Y así como desfloraron mi trasero…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Es mi primer relato.
Mi nombre es Andrea, actualmente voy a un colegio religioso X.
Soy de talla normal, 1,60 de piel tigreña, mis ojos son de color café oscuro al igual que mi cabello.
Soy delgada, de esas que comen y no engordan, aunque tengo caderas anchas que es lo que más llama la atención a los chicos, según lo que me han dicho.
En fin, iniciaré con mi historia:
Era un viernes, estaba en el colegio ya cerca de las últimas horas de clase, pero el profesor no iba a venir, pues con antelación él mismo me lo hizo saber, me dijo que no iba a ir a clase pero nos dejaba tarea.
Como esas clases tocaba en el laboratorio mis compañeros y yo fuimos, y nos pusimos a hacer la tarea pero sentía que alguien me observaba y era mi compañero, Sebastian pero lo ignoré hasta que me llegó un mensaje:
— Vamos al baño — lo regresé a ver y vi su mirada cargada de deseo
Le respondí:
— No jodas
— Bien que quieras, te gusta hacerte de rogar
— No quiero, y además si tu insistes es porque quieres
De ahí ya no respondió, pasaron unos 10 minutos y tenía ganas de ir al baño, para orinar, me fijé que Sebastian no estaba en el laboratorio, <<que alivio>> pensé, le pedí permiso al encargado y salí.
Ya en el pasillo me encontré con Sebastian, él me hizo señas para ir al baño a coger, como él dice, yo lo miré seria y pasé de largo ignorándolo.
Entré al baño e hice mis necesidades, al salir tuve un gran susto: Sebastian estaba en el baño de al lado y me haló hacia dentro
— Suéltamente!
— Andrea, solo un ratito
— No, se van a dar cuenta que no estamos en clase justo los dos
Me forcé a liberarme pero cuando estaba a punto de salir del baño él me agarró de la cintura y besó con mi cuello de forma candente junto con pequeñas mordidas mientras restregaba su polla contra mi trasera haciendome sentir lo duro que estaba.
— Sebastian, mmmm, suéltaaaa.
No sé en que momento pero él ya tenía su mano metida dentro de mi panty.
Ese día tocaba deportes, por que estaba con calentador.
Masajeó mi clítoris mientras me decía:
— Ay Andrea, ya has estado bien mojadita y aun te me resistes.
— No lo puedo evitar, ahhh
Un dedo suyo introdujo en mi interior moviéndolo rápidamente haciendome gemir involuntariamente, apoyándome contra la pared.
Mientras que con su otra mano la metió bajo mi blusa ascendiendo hasta mis pechos, amasándolos y sobretodo apretando mis pezones
— Shh Andrea que ah! noooosss van a escuchaaaarr
— Ummmm ,, looo sieento.
mmmm
Sin más preámbulo bajó mi panty junto con el calentador y me penetró
— Aaaah!! .
Que riiiiiico — dije
Me incliné hacia delante apoyándome contra la pared, para que la penetración sea más profunda.
Seguimos así un buen rato, hasta que él bajo la tapa del inodoro y se sentó.
Lo vi.
Sebastian sentada con su polla, que por cierto mide 20 cm, apuntando hacia arriba, con su cabeza rosadita jejej me calenté más y sin pensarlo dos veces me senté sobre él cabalgándolo, me excitaba saber que yo era era causa de su dureza y calentura.
— Ooooh si.
sigue,, sigue — me decía Sebastian
Yo solo gemía, pues mi respiración estaba entrecortada y se me dificultaba hablar
Pasamos otro buen rato, hasta que él noto que ya me estaba cansando.
OK, no tengo buena resistencia física.
Otra vez me apoyé contra la pared y otra vez me volvió a penetrar pero esta vez se quedó a dentro un rato, como quien dice disfrutando el momento
— Te gusta? — preguntó
— Si, me encanta que me la metas Sebastian — su nombre lo dije de una manera sensual, sacándole un sonrisa egocéntrica.
Me tomó por las caderas, sacó su polla y de una sola embestida me la volvió a meter hasta el fondo.
— ummmmm Sebastiiiiiaaan — gemí
Hizo ese movimiento varias veces y se detuvo.
— Respira profundo
— Por q.
— Sentí como metía su polla por mi trasero
Yo me asusté, pues aun era virgen por atrás.
— Sácalo! duele
— Relájate
Sentí como se me nublaba la vista debido a las lágrimas que amenazaban con salir pues el dolor era infernal, como si trataran de meter <<un hot-dog en una cerradura>>.
Sebastián masejeó mi clítoris con su pulgar y algunos de sus dedos los introdujo en mi coño moviendolos al compás con su polla que estaba dentro de mi ano.
El dolor se desvaneció y de ahí perdí la noción del tiempo, sentí cómo el me daba pequeños mordiscos en mi cuello cada vez que entraba dentro de mí y su otra mano retorcía mis pezones alternandolos.
Yo solo me apoyé contra la pared disfrutando de ese momento, la verdad soy muy sumisa cuando se trata al momento de tener relaciones sexuales pero si quiero hacer algo en especial, cumplo mi capricho.
Solo se escuchaban nuestros gemidos y el sonido que producían nuestros cuerpos al momento que chocaban y sentía en sudor que desprendían nuestros cuerpos tornando el ambiente muy cachondo y lo que más me excitaba es que estábamos en el colegio y habían estudiantes fuera, fue sensacional.
Un gran placer encandecía todo mi cuerpo, hasta cuando sentí contracciones en mi vientre bajo anunciando mi orgasmo.
Y también las embestidas de Sebastian se hacían más rápidas al igual que su dedos en mi interior.
Sentí como su polla se hinchaba indicando que pronto se correría.
Sinceramente no quería que termine en mi interior puesto que luego aun tenía clase y sería incomodo y además el olor de semen es perceptible, estoy en último curso del colegio y mis compañeros seguro que lo iban a notar.
— Sebastian, termiiiinaa fueeeera
Y como si fuera una orden hizo lo que pedí, pues tampoco se puso condón así que era lo más eficaz.
Me dí vuelta, y por instinto miré su polla.
Quité mi mirada y la posé sobre sus ojos, veía satisfacción.
— Arréglate y después de un buen rato sales — me dijo mientras se acomodaba el uniforme
Yo solo asentí, él salió y yo arreglé mi vestimenta para que luzca normal.
Pasaron unos minutos y salí del baño, sentí una gran molestia al caminar pues me dolía el trasero.
Me dirigí al laboratorio y entre como si nada, actuando con naturalidad.
— Casi no has venido — me dijo una amiga/ compañera
— Me dio hambre y fui al bar a comer algo
— Y no me trajiste nada
Yo solo sonreí, y me fuí a mi lugar.
Al sentarme sentí una punzada desde mi trasero, y al hacer contacto con la silla me quejé un poco.
Todos me quedaron viendo y yo solo dije
— Me golpeé — junto con una sonrisa tímida
Regresé a ver a Sebastian y él pues bueno solo puso una sonrisa como el gato de Alicia en el país de las marivillas, jejje bueno ustedes me entienden
Y así como desfloraron mi trasero.
jaja
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