Abuelito querido
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Tenía 13 años, morrudita pelo negro buenas formas y era hija adoptiva de una hermosa pareja que al creer que no iba a tener hijos me recibieron en su seno.
Con el tiempo se les dio el milagro 2 veces y aunque no hacían diferencias yo no podía evitar sentir que sangre les tiraba más.
Vivíamos en una especie de casona con terreno residencial y varias veces quedaba a cargo de mis hermanos pequeños mientras nuestros padres trabajaban extras.
Con el correr del tiempo el abuelo paterno lo habían traído para que dejara de estar solo, pese a sus quejas con su casi 70 aceptó "probar" y para mayor independencia se instaló en la casa de los "caseros".
Noté su tristeza pero me pareció lógica un tiempo mientras yo me acercaba a él sintiendo que vivía lo mismo que yó; un alejamiento por selectividad filial.
Hacía las veces de su mucama recibiendo una linda recompensa por ende no me pareció peyorativa tal situación.
Una vez a traves del vidrio que limpiaba lo vi mirarme en forma libidinosa y lejos de molestarme me generó "algo".
Empecé a ser descarada con mis faldas cortas y "descuidada" se me veía mas de la cuenta.
Una vez sentado en el sofá miraba tv y yo me puse a repasar la mesa ratona dejando mi culo en su cara, imaginé que ya me metía mano.
_Querida fijate que me estas tapando.
_Perdoná, pensé que no te molestaría.
Tragó saliva y confundido me respondió que para nada y que no se había dado cuenta lo mujer que estaba.
Me senté a su lado recostándome a su hombro y acariciando su brazo dije.
_En serio te parezco linda?
_Divina diría yo.
Lo miré desde abajo con ternura buscando pasara el límite pero nada; estaba nervioso y yo ansiosa.
Me levanté para retirarme y me despedí con un pico ante su asombro.
Fue mi primer contacto con otros labios y a la noche me hice una regia paja pensando en él y preocupada por que no vino a cenar.
Al otro día me desesperaba por quedar solos y una vez llegado el tiempo fuí a disculparme por mi arrebato.
_No me molestó-contestó- solo que no pensé nunca que alguien tan hermosa me hiciera tan divino regalo.
+
Estaba sentado en una silla y jugada por completo me senté de frente en su falda, lo abracé y busqué su boca que respondió el llamado.
Se entrelazaron las lenguas y unos segundos me separó aduciendo que no podíamos hacer eso.
Le puse la mano en mi nalga por encima de la pollera y temerosa le dije si no le gustaba o no podía .
_Claro que puedo cuando me voy de putas tomo la pastilla y todo bien.
_Andas con putas y me rechazas a mi que estoy sin tocar y todo por aprender?
Puso ambas manos por debajo de la pollera y acariciando mis nalgas empezamos ese beso celestial de nuevo.
Que lengua tenía el abuelito, tibia, carnosa, pesada y atrapaba la mís al tiempo que me llevó al dormitorio para tirarme en la cama recogiendo mi pollera hacia arriba.
_Bombachitas negras que lindo- dijo mientras me las bajaba.
_Abuelo.
tengo miedo.
_ No amor el abu te va a hacer sentir bien.
contestó y descubrió mis pechos para saborearlos con pasión primero y despues juguetear con los negros pezones mientras sus dedos mojados acariciaban mi inmaculada conchita.
Bajó lamiendo mi estómago y lamiendo la parte interna de mis muslos respiró hondo tomando el olor de mi virginal vagina ya hinchada, jugosa y palpitante.
Imaginen lo que fué cuando sus labios empezaron a trabajar los labios vaginales, que rico se siente qe te chupen la concha, escarbó, jugueteó y atrapó mi clítoris mientras yo me revolcaba de placer por toda su arrugada cara y gimoteaba diciendo
_Cógeme viejo puto, partime la concha, haceme mujer.
No me hizo caso y siguiendo chupandome la concha.
Lo tomé de los pelos y totalmente perdida le ordené que me coja.
La tenía bien parada y predijo que en el futuro se la iba a tener que chupar, abrió mis ansiosas y dispuestas piernas
_Mirame a la cara-ordenó- quiero ver tu gesto cuando te rompa la concha.
Entró de una y cerré los ojos frunciendo el ceño y apretando los dientes y empezó a bombear mientras hablaba.
_Te siento la sangre caliente, ya sos mujer y hasta que se me antoje te voy a usar, levantá bien las piernas toda bien adentro.
Empecé a lagrimear de dolor y placer, el dolor desaparecía por orgullo a ser mujer y el dije que si no me cogía por que dejaba de gustarle por lo menos me regalara a algún amigo suyo, que me hiciera lo que quisiera; me tiró la leche en la cara sellando así el comienzo del abuelo con su nieta puta.
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