Vivencias de un profesor 5
Presentando a Carlita, mi alumna de 11 añitos.
Estimados lectores, está vez voy a relatar de como llegué al pueblo a dar clases como profesor de matemáticas.
Bueno, creo que Todos los amantes de las niñas lo tenemos claro desde siempre. Lo digo porque he leído relatos de personas que dicen que nunca le han interesado las menores y que cuando vieron a una desnuda o semidesnuda, recién allí les empezó a gustar, creo que es una gran mentira. Que hubiera pasado si en vez de ver a una niña en esa situación hubieran visto a una anciana o a un homosexual, les habría nacido un repentino gusto por ello, creo que no verdad.
Siguiendo con el relato, decidí estudiar educación por ese motivo, por mi gusto por las menores.
Cuando terminé la carrera y recibí mi título profesional, inmediatamente postulé a una vacante para trabajar, y ya que siempre me ha ido bien en los estudios, no me fue difícil agarrar una plaza.
Elegí enseñar en un pueblo alejado de la ciudad, ya que prefería estar lejos de mi familia y conocidos por si ocurriera algún problema relacionado con mis gustos, también porque pensé que las alumnas del interior serían más inocentes y dóciles, y pues dóciles si que eran, pero inocentes no tanto.
Me asignaron la enseñanza del 5to grado de educación primaria, con alumnas de entre 10 y 12 años. En el aula habían 27 alumnos, 15 niñas y 12 niños.
Entre ellas estaba Camila de 11 años; de quién he contado un poco ya.
Estaban también lluvia, milagros, Jimena, Carla y Rosario, que serán protagonistas de los siguientes relatos.
Entre los niños estaban Sebastián, Francisco y Marcos, futuros protagonistas también, aclarando que no me gustan los niños, es solo que de una u otra forma también tuvieron algo que ver en esa experiencia, no directamente conmigo cabe decir.
Bueno, el primer día de clases fue todo protocolar, El director me presento a los alumnos y me dejó solo con ellos.
Ni bien se fue el director, me presenté nuevamente y le dije a mis alumnos que hicieran lo mismo; uno a uno se pusieron de pie y empezaron a decir su nombre y su edad. Me llamó la atención inmediatamente Camila, Jimena y Carla. Eran niñas muy lindas y de buen cuerpo.
A Camila ya la describí anteriormente; Jimena era de piel blanca, la más alta de las niñas, de contextura delgada, cintura pequeña, sus tetitas ya se notaban sobre su blusa blanca, cintura pequeña, y por lo que pude observar, sus nalgas eran paraditas, su cabello era hermoso, lacio hasta la cintura y de color negro azabache, sus ojos eran de color negro intenso adornado con hermosas cejas pobladas. Una belleza de niña, quizá las más linda del aula.
Carla era de estatura media, quizá 1.40 mts., De piel morena, su cabello era negro rizado también hasta la cintura, de deliciosos labios gruesos, y penetrantes ojos negros. Era de caderas anchas y voluptuosas nalgas, casi tanto como Fernanda. También se notaba sus tetitas ya en formación, aunque no tanto como Jimena o Camila, pero lo compensaba muy buen con caderas y nalgas.
Los días pasaron sin novedad, yo trataba de ser lo más carismático, comprensivo y amable con todos mis alumnos, siempre les decía que no tuvieran miedo o vergüenza preguntar algo que no entendieran, incluso les decía que si querían se podían quedar unos minutos después de clases para explicar algún tema o ayudar a resolver algún problema.
Aproximadamente 2 semanas después, Sebastián me dice que no entendía algunos problemas, que si podía quedarse después de clases para que le ayude, no era lo que esperaba, pero bueno, no podía retractarme. Le expliqué y ayude con los problemas, por suerte lo entendió rápido, después de eso me visitó la mamá de él al salón a darme las gracias y a pedirme si también podría ayudar a su hija Stefany, obviamente le dije que si, que no habría problema alguno, me comentó que tenía 8 años y que estaba en el aula de tercer año, la verdad no la conocía, pero la madre era una mujer relativamente hermosa, de quizá 30 ellos, estatura medía y buen físico.
Después contaré lo que pasó con Stefany y Sebastián los días que fui a su casa, y los días que ellos fueron a la mía.
Los días pasaron, y más niños y niñas me pedían ayuda para explicar algo después de clases, algunas niñas que no eran de mi gusto y por lo que preferí no intentar nada, pensé que no valía la pena arriesgarse por algo que quizá no iba a disfrutar.
Hasta que Carla me pidió ayuda con algunos problemas, ese día empezó todo.
Ya estando solos en el aula, me senté en mi escritorio, y ella estaba de pie a mi derecha señalando los problemas que no entendía, yo le explicaba tratando de mantener el máximo contando físico con ella; cuando estaba resolviendo algo y se equivocaba le agarraba la mano para ayudarle a corregir.
Para mí buena suerte, Carla era de difícil entendimiento, ese día no paso nada más, pero le pedí, casi ordenando, que tenía que quedarse varios días después de clases para que no se retrase en la materia.
Días después, nuevamente nos quedamos solos para seguir con las explicaciones. Ya con más confianza, cada vez que se estaba equivocando ya no le agarraba las mano para corregirla, está vez recurrí a un recurso que siempre usé, las cosquillas. Cada vez que se estaba equivocando le agarraba la cintura con mis dedos pulgar e índice, haciendo que sonría un poco y diga la frase que siempre me ha exitado…AY PROFE..
AY profe me hace cosquillas me decía, moviendo su cuerpo como si fuera una culebrita y sacando sus nalgotas hacia afuera… Es que no estás atenta Carlita, seguro estás pensando en algún chico le decía.
-No profe como cree.. me respondía siempre…
– Seguro ya tienes algún noviecito por ahí, por eso no te concentras en los estudios, cuéntame Carlita, puedes confiar en mí.
-no profe como cree, mis papás me matan si ando con novio, además estoy muy chiquita para eso.
-bueno, conozco de chicas que tienen novio y los padres ni enterados. y lo de que estás muy chiquita pues no es verdad, ya estás grandecita… Eres una niña muy desarrollada y muy hermosa Carlita. Seguro hay muchos chicos detrás de ti. Le dije esto volviendo a hacerle cosquillas..
-ay profe, me hace cosquillas…. Me decía
-ya Carlita, es hora de terminar con los últimos, mira estos no están muy difíciles, si te vuelves a equivocar te voy a hacer cosquillas hasta hacerte orinar, ya estás advertida ya… Se lo dije mientras le miraba de reojo y esbozaba una sonrisa.
Tal y como lo imaginé, no pudo hacer todos bien, y ya con mi advertencia la agarré con mis dos manos de ambos lados de la cintura y empeze a hacerle cosquillas, ella empezó a reírse y a moverse como una culebrita, haciendo que por mi posición, yo sentado y ella de pie, rozara mis brazos con sus nalgas.
Hasta que, por sus movimientos y por tratar de zafarse de las cosquillas, termino dejándose caer y quejando sentaba sobre mis piernas. Fue un momento maravilloso, sus nalgas se sentían tan firmes, tan suaves, era una sensación maravillosa, al yo seguir con las cosquillas ella seguía moviéndose y riéndose, pero esta vez lo estaba haciendo sobre mi verga, que por la situación ya estaba totalmente dura, lo que hacía imposible que ella no lo notara.
Segundos después decidí darnos un respiro, dejé de hacerle cosquillas, pero no quité mis manos de su cintura.
-te dije que te iba a hacer cosquillas Carlita… Le dije con la voz agitada.
-ay profe que malo es usted…casi me muero de la risa profe, casi me hace orinar.. Me decía esto aún sentaba sobre mis piernas, tenía sus manitos sobre sus muslos, su respiración era bastante agitada.
Por más que deseaba empezar a agarrar esas nalgotas y disfrutarlas, nalgearlas, ponerla en cuatro y meterle verga, no quería perder la compostura, así que, muy muy a mi pesar decidí que era suficiente por ese día. Le dije que era hora que vaya a su casa y practique un poco las tareas y deje de pensar en chicos.
Ella se despidió de mi con su tierna sonrisa, como si no hubiera pasado nada fuera de lo normal, como si segundos antes no hubiera sentido la dureza de mi verga entre sus nalgotas.
-hasta mañana profe, gracias por ayudarme con la tarea… Me dijo y se dirigió hacia la puerta dejándome pensando muchas cosas. Si era tan inocente como para no percatarse de mis intenciones, o si de verdad lo notaba y no le prestaba importancia, o quizá le gustaba.
Al siguiente día igual le dije que se quedara después de clases para continuar con los problemas, ya estando solos ella se acercó al escritorio y como siempre sacó su cuaderno y se puso de pie a mi derecha.
-esta vez si habrás estudiado verdad Carlita… -Le dije en tono amable, y con una sonrisa un poco malévola continúe… Si no ya sabes lo que pasa si no lo haces bien… Terminé de decir eso haciendo un ademán de hacerle una cosquillas.
Ella se alejó un poco de mi mano sonriendo.
-si profe, si he estudiado y no he estado pensando en chicos…. me dijo sonriendo lo más natural posible.
Esto que me dijo practicante me dió luz verde a seguir con nuestros juegos.
Al parecer si había estudiado un poco, pero casi en el último problema se estaba equivocando, a lo que la agarré como la última vez, y sucedió lo mismo, termino sentada sobre mis piernas, moviéndose por mis cosquillas.
-ay profe no…nooo profe…. Me decía riéndose y moviendo sus nalgotas encima de mi verga. Al mismo tiempo que con sus manos sobre las mías hacia un débil intento de zafarse.
-Carlita, te dije que te iba a hacer cosquillas le dije… -Al mismo tiempo que me detenía del castigo impuesto-… Bueno revisa en donde te has equivocado y espero esta vez no te lo vuelvas a hacer,.. -Le dije señalando su cuaderno para que vuelva a trabajar…
-pero no alcanzo el cuaderno profe..
Esto me volvió loco de lujuria, Carlita me dijo esto aún sentaba sobre mis piernas, mi verga estaba demasiado dura, era imposible quien no la note, y aún así no hizo ningún intento por pararse, Me estaba diciendo sutilmente que quería seguir sentada sentada sobre mi.
Como pude acerqué la silla al escritorio, y así como estaba sentada en mis piernas empezó nuevamente a desarrollar los problemas.
-profe, jjjj creo que me voy a equivocar nuevamente… Me dijo esto con una sonrisa picara.
-no Camila no es posible, eso ya sería el colmo, al parecer las cosquillas no son castigo suficiente… -Hice una pausa y le dije…- tendré que aplicar otro castigo para que estés más atenta y no estés pensando en no se qué cosas… Se lo dije con una sonrisa en los labios…
-profeeee… Que cosas dice profe, en qué cosas voy a estar pensando…y dígame profe… Cómo me va a castigar.
-mmm a ver qué puede ser..-hice como si estuviera pensando el castigo, lo cierto es que ya lo tenía pensado desde hace días.
Hasta ese momento mis manos siempre habían estado sujetando su cintura, estaban quietas, hasta ese momento, que olvidando toda compostura, las baje agarrando sus carnes, apretando caderas y nalgas y sacudiendolas hacia los costados masajeando mi verga.
-si te vuelves a equivocar no me va a quedar de otra que darte de nalgadas Carlita.
-ay profe que me hace, me dijo ella, no en señal de protesta o incomodidad, más bien como algo que hubiera estado esperando.
-ya sabes Carlita, así que concentrate en lo que estás haciendo, si no ya sabes el castigo, le dije eso aún con mis manos agarrando sus caderas.
Ya habían pasado cerca de 10 minutos desde que estábamos solos, por suerte el aula estaba en el segundo piso y al último del pasillo, era bastante raro que alguien llegará hasta allí, Salvo que tenga decidido hacerlo.
En el último problema Carla se equivocó en un dígito, no se si fue una equivocacion real, o si fue a propósito para descubrir y experimentar el castigo antes mencionado.
-bueno Carlita ya estabas advertida, guerra avisada no mata gente le dije.. acto seguido hice que se pusiera de pie y le indique que se inclinada pegando su pecho al escritorio.
-que me va a hacer profe… Me dijo esto, sin dejar de obedecer
Era algo tan deseado por mi, a la vez que no me imaginaba que pudiera llegar hasta allí con una niña de 11 añitos. La tenía casi en posición de perrito. Estaba con sus nalgotas en pompa. Casi en perfectos 90 grados. Le di una nalgada suave para ver su reacción.
-esto es para que la próxima vez pongas más atención a las clases y los estudios… Seguro te dolió mucho le dije… -Sabía que esa nalgada no podía doler nada, fue más bien como una caricia- .
Su respuesta fue la esperada por mi.
-no me dolió nada profe, me dijo riendo..
-seguro es por la falda Carlita, pero eso se puede solucionar… Le dije al mismo tiempo que levantaba su falda y la ponía a la altura de su cintura casi llegando a la espalda…
Allí estaba yo, disfrutando de ese hermoso espectáculo que es tener a una hermosa niña morenita de 10 años, dándome las nalgas para mí disfrute, unas hermosas nalgotas solo cubiertas por un calzoncito de algodón color amarillo, con un pequeño dibujo de hello Kitty al costado izquierdo.
– que hace profe.. Que me va a hacer… Me decía Carlita sin moverse de esa posición, estaba con el pecho pegado al escritorio y las manos hacia los costado, la cabeza la tenía había la izquierda mirando de reojo hacia atrás, espectante de lo que iba a suceder.
-te voy a castigar Carlita, para que estés más atenta la próxima… -dicho esto empecé a darle nalgadas un poco más fuertes que la primera, ella no estaba para nada incómoda con la situación, al contrario, estaba más que divertida, y me lo hacía saber con sus risitas que me regalaba.
-y todavía te ríes no, te estás burlando de tu profesor, vas a ver, ahora voy a aumentar el castigo…-le dije esto y luego le bajé el calzoncito hasta las rodillas. Era la primera vez que veía las nalgas de una niña en persona, las había visto en fotos y videos pero nunca así, era de verdad lo más hermoso que había visto hasta ese momento, sus nalgas eran redondas, así como estaba en pompa parecía una manzana partida a la mitad, podía ver su ano y su vagina, eran de color rosado, en contraste con su piel morena.
Después de contemplar algunos segundos ese maravilloso espectáculo, Empecé a darle nalgadas mas fuertes, pero no tanto como para lastimarla, Carlita había cerrado los ojos y estaba respirando más fuerte, al parecer estaba disfrutando el «castigo», ya liberado de toda trama, empecé a disfrutar de esas nalgotas, las agarraba ya con ambas manos, las separaba para ver sus deliciosos agujeros, decidí liberar mi verga y darle a probar de tan delicioso manjar, me baje el cierre del pantalón, saqué mi verga y con ella en la mano empecé a dar golpes a sus nalgotas, para luego hacer presión en su culito y pasarla como brocha por su coñito, el cual ya tenía algo fe vello púbico floreciendo.
Carlita seguía con los ojos cerrados y emitiendo inaudibles gemidos y quejidos, puse mi verga entre sus piernas, la agarré de las caderas y empecé el Vaivén como si me la estuviera cogiendo, sin penetrarla, solo rozando mi verga con sus labios vaginales, luego de pocos minutos no puede aguantar más y ante mi eminente corrida, agarré mi verga y la puse presionando en su culito sin llegar a meter ni un solo centímetro, ganas no me faltaban, pero no era el momento ni el lugar, rocíe su culito y nalgas con mi esperma, había Sido, hasta ese momento, la mejor corrida de mi vida.
Después de recuperarme, agarra papel higiénico que tenía en el cajón del escritorio y procedí a limpiarnos ambos y arreglarnos la ropa.
La levanté y la senté en mis piernas, le dí un beso en la mejilla y le dije que me había gustado mucho»castigarla», que a partir de ahora sería mi alumna favorita, ella se echó para atrás pegando su espalda a mi pecho. Me sorprendió un poco la pregunta que me hizo.
-profe, mañana también me voy a quedar después de clases para seguir estudiando.
Está niña ya quiere verga, pensé para mis adentros. Desafortunadamente al siguiente día que era jueves y también el viernes no habrían clases por ser una fecha de celebración nacional, no tendríamos clases hasta el lunes. Se lo hice saber y también le dije que hablaría con sus padres para ver si habría la posibilidad de ir yo a su casa, o que ella venga a la mía para darles clases particulares de la materia y así no tenga problemas con los exámenes que estaban cerca.
-mejor que sea en su casa profe, en mi casa hay mucho ruido y no podríamos estudiar bien me dijo.
Estaba decidido, la siguiente semana como sea le iba a dar verga a Carlita.
Después de platicar algunos momentos más, ella se despidió de mi con un beso en la mejilla, luego de algunos minutos también salí hacia mi domicilio.
Como era feriado largo y no iban a haber clases varios días, decidí ir a mi casa en la ciudad. Llegando allá me di con la noticia de mi cuñado, del accidente de tránsito que había tenido, y el resto ya lo conté en el primer relato.
El domingo llegamos en la tarde Fer y yo al pueblo, y por eso se pospusieron mis planes con Carlita.
Cuento éste relato para que tengan algo de contexto, ya que en los siguientes relatos Carlita, junto con Camila y Fernanda serán protagonistas de nuevas aventuras.
Como siempre agradecido por leer mis relatos, y estaré atento a sus comentarios, críticas y sugerencias.
Muy bueno
que paso con el autor de los relatos