Valery
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
VALERY
Hola, después de 10 años vuelvo a esta páginas. Entre el 2003 y 2004 escribí mi serie “La Mujer del Portero”, “Dianita I y II” y “La Nueva Fantasía Erótica de Marian”, que creo que gustaron mucho de acuerdo a número de lectores que me dispensaron la bondad de leer mis experiencias. En estos 10 años he hecho muchas cosas, entre las principales, en el 2007 viajé con Marián mi esposa a Europa donde permanecimos 6 meses 3 de los cuales estuvimos en una famosa Clínica en Suiza. Esto para seguir una terapia celular en la que ellos son expertos, pioneros y los mejores del mundo. Esta terapia tiene por objeto someterte a una dieta sana y nutritiva, seguir ejercicios especiales y recibir una múltiple batería de células nuevas, que tienen por objeto rejuvenecerte, ganar en vitalidad y ánimos, recuperar tus funciones vitales al 100% y lógicamente rejuvenecer todas tus funciones. En lo sexual, te deja como un hombre entre 25 a 35 años, lo cual te permite gozar a tope de la vida. En lo externo, te crece un cabello más fuerte y abundante, tus músculos se tonifican y rejuvenecen, se eliminan en 80% las arrugas y las líneas de expresión casi desaparecen. En buena cuenta, te rebajan años y te dejan como nuevo. Marián y yo estuvimos en ello y al terminar el tratamiento nos sentíamos jóvenes y vitales y cuando nos dieron el alta, lo primero que hicimos fue darnos una rica encamada de casi 12 horas, comprobando que lo que habíamos pagado, que fueron varios miles de Euros, no había sido en vano.
A Marian la veía más linda que antes, con una figura espectacular y a pesar de sus 59 años, al verla como máximo le daban 35 0 36 años. Casi sin arrugas, con un busto firme y retador, una colita respingona y deseable y unas piernas de infarto. En cuanto a su deseo sexual, la veía y sentía más fogosa con ganas de gozar a tope. Yo me sentía como un toro y mis erecciones eras espectaculares y duraderas. Tenía menos arrugas y mi cabello se había fortalecido. Mis músculos los sentía tonificados y gracias a que diariamente me ejercito en el gym, los sentía poderosos y adecuados.
Para hacer este relato corto, les diré que Silvia mi Secretaria lamentablemente salió embarazada de su esposo y como tenía muchas complicaciones producto de su estado, dejó de trabajar. Sin embargo nos seguimos viendo y gozándonos de vez en cuando.
Ella ya tiene 37 años y creo que lo mejor es vernos cada cierto tiempo para amarnos con cierta intensidad. Virginia, la deseable de la mujer del portero, se separó de Alejandro su marido y yo le compre un departamento para que viva con sus hijos. La hice estudiar Cosmetología y cuando obtuvo su título le puse un Salón de Belleza, en el que se ha revelado como una muy buena emprendedora y ya abrió su segundo local. Le va muy bien y hemos quedado como muy buenos amigos y de cuando en cuando nos escapamos fuera de Lima a pasar unos días de amor y sexo. Ella tiene una relación con una persona casi de su edad también pequeño empresario con quien probablemente se case. Pero como ella dice, “me casaré, pero nosotros seguiremos escapándonos”, cosa que a mí me va muy bien.
El relato que tengo se relaciona en cierta forma con Virginia. Ella tenía 2 hijos cuando empezó mi relación con ella, un hombrecito que ahora tiene 20 años que estudia en la Escuela Militar de Chorrillos y una mujercita llamada Valery que ahora tiene 18 años cumplidos y hace dos que terminó el Colegio. Esta niña ha heredado la belleza de su madre, hermosos ojos pardos, una linda carita entre la inocencia y la picardía, una silueta muy estilizada, unas piernas largas y muy bien torneadas, como su madre, una colita atrevidamente parada que provoca tocarla. Le encanta vestir con diminutos shorts y minifaldas que además de quedarles muy bien, incitan la constante lasciva mirada de los hombres.
Resulta que hace unos días Virginia me llamó para que le hiciera el favor de hablar con su hija, pues la niña ya había terminado secundaria y en dos oportunidades se había presentado a la Universidad y no había logrado ingresar. Ella quería la orientara, pues en el momento no tenía muy claro que carrera seguir. Acepte y le dije que la mandara a mi oficina en el momento que ella quisiera. Quedamos que iría el martes a las 10 a.m. Así, a la hora señalada mi secretaria me anunció que Valery había llegado. Ella suele decirme tío y es consciente lo mucho que he ayudado a su mamá, a su hermano y a ella misma respecto de su educación.
Entró a mi despacho la joven y estaba realmente preciosa. Minifalda negra a medio muslo, un polo DG negro con graciosos estampados dorados que le queda muy bien, marcando las redondeces de sus gráciles senos y uno de esas carteras pequeñas con correa cruzada, botas de cuero negro a juego con un cinturón del mismo material que adornaba su mini. Cabello muy bien cepillado y ligero maquillaje que resaltaban los grandes ojos pardos y una boca de rosa tenue, que la hacían ver sumamente deseable. Muy desenfadada se acerco y me dio un beso en la mejilla con un Hola Tío con su característica voz ronquita.
La invité a sentarse en la salita que tengo en mi oficina, ella se sentó en un sofá y yo en un sillón frente a ella.
-Tío mi mami me dice que tu puedes ayudarme a tomar una decisión para escoger una carrera adecuada para presentarme nuevamente en la Universidad. Me he presentado dos veces y no he podido ingresar. Al principio quería ser Economista y luego varié a Contabilidad, pero en ambos casos no pude ingresar.
– Querida Valery.- le dije paternal.- escoger una carrera no es fácil y entiendo tus dudas. Lo principal es saber qué es lo que te gusta. Dime que tal fuiste con los cursos de matemática en secundaria?.-pregunté.- mientras le hablaba miraba lo linda que era esta jovencita y lo rico que sería estar con ella, pero era la hija de Virginia y no debía ni siquiera intentarlo. Sin embargo mis ojos no perdían de vista el espectáculo que tenía frente a mi. Valery había cruzado sus hermosas piernas y me dispensaba un hermoso panorama de sus deseables muslos y de su calzoncito blanco que guardaba su deliciosa intimidad.
– Bueno tío, en realidad no he sido muy buena con los números, nunca me reprobaron pero no era algo que me apasionara. Lo que me encantaba era leer, los cursos de letras, pero mi mami está empeñada en que sea o Economista o Contadora o por ultimo Administradora y me insiste en que esas carreras son sumamente rentables.
– Bueno, le dije, escoger una carrera no es lo que quiera tu mami, sino lo que quieras tu. Me dices que te gusta leer. No has pensado en seguir Ciencias de la Comunicación?, o quizás te guste el Derecho, en fin, hay muchas opciones. Yo te propongo algo si me lo permites. Tengo tiempo ahora y podríamos ir a algunos sitios para que veas cómo actúan los profesionales en Ciencia de la Comunicación o Derecho, te parece?
– Me encantaría Tío.- el entusiasmo de la chica fue instantáneo.
-Pues bien, vámonos le dije tendiéndole la mano, ayudándola a que se pusiera en pié.
Se me había ocurrido llevarla a la Universidad de Lima, muy cerca de mi oficina, allí buscaría a mi amigo el Secretario de la Universidad para que nos ilustrara sobre las dos carreras sugeridos a Valery. Salimos y en el primer piso abordamos mi camioneta 4 x 4 Mercedes Benz azul noche. La joven quedó deslumbrada con el lujo del vehículo y allí la tenía como copiloto con su faldita subida más arriba de medio muslo, dándome una soberbia exhibición de sus deliciosas piernas. A pesar mío empecé a tener una erección. Eché a rodar el vehículo y empezamos a hablar de trivialidades y al hacerlo Valery ladeo graciosamente su cuerpo y sin mayor empacho me brindó el panorama de su braguita blanca.
Con ese hermoso panorama, llegamos a la Universidad. Previamente mi Secretaria había hablado con el Secretario de la Universidad y se me había concedido estacionar dentro del Campus. Ver el respeto con que el vigilante y otros miembros de seguridad se dirigían a mí, impresionó a Valery.
-Tío, te tratan como un rey, dijo,
– No querida, solo reconocen que soy benefactor de esta Universidad y algo de cortesía deben tener conmigo, no crees?
– Eso es rico, dijo la joven, que te reconozcan y te brinden todas las facilidades.
Encontramos el espacio de estacionamiento que me habían indicado y nos apeamos del vehículo. Yo caballero, le dije a Valery, espera un momento que yo te abro la puerta, de modo que rápidamente abrí su puerta y la ayudé a bajar. No sé si a propósito o inconscientemente, Valery me volvió a regalar el espectáculo de sus piernas braguita incluida. Esta chica ya me estaba volviendo loco con sus soberbias piernas.
De manera natural la cogí de la cintura, sin encontrar resistencia alguna de la joven y nos dirigimos al edificio central, casi llegábamos allí, cuando el Secretario General salió a recibirnos. El saludo fue efusivo y muy cariñoso y yo presenté a Valery como mi sobrina. Entrando en materia, el Secretario General nos hizo un tour por las facultades de Ciencias de la Comunicación y de Derecho, dándonos la oportunidad de observar algunas clases. Fue en realidad muy instructivo asistir a esa presentación y Valery estaba encantada. Preguntó muchas cosas que el Secretario General absolvió pacientemente. Valery aparte de su juvenil belleza era evidentemente una chica muy inteligente y perspicaz.
Nos llevó casi dos horas el tour y siendo casi la 1 de la tarde abandonamos el centro de estudios. Salimos y la chica estaba encantada. En ese momento le propuso ir a almorzar y ello aceptó. Aproveché para sugerirle que llamara a su mamá para prevenirla que se iba a demorar pues yo la estaba invitando a almorzar, pero ella me dijo que no era necesario, pues le había dicho que después de estar conmigo iba a la casa de una amiga.
Le propuse varias opciones para almorzar y muy mimosa ella me dijo:
– Tío, si te sugiero un sitio que siempre he tenido ganas de conocer tu me llevarías?
– Por supuesto dime donde quieres ir y de inmediato vamos.
– Me gustaría ir a un Restaurant fino, de esos que se ven en las películas, que los mozos te atienden con mil reverencias y te hacen sentir sumamente importante.
– Creo saber de un sitio que te gustaría. Has escuchado hablar de El Perroquet, del Hotel Country Club?.
– No, pero si es como yo lo imagino si me gustaría.
– Muy bien – dije.- vámonos al Country.
Efectivamente, con la siempre exuberante exhibición de las hermosas piernas y braguita de Valery llegamos al Country Club. Como yo soy un cliente frecuente de ese restaurant, el Jefe de Mozos enfundado en un elegante smoking me recibió muy ceremoniosos y nos instaló en una de las mejores meses, desde donde podíamos ver todo el restaurant. Felizmente como era martes, no había mucha gente y la mayoría eran turistas. Valery estaba encantada con lo lujoso del local y la elegancia del personal y de cada una de las mesas. Me hacía recordar a Virginia, su madre, cuando la llevé a un elegante restaurant. Observándola ahora de cerca. Valery era más hermosa que Virginia y se apreciaba que era una chica educada y que no desentonaba en el ambiente.
Se deleitó con la carta y finalmente escogió una ensalada y un lomo fino a la pimienta. Yo fui también por una ensalada de legumbres y unos medallones de ternera al vino. Ya instalados le propuse pedir vino y ella entusiasta aceptó. La joven estaba feliz y entusiasmada con la atención. Quedó encantada cuando el Maitre trajo al Enólogo que con toda ceremonia me trajo el vino pedido y lo descorcho dándome a probar. Aceptado el vino le sirvió a ella y luego a mí y nos dejaron para esperar nuestro pedido. Valery tenía una ingeniosa conversación y era muy ocurrente. Brindamos y con una divertida conversación dimos cuenta del almuerzo. Sus maneras en la mesa eran muy correctas y se veía que había sido muy bien educada.
Terminados los postres y antes de salir del hotel la invité a dar una vuelta por las instalaciones. Con naturalidad la enlacé por el talle y ella hizo lo mismo conmigo. Así como enamoraditos nos paseamos por los amplios jardines del hotel y luego salimos para llegar al parqueo y abordar mi camioneta.
La cita se acababa y yo deseaba seguir disfrutando de la cercanía de ésta joven. Mi mente trabajaba a mil y de pronto recordé que yo deseaba ir a una exposición de arte que se exhibía en el Museo de Osma en Barranco. De inmediato le propuse ir y ella sin mayor duda aceptó, de modo que ya estábamos rumbo s Barranco. Felizmente el tráfico estaba bastante ligero y no tardamos en llegar al sitio. Seguía subyugado por las hermosas extremidades de la joven que se exhibían libremente para mis ojos.
Estacionamos el vehículo y tomándonos mutuamente del talle ingresamos al Museo. La exposición era una múltiple de diferentes pintores, con mucha calma empezamos a visitar todas las salas y yo le explicaba a Valery sobre cada una de las obras, su técnica, el significado y en suma todo lo relacionado a cada obra. Desde la vista de los primeros cuadros Valery recostaba su deliciosa humanidad en mí. Yo percibía su aroma de hembra joven y en un gesto de audacia deslice mi mano que la enlazaba por el talle debajo del polo y tome contacto con la piel de su torso, suave, sedosa y elástica. Por toda respuesta percibí un suave ronroneo de la joven y un acomodo de su nalga derecha a mi cadera. Mi erección se hizo más evidente.- Caminábamos lentamente de una obra a otra y ya mi mano se paseaba a placer por la cintura de Valery llegando a la base de sus senos y en ese momento me di cuenta que ella no llevaba sujetador, entonces más lanzado y aprovechando que en la sala solo estábamos nosotros llegué a su suave seno izquierdo sintiendo que su pezón empezaba a crecer y endurecerse. La única reacción de mi joven acompañante fue recostar su linda cabeza en mi hombro.
Como una reacción automática yo tomé con mi mano derecha su linda carita e hice que me mirara.
Nos miramos profundamente, luego ella cerró sus grandes ojos pardos y me ofreció sus labios. Fue un beso dulce, inocente que se empezó a alargar al infinito. Luego, la volví hacia mí y ella enlazó sus brazos a mi cuello y pegó su cuerpo al mío y ahora el beso fue apasionado, vibrante, adulto y total. Yo, la abracé delicadamente y mis manos bajaron a sus nalgas las mismas que acaricie a mi gusto y la atraje más para que apreciara la gran erección que tenía. Ella, al sentir mi virilidad se empinó en sus botitas empezó a frotarse a mi falo, primero suave y luego impetuosamente. La fricción era de locura.
– Tiito, salgamos de acá, llévame a otro lado. A donde tú quieras…pero vamos.
– Si cariño.-dije.- salgamos pronto de acá.
Efectivamente salimos del Museo y abordamos mi camioneta. En ese momento, no quería pensar en nada, solo en lo que estaba viviendo con esta jovencita de 18 años, que me hacía recordar mucho a su madre. Ya en el vehículo, mientras manejaba con rumbo a un lugar discreto, pude acariciar a placer las piernas de Valery y ella abriéndolas a mi placer me permitió acariciar su entrepierna. Su calzoncito humedecido por sus flujos me tenía subyugado. Sabía que pronto la tendría desnuda en mi cama para mi total placer.
CONTINUARA
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