Vacaciones Inolvidables 6
Una semana de vacaciones solos..
Serian cerca de las 9 de la mañana del día lunes, mi primer día hábil de vacaciones. Y ahí estaba, acostado con mi hija, mi niña. Con un poco de remordimiento, me estaba cogiendo a mi propia hija, menor de edad, de apenas 14 años, infiel a mi esposa, incesto, estupro y no se qué más.
Y ahí estaba, con mi erección matinal dentro de ella, pero me agradaba estar así, ella era una parte más de mi cuerpo, algo así como una extensión natural.
– Hija, voy al bañó – le dije en voz baja acariciando se pezón con mi dedo pulgar.
– No, no te muevas, quédate así – empujando sus nalgas hacia atrás.
– No tienes hambre ? – le pregunté.
– Si, mucha –
– Entonces vamos a la ducha, a comer algo en la cocina y volvemos a acostarnos. Te parece? –
– Sí, vamos –
En la ducha nos lavamos el pelo y nos enjabonamos mutuamente todo el cuerpo.
– Te acuerdas papi cuando nos bañábamos juntos? – su mano subía y bajaba enjabonando mi erección.
– Si, de que eras una niña te bañaba –
– Si, pero no recuerdo haberte enjabonado así – no lo recuerdas pero varias veces me tocaste.
– Si, eso lo recuerdo, pero no así –
– Lo intentaste, pero no podía dejar que lo hicieras, eras muy chica.
– Qué edad tenía yo ? –
– Talvez 5 o 6 años –
– Eso no lo recuerdo, sólo que a los ocho fue la última vez que nos bañamos juntos –
– Es que cada vez que nos bañábamos juntos, tenía una erección y tu me la tomabas, no quería que te excitaras a tan temprana edad –
– Sabes, yo si me excitaba, me daba un cosquilleo y un calorcito en mi vulva, y me daban ganas de hacer esto – dijo pasando mi glande por su clitoris.
Me abrazó por la cintura y poniendo mi erección entre sus piernas, se apretó contra mí.
– Terminemos y vamos a tomar desayuno –
Después de la ducha nos secamos, ella puso la toalla en la tapa del wc y se sentó. Me acercó hacia ella y tomando mi miembro, lo introdujo en la boca como si fuera un biberón.
– Siempre quise hacer esto – dijo sacando mi erección de su boca, volviendo a meterlo.
– Ya, basta, me vas a hacer acabar –
– Échalo todo en mi boca –
– Primero tomamos desayuno y después nos vamos a la cama –
– Si, tengo hambre, vamos –
Nos preparamos unos sándwich y tomamos bebida. Satisfechos nos fuimos a la cama a descansar lo comido.
– Parece que la mamá no va a venir – con su cabeza en mi hombro y su mano jugando con mí miembro.
– Parece que le salió trabajo – dije.
– Ojalá que no venga en toda la semana –
– No quieres ver a tu mamá? –
– Si, pero la próxima semana, quiero que esta sea de nosotros dos –
No era mala idea, una semana con mi hija los dos solos…serían unas vacaciones inolvidables.
– Quiero chupártelo – me dijo en un susurro al oído, como para que nadie más escuche o para hacerlo más sensual.
Yo también quería chupársela. Nos dimos vuelta y de lado, frente a frente, puse mi mejilla en la cara interior de su muslo. Su vulva de labios gordos y rosados quedaron a centímetros de mi cara. Con dos dedos abrí los labios dejando al descubierto su clitoris rosado.
Lo toqué suavemente con mi lengua, ella dió un pequeño salto hacía mi mientras hundía profundamente mi pene en su garganta. Seguí jugueteando con su clitoris, chupé sus labios vaginales uno a uno, externos e internos. Chupé sus nalgas y su ano que palpitaba en mi lengua. Sentía como apretaba y soltaba su esfínter anal. Introduje mi lengua un par de veces. Sentí que ella hacía lo mismo conmigo. Sentía como lamia mi ano y eso me exitaba más. Introduje un dedo en su ano y comencé a moverlo, a meterlo y sacarlo.
– Te gusta papi? – me preguntó mientras me hacía lo mismo.
– Si, está rico – le respondí.
– A ti también te gusta ? – le pregunté.
– Si, me encanta, pero ahora lo quiero adentro – dijo dándose vuelta.
Se puso encima mio, de rodillas, puso mi erección en su ano y comenzó a sentarse lentamente. Primero se resbalaba, después lo afirmó bien y sentí como mi glande se abría camino. Un gemido me indicó que había entrado, mientras ella quieta tomaba un respiro. Poco a poco, lentamente, centímetro a centímetro, con un gemido cada vez, fue introduciendo mi miembro.
– Hija, si te duele no sigas –
Sin responder, concentrada en lo que estaba haciendo siguió hasta quedar sentada con todo mi miembro adentro.
– Hija, estás bien? No te duele? –
– Si, mucho – dijo levantado el mentón de su pecho y abriéndo los ojos.
– Y porqué seguite? –
– Porque me gusta, me duele pero me gusta sentirte adentro. A ti te gusta? –
– Si, me gusta mucho – con mi esposa fue igual la primera vez anal. Y fue porque no teníamos protección, estábamos solteros y para no quedar embarazada, sacrificó su ano.
Después de unos 5 minutos, ella comenzó con leve movimiento de pelvis. Ella controlaba el dolor, hacía cada vez movimientos más largos, más profundo, cada uno significaba un quejido. Apretaba los labios y me miraba fijamente mientras introducía mi miembro profundamente en su ano. Después cogió un ritmo, lentamente al principio y aumentando la velocidad después. No pude evitar descargar todo mi amor dentro de ella, una y otra vez, ella lo sentía y seguía mi ritmo de descarga. La levantaba con cada una de ellas. Una y otra vez hasta un quejido final salió de mis labios y quedé rendido. Cuando abrí los ojos, ella estaba quieta, sentada en mí, mirándome.
– Estás bien hija? –
– Si papi, y tú? Te gustó? –
– Si, hija, estoy bien, y me encantó, hacía mucho tiempo que no hacía ésto –
– A mi también me gustó. A mi mami no le gustaba? –
– Si, también le gustaba, pero hace tiempo que no lo hacemos –
– Porqué ? –
– No lo sé, el trabajo, el cansancio, no sé –
– Hace cuanto tiempo? –
– No sé, un par de años, no mucho más, apenas tenemos sexo de vez en cuando –
– Ahora me tienes a mi papi, cuando quieras –
– Gracias hija, te lo agradezco –
– Soy tu hija papá, sólo tuya y puedes hacer lo que quieras y cuando quieras –
– Quieres ir al baño? – le pregunté.
– Si, lo necesito –
Ella estaba de rodillas sentada en mi. Se echó hacia atrás y pasó una pierna por un lado y le otra por el otro lado. Me senté en la cama, ella me abrazó por el cuello y cruzó las piernas en mi espalda. La tomé de las nalgas, me corrí hacia el borde y me levanté con ella en brazos tipo koala.
– Papi, hace tiempo que no me tomabas en brazos así, de esta manera –
– Te gusta? –
– Me encanta – mientras caminaba con ella al baño.
Así comenzó el lunes.
Me encantó…