3 Grandes Secretos
Marle cuenta historias, desvelando secretos perturbadores y sexys.
Buenas, mi nombre no importa, pero me dicen Marle.
Soy una mujer joven, de 24 años, enfermera y maestra de inglés. Soy bastante alta, midiendo 1 metro 80 centímetros, y tengo una figura decente, con un trasero bonito y pechos medio grandes.
Soy tutora de un niño de 7 años, hijo de mi hermana que falleció hace mucho.
A los ojos del mundo soy solo eso, una mujer mas o menos atractiva, sin pareja y que se enfoca en su carrera y su hijo.
Sin embargo esta pobre chica, que solo parece trabajar, tiene 3 grandes secretos.
El primero es sencillo: he tenido sexo con mi padre desde los 5 años.
Siempre fui alguien extremadamente sexual. Desde que aprendí a leer me gustaban las revistas para adultos que mi padre soltero tenía, aprendí a tocarme y siempre buscaba intentar ver desnudo a mi padre.
El me enseñó a cuidarme, a no hacer nada raro con desconocidos y, mucho más importante, como sentir y dar placer a otros.
Yo empecé desde muy pequeña con el, pero no lo culpo, fue mi idea.
Siempre lo busque para verlo desnudo desde que aprendí el verdadero propósito del pene. Lo seguía a la cama y lloraba para ducharme con el.
Era solo cuestión de tiempo hasta que se diera cuenta y aprovechara lo que su hijita tanto quería.
Al principio no fue mucho, el un día me dijo que si tanto quería verlo que vaya a su habitación y lo espere. El llegó y se desnudó, mostrándome su erección y dejando que lo toque.
Con el tiempo sin embargo la cosa fue mejorando. Gracias a sus revistas aprendí a dar placer con la lengua, y aunque mi boca no era tan grande aún, intenté por mucho tiempo lograr meter su miembro y chuparlo.
Nunca olvidaré nuestra primera vez.
Había pasado bastante tiempo desde que lo busqué al principio, y ya habíamos avanzado a los juguetes.
El compró varios y me enseñó a usarlos, me ayudó a prepararme abriendo mi pequeño ano y cuando el creyó que estaba lista me dijo que era el día.
Ese día fue especial, el mejor día de mí vida.
Despertamos temprano, el me dejó chupársela mientras nos duchabamos y me dijo que use un plug anal por todo el día.
A lo largo de la mañana, luego de comer y en la tarde estuvimos haciendo de todo por toda la casa, menos la habitación, el me dijo que había algo especial para mí ahí.
Se la chupé en la cocina, el me masturbó y me hizo tener varios orgasmos en el living, y en mi habitación froté mi vagina sobre su pene hasta que me llenó de semen.
Cuando llegó la noche llegó el momento especial.
El me llevó a la habitación, que parecía normal, pero en la cama había preparado nuestro lecho de amor, con lubricante y varios juguetes sexuales.
El me dijo que me quitara todo y también el plug, que aunque no me gustó lo hice, esperando que me dejara tocarlo o algo.
El sin embargo empezó a tocarme y lunricar mi ano con la crema, diciendo que hoy era nuestro día.
Cuando ya estaba lista el me levantó y se sentó en la cama, apoyando mi culito en sus piernas mientras se acomodaba.
Me preguntó si estaba lista, yo asentí sin más.
El presionó su pene en mi ano, y aunque costó un poquito este se abrió y dejo pasar su poderoso miembro.
En un principio parecía que dolía, pero esa sensación no duro mucho. Ya habíamos practicado antes con juguetes y hasta un dildo casi del tamaño de mi padre, pero esto era distinto.
Mientras el se metía mas y mas profundo en mi ano yo estaba en el trance. Su pene se abría paso en mi interior y me llenaba de un calor enorme, pero tan placentero.
Cuando el logro meter todo hasta la base empezó a moverse, metiendo y sacando, mientras yo me estremecía. Estaba en el paraíso.
Con cada arremetida mis adentros se abrían mas y más, como dándole la bienvenida a su objeto carnoso. Cada vez que sentía sus manos presionando hacia abajo me invadía una sensación de felicidad. Mi padre estaba haciendo lo mismo que las revistas, me estaba haciendo su mujer, y se sentía tan bien que no podía evitar dejar caer la baba por mi boca.
Mientras el disfrutaba con mi cuerpo, su hija estaba viviendo su mejor momento. Cada movimiento era éxtasis, sentir como mi ano se abría a su paso y volvía a cerrar cuando el sacaba era mucho mejor que cualquier acto sexual hasta ahora.
Luego de lo que parecieron horas de placer desenfrenado el me dijo que se iba a venir, que si quería que lo saque. Le pedí que no, quería tenerlo dentro mío hasta el fin de los tiempos.
El arremetió con fuerza, llegando a lo mas profundo, y con un suspiro y un abrazo con toda su fuerza, dejó salir todo su semen dentro de mi juvenil ano.
Se sentía extraño pero maravilloso, como si hubiera comido mucha comida caliente, y me llenara por dentro.
El saco su pene, y me dijo mírate. Mis piernas estaban mojados de los fluidos vaginales, y mi ano goteaba blanco. El me llevó al baño y mientras me lavaba y sacaba los restos yo limpié su pene que unos minutos antes abría sin problemas mi ano.
Luego del baño mi padre cambió las sábanas y nos acostamos, así aún desnudos, abrazados y contentos.
Ese fue el único de muchas aventuras, que solo terminaron a mis 13 años porque el enfermó.
Ese es el primer secreto. Desde siempre fui la esposa de mi padre, y como tal me encargaba de mantenerlo contento y vacío todos los días, disfrutando cada segundo.
El segundo secreto es un poco mas corto: a mis 15 años me hice amante de mi profesor de gimnasia.
Ya saben como soy, desde siempre me gustó el pene y todo lo que se puede hacer con el.
Eso no significa que me meta con cualquiera, tengo mis estándares. Si no son mí padre tiene que ser alguien como el.
Cuando empecé los últimos años de secundaria, a los 15 años, tuve que cambiar de deporte en la secundaria por falta de profesores.
Quien me tocó era un hombre apuesto, de unos 40 años, marcado y enérgico. Perfecto para mi.
El profesor era un hombre muy amable, que parecía contento siempre, en especial cuando jugaba con todas las chicas. Su juego favorito sin embargo era uno especial.
Casi a fin de año, al final de una de sus clases, el me llamó, pidiéndome que le ayude a guardar las cosas de gimnasia. Yo fui.
Primero empezó bien, todo normal, pero el aveces parecía acercarse mucho mas de lo normal, «sin querer» tocando mis piernas o mis brazos.
Cuando me pidió que le ayude con una caja sin embargo el aprovecho que me levanté a ponerla en una repisa lata y me tocó un pecho.
Me pidió perdón, diciendo que fue sin querer, pero yo le dije que no había error. Que lo había visto mirandonos a las chicas, que había notado como muchas veces intentaba esconder su erección cuando nos tocaba jugar al voley o a natación.
Le pregunté que quería hacer conmigo, el me dijo que quería jugar a un juego especial.
Me llevó a una habitación al final del depósito de deportes, y sin mediar palabra empezó a desnudarme y tocarme los pechos mientras me besaba.
No se dejó impresionar por mo cuerpo desnudo ni nada, cuando me tuvo desnuda me dijo que me apoye en una mesa, que me iba a violar.
Me hizo gracia y le dije que como iba a ser violación si yo también quería, pero eso pareció solo ponerlo peor.
El metió su pene con fuerza en mi vagina, que aunque no era ni de lejos virgen no estaba acostumbrada a que alguien la trate tan mal.
El era malo en ello, era muy brusco y poco coordinado, mil veces peor que mi padre.
Luego de muy poco tiempo el casi salta y saca su pene, y yo intentando tomarlo todo empiezo a chuparlo y meterlo en mi garganta.
El se vino en mi boca, y era bastante amargo y espeso, como si tuviera tiempo sin salir. Igualmente me lo trague todo, nada se desperdicia.
El me miró sin mas y me preguntó si quería hacerlo de nuevo al día siguiente pero esta vez en su casa.
La verdad no me impresionó mucho, comparando con mi padre era un niño, pero igualmente no podía decirle que no a un miembro gratis.
Luego de eso empezamos a tener sexo casi todos los días, la mayoría en el mismo deposito de la escuela, aunque una vez esperamos a que se hiciera de noche y no hubiera nadie para hacerlo en mi asiento de siempre en mi clase.
Luego de varios meses así yo empecé a sentirme aburrida. El solo quería tener sexo y nada mas, jamás hacíamos algo distinto aunque fuera sexual. El quería penetrar, terminar e irse.
Cuando termine con el ni siquiera se molestó, solo abandonó su puesto al día siguiente y se fue para siempre.
El tercer secreto es bueno…un secreto.
Pero ese es para otra ocasión.
Como teaser digamos solo he de decirles que obvio la protagonista soy yo, pero también mi sobrino…
Gracias por leer! Espero les haya gustado y esperen con ganas la segunda parte! <3
Muy interesante relato, más aun viniened desde el pto de vista de una chica iniciada, me encantaria seguirte leyendo