Yo y el sexo (capitulo 23)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Desde entonces mi suegra suele visitar mi casa mas a menudo y recibe su racion de nabo. Igual que con mi esposa, no vale la pena que os cuente todos los polvos.
Pero si os voy a contar el dia que la esquile.
Una de las cosas que mas me gustan (si no la que mas), es que las tias suelten su zumo en mi boca mientras sorbo su pepita. Cada vez que le comia el coño a Pilar, me tragaba algun pelo y le propuse depilarla.
Sentada en el bide la barriga estorbaba, tapaba el chocho y se tumbo en la bañera. Primero con las tijeras recorte el enorme bosque que le cubria la entrepierna, luego unte el vello que quedaba de jabon y con la brocha lo extendi para despues usar la maquinilla de afeitar. Tuve que ir con cuidado al pasar junto al clitoris, pues la muy calentorra ya lo tenia hinchado.
Ya tenia el chichi limpio, parecia el coñito de una niña aunque eso si, chorreando hambriento de algo que lo perforase. Limpie los restos del jabon y le meti tres dedos mientras lamia la pepita, ella se acariciaba las tetas y yo sorbia cuando solto su leche. Esperando recibir un pijotazo abrio del todo los muslos, tan encharcada estaba que mi polla resbalo hasta la entrada de su culo, intenete meterla pero en aquella postura era imposible, la puse de rodillas y con deliadeza le parti el culo, el estrecho canal me producia mucho placer, puse mi pecho sobre su espalda y le agarre las tetas pellizcandole los enormes pezones, su gorda barriga rozaba el suelo, a mi suegra parecia gustarle tener mi pija clavada en su ojete, aun asi cogio un bote de champu (lo primero que le vino a mano), y se lo froto por el coño hasta que se lo introdujo, aquello y mi metesaca la ayudo a volver a correrse. Yo me sentia a gusto en aquella cueva y retrase todo lo que pude mi corrida, cuando me vino descargue en sus entrañas toda mi leche.
Hasta tal punto se ha convertido mi suegra en una zorra que no puso ninguna pega cuando le pedi que para marcharse a su casa se pusiera un vestido de su hija que le venia tan corto que de no haberla depilado, el bosque asomaria por debajo de la falda, ademas la peticion incluia que debia ir sin bragas.
Cuando salio la leche que yo habia derramado en su interior, resbalaba por sus muslos.
Tan abandonada sexualmente la tenia su marido que 3 semanas despues me dijo que el no se habia fijado en que tenia el coño pelado.
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