Yo y el sexo (capitulo 11)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cuando termine la mili, todos mis amigos o bien tenian novia o estaban casados, la mayoria de ellos de penalty, entonces empece a tontear con Pili, una rubita de buen ver, buena chica, modosita y que se convirtio en mi esposa. No os contare todos ls polvos con mi esposa, ya os contare cuando siguiendo la cronologia de mi vida como la no tan modosita Pili se ha convertido en una autentica viciosa.
Como os he dicho, al regresar de la mili me encontre con muchas conocidas que quedaron embarazadas sin quererlo. Unos meses despues de mi regreso quien tambien quedo preñada fue Marian, la niña que estuve follandome durante un tiempo, la misma con la que juntos descubrimos todos los placeres del sexo, aunque esta fue mas afortunada porque el novio (que no estoy seguro de que fuera el padre), pertenecia a una familia que pudo ayudarles economicamente.
Como yo disponia de tiempo libre al estar parado, ayudaba a acondicionar el piso de la pareja como buen amigo (he de decir que ni por mi parte ni por parte de Marian intentamos tener sexo), mientras espearabamos unos muebles en una cafeteria, mi amiga me pidio el siguiente favor, la pobre de su madre siempre habia sido una sufrida madre y esposa toda la vida dispuesta a abrirse de piernas para el borracho de su marido, y tenia la sensacion de que jamas habia disfrutado follando. Por lo tanto yo debia de camelarme a Lola la madre y conseguir follarla hasta que su coño pidiese clemencia.
Lola nunca me atrajo ni siquiera de mas joven, pero le prometi a la hija que intentaria hacerle ese regalo de bodas.
Con el trajin que habia para acondicionar el piso en tan poco tiempo, no me fue dificil quedarme a solas con Lola, fijandome me di cuenta de que a pesar de todo no estaba tan mal, no tenia el cuerpo de su hija pero aun tenia un polvo. Llevaba un vestido y cuando se agachaba la falda se levantaba dejandome verle las piernas, una vez de tantas por un espejo vio como le miraba el culo, se incorporo de inmediato yo aproveche para decirle que seria una abuela muy atractiva, acepto el piropo con agrado pero siguio a lo suyo, insisti en que debia de estar muy buena y contesto que yo deberia saberlo pues ya habia probado a su hija. Saque a relucir mi relacion con Marian, fui introduciendo en la conversacion detalles cada vez mas calientes al tiempo que notaba que ella se ponia mas cachonda, a pesar del sujetador sus pezones parecian querer agujerear el vestido, me acerque a ella y con una mano en cada uno los pellizque, dio un suspiro y cayo sentada en la cama, me baje el chandal y deje que mi polla tocara su nariz, se hizo hacia atras rechazandome pero yo podia oler el aroma de su chocho chorreando, cogiendole los hombros la tumbe, mi mano toco sus encharcadas bragas, abri el vestido, levante el sujetador y le mordi los pezones, se abandono a mi, estirandome el pelo hacia su pecho, me mojo la mano que estaba trabajandole el coño, me arrodille y de un tiron arranque las antiesteticas bragas, ella misma abrio los muslos esperando que le metiera la verga, lo que meti fue la lengua, debe de ser genetico pues el sabor de su zumo era identico al de su hija, lamia y con mi barba de tres dias raspaba el coño y la pipa, note que estaba a punto el caramelo y sorbi el clitoris, apretando mi cabeza contra su entrepierna estallo en mi boca un rio de sabor dulzon, mientras ella gemia entre convulsiones. Tal fue el calibre del orgasmo que llegue a asustarme por los temblores que sufria, cuando se calmo la deje descansar.
Tras darse una ducha volvio al dormitorio desnuda, un poco de barriga pero el resto apetecible, intento vestirse pero mis manos en sus tetas y mi polla presionando su culo, hizo que se acostase esperando que la penetrara. Como estaba acostumbrada, esperaba que me tumbase encima y empujara hasta correrme yo, la cogi por detras de las rodillas las puse encima de mis hombros y bien abierta se la meti, metia y sacaba con suavidad, cuando ella no lo esperaba entraba con un golpe seco que la hacia gritar de placer, volvio a correrse y yo lo hice soltando mi lefa sobre su barriga.
La novia tuvo el regalo deseado, y yo puedo presumir de haberme cepillado a tres generaciones de la misma familia.
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