desnudo hasta la cama. Mi hija se hizo a un lado y me acosté de espaldas a su lado.
– Papi…eh…crees que podamos dormir juntos y no me vas a penetrar? – preguntó dándose vuelta hacia mi y abrazándome.
– Porqué dices éso? –
– Por ésto – tomó mi pene y lo levantó como un obelisco. La masturbacion de baño no sirvió de nada, más aún sintiendo su mano en mi miembro.
– No debería ser, eres mi hija, además de que no es la primera vez que vamos a dormir juntos – dije dándome vuelta hacia ella. Ahora estábamos de lado, frente a frente y mirándonos a los ojos.
– Para estar seguros, tu vas a dormir debajo y yo encima tapado con una frazada. Te parece? –
– Si papi, pero no es necesario, yo confío en ti –
– Bueno, vamos a ver que tenemos para dormir – dije levantándome de la cama. Mi erección iba de un lado a otro mientras me movía y mi hija, acostada, con la cabeza en la almohada mirándome.
– Papi, no quise desarmar mi maleta por una noche –
– Si, lo entiendo, y mi maleta está en la camioneta –
– Papi, ven acostarte – golpeando la cama con la palma.
– Papi, te quiero – dijo abrazándome cuando me acosté.
– No te preocupes, si me penetras durante la noche, está bien, eres mi papá y te amo. Además eres el hombre ideal al cuál regalarle mi virginidad – me dijo en voz baja al oído, como para que nadie más escuchara.
– Yo también te amo hija, pero no está bien que te haga el amor, eso se llama incesto – no sé porqué pero decir la palabra » incesto » me excitó.
– Nadie lo va a saber – dijo.
Mi pene hacía presión contra su estómago, ella estaba muy caliente y yo también.
– Está bien, las cosas se dieron así, ninguno buscó esta situación, tu y yo sabemos lo que va a pasar, es inevitable. Pero no quiero que sea por » accidente «, si va a ser tu primera vez, entonces tiene que ser como corresponde, algo que recuerdes siempre y lo guardes con cariño –
– Si papi, éso quiero, que sea bueno y quién mejor que tú para dármelo – dijo besándome en la boca. Me di cuenta que no sabía besar, lo hacía como en las películas. Entonces lo primero que le enseñé fue a besar.
Después de besarnos un rato, besé su cuello, sus pechos, su estómago, su pelvis y por fin su vulva. Ella se revolvia con cada beso.
– Yo también quiero hacerte lo mismo – dijo.
Me puse de lado con las piernas hacia arriba, ella tomó mi miembro y lo introdujo en su boca. La guié para que lo hiciera bien y después volví a su vulva, a chupar su clitoris y penetrarla con mi lengua, chupar sus labios vaginales y jugar con mi lengua en su clitoris.
– Espera! Espera! – dijo ella.
– Te quiero adentro – dijo como súplica.
Rápidamente me di vuelta, me puse entre sus piernas, tomé mi miembro y lo pasé por su jugosa vulva. Ella levantó las rodillas y abrió bien las piernas. Era su primera vez y tenia que ser la mejor de su vida.
Presioné suavemente con mi glande su vagina y después soltaba la presión, volvía a presionar y soltaba después, la sentía gemir con las manos agarradas a las sábanas y mirándome a los ojos.
De pronto sentí que su vagina cedía a mi presión dejando entrar mi glande. Ahora fue un quejido.
– Hija, estás bien? – asintió con la cabeza.
– No te duele? – ahora negó.
– Sigue papi sigue…no te detengas.
Seguí penetrando centímetro a centímetro, lo sacaba casi todo y después la penetraba un poco más. Los quejidos y los gemidos se alternaban. Finalmente tope mi pubis contra el suyo.
– Hija, lo tengo todo adentro –
– Si papi, lo siento, siento que me llena –
Cuando conocí a mi esposa, era como mi hija muy parecida. Tuvimos relaciones sexuales geniales. Lo más maravilloso que me había pasado. Pero nada se compara con ver a mi hija, ahí acostada de espalda, desnuda y con todo mi miembro adentro, mirando a mis ojos y diciendo que me ama.
Continue saliendo y entrando suavemente, sólo al final chocaba contra su vulva y la empujaba, una y otra vez, cada vez más rápido y los gemidos también eran más seguidos. Comenzó a dar unos tiritones, su estómago daba saltos, su vagina me daba apretones, me di cuenta que estaba teniendo un orgasmo y me dediqué a que lo disfrutara. Un quejido largo levantando su pelvis y después caer con un suspiro me indicó que todo había acabado.
👉 …
Hermoso inicio con la criatura, y mas rico aun con la confianza de ella en el papi y sabiendo que iba a cogersela pero dejandolo, y por que? Porque sabe que aparte de sacarse la calentura la tratará bien. Eso es preciosooo, esa confianza es oro.