A los 11 con mi tia de 15
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ese día mi madre había salido de compras al municipio más cercano que estaba a 2 horas, por lo tanto tardaría bastante en llegar. Tenía hambre y no había más comida preparada, así que me fui a la casa de mi abuela, al fin de cuentas, era su consentido, estaba en constante pelea con tia de 15 años por ese motivo, pero en fin, decidí ir de todos modos.
Mi tía en ese entonces, era delgada, alta, morena, pesos medianos, cadera respingadita, ojos grandes, color café oscuro, pelo lacio negro, según decían que era peor que una perra, pero nunca supe porque lo decían, y además conmigo tenía un genio, que dan ganas de meterla en una lámpara.
Cuando llegué a casa de mi abuela, no había nadie, fui directamente a la cocina, tomé un pan y una coca-cola. Cuando salí, mi tia estaba sentada en la silla del sala, usaba minifalda de mezclilla, una blusa y sin !!ssostén¡¡. Y me dijo –Ahora qué buscas aquí enano?– Eran sus insultos de costumbre, así que no hice nada, fue entonces cuando me percaté que estaba ebria.
Ya había escuchado que ella tomaba mucho, pero creí que lo hiciera en su casa, en fin, me disponía salir corriendo de ahí, cuando me dice –Hey, hey, hey a dónde crees, que vas? Me tienes que pagar eso que te estás llevando– No sabía que rayos hacer, pues me había sujetado por atrás de la playera, intenté aplicar fuerza, pero fue en vano.
Me dice, –Siéntate– Y me dio una silla enfrente de ella, luego se sentó, y al momento de sentarse, abrió las piernas, y pude ver que no traía ropa interior, hasta el hambre se quitó, luego ella me dijo –Te gusta lo que vez no es cierto?– No pude contestar, estaba atónito, de ver su panocha (vulva, coño, concha), completamente rasurada.
Ahí sentada frente a mi, sin escrúpulos, me veía y reía, después de estarla contemplando como por 5 minutos, me dijo –Sabes? Tengo una idea, como sé que no tienes dinero para pagar, tendrás que cojerme, y cojerme rico, me dijeron que tienes el pene estirado así que quiero probarlo– Me dio, vergüenza, risa, miedo, pero sobre todo curiosidad.
Me tomó de la playera y me llevó directo a su habitación, al llegar, me tiró a al piso, sobre un montón de ropa sucia que había ahí. Siempre había querido entrar a su habitación, pero después de ver lo desordenado que estaba, se me quitaron las ganas. Mientras ella cerraba la puerta, yo tomé un trago de mi coca.
Después de cerrar, se desnudo por completo, y vi por primera vez una mujer desnuda, con pechos firmes, medianos pero firmes, su labios vaginales se notaban perfectamente por lo rasurada que estaba, además de que la luz estaba muy clara. Estaba contemplando todo su cuerpo, mientras ella decía –Ahora, mirame todo lo que quieras, tócame, ya que después de esto, no creo que vuelvas a hacerlo con nadie más – (se equivocó).
Luego, se sentó sobre mi pene, moviéndose con experiencia, supuse que no era la primera vez, era obvio, luego me bajo el short, con todo y boxer. Ya tenía un erección a más no poder, a mis 11 años tenía un pene de 12cm, y de grosor tal vez unos 2 o 3cm. Al verlo ella dijo –Wow, no pensé que se pudiera estirar tanto un pene, haberlo sabido le decía a mi novio que se colgara de un árbol con el pene hace mucho– Su tono fue en broma, pero vi en su rostro satisfacción de lo que estaba viendo, así que me sentí alagado al fin de cuentas, sobre todo porque con ella eran puras peleas cuando estaba sobria.
Ella bajó a mi pene y comenzó a mamarlo, como si fuera una paleta de chupa-chups, la sensación era descomunal, era indescriptible lo que estaba sintiendo, no sabía si estaba mal o bien, solo sabía que se sentía más que bien. Después de estar chupando, lamiendo, tragándose todo lo que salía de mi pene, se sentó sobre él y comenzó a pasarlo entre sus mojados labios vajinales.
Estuvo así por unos 2 o 3 minutos, yo ya no aguantaba más, quería correrme (en ese entonces no sabía que era correrme) a más no poder. Ella gemía y gritaba, decía –Sí, sí, sobrino enano, que bien lo haces– la verdad yo no hacía nada, la que hacía todo era ella, pero aumentó mi autoestima al decirme eso.
Solo hizo eso por unos segundos más, me hablo con voz seductora al oído diciendo –Me lo meteré, lo haré suave, sé que es tu primera vez, si te duele me avisas. No importa si te corres dentro de mi, tomo pastillas – Ahí fue donde supuse que “correrse” era el término correcto de las ganas que tenía de según yo orinar.
Y así fue, tomó mi pene, lo apunto a su mojada y caliente entrada vaginal, cada centímetro que entraba dentro de ella lo podía sentir. Sentí como palpitaba mi pene en su vagina, parecía que ella succionaba mi verga con su vagina, era fantástico, no sabía que eso sentía tener sexo, ahora entendía porqué a muchos de mis compañeros les gustaba hacerlo con sus novias o tal vez primas.
Ella comenzó a moverse, lento, suave, hacía que mi verga entrara y saliera de ella, se sentaba y se paraba. Gemía, gritaba y me arañaba las piernas, además decía –Sí, sí, así cojéme, así, eres fantástico, eres mejor que Manuel – No tenía ni idea, quién era Manuel, pero al menos sabía que era mejor que él.
Luego de estar montando mi verga como una completa puta demente, se movía cada vez más rápido, yo ya estaba a punto de terminar dentro de ella. Unos segundos más, y la inundé con mi semen, mi primera corrida, ni siquiera me había masturbado, por miedo a la lesión que había tenido. Ella se quedó sentada por un rato, y me dijo –Se siente tan bien cojer, verdad qué sí? Lo sé, sabía que dirías que sí–
Yo ni siquiera había dicho nada, solo me quedé acostado esperando recuperarme para salir corriendo de ahí. Ella se colocó en forma de un 69, ella dijo –Ahora, déjame terminal de limpiarte, mientras observa y toca panocha, observa cómo me las dejado– No sabía si sentir culpa, miedo, pero sabía que me encantó, ví su panocha como lo dijo, con mis dedos, separé sus labios, vi que había restos de semen, en eso ella me dice –No habrás mucho mi vagina, sino te lo vaciarás en la cara– No sabía que salía solo el semen de nuevo, pero le hice caso, mientras ella me lamía bien el pene de nuevo, yo solo revisaba con detalle sus labios. Ni siquiera los lamí o los chupe, ya que no entendí el proceso que tenía que hacer.
Ella dijo –Estás listo, cambiate– Así lo hice, me puse mi boxer, mi short y salí corriendo de ahí, cuando llegué al portón principal de la casa, recordé mi coca-cola, así que regresé por ella. Mi tia estaba de nuevo sentada en la silla en el comedor, y me dice –Qué? Quieres de nuevo? – Yo solo le dije, no gracias, regresé por mi coca-cola.
Esa es la historia de cómo comencé a buscar nuevas sensaciones de orgasmos, lo único que pensaba, es que tenía muchas primas igual o menores de edad que yo. Espero y le haya gustado mi primer relato, a partir de ahora escribiré el resto que me queda contar.
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